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miércoles, 14 de mayo de 2025

DIARIO DE LA RUTA CAPUCHINA POR LOS MUSEOS.

 En el día de los Museos,  los capuchinos llevaron una ruta de  las muestras museística de la ciudad. En  primer lugar, entramos en el museo de San Juan donde explicamos las tres salas: la primera dedicada a la hermandad deteniéndonos en las fotografías  de la Alcalá del barrio e iglesias desde  los años treinta, maqueta de iglesia, litografías cel Cristo, cruz de Guía, objetos de devoción;  la segunda dedicada a litografías, devocionarios, bordados y cruces, Ecce Homo y otras esculturas, y la tercera con el aparato documental de la familia Calonje  y Melgar y cofradía de San Juan,  exvotos y medallero. No olvidamos el museo del pujarero que despertó el interés de los ruteros.


Bajamos la calle de los Caños y nos detuvimos en la Casa de la Hermandad, en cuyas dos plantas contemplamos este patrimonio:

PATRIMONIO
 Posee la Hermandad un hermoso patrimonio religioso, formado por dos gallardetes del Señor de la columna, uno del siglo XVII y otro de reciente creación, un cuadro barroco del Ecce Homo y un gran acervo de personajes del Nuevo Testamento, formado por su vestimenta, signos de Pasión, y textos y escenificaciones que se desarrollan durante la Semana Santa, ofreciendo el mensaje de Cristo a la población alcalaína y despertando a sus hermanos el fervor y devoción durante todo el año.





El CRISTO DE LA Expiración EN EL PASO DE LA LANZADA se incorporó en 2008 a la Semana Santa de la ciudad de la Mota para realizar el paso de la Lanzada, vulgarmente denominado el de Longinos y el Lazarillo. La propia hermandad le denominó “Cristo Crucificado de la Expiración en el Paso de la Lanzada”.  Fue adquirida por los fondos de la propia hermandad en los  talleres  “ Arte Martínez” de Horche de la provincia de Guadalajara, un grupo colectivo artesanal de imaginería religiosa bajo la égida de los hermanos Ricardo y David Martínez que recogieron la antorcha artística de su abuelo y padre Juan Francisco y José Antonio Martínez[1]. Esta imagen responde en su descripción catalogar como C-221 y es fruto de la reproducción reducida de la imagen de un Cristo de la Expiración que los artistas bautizaron con el nombre de Cristo de San Clemente. o. No desfavoreció a la belleza de la original su disminución de tamaño, sino que se adaptó perfectamente al encuadre de la imagen dentro de la escenografía del paso de la Lanzada y a su ubicación presidiendo bajo dosel y espaldera de terciopelo rojo la Sala-Museo de Juntas de la Casa de los Judíos.   Esta copia es de un Cristo de La Expiración manierista, de madera tallada y policromada, cuyo primer autor debió inspirarse en un dibujo que Miguel Ángel realizó para Victoria Colonia en 1540.




- Ropas de cuatro romanos con su casco, yelmo, faldillas, coraza.- Ropa de Pilatos y su mujer Prócula para el Paso del Lavatorio y Sentencia.-Ropa de judíos, con sus rostrillos negros, camisas sin mangas, sayos verdes, calzones cortos rojos, medias de encaje, ligas bordadas, botines bordados y casco o turbantes o cruces.-Ropa de la tropa, con trajes del siglo XVIII, con sus bandas, petos, calzones, camisas, y casos de hojalata con flores: Capitán Alférez o Longinos, Sargento.-Ropa de judíos con cascos para la escuadra de tambores y trompetas, a la manera de los soldados del siglo XVII.-Juego de Ropa de penitentes rojo y verde.-Sables: antiguos y nuevos.-Varios juegos de rostrillos: negros, blancos y simulando rostro natural.-Trajes de los sambenitos de la Inquisición, blanco con corola (Buen Ladrón) y amarillo para Mal Ladrón (amarillo) y el verdugo como los judíos con su turbante, simulando la vestimenta turca.-Ropa negra con cenefas moradas y sombrero del Simón Cirineo y los pregoneros.-Libros de pregoneros.-Traje de Capitán del siglo XIX.-Bandeja de plata con el anagrama de IHS, del siglo XIX, y su túnica de terciopelo morado, con ribetes doradas.-Tacillas con figura de Jesús en la Columna y Ecce-Homo.-Exposición fotográfica del siglo XIX hasta la actualidad.-Láminas de fotografías, textos de pregones y maniquíes de los pasos de Semana Santa con sus trajes tradicionales.-Pequeño estandarte o guion de la tropa de Trompetas y Tambores con el escudo de la hermandad.-Signa Pasionis o disciplinas. Manopla, flagelos, martillo, escalera, tenazas, sobre cojines de terciopelo y alabardas.-Unas andas para portar al Cristo Crucificado, obra de Cubero.-Tropa del Lazarillo a la usanza de sayones que simulan ropas de verdugos con su casco de hojalata.-Ropa de verdugo con careta y honda.-Urna de cristal para el estandarte.-Juego de bolas en forma de bellota para el cabildo de suertes.
-Tambores de piel y trompetas de hojalata.
-Portacuadro del Ecce- homo, de hierro y simulación de adornos dorados.
-Sábana con Santo Rostro.- Palangana y toalla- Taller de rostrillos.-Cuadros de Francisco Montañés sobre el paso de Jueves Santo.-Flagelos, lanzas y alabardas.-Libros de actas y de reglamento.-Litografías y carteles.
-Copias de Ecce-Homo y Virgen, copia de Consuelo Mota.












