Primavera es la
estación ideal para recorrer pasear por estas tierras del cortijo Veneroso. Con
el mapa de Amelio López, manuscrito de principios de siglo XX, todos los senderistas
se topan con cortijos y casas renovadas y destruidas entre muladares.
Pero, se describe una página geográfica del pasado. Pues, tan sólo, el
cortijo de Villalobos se mantenía en la ribera del arroyo
del Palancares, y sus tierras lindaban a occidente con el arroyo
de Ana Ramos, y a oriente con el camino de Agreda sin formar una cortijada ni
ningún núcleo rural. No obstante, ya se distinguía un molino de pan que se
movía por las aguas del Palancares. Los cortijos eran de grandes
extensiones en las que predominaba la labor en tierra calma. Por cercanía
a este cortijo se encuentran en dirección oriental uno que destacaba, el
cortijo Veneroso. Algunos vecinos le llaman Venerose. Pero, nos ceñimos al
primero, un lugar importante, que tenía hasta escuela, y hasta fiesta por mayo en
la era de su cortijo, Debe a su nombre a la familia de los Veneroso,
donde, en estos terrenos de ganadería lanar, Pedro fijó un cortijo
y haza de ciento cincuenta fanegas. Era hijo de Pedro Veneroso y de Pereta
Ferrari. Miembros de una familia de la nobleza nueva genovesa, nobili novi,
tan importante que se hizo con el poder en Génova a mediados del siglo
XVI (entre sus antepasados encontramos médicos y abogados). Lo hacían para satisfacer la demanda de las ciudades pañeras de
Florencia, Bolonia, Milán, Padua o Venecia. En 1563 el tío Bartolomé
llegó a Granada desde Génova, a la edad de 14 años, junto con su hermano el
mercader Francisco Veneroso, padre del regidor alcalaíno. Los Veneroso no perdieron la oportunidad de participar en este
lucrativo negocio y adquirir ingenios de azúcar en Motril y Adra, arrendando
algunos más en otros lugares dela costa granadina.
Pedro Veneroso era
alguacil mayor de la Chancillería de Granada y del Santo Oficio de la
Inquisición y había adquirido algunos cortijos cercanos como en tierras de
Colomera con 180 fanegas y casa.
Este mercader genovés
se vino a vivir a la ciudad de la Mota. Fijó su residencia junto a
una casa de la familia de los Frías por la calle de los Lagares,
Además poseía un mesón en Alcalá la Real, situado en la calle de los
Mesones, junto con otro mesón y lindero con esta calle, y el corral del
convento de los trinitarios y otra casa de la calle Cava , que le construyó
Pedro de Fraguagua en diciembre 1603 ( puerta de bodega, terraplenar
cuerpo que sale a la calle con puerta, ante cuerpo, con dos o tres escalones
para entrar a portal, y a la cocina , tabique que parta portal y cocina con su
chimenea hasta el tejado, de yeso, ladrillo o losas, envigar con vigas y
garrotes, cámara del horno, cubrir pared nueva que cae a la calle de otras
tapias de pared con tres pilares, entre pilares tabiques de losas y puentes ,
cubierta de nueve tiseras , cubierta de lata de mimbre o madroño, sentar
ventanas y puertas, viga de bodega, pared junto al fuego, pedazo de
las cámaras sobre el lagar, la calle limpia, (Legajo 4709 folio 400) ; y
otro en la calle del mismo nombre en Granada, de los que sacaba
suculentas rentas. Pero Pedro había llegado a nuestra tierra, en el negocio
lanero, en los últimos decenios del siglo XVI.
En torno a este
comercio con destino a la exportación a Italia, Pedro Veneroso introdujo en
nuestra ciudad esta red con una serie de agentes –unas veces paisanos genoveses
los Miolo entre otros, otros testaferros locales, como los escribanos, pequeños
comerciantes, y oligarcas ganaderos de Alcalá la Real y Castillo de Locubín.
Estratégicamente estaba situada esta población clave para la producción lanera,
enlazada con el proceso del lavado
–Huéscar– y con las aduanas y puertos como Yecla, Murcia, Lorca, Cartagena
y Motril. A través de estos agentes se canalizaba la lana de
los ganaderos, usando a los oligarcas locales –y a sus facciones de los Cabrera
y Aranda o grupos clientelares– como mercado abastecedor de lana y demandante
de productos fabricados importados por los genoveses. Para la creación de esta red fue
indispensable la participación del poder local y la integración de los
mercaderes genoveses por medio de matrimonio con la élite castellana, en
el caso de Pedro Veneroso su parentela estaba vinculada con la granadina
Melchora de Bocanegra de gran relevancia en la capital y, además en la
zona de Domingo Pérez, porque era la segunda mujer de
Juan Pérez de Herrasti, y al enviudar, se casó con él. Posteriormente, se
avecindó en Alcalá la Real, consiguió el cargo de regidor del cabildo alcalaíno
en 1598, y entró dentro de la oligarquía local, que ya no reservaba los cargos
del ayuntamiento para los hidalgos. En la ciudad de la Mota tocaba todos los
campos de la economía. En el aspecto financiero, lo mismo conseguía adosar
importantes préstamos (son los mercaderes y comerciantes de la ciudad como
Pedro Núñez 430 reales en diciembre de 1603) o censos de los
de aquellos tiempos, que para financiar sus operaciones mercantiles lo hacía
con su familia. Así en 1599, se trajo a un mesonero de
Granada. Miguel Sánchez de Contreras al que arrendó la posada y al mismo tiempo
recibió un préstamo de su tío Bartolomé de 371.000 maravedíes. Con este grado de hidalguía, empleaba la estrategia de su
ennoblecimiento del linaje, transformando el capital mercantil en capital
nobiliario y rentista. Compró el cortijo de la Sierra del Camello,
junto a Cañada Honda, lindero con la Sierra, tierras de García Gallardo y
cortijo de Ana Ramos. Y adquirió bienes raíces de todo tipo especialmente casas
en los arrabales de la Mota. cortijos de cereal, censos, juros, y beneficios venales
que rápidamente hicieron olvidar ala mayor parte de la sociedad su pasado
foráneo, humilde y, sobre todo, comercial. No pasó los años en balde, en
Alcalá, su labor normativa en la organización de la ciudad de la Mota fue muy
eficiente, en el mundo de aceite y construcción, Incluso, a la hora de
marcharse legó sus bienes para fundar un colegio de segunda enseñanza con el
nombre de la Virgen de la Cabeza. Pero, algo mayor debió tentarle, para su
marcha hacia Granada el mayorazgo que le creó su tío. No era moco de pavo. Su tío Bartolomé Veneroso,
famoso mercader y financiero genovés, nacido en Génova (1549) y muerto en Gójar
(Granada, 1609) en la casa de su sobrino Pedro, le legó el segundo
mayorazgo.
