DESDE LA MURALLA DEL GABÁN
Se ha remodelado la antigua muralla
del Gabán, donde había un mirador tras los corredores de la ciudad y , en su
parte baja, el Cañuto, una calle embovedada que comunicaba la parte alta de la
Mota con el barrio de Santo Domingo de Silos y la puerta Zayde. Desde aquí
se divisa todo este barrio y me vienen a la mente las palabras de Anglería “Alcala
Regale super nubila erectum et in conspectu Granatae”. Nos remontamos a los milagros
de cautivos al contemplar la iglesia de Santo Domingo de Silos.
Milagros de Santo Domingo de Silos
El
cura párroco había salido de la sacristía por el lateral de la epístola y se
encaminaba al presbítero. Era un día frío de diciembre de 1560. Se llamaba don Juan Calvo, y era muy devoto de la
advocación de la Coronada, a la que levantó ermita en un paraje suyo de la
Fuente Rey. Los monaguillos le abrieron paso, por el centro de una de las naves
de la iglesia del Arrabal Viejo, mientras
subía las escalinatas del altar
mayor. Se persignó delante del retablo de Santo Domingo, rezó el introito;
luego cantó el Kirie y el Gloria in
excelsis Deo, y, a continuación, leyó la epístola en latín. Se detuvo en el evangelio proclamando la palabra de
Dios. Parsimoniosamente, subió al
púlpito..Volvió el rostro ante
los feligreses y comenzó el sermón.
Con la venia del señor
corregidor, regidores y jurados de la ciudad, nos disponemos a celebrar en el
día de hoy la festividad de Santo Domingo de Silos convocados por la cofradía
de caballeros de Santo Domingo de Silos. Han pasado ya más de cuatrocientos
años que murió el santo varón al que tenemos dedicada la iglesia. Me preguntó
las razones de esta advocación. Y, os
puedo comunicar una gran noticia. Me vino ayer un monje de Silos que me
trastocó los planes de mi homilía. Pues iba a contaros lo mismo que todos los años. La erección de
la iglesia en la antigua mezquita por
haberse conquistado el arrabal, nuestra antigua parroquia, en el día que se conmemora la festividad de
Santo Domingo. Mas me refirió unos hechos prodigiosos. Escuchadme.
Dicen que hubo en el monasterio
de Silos un monje que se llamaba fray Pero Martín. Pedro, para que nos
entendamos. Fue el compilador o redactor de un volumen de milagros del santo.
Publicó su obra en 1287. Unas veces hizo de recopilador y otras de cronista,
porque el propio Pedro recogía la versión que le daban las personas que se
habían liberado de los moros y contaban sus experiencias. Recogió, en
concreto, los milagros que realizó el santo, ya muerto,
desde 1232 y 1292. Anteriormente, un tal Grimaldo y Gonzalo de Berceo
escribieron la vida y milagros de Santo Domingo de Silos, unos en latín, y
otros en español antiguo, de ellos fray Pedro recogió algunos milagros. Me fue
contando, uno por uno, hasta el 91. Santo Domingo liberó a Pelayo de Granada, se apareció al
rey Alfonso en el palacio de la
enfermería....tantos...y.. tantos.
Falto de papel, fui haciendo unas
anotaciones en unos folios de un libro
roto de censos, ya que estos se habían
agotado por no existir los bienes que lo
concedieron para bien de la iglesia. Pero, sólo me quedé con lo que me
interesó: la descripción de las tierras del reino de Jaén y el norte del reino de Granada antes de la
toma de nuestra Alcalá por Alfonso XI en 1341, la estructura de los milagros,
y, si se citaba alguno referido al Santo y relacionado con Alcalá de Abençaide,
lo apunté con mucho interés....
LAS TIERRAS DE LA FRONTERA CON EL REINO DE GRANADA
Así me describía las tierras.
Por el relato del Sancho García,
hijo de García de Aceves de Jaén, y
otros muchos similares, entre Jaén y Granada muchos vecinos de ambos reinos
salían a una tierra, de nadie en teoría, a hacer alguna que otra razzia
ordenada por el comendador de Martos o de Alcaudete. De ambos hay referencias,
pero el del Alcaudete aparece citado en siete ocasiones Destaca el milagro de Esteban de Montoro que salió de
Granada y relató su vivencia de este modo. “Viernes, en la noche ocho días de
Noviembre, apareció muy grande claridad en la cárcel e salieron todos doce
fuera de la cárcel que la hallaron muy llana e las puertas abiertas e salieron
a la calle e vinieron a la Puerta Elvira. Hallárosla abierta. Estaban debajo de
ella varias guardias de moros que velaban la viña e muchos canes que rondaban.
E pasaron por entre ellos e ninguno les dijo nada. E esa noche anduvieron once
lenguas e arribaron a Alcaudete, castillo de los frailes de Calatrava e Roy Sánchez,
el comendador de allí, mándales sacar los hierros( grillos, para que nos
entendamos)”.
En estas aventuras, los caballeros cristianos, unas veces, marchaban en
cabalgada y se encontraban con otra de los moros. Otras veces, acontecía lo
contrario. Porfiaban entre ellos, y al final unos y otros solían cautivar a los
contrarios. Los milagros recogen siempre cautivos cristianos por el rey de
Granada, alcaide de Guadix, Ronda...Desde allí los llevaban a estas ciudades
para apresarlos, los vendían o los empleaban, por la mañana, en labores de
campo o artesanía, y, por la noche los encarcelaban.
ESTRUCTURA DE LOS MILAGROS
Permitidme que os haga un esquema de la mayoría de los milagros. Su
estructura era muy simple. (El cura
párroco casi iba leyendo las anotaciones del folio). Su sintaxis esencial, y su
vocabulario básico, de la época.
Primero, la cautividad se producía u
ocasionaba en tierras de frontera por un enfrentamiento con los musulmanes o
con motivo de una ruta comercial.
Segundo, los cautivos eran
conducidos por los moros a ciudades y alquerías del reino de Granada. Allí, con
guardias solían malvivir, esperanzados en salir de aquellos parajes gracias a la intervención de algún
redentorista o avalista. De noche la cárcel- una mazmorra honda o pozo- era su
alcoba de dormir, donde yacían
encadenados de pies y manos. Pasaban mucha hambre y trabajaban a destajo
de día y
vigilados por el señor o sus criados. La dieta era poco pan ya alguna
verdura. Las cárceles solían estar en
lugares profundos o torres, y, se pasaban años y años, trabajando en el campo,
en molinos moviendo la piedra de rodezno, haciendo calderas de tinte para las
ropas, cavando viñas.
Tercero, en una determinada
noche, rezaban a Dios, Santa María o a Santo Domingo de Silos, patrón de
los cautivos. Estas eran las fórmulas de
oración.
-Señor Santo Domingo, sácame de
esta pena donde yago.
- Señora Santa María, te lo
pido, sácame de esta cadena
En la penumbra y la sombra,
tenía un sueño, siempre al amanecer, y, antes de que cantara el gallo, se
producía una gran claridad. La voz del santo
le invitaba a salir de la cárcel al cautivo, realizando el milagro.
-Vete fuera y échate andar.
-Señor, ¿quién sois que esto me
decís?
-Soy Santo Domingo.
-No podré salir que la cárcel
está muy honda y tengo gran cadena.
-No tienes la cadena , la cárcel
está muy llana. Sal toma la cadena y ven tras mí..
Cuarto, es el momento en el que
el liberado se deslumbra ante el exterior y emprende la marcha hacia tierras cristianas. Lo suele guiar una
luz divina o una paloma que le va indicando la ruta. Entonces, la ciudad se le
muestra con todas las puertas abiertas,
sin nadie que le acose ni le pare. Va
como en medio de una nube. Desde la salida del lugar del encarcelamiento hasta
la llegada al monasterio de Silos, no le suele ocurrir desgracia alguna porque iban bajo la advocación del santo.
Quinto, el liberado llega al
convento y entrega los grilletes o la
lanza con la que cautivó a un moro al
Santo.
ALCALÁ Y LOS MILAGROS DE SANTO DOMINGO
Pues, carísimos hermanos, en
este relato de pero Martín hay también
varias referencias sobre las tierras de Alcalá. Una Alcalá que pertenecía al
reino moro, flanqueada de territorios de la Orden de Calatrava, con unas tierras
plagadas de viñedos, habitada en su fortaleza, donde había personas que se
ocupaban de abastecerse para librarse de los fríos. Un lugar que era fundamental en la ruta entre el
reino de Jaén y Granada, porque pasaba un camino fundamental para las correrías
de los reyes granadinos cuando se adentraban en tierras castellanas.
Los cautivos lo hacían por
varios recorridos. Primero, cuando los
cautivos eran liberados y pasaban por el
término,- en aquellos tiempos del reino granadino-, en dirección al reino de Castilla para adentrarse en el monasterio de Silos,
tardaban, todo el día y la noche, en
atravesar el reino de Granada hasta llegar a nuestra tierra y aparecían cerca
de Jaén, por la dirección de las actuales Sierras de Jaén o por Alcalá,
Alcaudete y Martos. Así lo expresan. “Anduvo toda la noche e la claridad
delante de él. Cuando amaneció estaban a tres leguas de Jaén. Y fue a la posada
donde solía posar”. Otros lograban “arribar a Otíñar castiello”, también muy
cerca de Jaén. Los habían, incluso, que
alcanzaban en su caminata hasta Pegalajar. Cazalla o, como Catalina de
Linares, cautiva de Muhamat, Aben
Mencal, hermano del rey de Granada que, junto con otras compañeras liberadas,
“quando amaneció, arribaron a Cabra,
castiello” .