De allí, por la calle Llana bajamos a la iglesia de Consolación, donde contemplamos la Sala de la Virgen de las Mercedes y , en ella, objetos y ornamentos de platería( canularios, ciriales, cruz parroquial, coronas, diademas, medallones de la cofradías del Santísimo Sacramento y Veracruz) coronas de la Virgen, portapacis, viáticos, vinajeras, imgaen de márfil de Inmaculada,. 
De allí nos dirigmos al museo municipal del Palacio Abacial En el año 1995, tras un amplio y minucioso proceso y estudio  del Palacio, la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Alcalá la Real iniciaron las obras, basadas en un ambicioso proyecto del arquitecto jiennense Santiago Quesada. En 1999 su reconstrucción ha significado un paso trascendental y -no reformista como en anteriores actuaciones- por la consolidación de este monumento y, sobre todo, por la nueva funcionalidad de sus dependencias, donde el pueblo de Alcalá la Real dispodrá del Conservatorio de Música para enseñanza de esta especialidad artística. Al mismo tiempo, las nuevas y remozadas salas  albergan los restos del patrimonio mueble alcalaíno y de algunas joyas, dignas de gran interés, como el Tesoro de Ermita Nueva.  El tesoro de Ermita Nueva se considera por los expertos como uno de los hallazgos más importantes relacionados con joyería de época califal. Su ajuar de joyas vislumbra los  ricos ornamentos de un lujoso  tocado  femenino. Se compone de  dos  pendientes, diez y seis  piezas de bráctea para un cinturón, cuatro anillos, tres discos de oro,  uno acorazonado, una pulsera  tutes de oro,  y seis de tutes de plata,  dos pulseras de plata,   y distintas piedras y perlas.  Los dos pendientes con vara curva  para colgar  y cierre de gancho relumbran por su destreza artística, muy semejantes a ellos se encuentran  en el Museo Bizantino de Atenas en  cuanto a su diseño de la parte inferior, compuesta de una plancha calada con  filigrana que enmarca tres rombos  de hilo de oro, a su vez enmarcado por una banda dorada  con siete semiesferas gallonadas  adosadas  y catorce pirámides. Simplemente difiere de los bizantinos en la elegancia de su fina elaboración de menor grosor que la ateniense.  Varios orificios en algunos de los elementos manifiestan que deberían estar cosidos  a alguna prenda o cinta.
El lugar del ocultamiento de  estas monedas y joyas se encontraba en la alquería  de Cequia. Un sitio que comentan los aldeanos que ocultaba bajo tierra varias canalizaciones y cuevas de agua, que fueron ocultadas en los diversos movimientos de tierras a la hora de edificar la ermita de San Isidro, que albergó la imagen de este santo al trasladarse desde la  zona de la ciudad y la capilla del Menchón, donde los monjes cartujanos veneraban y servía de centro religioso para la práctica devota de los labriegos del lugar. Probablemente, entre los momentos más críticos la familia ocultó el tesoro para evadir la presión fiscal o para proteger las riquezas en momentos de peligro o incertidumbre. Se comprende que sus monedas correspondan a varios tiempos, porque estos “tesorillos” solían corresponderse con los ahorros de una persona o de una familia y, en muchos casos, habían sido acumulados durante generaciones. Para esconder sus  joyas y monedas, en ese caso emplearon un  objeto de cerámica, el más habitual, desechando el recipiente metálico de otras ocasiones, o  las cajas de madera. Este fue el caso del tesoro de Ermita Nueva, que se hallaba en  el conocido pucherillo o pequeña vasija de barro.  Si fortuita fue la suerte de encontrarla en los años noventa del siglo XX, sobrepasó la generosidad de su donante. Juan Ángel Pérez Arjona, un joven de aquella aldea por aquellas fechas, tuvo la fortuna de encontrarlo cuando paseaba por una tierra recién arada.  Unos años más tarde del mismo decenio, y amparándose en  su  amor por la cultura patrimonial   de la comarca alcalaína lo hizo patente entregándole al ayuntamiento alcalaíno, que lo inventarió como un bien propio de su patrimonio. Actualmente se exhibe reconociendo la labor de su descubridor en una de las vitrinas de la capilla del señor abad en el Museo de Alcalá la Real, ubicado en el Palacio Abacial. Es la joya de la corona, como le gusta nombrarla al diputado actual de Cultura. Ha recorrido las  más importantes exposiciones hispanomusulmanas de los últimos tiempos como la de la Alhambra de Granada o la de Medina Zahara  en  Córdoba.