En los meses finales
de este último año, Pedro Veneroso dio el poder a los frailes del convento de
Nuestra Señora del Rosario, en su nombre el prior fray Melchor de Valdés, para
que fuera a la ciudad de Granada y asentara y
fundara una memoria con sus
bienes (LEGAJO 4620, FOLIO 429 , BLAS MARTÍNEZ DE CÁCERES, 5 de octubre de
1609). El texto, en concreto, dice así:
“dixeron que ansi
Pedro Veneroso, vecino de la ciudad de Granada y también de esta ciudad de
Alcalá la Real. Pretende que se funde en el dicho convento ciertas memorias de
misas que se an de decir por su ánima y de sus difuntos y de otras personas y
ansymismo que se hagan en su iglesia del dicho convento de la invocación de
Nuestra Señora de la Cabeza , y que para el dicho efecto a de dar al dicho
convento unas casas que tiene en esta dicha ciudad y un cortijo e tierras en el
sitio del Camello del término de esta ciudad y otras cosas para que esta
memoria se perpetúe “.
En 1609 falleció
en Gójar Bartolomé en la casa de su sobrino Pedro Veneroso, su ojito derecho, y
de su esposa doña Melchora de Bocanegra, los que vivieron en nuestra Alcalá la
Real. Por n su testamento fundó dos mayorazgos y varios patronatos y
capellanías. Aunque el primer mayorazgo lo hizo a favor de su sobrino Juan
Pedro Veneroso, hijo de Francisco, el otro lo hizo con nuestro Pedro
Veneroso, hijo de su hermano Juan con los ingresos de los cuatro lavaderos de
lana de Huéscar, y ocho cortijos en Iznalloz y Baza. Al mayorazgo añadió muchos
apoyos, para hacer frente. Los bienes de Alcalá, Gramada, Guadix e Iznalloz,
hasta el cortijo del Salado. Al morirse su padre Juan de Veneroso, la
herencia de parte de su cuñado Juan Bautista Zarreta, unos 10.5000 maravedíes.
Evidentemente,
coincidió su marcha en 1604 y1605 cuando su tío adquiere ocho cortijos en
las cercanías de Iznalloz, bienes que añade al segundo mayorazgo junto con los
lavaderos de Huéscar. Fundado en 1608 fue anexionado por el Patronato de la Capilla Mayor de San Justo y
Pastor.
- Pero
el cortijo de Veneroso en Alcalá la Real no recibió las
intenciones de Pedro Veneroso. Pues no llegó a fundarse el colegio
alcalaíno. Y ambos mayorazgos llamaban a la Compañía de Jesús y a su
Colegio de San Pablo de Granada como heredera en el caso de la extinción de su
familia, cosa que finalmente terminó ocurriendo, al mismo tiempo que se fundaba
el Colegio Mayor de San Bartolomé. Este hecho fue fundamental para los
Jesuitas, pues en el siglo XVIII las rentas de los bienes de Veneroso suponían
un alto porcentaje de los ingresos del Colegio de San Pablo. Además de la
citada cláusula de los mayorazgos, Veneroso donó a través de uno de los
patronatos 21.000 ducados al Colegio jesuita de San Pablo para fundar en la
capilla mayor de su iglesia su capilla de enterramiento, anexa a su palacio,
hoy Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago. Otro dotaba de 2000 ducados de
renta anual al Hospital de San Juan de Dios para curar a 8 personas a
perpetuidad. La capellanía la fundó en el convento de San Agustín de Granada.
no todos los bienes quedaron en manos de los jesuitas. Pues en un documento del escribano
alcalino Felipe Pérez, diez de diciembre de 1609, hay un
concierto entre el monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Alcalá la
Real y Pedro Veneroso, vecino y veinticuatro de la ciudad de Granada y alguacil
mayor de la Chancillería. como su tío. Hizo una donación y gracia de este
cortijo con sus tierras y casas de teja y encinas y quejigo y con 120
fanegas de tierra y poco más de ocho fanegas rotas en la Sierra de San Pedro,
seis casas en la Carrera con su horno y lagar con la obligación pagar un censo
de 600 ducados. A cambio de que los frailes se comprometían al arrendamiento de
estas tierras. Posteriormente, las casas de la calle Cava, (varias) y su horno
y otra junto a los Lagares pasaron hasta la segunda década del siglo XVII al
licenciado y cura Juan Jiménez. tierras que fueron rematadas Hoy de los
Veneroso, solo existen las ruinas del cortijo, y se han roturado casi todas las
tierras, y son otros los propietarios.
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