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jueves, 13 de marzo de 2025

PEDRO VENEROSO, UN GENOVÉS EN ALCALÁ LA REAL Y LA VIRGEN DE LA CABEZA


 

Primavera es la estación ideal para recorrer pasear por estas tierras del cortijo Veneroso. Con el mapa de Amelio López, manuscrito de principios de siglo XX, todos los senderistas se topan con cortijos y casas renovadas y destruidas entre muladares. Pero, se describe una página geográfica del pasado. Pues, tan sólo, el cortijo de   Villalobos se mantenía en la ribera del arroyo del Palancares, y sus tierras lindaban a occidente con el arroyo de Ana Ramos, y a oriente con el camino de Agreda sin formar una cortijada ni ningún núcleo rural. No obstante, ya se distinguía un molino de pan que se movía por las aguas del Palancares. Los cortijos eran de grandes extensiones en las que predominaba la labor en tierra calma. Por cercanía a este cortijo se encuentran en dirección oriental uno que destacaba, el cortijo Veneroso. Algunos vecinos le llaman Venerose. Pero, nos ceñimos al primero, un lugar importante, que tenía hasta escuela, y hasta fiesta por mayo en la era de su cortijo, Debe a su nombre a la familia de los Veneroso, donde, en estos terrenos de ganadería lanar, Pedro   fijó un cortijo y haza de ciento cincuenta fanegas. Era hijo de Pedro Veneroso y de Pereta Ferrari. Miembros de una familia de la nobleza nueva genovesa, nobili novi, tan importante que se hizo con el poder en Génova a mediados del siglo XVI (entre sus antepasados encontramos médicos y abogados). Lo hacían para satisfacer la demanda de las ciudades pañeras de Florencia, Bolonia, Milán, Padua o Venecia. En 1563 el tío Bartolomé llegó a Granada desde Génova, a la edad de 14 años, junto con su hermano el mercader Francisco Veneroso, padre del regidor alcalaíno.  Los Veneroso no perdieron la oportunidad de participar en este lucrativo negocio y adquirir ingenios de azúcar en Motril y Adra, arrendando algunos más en otros lugares dela costa granadina.

Pedro Veneroso era alguacil mayor de la Chancillería de Granada y del Santo Oficio de la Inquisición y había adquirido algunos cortijos cercanos como en tierras de Colomera con 180 fanegas y casa. 

Este mercader genovés se vino a vivir a la ciudad de la Mota. Fijó su residencia  junto a una casa de la familia de los Frías por la calle de los Lagares, Además  poseía un mesón en Alcalá la Real, situado en la calle de los Mesones, junto con otro mesón y lindero con esta calle, y el corral del convento de los trinitarios y otra casa de la calle Cava , que le construyó Pedro de Fraguagua en diciembre  1603 ( puerta de bodega, terraplenar cuerpo que sale a la calle con puerta, ante cuerpo, con dos o tres escalones para entrar a portal, y a la cocina , tabique que parta portal y cocina con su chimenea hasta el tejado, de yeso, ladrillo o losas, envigar con vigas y garrotes, cámara del horno, cubrir pared nueva que cae a la calle de otras tapias de pared con tres pilares, entre pilares tabiques de losas y puentes , cubierta de nueve tiseras , cubierta de lata  de mimbre o madroño, sentar ventanas y puertas,  viga de bodega, pared junto al fuego,  pedazo de las cámaras sobre el lagar, la calle limpia, (Legajo  4709 folio 400) ; y otro  en la calle del mismo nombre en Granada, de los que sacaba suculentas rentas. Pero Pedro había llegado a nuestra tierra, en el negocio lanero, en los últimos decenios del siglo XVI.

