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sábado, 15 de febrero de 2014

ALBERTO JIMÉNEZ FRAU, DE ORÍGENES ALCALÁINOS


ALBERTO   JIMÉNEZ FRAU

 

 

Traer a las  páginas de este blogs la figura de Alberto Jiménez Frau significa reconocer un movimiento muy importante que se llevó a cabo  a lo  largo del siglo XIX en la comarca de la Sierra Sur. Nos referimos al flujo de migración, que, constantemente, tuvo lugar entre los vecinos de Alcalá la Real y  las costas malagueñas. Los hay en todas las direcciones:  desde el trasiego comercial entre los playeros y los  labradores alcalaínos, a su vez vendedores de los  excedentes del trigo de  la comarca, desde  la influencia industrial  de la Málaga de aquellos tiempos y  los  hombres de negocios  y de la banca, procedentes de la costa malagueña, que se instalaron en Alcalá, o simplemente, de  los  emigrantes franceses que tuvieron su primera etapa de asentamiento en aquellas costas de España  y, posteriormente,  asentaron sus tiendas, sus comercios y  sus oficinas de préstamo en nuestra localidad: nos referimos a  Los Gobert, los Miqueu, los Laloya, los Batmala o los Camy. Sin embargo, Málaga también fue el foro de atracción de otros muchos alcalaínos, que  se avecindaron en ella atraídos por aquel pozo de riqueza, modelo de muchos pueblos de España.

 

ENRIQUE GIMÉNEZ, UN ALCALAÍNO PADRE DEL PRIMER DIRECTOR DE LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES

 

Entre ellos, el alcalaíno Enrique Jiménez  recaló en aquellas tierras. Este personaje, a veces, enigmático para muchos críticos de la biografía de Alberto Jiménez, debió influir mucho en la formación humanista  de su hijo Alberto. Pues Enrique se le había  educado en la  formación básica de aquellos tiempos e, incluso, había entrado en los estudios eclesiásticos gracias a la preocupación de su abuelo, sacristán de la iglesia de Consolación, por la formación académica de sus hijos. Pero, aquellos estudios, con  tanto fundamento escolástico, no debieron satisfacer las inquietudes de Enrique  hasta tal  punto que se salió del Seminario de Jaén para volver al seno de  su tierra natal .
En  aquellos  tiempos de la mitad del siglo XIX, la comarca alcalaína tan sólo ofrecía a las personas emprendedoras  la incorporación laboral a la vida campesina, gracias al amplio desarrollo de  roturación de los montes y al reparto de muchas tierras con motivo de las diferentes desamortizaciones, ya que la burocracia había perdido mucho terreno con la desaparición de la Abadía  y no ofertaba ningún puesto ni empleo gratificante para la carrera profesional  a los que habían alcanzado algún grado de estudios de tal manera que no les quedaba más remedio que emigrar a tierras americanas, filipinas o a los polos de desarrollo español  de aquel tiempo como era Málaga. Eso hizo Enrique Jiménez, que pidió  a su madre varias monedas  de plata y  se marchó de la ciudad con destino desconocido.

Tras varias estancias en diferentes lugares de Andalucía, recaló en Málaga, donde  se casó pronto; sin embargo a los pocos años  quedó viudo. Enrolado en el  mundo empresarial  de su época, viajó a Paris, sede de importantes encuentros internacionales  del mundo de la técnica, ciencia y comercio, para  llevar a cabo ciertos negocios relacionados con el mundo de la seda. Allí, conoció a  donde  a su segunda mujer Henriette Fraud. De este matrimonio nacieron   en Málaga varios hijos, entre ellos Alberto Jiménez Frau.

 

ALBERTO JIMÉNEZ FRAU
 
Saray López Galo nos concreta su infancia y nos muestra estas anécdotas.