El mundo romano de la muerte en el museo local

 


COmentamos esta inscripción del  museo local, del Museo local de Alcalá la Real, que pertenecía a  una lápida romana que se encuentra en la sala romana referida al mundo de la muerte de los romanos. Este es su texto y responde a una muchacha, cuyos restos, tras haber sido incinerado,  se encontrarían en una urna funeraria:

 

                                   INICIA

XXI

ANN(ORUM

 

           

Esta inscripción queda reducida a lo más sintético posible, el nombre y la edad de la fallecida : INICIA, DE 21 AÑOS.

            Sin embargo, la mayoría de las  inscripciones suelen presentan una estructura formal que vamos a comentar para  que sirvan de formación y preparación para cualquier amante de la cultura y de las visitas museísticas, sin olvidar su importancia documental y didáctica. En concreto, todas ellas presentan siempre los mismos caracteres:

a) D.M.S. Deis Manibus Sacrum, Traducido como Consagrado a los Dioses Manes.

b) Nombre de la persona enterrada ( tres nombres)

c) A o ANN que corresponde a la palabra latina annos que significa años especificados con los dígitos de la numeración  romana.

d) H.S.E. que significa Hic situs est,  y traducido aquí  está enterrado.

e) S.TT.L. que es lo mismo que SIT TI BI TERRA LEVIS. Dicho en español, Que la tierra te sea leve 

f)      Al gusto de la familia aparecen en cualquier lugar de la inscripción otros datos de hazañas bélicas, cargos, vecindad, oficios o de otra índole.

 

LIVIUS ANDRONICUS,

ACTOR,

L. A.

H.S.E.

S.T.L.

 

Por eso, la segunda inscripción se manifiesta con todos los elementos de la estructura y ciertas variantes:

 

 

PUBLIUS MALIUS

CELSUS

  1. L.

 H.S.E.

S.T.T.L.

 

 

(Publio Malio Celso, de 50 años, aquí está enterrado, que la tierra te sea leva

 

 

 

 

 

 

 

Muy parecida  la inscripción recogida de otros lugares en el Corpus Inscriptionum Latinarum es la siguiente:

 

 

LOCUS PEDUM XV

MARCUS MARIUS

RUGA HIC S. EST

S.T.T.L.

 

(Lugar de 15 pies. Marco Mario Ruga, aquí está enterrado. Que la Tierra te sea leve)

 

 

Todas esta inscripciones corresponden al período propiamente latino, las cuales se diferencian tipológícamente de las inscripciones paleocristianas como está procedente de la aldea de la Rábita:

 

POTENTIUS,

FAMULUS XRTI.

VISXIT ANNOS LVII

 

(Potencio, siervo de Cristo, .

Vivió 57- NO ES SEGURA LA FECHA POR ESTAR LA PIEDRA ROTA POR ESTE SITIO^*- años)

 

 

Curiosamente, la sala romana de la muerte se completa con un sarcófago  procedente de la Fuente del Rey y una urna incineraria del Bajo Imperio, lo que manifiesta los dos ritos de la muerte que realizaban los romanos: la incineración, propio  de las clases nobles y la exhumación, más frecuente en las clases bajas y los esclavos.

El mundo de la muerte está bellamente ilustrado con unos paneles que recogen los dioses de la Muerte: Hades, Plutón y Proserpina, sin olvidar las ceremonias funerarias y la tradición romana de las imágenes que ocupaban un papel fundamental en el banquete de la ceremonia de despedida. También se recoge la leyenda de la Laguna Estigia por donde han de pasar todos los muertos hasta entraren el Averno o Infierno con la  nota pintoresca que el fiambre/ esqueleto del sarcófago presenta el célebre denario que se le pagaba para ser bien conducido a su compartimiento infernal







LA INSCRIPCIÓN INICIA. A MODO DE LEYENDA.

