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lunes, 21 de abril de 2025

EL CAUCHIL, LEL PILAR DE LAS TÓRTOLAS Y LA MORA VIEJA




El cauchil es un sitio emblemático de Alcalá la Real, que se remonta a varios milenios, cuyos testimonios y vestigios han dejado su huella en fuentes documentales y arqueológicas. En su entorno surgió el primer poblamiento argarico que se extendía por la planicie del cerro de san Marcos, en las cuevas que horadaron sus tajos y en las faldas de este cerro junto a los manantiales de agua que desaguaban las entrañas de los Llanos. Una de ellas dio lugar al nacimiento de Marcos que abastecía la fuente de la Mora (a partir del siglo XVII Vieja en contraposición a la Nueva de Consolación). Eran elementos de este valle de la Mora Vieja, el Cauchil, su alquería o casa de campo, el huerto y varias hazas que se regaban con el caudal de agua y en las que se alzaba varios morales, productores de la industria sedera tan prolífica en la Alcalá de los siglos XVI y XVII.  

 

 

Llama la atención que aquel valle de la Mora Vieja se sustituyera por el nombre el Cauchil, una vez que fue cercado en 1629 por tiempos de un comerciante de origen francés avecindado en la Mota llamado Juan Serrete. Sirva de ilustración que aquel año arrendaba su finca conseguida de las ganancias mercantiles de la plaza Baja de la Mota al labrador Pedro Martínez Cabrera. Era una finca compuesta por la casa, el huerto y el cauchil junto con varias hazas, que ocupaban todo el valle de la Fuente de la Mora, cuya riqueza fundamental eran trece morales en el haza grande y otro muy grande en el haza que daba por la parte alta; por la parte baja estaba abierto y el propietario se obligaba a cercarlo hasta la calle de Antón de Alcalá; en el contrato no sólo se regulaba la leña para el patrón, y se reservaba la mitad de las uvas de la viña y las frutas de los árboles.


El cauchil dejó en reminiscencia la palabra Mora tan solo en el sentido físico de una fuente que recogía las aguas del nacimiento. Sin embargo, la pérdida del topónimo Cauchil rompió un hilo conductor que se remontaba a tiempos pasados de los romanos, cuyas aguas regaban la parte más baja de las Azacayas, y, sobre todo, a aquel lugar de alquería musulmana. Pues esta palabra cauchil procede del mozárabe y árabe clásico, en concreto de   *qawčíl,  y el diminuto. del mozárabe. *káwč,; y este, a su vez,  del lat. calix, -ĭcis 'conducto de agua'. Actualmente arqueta es el sinónimo de cauchil, según la  DRAE. Es cierto que aquella alquería se renovó, el viñedo se perdió recientemente con los aires de la renovación agraria de influencia europea, y se encañonaron por los años noventa las aguas que bajaban desde el portillo de los Aspadores evitando riadas hasta las Azacañas y los nuevos barrios del entorno de la Tejuela.





LA palabra "cAUCHIL"  como arca de agua se frecuenta en las tierras granadinas, Mármol en el Rebel de moriscos recoge esta frase «Entrando esta azequia por baxo de la puerta del Albaicín, tiene sus tomadores y cauchiles, por donde se reparte a las casas de los vecinos y a los aljibes públicos.». Como uso exclusivo de esta provincia, en tratados de arquitectura antigua se definía el cauchil “Especie de cambija o poza en que se reúnen las aguas de varios encañados, y de donde pueden tomarlas los vecinos de la calle en que se halla situada. Es nombre exclusivo de la provincia de Granada, como aparece en esta cita de Lucas de Moya en la Crónica e la Orden de San Francisco: “Luego como van cayendo las aguas, se van recogiendo a un grande cauchil o arqueta». Y dice la Academia en 1726; «Cauchil. Hoyo pequeño hecho en la tierra donde se juntan algunos encañados de agua, y desde él toma cada vecino la que necesita para el servicio de su casa. Regularmente están en las calles cubiertos con una losa, la qual tiene en medio un agujero redondo para meter la mano y tapar u destapar los encañados, según la parte adonde se quiere encaminar el agua. Es voz usada en Granada.»