Alberto Jiménez Fraud nació en la ciudad de Málaga el 4 de febrero de 1883. De niño, solía leer libros de historia a su padre, ya que éste tenía problemas de visión y escuchaba las lecturas que su madre realizaba de grandes prosistas y autores franceses, lo que le abrió unos horizontes que más tarde acusaría positivamente en sus estudios oficiales"

Estudió por libre Derecho en la Universidad de Granada bajo la preparación de diversos miembros de la familia  Orueta ( Ricardo  Orueta, escritor que  dominaba  el mundo literario francés y le preparaba para los exámenes oficiales de derecho, y  su padre  Domingo Orueta, un prestigioso geólogo que va a poner a disposición de Alberto una de las más importantes bibliotecas de su época  y los avances de los conocimientos científicos de finales del siglo XIX). Además, esta familia  influyó profundamente en la formación intelectual de Alberto Jiménez Frau, y, al mismo tiempo, lo introdujo en  la afición por el gusto artístico  y el conocimiento del mundo científico y literario. Pero, como figura nacional quien mayor impacto tuvo en su formación  fuel la del  kausista  Giner de los Ríos, de ahí que se le considera uno de sus últimos discípulos. En la capital malagueña formó parte de  un grupo cultural  con el nombre de “La Holganza Ilustrada”, en la que se integraron  su hermano  Gustavo Jiménez,  José  Moreno Vila, poeta, amigo y crítico, Francisco de Orueta  Estebanéz de Calderón, nieto del Solitario,  y Manuel García Morente, filósofo arjonillero  renovaron la cultura  provinciana y localista de la capital costeña. Algunos  miembros de este grupo jugaron un papel fundamenta en la Residencia de Estudiantes como Alberto Orueta y Moreno Vila..

 .   Pronto rompió con este grupo, y se trasladó a Madrid  de la mano y carta de presentación de Francisco Ginér de los Ríos para realizar los estudios de doctorado. Casó con Natalia de Cossío, esta mujer “alta y delgada, de figura distinguida,que emanaba  una clase determinada de equilibrio, una tolerancia sobre manera civilizada y curiosa ante las cosas . Ella  dirá, un poco tímidamente, que tuvo la suerte de ser educada por tres pedagogos singulares: su padre, su marido y el propioGiner de los Ríos”.  

Alberto Jiménez Coincidió este tiempo con su mujer en dos importantes acontecimientos culturales: la difusión del pensamiento de la Institución de Libre Enseñanza,  plasmada  e “impulsada por Francisco Giner de los Rios, que de profesor de Filosofía del Derecho se convirtió muy pronto en verdadero filósofo de la educación. La Institución fue, a partir de 1876, el movimiento educativo no oficial más importante desarrollado en España a lo largo de la Historia. Los profesores y catedráticos más eminentes del país fueron expulsados de la Universidad Oficial a raíz de la conocida como segunda Cuestión Universitaria y se incorpora al proceso impulsado por Giner de los Rios y sus discípulos.

 

 

 

Resultado de su labor, reconocida por los sectores más liberales de la monarquía, fue la creación en 1907 de la Junta para la Ampliación de Estudios, con sus numerosos centros e institutos, la Residencia de Estudiantes y el Instituto Escuela”.  En segundo lugar , con la  juventud de su esposa, que manifestó que vivía “ en una época cuando la mujer española se estaba incorporando al saber, cuando empezaba a gustar del aire libre, del paisaje y de los monumentos que en él habían crecido”.Hasta tal punto sintonizó con el movimiento del Instituto de Libre Enseñanza, que  pronto formó parte de una de sus instituciones más prestigiosas. En 1900 se creó un Ministerio dedicado exclusivamente a la enseñanza, con el nombre de Ministerio de Instrucción Pública y en 1907 la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, presidida por don Santiago Ramón y Cajal pero personaje que le dio vida fue don José de Castillejo.

 Dentro del marco de actuaciones de la Junta, en 1910 vio la luz el proyecto de un Colegio Universitario, por el Real Decreto del 6 de Mayo de dicho año. El director de este pequeño colegio, ubicado en sus primeros momentos en un hotelito de la calle Fortuna, por indicación de Francisco Giner, fue  Alberto Jimenez Fraud, figura determinante para la institución quien pasó tres años como institucionista. Como comenta el prologuista  Luís G. Valsdellano de su libro “La Residencia de Estudiantes”  Giner de los Ríos se fijó en  su  inteligencia serena, en sus condiciones de integridad moral,  sus dotes persuasivas,  la firmeza de carácter,  y, sobre todo, la capacidad de que en él se advertía para entregarse generosa  y totalmente a su ideal.   El contacto directo con sus maestros Giner y Cossío, hicieron surgir en el su auténtica vocación la de ser un educador de la juventud, dedicando toda su vida a esta labor cultural. Todo ello con un sentido reformista, que trató de compaginar el carácter y las costumbres de la sociedad española con lo más depurado, libre y tolerante de la vida y cultura europeos  A partir de 1910, dirigió esta ya denominada  Residencia de Enseñantes, lugar donde enseñaron y estudiaron  figuras eminentes del ámbito mundo cultural  y científico.  Perseguía esta institución  una residencia de estudiantes provenientes de las provincias, que encontraran no sólo  un lugar de alojamiento  sino también  un sitio donde se complementara  su formación  familiar y cultural, a la vez que el contacto con profesores prestigiosos y  personalidades que ilustraran a los pensionados en una formación integral del individuo.  Por eso  en otra ocasión manifestábamos  la relevancia de Alberto Jiménez con estas palabras “persona importantísima para la generación del veintisiete, expansión de las ideas de la Institución libre de Enseñanza y, desarrollo de la investigación científica y , sobre todo, con el intercambio cultural de Europa”. La Residencia, a pesar de influjo anglosajón, siempre tuvo como principio fundamental  la libertad a la hora de desarrollar todo tipo de actividad cultural y científica. Bajo la égida de Alberto Jiménez,  este humanista  será siempre fiel a la libertad  de los individuos  frente a los totalitarismos de cualquier signo, una institución modelo de enseñanza para la posteridad.   

Fue un gran amigo de Juan Ramón Jiménez, que siempre recordará a su madre  los afectos y dedicación  que le tuvo con él  la Residencia de la Colina de los Chopos, tal como le  puso de nombre aquel paraje o páramo cultural de España. La lista de personalidades con las que contactó, durante su dirección de la Residencia, fue   muy importante y, entre Juan Ramón y Alberto Jiménez, a partir de 1913  comenzó el movimiento literario de la Generación del 27, que tantos frutos y poetas  ha  dado a España. Alberto Jiménez Frau  ejerció una forma de pedagogía en la que cuidaba hasta el mínimo detalle para que los residentes se sintieran felices. Tras su estancia en Inglaterra y con el asesoramiento de la Junta de Ampliación e Investigación Científicas, consiguió lo que manifestamos en otro artículo anterior “ prever la creación de laboratorios de trabajo” y de otras instituciones destinadas  a promocionar el progreso cultural de España y la mejora de nuestras instituciones de enseñanza,  e introdujo algunas costumbres inglesas como la labor de las tutorías que dieron sus fruto en la Medicina y el Arte.

De gran transcendencia para la vida cultural española de los años veinte y treinta fue la Residencia de Estudiantes, donde convivieron Unamuno, García Lorca, Machado, Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Eugenio D’Ors,...y han pasado por su cátedra eminentes figuras como la de Einstein, Bergson, Paul Valery, Paul Claudel, Hugo G. Wells, Le Corbusier, Ravel, Marie Curie, etc. Y, no podemos olvidar a científicos españoles como los doctores Ramón y Cajal.  doctor Negrín, el histólogo Nicolás Achaparro, Severo Ochoa, Calandre, Paco Grande, Sixto Obrador, del Río Ortega….
más beneficiados dentro del grupo fueron los futuros arquitectos y eran sesorados por  Morelno Villa  Los alumnos de ciencias tenían al lado el Instituto Nacional de Física y Química, dirigido por Blas Cabrera, colaborador de la Residencia donde pronunció conferencias y cursillos. También estaba al lado el Museo de Ciencias Naturales dirigido por Ignacio Bolivar. Los de Medicina tenían a su disposición los famosos laboratorios de la Residencia subvencionados y dependientes de la Junta. Ya en Fortuny tuvieron un pequeño laboratorio de "anatomía microscópica" dirigido por D. Luis Calandre(  era el más distinguido cardiólogo de Madrid y el médico de la Residencia y enseñaba Histología a los alumnos de primero de medicina).

En la Residencia se hallaban distintos laboratorios de: Química General, Química Fisiológica, Fisiología y Anatomía de los Centros Nerviosos, Serología y Bacteriología, aunque el más importante fue el de Histología y Fisiología General. Se contaba sólo con 11 plazas para 22 estudiantes, por lo que deberían trabajar por turnos. Se estudiaban siempre temas concretos de la especialidad. Para los estudiantes cualificados, la Junta contó con becas en el extranjero. El acceso a los laboratorios era libre. Podían acudir otros estudiantes que acreditaban su preparación para ocupar las plazas que se ofrecían

De la capacidad organizativa, podemos  ponerla de manifiesto en este poema de Gabriel Celaya.

 

 

Recuerdo a Don Alberto Jiménez

Fraud, tranquilo,

gobernándolo todo, como quien

no hace nada.

Recuerdo a Don Miguel y a Juan

Ramón, y a Ortega,

y el susto que me daban si de

pronto me hablaban,

y el interés humano que yo, estudiante

equis,

en ellos despertaba, conmigo levantaban.

¡Mi vieja Residencial ¡Mi España

siempre activa!

¡Mi verdad golpeando que no es

sólo un recuerdo

nostálgico, adornado de glorias

arrastradas,

sino algo siempre claro como

espejo y ejemplo!

Porque si fuimos fruto de un

árbol plantado,

también somos semilla de un

nuevo crecimiento.

 

            La guerra civil  significó un paréntesis de este movimiento científico español. Tras el exilio, Alberto se dedicó a la docencia en las universidades  y llevó a cabo varios escritos, entre ellos “Ocaso y Restauración. Historia de la Universidad de España” o la mencionada “ La Residencia de Estudiantes”. Alberto Jiménez Fraud y su familia fueron, acogidos en Cambridge, donde Jiménez Fraud tuvo una lectoría en el King's College y fue miembro de la High Tablee Luego fue Oxford, el New College, la High Tabla También su nueva casa y el ambiente anglosajón fueron   foco de atracción de investigadores españoles y extranjeros y fue definido por Caro Baroja de esta manera.

“Allí encontré (en Oxford) un hogar español . En un sitio céntrico, cerca de St . Giles, Hay un vallado que contiene dos o tres casitas y que se llama Wellington Place.En una de estas casitas vivía, con su mujer, don Alberto Jiménez Fraud.

Don Alberto era un hombre algo mayor que mis padres, nacido en Málaga ,con ascendencia francesa por el lado materno . Había sido el último en edad de los discípulos predilectos de Giner de los Ríos y se había casado con la hija de Cossío . El y su mujer, doña Natalia, constituían una pareja muy singular, porque siendo de caracteres muy diferentes entre sí, estaban muy compenetrados y vivieron con un ideal común. Lo mismo en el destierro de la vejez que en la-época, más plácida, de la juventud".

Y por encima de todo hay que destacar ,lo que referíamos sobre la figura de Alberto Jiménez Frau, un malagueño con sangre alcalaínanos viene a la memoria “esentura” de Enrique Jiménez que debió influir en la personalidad de su hijo Alberto, que, como él, no se ancló en los localismos inocuos, sino que proyectó su amor a España con la entrega diaria a un ideal que desgraciadamente le vio morir en el exilio como traductor de la ONU: ser amante de la libertad”: 

 Su final de la vida final queda resumida en estas palabras de Saray López
" En 1963, ya jubilado, volvió a Madrid, donde había establecido su residencia recientemente. Pero su estancia en la capital de la nueva España duró muy poco tiempo. Nombrado traductor de la ONU, hubo de trasladarse a Ginebra. Y en esa ciudad suiza, lejos de Málaga, lejos de su patria, falleció Alberto Jiménez Fraud el 23 de abril de 1964".

Francisco Martín Rosales

 

 

 

               

 

 

 

 

 

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