PITÉ
PITÉ KIMERA, FLAMENQUITO DE CAOBA, está en nuestra
tierra, duerme en el duro suelo de una entidad bancaria, y, por la mañana, se despierta
con los primeros rayos de sol que atraviesan las cristaleras, precisamente unos momentos antes que abran la puerta del
cajero un empleado o un cliente para
sacar dinero. PIté baja a la estación para sacar de su armario acartonado los
enseres básicos y se viste con los pantalones y las botas donadas por Cáritas.
Se siente feliz por el hecho de
que, al menos, ha trabajado algunas
semanas del mes de enero, que probablemente se prolongarán los primeros días de
febrero si el tiempo no lo impide. Dudó en marcharse, pero no perdió la
esperanza y resistió para poder llevar algunos euros a su familia avecindada en
tierras castellanas. Probablemente, tenga
algún que otro oficio temporal, más sedentario y más cómodo, pero le apasionaba, en
este año, la oportunidad que le daba una gran cosecha de aceitunas. Se arriesgó
y bajó hasta las tierras abaciales. No creía que el frío superara, en algunas
ocasiones, a las bajas temperaturas de la tierra del Duero. Pero, entre su optimismo
vital y e la dureza de ejercicio del trabajo de la aceituna, se mantiene fuerte y se ha salvado de gripe A, B y cualquiera
sabe de tantos miasmas con los que ha convivido muchas noches en su dormitorio
de transeúnte.
Cuando va al trabajo, confunde el tableteo de la vibradora con el juego de
las cuerdas de la guitarra y el vareo con el acompasado ritmo de los palmeros,
mientras lo alivia con sones de alcurnia africana
que enlazan con los actuales cantes del
flamenco; por eso, se entona y baila por
bulerías, fandangos y, con una voluntaria, lo hace por sevillanas.
Es buena
gente como uno cualquiera de nosotros, lo acogió, durante algunos días; una familia sencilla como un miembro más de la cuadrilla. Era
la alegría de las noches, - y eso que una noche de taconeo había perdido las
gafas-aportaba el optimismo y la esperanza en medio de las nieves, el frío y el
aire libre de techo. Es un humanista
vital, que cree en la universalidad y la fraternidad afrontando
los reveses que le causa esta sociedad consumista. Te envío este saludo
de amistad, para que entones siempre bellas alegrías de esperanza, como tú
sabes. Hasta pronto, y en la curva de
ballesta del Duero....que tengas suerte compartida, como se merece tu congénita
alegría.
Este es PIté , pero podría llamarse Muza, Mansur,
Alí, Muhamad, o el ganés Pedro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario