ALBERTO JIMÉNEZ FRAU
Traer a
las páginas de este blogs la figura de
Alberto Jiménez Frau significa reconocer un movimiento muy importante que se llevó a cabo a lo largo del siglo XIX en la comarca de la Sierra Sur. Nos referimos al
flujo de migración, que, constantemente, tuvo lugar entre los vecinos de Alcalá
la Real y las costas malagueñas. Los hay en todas las
direcciones: desde el trasiego comercial
entre los playeros y los labradores
alcalaínos, a su vez vendedores de los excedentes del trigo de la comarca, desde la influencia industrial de la Málaga de aquellos tiempos y los hombres
de negocios y de la banca, procedentes
de la costa malagueña, que se instalaron en Alcalá, o simplemente, de los
emigrantes franceses que tuvieron su primera etapa de asentamiento en aquellas
costas de España y, posteriormente, asentaron sus tiendas, sus comercios y sus oficinas de préstamo en nuestra localidad:
nos referimos a Los Gobert, los Miqueu,
los Laloya, los Batmala o los Camy. Sin embargo, Málaga también fue el foro de
atracción de otros muchos alcalaínos, que
se avecindaron en ella atraídos por aquel pozo de riqueza, modelo de
muchos pueblos de España.
ENRIQUE
GIMÉNEZ, UN ALCALAÍNO PADRE DEL PRIMER DIRECTOR DE LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES
Entre ellos, el
alcalaíno Enrique Jiménez recaló en
aquellas tierras. Este personaje, a veces, enigmático para muchos críticos de
la biografía de Alberto Jiménez, debió influir mucho en la formación humanista de su hijo Alberto. Pues Enrique se le
había educado en la formación básica de aquellos tiempos e, incluso, había entrado en
los estudios eclesiásticos gracias a la preocupación de su abuelo, sacristán de la iglesia de Consolación, por la
formación académica de sus hijos. Pero, aquellos estudios, con tanto fundamento escolástico, no debieron
satisfacer las inquietudes de Enrique
hasta tal punto que se salió del
Seminario de Jaén para volver al seno de su tierra natal .
En aquellos
tiempos de la mitad del siglo XIX, la comarca alcalaína tan
sólo ofrecía a las personas emprendedoras
la incorporación laboral a la vida campesina, gracias al amplio
desarrollo de roturación de los montes y
al reparto de muchas tierras con motivo de las diferentes desamortizaciones, ya que la burocracia había perdido mucho terreno con la desaparición de la Abadía y no ofertaba ningún puesto ni empleo
gratificante para la carrera profesional a los que habían alcanzado algún grado de
estudios de tal manera que no les quedaba más remedio que emigrar a tierras
americanas, filipinas o a los polos de desarrollo español de aquel tiempo como era Málaga. Eso hizo
Enrique Jiménez, que pidió a su madre varias
monedas de plata y se marchó de la ciudad con destino
desconocido.
Tras varias
estancias en diferentes lugares de Andalucía, recaló en Málaga, donde se casó pronto; sin embargo a los pocos años quedó viudo. Enrolado en el mundo empresarial de su época, viajó a Paris, sede de
importantes encuentros internacionales
del mundo de la técnica, ciencia y comercio, para llevar a cabo ciertos negocios relacionados
con el mundo de la seda. Allí, conoció a
donde a su segunda mujer
Henriette Fraud. De este matrimonio nacieron en Málaga varios hijos, entre ellos Alberto
Jiménez Frau.
ALBERTO JIMÉNEZ FRAU
Saray López Galo nos concreta su infancia y nos muestra estas anécdotas.
Estudió por libre Derecho en la Universidad de Granada
bajo la preparación de diversos miembros de la familia Orueta ( Ricardo Orueta, escritor que dominaba
el mundo literario francés y le preparaba para los exámenes oficiales de
derecho, y su padre Domingo Orueta, un prestigioso geólogo que va
a poner a disposición de Alberto una de las más importantes bibliotecas de su
época y los avances de los conocimientos
científicos de finales del siglo XIX). Además, esta familia influyó profundamente en la formación
intelectual de Alberto Jiménez Frau, y, al mismo tiempo, lo introdujo en la afición por el gusto artístico y el conocimiento del mundo científico y
literario. Pero, como figura nacional quien mayor impacto tuvo en su formación fuel la del
kausista Giner de los Ríos, de
ahí que se le considera uno de sus últimos discípulos. En la capital malagueña
formó parte de un grupo cultural con el nombre de “La Holganza Ilustrada ”,
en la que se integraron su hermano Gustavo Jiménez, José
Moreno Vila, poeta, amigo y crítico, Francisco de Orueta Estebanéz de Calderón, nieto del
Solitario, y Manuel García Morente,
filósofo arjonillero renovaron la
cultura provinciana y localista de la
capital costeña. Algunos miembros de
este grupo jugaron un papel fundamenta en la Residencia de
Estudiantes como Alberto Orueta y Moreno Vila..
. Pronto rompió con este grupo, y se trasladó
a Madrid de la mano y carta de
presentación de Francisco Ginér de los Ríos para realizar los estudios de
doctorado. Casó con Natalia de Cossío, esta mujer “alta y delgada, de figura distinguida,que emanaba una clase determinada de equilibrio, una tolerancia
sobre manera civilizada y curiosa ante las cosas . Ella dirá, un poco tímidamente, que tuvo la suerte
de ser educada por tres pedagogos singulares: su padre, su marido y el
propioGiner de los Ríos”.
Alberto Jiménez Coincidió este tiempo con su mujer en dos
importantes acontecimientos culturales: la difusión del pensamiento de la Institución de Libre
Enseñanza, plasmada e “impulsada por Francisco Giner de los Rios,
que de profesor de Filosofía del Derecho se convirtió muy pronto en verdadero
filósofo de la educación. La
Institución fue, a partir de 1876, el movimiento educativo no
oficial más importante desarrollado en España a lo largo de la Historia. Los
profesores y catedráticos más eminentes del país fueron expulsados de la Universidad Oficial
a raíz de la conocida como segunda Cuestión Universitaria y se incorpora al
proceso impulsado por Giner de los Rios y sus discípulos.
Resultado de su labor, reconocida por los sectores más
liberales de la monarquía, fue la creación en 1907 de la Junta para la Ampliación de Estudios,
con sus numerosos centros e institutos, la Residencia de
Estudiantes y el Instituto Escuela”. En
segundo lugar , con la juventud de su
esposa, que manifestó que vivía “ en una época cuando la mujer española se
estaba incorporando al saber, cuando empezaba a gustar del aire libre, del paisaje
y de los monumentos que en él habían crecido”.Hasta tal punto sintonizó
con el movimiento del Instituto de Libre Enseñanza, que pronto formó parte de una de sus instituciones
más prestigiosas. En 1900 se creó un Ministerio dedicado exclusivamente a la
enseñanza, con el nombre de Ministerio de Instrucción Pública y en 1907 la Junta para la Ampliación de Estudios
e Investigaciones Científicas, presidida por don Santiago Ramón y Cajal pero
personaje que le dio vida fue don José de Castillejo.
Fue un gran
amigo de Juan Ramón Jiménez, que siempre recordará a su madre los afectos y dedicación que le tuvo con él la Residencia de la Colina de los Chopos, tal
como le puso de nombre aquel paraje o
páramo cultural de España. La lista de personalidades con las que contactó,
durante su dirección de la
Residencia , fue muy
importante y, entre Juan Ramón y Alberto Jiménez, a partir de 1913 comenzó el movimiento literario de la Generación del 27, que
tantos frutos y poetas ha dado a España. Alberto Jiménez Frau ejerció una forma de pedagogía en la que
cuidaba hasta el mínimo detalle para que los residentes se sintieran felices. Tras su
estancia en Inglaterra y con el asesoramiento de la Junta de Ampliación e
Investigación Científicas, consiguió lo que manifestamos en otro artículo
anterior “ prever la creación de laboratorios de trabajo” y de otras
instituciones destinadas a promocionar
el progreso cultural de España y la mejora de nuestras instituciones de
enseñanza, e introdujo algunas costumbres inglesas como la
labor de las tutorías que dieron sus fruto en la Medicina y el Arte.
De gran transcendencia para la
vida cultural española de los años veinte y treinta fue la Residencia de
Estudiantes, donde convivieron Unamuno, García Lorca, Machado, Ortega y Gasset,
Juan Ramón Jiménez, Eugenio D’Ors,...y han pasado por su cátedra eminentes
figuras como la de Einstein, Bergson, Paul Valery, Paul Claudel, Hugo G. Wells,
Le Corbusier, Ravel, Marie Curie, etc. Y, no podemos olvidar a científicos
españoles como los doctores Ramón y Cajal.
doctor Negrín, el histólogo Nicolás Achaparro, Severo Ochoa, Calandre, Paco
Grande, Sixto Obrador, del Río Ortega….
más beneficiados dentro del grupo fueron los futuros arquitectos y eran sesorados
por Morelno Villa Los alumnos de ciencias tenían al lado el
Instituto Nacional de Física y Química, dirigido por Blas Cabrera, colaborador
de la Residencia
donde pronunció conferencias y cursillos. También estaba al lado el Museo de
Ciencias Naturales dirigido por Ignacio Bolivar. Los de Medicina tenían a su
disposición los famosos laboratorios de la Residencia subvencionados y dependientes
de la Junta . Ya en Fortuny tuvieron un pequeño laboratorio de "anatomía
microscópica" dirigido por D. Luis Calandre( era el más
distinguido cardiólogo de Madrid y el médico de la Residencia y enseñaba
Histología a los alumnos de primero de medicina).
En la Residencia se hallaban distintos laboratorios de:
Química General, Química Fisiológica, Fisiología y Anatomía de los Centros
Nerviosos, Serología y Bacteriología, aunque el más importante fue el de
Histología y Fisiología General. Se contaba sólo con 11 plazas para 22
estudiantes, por lo que deberían trabajar por turnos. Se estudiaban siempre
temas concretos de la especialidad. Para los estudiantes cualificados, la Junta contó con becas en el
extranjero. El acceso a los laboratorios era libre. Podían acudir otros estudiantes
que acreditaban su preparación para ocupar las plazas que se ofrecían
De la capacidad organizativa,
podemos ponerla de manifiesto en este
poema de Gabriel Celaya.
Recuerdo
a Don Alberto Jiménez
Fraud,
tranquilo,
gobernándolo
todo, como quien
no
hace nada.
Recuerdo
a Don Miguel y a Juan
Ramón,
y a Ortega,
y
el susto que me daban si de
pronto
me hablaban,
y
el interés humano que yo, estudiante
equis,
en
ellos despertaba, conmigo levantaban.
¡Mi
vieja Residencial ¡Mi España
siempre
activa!
¡Mi
verdad golpeando que no es
sólo
un recuerdo
nostálgico,
adornado de glorias
arrastradas,
sino
algo siempre claro como
espejo
y ejemplo!
Porque
si fuimos fruto de un
árbol
plantado,
también
somos semilla de un
nuevo crecimiento.
La guerra civil significó un paréntesis de este movimiento
científico español. Tras el exilio, Alberto se dedicó a la
docencia en las universidades y llevó a
cabo varios escritos, entre ellos “Ocaso y Restauración. Historia de la Universidad de España”
o la mencionada “ La
Residencia de Estudiantes”. Alberto Jiménez Fraud y su
familia fueron, acogidos en Cambridge, donde Jiménez Fraud tuvo una lectoría en
el King's College y fue miembro de la High Tablee Luego fue Oxford, el New College, la High Tabla También su nueva casa y el ambiente anglosajón fueron foco de atracción de investigadores españoles
y extranjeros y fue definido por Caro Baroja de esta manera.
“Allí encontré (en
Oxford) un hogar español . En un sitio céntrico, cerca de St . Giles, Hay un vallado que
contiene dos o tres casitas y que se llama Wellington Place.En una de estas
casitas vivía, con su mujer, don Alberto Jiménez Fraud.
Don Alberto era un hombre algo mayor que mis padres, nacido en Málaga ,con
ascendencia francesa por el lado materno . Había sido el último en edad de los
discípulos predilectos de Giner de los Ríos y se había casado con la hija de
Cossío . El y su mujer, doña Natalia, constituían una pareja muy singular, porque
siendo de caracteres muy diferentes entre sí, estaban muy compenetrados y
vivieron con un ideal común. Lo mismo en el destierro de la vejez que en
la-época, más plácida, de la juventud".
Y por encima de todo hay que destacar ,lo que
referíamos sobre la figura de Alberto Jiménez Frau, un malagueño con sangre
alcalaína “nos viene a la memoria “esentura” de Enrique Jiménez que
debió influir en la personalidad de su hijo Alberto, que, como él, no se ancló
en los localismos inocuos, sino que proyectó su amor a España con la entrega
diaria a un ideal que desgraciadamente le vio morir en el exilio como traductor
de la ONU : ser
amante de la libertad”:
Francisco Martín Rosales
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