El otro itinerario, se adentraba
por los montes alcalaínos. Por un relato del cautivo Juan de Martos, que,
acompañado de 37 peones, cayó en manos de Abu Yucef, sabemos que se encontraron
en lucha en una paraje llamado monte de Abençala, y que en el regreso y lo
condujeron a las tierras del rey moro, que estaba a siete leguas de
Torredonjimeno, aldea de Torredonjimeno, donde llegó el cautivo liberado.
En el
año 1225, Domingo Mínguez y otros ocho cautivos nos lo describían al salir del
cautiverio”siendo el mediodía, tomaron al
Mahomat, el moro que los guardaba. Y los echaron a un pozo y se dieron a
ir por las viñas. Hallaron muchos moros en el camino y ninguno les dijo nada.
Arribaron a Jaén” . Otro cautivo Fernando Pérez de Baeza, que se decía yerno de
María, pescadera baezana, tras unos
pleitos con sus señores moros por cuestiones de telas, sedas y cuchillos de
Pamplona, fue llevado a Granada, donde fue salvado por Sant Domingo en la
noche de un martes de primero de
agosto1323 y nos especifica un punto importante del itinerario, el límite de la
frontera y un momento histórico en el que Alcalá era musulmana y su villa del Castillo
cristiana con estas palabras “ en la noche arribó a Locubil Castiello (
Castillo de Locubín) de los frailes de
Calatrava sin embargo alguno”.
Con una detallada descripción, nos
adentramos a tierras desde Granada a Jaén, en la versión siguiente de los
liberados Pedro de Tobarra, Juan Fernández de Hellín y Gilot.Salieron de su
cautiverio un domingo de abril de 1323 años:”por la puerta Elbira y ninguno le
dijo nada. Vinieron a un hablar y se escondieron (probablemente por Pinos),
tomaron grandes piedras, dieron a los hierros y quebráronse luego como si
fuesen de cera. Sacáronles de las piernas e començaron a andar yendo de lante
de ellos una gran claridad. Llegaron a un río muy grande ( Velillos) e no
osaban a pasar, estaban en gran cuita. Dijoles una voz. “¿Porqué dudáis pasar?
no tengáis miedo”. Metiéronse en el río. Pasaron en guisa que no le daba el
agua más hasta el tobillo. Después,
llegaron a otros dos ríos más grandes (
el de las Juntas, formado por Palancares y Velillos en el término de
Alcalá, y el de San Juan o Víboras).
Pasáronlo muy bien. Así como el primer día todavía la claridad iba con ellos.
Anduvieron así hasta el otro domingo. Y el lunes llegaron al Castillo que dicen
de Otiñar, que es a dos leguas de Jaén. Guiólos un hombre a Jaén”. Pero, no
siempre los cautivos se dirigían hacia Jaén, porque otras veces lo hacían a Priego como un tal Domingo Pérez de Jódar
que apareció dentro de un arca en
aquella villa que ‘era de los freyres de Calatrava”.
Os aseguro que hay varios
relatos que tienen precisas referencias
sobre Alcalá de Aben Zayde. Los
hay sin importancia en el relato, pero con signifcativos datos económicos. Pues,
mientras Alcaudete jugaba un papel importante en el comercio dentro de las
tierras cristianas de la frontera, Alcalá desempeñaba parecida función comercial en las granadinas. De ahí que no se
puede entender el milagro de Larios de Burgos que en una cabalgada contra el
reyezuelo de Rute cayó cautivo y fue vendido en almoneda en Alcalá de Aben
Zayde a un tal Bucar por 17 doblas y penó su castigo en Almuñecar.
Hay otro
importante por los datos
geográficos, que relata la liberación de un grupo de vecinos de Arcos que se habían liberado
del alcaide de Ronda, y, desde allí emprendieron la huida a través de los
montes hasta llegar a nuestras tierras. La distancia era de doce leguas , y, en
palabras del texto “Salieron e hallaron toda la Cárcel abierta e llana. La
puerta de la Casa abierta. E fueron a la puerta que dicen Biba Regen e hallaron
una carrera e anduvieron por ella hasta
la mañana. Todo el camino no los embargaban ( quiero deciros obstaculizaban o
paraban) a pesar de que traían los hierros ( maguer, en sus palabras,” hierros”
o sea los grillos) Quando fue el día arribaron a Alcalá, castillo de Jaén que
avía xii leguas e echaronse a dormir cerca de una carrera. Venía Martín
Domínguez, almocadén de Écija ( capitán) de Écija que traía presa de los moros
e bestias e despertó los e conosció a Johan e quebrantóles los hierros”.