INICIA        
           INICIA        
           Me acerqué a una inscripción romana del Museo de Alcalá la Real. Leí  la leyenda de su texto, que decía  INCIA, XXI ANNORUM. De pronto, del interior de la piedra salió esta voz  y me contó esta historia en varios capítulos
            Soy una joven romana que he nacido en la zona suroriental del conventus  asitgitanus, perteneciente a la provincia romana  de  la Bética. Quiero contarte mi historia truncada a los veintiún años por una muerte repentina tras unas fiebres altísimas que tuve que soportar en los albores de la primavera del año 212 después de Cristo. Creerás que este personaje fue un invento de tu profesor de Lengua y Cultura Latina. Pero esto no es cierto. Este personaje, fue verdaderamente  una persona de carne y hueso. Existí, viví durante 21 años y trabajé bajo el cuidado y mimo de mi matrona en una de las villas que se extendían en torno a una fuente cercana de la ciudad actual de Alcalá la Real.
            No nací  precisamente en estas tierras, sino que mis padres huyeron de una  famosa  ciudad hispanorromana, cuyo nombre no recuerdo,  y se asentaron  en estos lugares. Me comentaron que, antes de nuestra llegada,  hubo varios poblados muy importantes, a los que denominaban oppida, lugares situados en las cumbres de los cerros, cercanos a  los ríos, fortificados con unos pequeños muros  y relacionados unos con otros en forma de una red de comunicación muy parecida a las que luego existieron durante la frontera granadina. Entre todos ellos, destacaba  un poblado o núcleo más importante, también llamado oppida u oppidum, donde residía la fuerza militar y el reyezuelo del lugar. Estos poblados estuvieron habitados por los indígenas de este sitio, denominados universalmente por el gentilicio de los iberos, pero, que, en esta zona, dependía de una rama de ellos, los iberos batestanos. Mis padres me contaban que el núcleo más importante era  la  actual Baza, de la provincia de Granada, en aquel tiempo perteneciente al conventus gaditanus.
No sabía localizar mi ciudad y tomé un pergamino con la figura de la Bética, y le puse, en el centro el nombre de  Bética con letras más grandes, al mismo tiempo que la dividí en las cuatro  demarcaciones que me habían referido, para ello me ayudó mucho mi padre y  un mapa que él conservaba de cuando ejerció de tribuno militar  en el  ejército romano. Siempre fui muy amante de mi tierra pequeña y, por eso,  le pedí a mi padre otro trozo de pergamino, donde hice un plano  para situar  los pueblos, qué digo, los oppidda,  de nuestro entorno y las villas o casas de campo  de nuestros vecinos. Entre los primeros, mi padre me señalaba cuatro: Encina Hermosa o Cabeza Alta, La GinetaLa Mesa y el Villar de la Rábita; entre los segundos, recuerdo que no paraba de citarme nombres: la Fuente, Santa Ana, el Villar Alto y Bajo, La Lancha, Acequia Alta, Medialuna, Vegas de Paz, Ribera Alta, Puertollano, Fuente de la Salud,.. Se detuvo un momento y  me dijo que otro día  me contaría  la historia de cada uno de ellos. 
Me encontré a un descendiente de un antiguo indígena que  me refirió que, por este lugar, también pasaron otros pueblos no iberos, principalmente los cartagineses y no me lo decía con seguridad, pero me insinuaba que, probablemente, muchas torres, colocadas en las cimas de las montañas y  a la vera de los caminos, habían sido construidas por estos vecinos del Norte de África para introducirse en el interior de la Península y controlar los itinerarios de las tropas y las mercancías que intercambiaban con los iberos, Incluso, sus ascendientes romanos las mantuvieron para proteger los itinerarios de las vías romanas.
No podemos olvidar la presencia de los cartagineses en esta tierra, porque fue objeto del enfrentamiento con los romanos durante la Segunda Guerra Púnica .Mi padre me contaba que sus antepasados venían como libertadores de los iberos subyugados por los cartagineses , pero que, tras la derrota cartaginesa, se asentaron en muchos lugares, dividiendo a Hispania en Ulterior y Citerior, según se comprendiera más allá y mas acá de Roma, tomando como eje el río Guadalquivir y Cartagena. Cuentan que hubo algunas batallas por estas tierras en Iliturgi y en Castulo, donde Anibal se casó con Himilce, hija de un reyezuelo de aquella zona”.  




Miró, de nuevo y con detenimiento, la  inscripción,  y observo en la parte Inferior una pequeña circunferencia y un triángulo; al lado, varios triángulos invertidos; en un nivel mas bajo una media luna. Y me pregunto: ¿No será esta muchacha una devota de la diosa Tanit? ¡Qué lío, era romana, de ascendencia púnica y con vecinos iberos! Llaman a la puerta, y un amigo me trae una moneda con una cara de Aníbal y un caballo entre palmeras. Y me cuestiono mi origen mientras repito:  en mi interio:” siempre hombres de frontera”.


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