 Si  bajamos por  la calle Corredera,  pasamos por el depósito de distribución de agua en 1924, ( de tiempos de Primo de Rivera, scouts, el general Dabán, y la distribución del agua de la ciudad), al final de esta calle, hicimos hace unos meses un comentario  sobre el Pilar de las Tórtolas, por el nombre de un vecino que vivía cerca y coincidíamos con otro comentario  sobre un tal Cristóbal López de Tórtolas que vivía en la calle Écija. Pero, hoy podemos confirmarlo ( AHPJ  LEGAJO 4631, FOLIO 36, 13 DE ENERO DE 1619).  En concreto, el vecino Alonso López de Tórtolas, le vendía a Cristóbal Ruiz, tordedor de seda, los siete  morales  que tenía en la huerta de Juan Serrete, que era en la Mora Vieja, " que son desde de la alberca hacia arriba y en precio de noventa y tres reales y por precio de la hoja que entre en este año".Con lo que se confirma la presencia de Este vecino Tórtolas en este recinto como arrendador de estas tierras y que dio el nombre al pilar y a la zona.  

Y a este documento hay que añadir otro contrato por 120 reales del mismo Alonso López de Tórtolas con el mercader portugués Diego Álvarez " de la hoja que tengo de coger y gozar el presente año  de los morales de Luis Gallego  en el  valle de  la Mora Vieja, que por ser un sitio muy conocido no señalo los linderos " ; y para indicarnos el sitio con lo que se ratifica  este lugar del Pilar de Tórtolas, nos dice el documento ( folio 58, 1 de febrero dde 1619) " la hoja de los cuatro morales que están junto al Calvario". Por lo tanto está claro que es el lugar de una de las estaciones del Víacrucis que coomenzaba en la calle Peso de la Harina, seguía por la de Rosa, pasaba por el Corral del Concejo y Tórtolas, y seguía por el Calvario junto a la Corredera gasta llegar a la ermita de Santo Sepulcro ( hoy  Fátima). 

 Junto al pilar, se levantaba el Corral del Concejo, donde se alojaban los animales del matadero, que hemos comentado en otras ocasiones,  y sus propuestas de ubicación de la Iglesia Mayor y Nuestra Señora de las Angustias, o la feria de los Cochinos.

Hay rincones de la ciudad de Alcalá la Real, que se han perdido o se han transformado en otro paisaje urbano. Uno de ellos es este  final de la Corredera, últimas casas de  calle de Las Parras y Subida de la Virgen de la Cabeza. En este entorno, que llegó a denominarse del Pilar de las Tórtolas, debio ser un sitio de ubicación de establecimientos públicos y religiosos. Solo queda un testigo de una Cruz de mojón de final del casco antiguo y el seco pilar que rememora al anterior. Sin embargo, antes de que se edificara la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias este entorno se ofreció por la ciudad para ubicar este templo. Y, desde dos siglos antes, se encontraba el Corral del Consejo. 

No es un espacio singular de Alcalá la Real, sino que era común en  muchos pueblos disponer de este corral municipal y comunitario para llevar a cabo diferentes usos ganaderos, sociales y comerciales.

 Este órgano  era de origen medieval donde se trataban los asuntos del pueblo,  y perduró en la zona del Matadero y del Rastro durante los siglos XVI y XVII, para trasladarse a este rincón a las faldas de la era del Tiro de  Barra hasta el siglo XIX.  Debería ser un rincón donde se  utilizaba para recoger el ganado  suelto "con el objeto de que no se perdiera y fuera restituido a su legítimo dueño, previo pago de un canon establecido. En él también se guardaban los animales para el abastecimiento ocasional de la población en caso de necesidad. Además era el lugar donde se herraba a las reses o la caballería". Por  varios documentos, tenía una puerta o portada y varios corrales  que se cerraban con un muro, donde haía varias habitaciones, entre ellas la del guarda del Consejo, cuya  administración y funcionamiento de sus normas era el encargado de hacerlas cumplir. De sequro que  se reunía al ganado para pesarlo y llevarlo a la venta; también se curaba de sus heridas y se herraba a las vacas en el potro, evitando cornadas y coces; se reunía al ganado para ponerle los cencerros; recuerdo de este Concejo donde se hacían tratos comerciales, y , en ocasiones, se celebraban algunos festejos, es la celebración hasta el siglo XX la fiesta de San Andrés y la de los Cochinos. 