Pero me voy a detener en el milagro de Gil Pérez de Soria. Transcribo el
texto.
MILAGRO
DE GIL ´PEREZ, MORADOR DE BAENA, Y MARTÍN
En la era sobredicha, vino aquí ( se refería al
monasterio de Silos) Gil Pérez de Soria, morador en Baena en la colación de San
Pedro. Y dijo que, yendo de Castro a Baena, a donde llevaban pan él y otro mozo
Miguel. Llevaban una acémila e tres asnos cargados. Yendo en derecho del aloçar[1], hallaronse con un
almocadén(un capitán de tropa de pie),que decían Muça Barrach, que traía
cincuenta peones. Cautivó a Gil Pérez e a Miguel. Los sobredichos llevólos a
Rute, después a Pesquera e después a Granada. Llegaron allí el lunes.
Metiéronlo en una cárcel muy honda. Yacieron
allí dos días. El miércoles, sacáronlos en almoneda. Vendieron a Gil Pérez por dos
doblas y media. Comprólo un moro que había de nombre Aben Bajar e otro Mahomat
e otro que era corredor de hierros, que decían Bovat.
Metiéronlos en la cárcel. De día
cavaban él y otros en un parral. De
noche, métenlos en la cárcel las gargantas en el cepo de madera e las manos en
otro cepo Yacieron cinco semanas. E de noche les daban de comer pan de panizo
tan poco que no les faltaban. Ellos, cada día, toda la vida rogaban a Dios e a Santa María
e a Santo Domingo que por la
merced los sacasen de cautivo. En la era de mil.323 años, lunes ante de Ramos,
siendo el mediodía, cavaban Gil Pérez e otro Martín en un parral, ellos
cavando vino un viento recio.
Parecióle que dijera una voz de
hombre:
- Gil Pérez, véte por el camino
por tierra de cristianos. Porque Dios te ha hecho merced e Santo Domingo e
después de cuatro días, estarás en tierra de cristianos
Dijo en esto a Martín.
-Traenos, (trenos, atiende
) que Santo Domingo os conoció, porque nos
dijo que nos fuésemos.
Dijo Martín.
-¿Cómo nos iremos, ya que aquí
hay muchos moros que nos verán ir, además de este modo que nos guarda ? Si nos
movemos, nos han de prender y, después, nos han de dar azotes.
Dijo Gil Pérez si quieres que
nos vayamos, si no, yo me quiero ir.
Dejaron las azadas y comenzaron
a andar. A pesar de que[2]los moros eran muchos y
Mahoma que los guardaba, no le dijeron nada. Fuéronse y anduvieron toda noche.
Amanescióle en la Vega de Granada. Llegaron a la Cabeza de Elvira. Durmieron un
poco. Levantáronse. Hallaron un camino[3] e arribaron a Aliiora (Illora), quando salía
el sol.
Vino un moro arar, traía delante
de sí una yunta de bueyes e a caballo con una yegua e traía un rocín acogido. Espantáronse
las bestias de los cautivos e el moro no los vio. Ni les dijo nada.
Ellos, acercándose por un camino que venía de
Granada a Alcalá de Abençaide, encontraron al rey de Granada que venía de
Alcaudete a talar viñas con gran compañía.
Estos cautivos no se pudieron
esconder. Pues no había lugar porque no había montes ni
valles. Pasaron entre la hueste. Paráronse muchos ginetes mirándolos e no les
dijeron nada. Se fue el rey con su compañía. Estos cautivos estaban cansados y
posaron cerca de las viñas de Alcalá. Vino un moro que hazía leña y tenía poca legada Dijolos el moro en algarabía[4].
-¿Qué hacéis aquí?
-Estamos cansados porque venimos
con la veste[5]
e queremos irnos.
El moro tomó un bordón que tenía
Gil Pérez, atólo en su leña y llevolo y siguió su camino.
Los cautivos comenzaron a andar.
Llegaron a Alcaudete, e sacáronles allí
los hierros Pedro Martínez, un caballero, con sus hombres. Llegó Gil Pérez a
Santo Domingo a cinco días de mayo con sus hierros.
Me he alargado, caballeros, pero no
podía ser para menos que conociéramos Alcalá, ciudad mora, sus gentes y sus
tierras en poder de los musulmanes, pues con este fondo histórico el pasaje de
la conquista de Alfonso XI se engrandece.
De nuevo, se sube a la
escalinata del altar mayor, alza las dos manes y canta solemnemente. Credo Deum
Patrem Omnipotentem..... Mientras , se le iba
la mente en los cautivos que no
había narrado y habían pasado por Alcalá.
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