Por el testamento del procurador Francisco Fernández de la Cuesta, podemos ampliar algunos aspectos nuevos de este lugar (AHPJ legajo 5450 , folio 356, 20 de abril de 1715). Este soriano  provenía de  San Pedro Villamanrique, obispado de Calahorra, obispado, se había afincado en  Alcalá la Real, donde se había enraizado  tanto que se enterró a la entrada de la iglesia de Consolación con una piedra jaspe que nadie podía levantar, como había concertado con los frailes. Fundó también una memoria de 20 misas en su aniversario en en la misma iglesia sobre las casas de la Tejuela y haza del Humilladero.   Su oficio  lo había comprado a Juan Muñoz Maestre y lo tenía cargado con un censo en favor de las monjas dominicas y se vio inmerso en varios pleitos con el cura del Castillo de Locubín y familias de Alcaudete. Le prestó al hermano mayor del Santo Cristo de la Humildad, como simple curiosidad un albardón hecho de  cubierta de becerro verde de caojinete y bolsas de cordobán y las barras de hierro y estriboscerrados (100 reales),  y una candiota  de 24 arrobas.Vivía en la casas que hacía esquina con la clle  de la tejuela y los solares de don Faustor Fernández de Moya, hipoteca sobre tierras de Monte del Rey a favor de las monjas trinitarias. 

Y el dato más curioso relacionado con  el Corral del Concejo,  para su ubicación y descripción del entorno:" Y también tengo  otras tres casas en la calle de las Parras de esta ciudad que lindan  por la parte alta  con casas de Pedro de Eredia, y, por la baja, con EL CORRAL DEL CONCEJO,  y la ciudad le intrometió a querer y mantener  un lavadero que izo en el Corral en tiempo de peste , y así como bio la sanidad, defendía y por acuerdos de esta dicha ciudad  separé y distinguí la posesión de mi casa abriendo los zimientos antiguos y lebantando paredes , y se desizo el pilar , y para que la piedra del pilar  envirtud del acuerdo de  que ai, rezivo en los autos en los quales tengo instrumentos de compredas de ventas y propiedades y rendeziones de censozos con prueba real  y al ziudad no izo defenza alguna, pasaron los autos a nte don  Lucas  Marroquín de la Peña, teniente de escribano que  don Diego Dáiza que oy  lo haze don Juan Ramírez, quiero que se recojan  los títulos y los tengan mis herederos". Con estas casas fundó una memoria  en la que se cargaban 60 reales de limosna , que habían de dar a la puerta del convento de Consolación en el primer Viernes de Cuaresma de cada año media libra a cada pobre. Y señala un dato interesante "  y por las dichas casas, haza y zumacar se a de dezir  por toda la Comunidad del dicho convento sobre mi sepoltura un responso cantado el primero Viernes de Cuaresma de cada un año".

Nombró  de heredera y patrona de la memoria  doña María  García Sancha y Chavarría, y, si el el convento no cumpliere, dejaba las propiedades y encargos al Hospital del Dulce Nombre de Jesús.

CONCLUSIONES

El Corral del Consejo se encontraba rodeado de corrales, casas, haza y tierra de zumaque, con lo que su extensión debía prolongarse desde la actual Corredera  hasta la calle de las Parras. En su entorno, existía un pilar ( que se observa en el plano del siglo XIX) y se levantó un lavadero en tiempos de peste, por lo que debió mantenerse posteriormente. Fue un espacio municipal extenso que podia permitir edificios grandes como iglesias.  

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