En torno a este comercio con destino a la exportación a Italia, Pedro Veneroso introdujo en nuestra ciudad esta red con una serie de agentes –unas veces paisanos genoveses los Miolo entre otros, otros testaferros locales, como los escribanos, pequeños comerciantes, y oligarcas ganaderos de Alcalá la Real y Castillo de Locubín. Estratégicamente estaba situada esta población clave para la producción lanera, enlazada con el proceso del lavado –Huéscar– y con las aduanas y puertos como Yecla, Murcia, Lorca, Cartagena y Motril. A través de estos agentes se canalizaba la lana de los ganaderos, usando a los oligarcas locales –y a sus facciones de los Cabrera y Aranda o grupos clientelares– como mercado abastecedor de lana y demandante de productos fabricados importados por los genoveses.  Para la creación de esta red fue indispensable la participación del poder local y la integración de los mercaderes genoveses por medio de matrimonio con la élite castellana, en el caso de Pedro Veneroso su parentela estaba vinculada con la granadina Melchora de Bocanegra de gran relevancia en la capital y, además en la zona de Domingo Pérez, porque era la segunda mujer de Juan Pérez de Herrasti, y al enviudar, se casó con él. Posteriormente, se avecindó en Alcalá la Real, consiguió el cargo de regidor del cabildo alcalaíno en 1598, y entró dentro de la oligarquía local, que ya no reservaba los cargos del ayuntamiento para los hidalgos. En la ciudad de la Mota tocaba todos los campos de la economía. En el aspecto financiero, lo mismo conseguía adosar importantes préstamos (son los mercaderes y comerciantes de la ciudad como Pedro Núñez 430  reales  en diciembre de 1603) o censos de los de aquellos tiempos, que para financiar sus operaciones mercantiles lo hacía con su familia. Así en 1599, se trajo a un mesonero de Granada. Miguel Sánchez de Contreras al que arrendó la posada y al mismo tiempo recibió un préstamo de su tío Bartolomé de 371.000 maravedíes. Con este grado de hidalguía, empleaba la estrategia de su ennoblecimiento del linaje, transformando el capital mercantil en capital nobiliario y rentista. Compró el cortijo de la Sierra del Camello, junto a Cañada Honda, lindero con la Sierra, tierras de García Gallardo y cortijo de Ana Ramos. Y adquirió bienes raíces de todo tipo especialmente casas en los arrabales de la Mota. cortijos de cereal, censos, juros, y beneficios venales que rápidamente hicieron olvidar ala mayor parte de la sociedad su pasado foráneo, humilde y, sobre todo, comercial. No pasó los años en balde, en Alcalá, su labor normativa en la organización de la ciudad de la Mota fue muy eficiente, en el mundo de aceite y construcción, Incluso, a la hora de marcharse legó sus bienes para fundar un colegio de segunda enseñanza con el nombre de la Virgen de la Cabeza. Pero, algo mayor debió tentarle, para su marcha hacia Granada el mayorazgo que le creó su tío. No era moco de pavo. Su tío Bartolomé Veneroso, famoso mercader y financiero genovés, nacido en Génova (1549) y muerto en Gójar (Granada, 1609) en la casa de su sobrino Pedro, le legó el segundo mayorazgo.

En los meses finales de este último año, Pedro Veneroso dio el poder a los frailes del convento de Nuestra Señora del Rosario, en su nombre el prior fray Melchor de Valdés, para que fuera a la ciudad de Granada y asentara y  fundara  una memoria con sus bienes (LEGAJO 4620, FOLIO 429 , BLAS MARTÍNEZ DE CÁCERES, 5 de octubre de 1609). El texto, en concreto, dice así:

“dixeron que ansi Pedro Veneroso, vecino de la ciudad de Granada y también de esta ciudad de Alcalá la Real. Pretende que se funde en el dicho convento ciertas memorias de misas que se an de decir por su ánima y de sus difuntos y de otras personas y ansymismo que se hagan en su iglesia del dicho convento de la invocación de Nuestra Señora de la Cabeza , y que para el dicho efecto a de dar al dicho convento unas casas que tiene en esta dicha ciudad y un cortijo e tierras en el sitio del Camello del término de esta ciudad y otras cosas para que esta memoria se perpetúe “.

 En 1609 falleció en Gójar Bartolomé en la casa de su sobrino Pedro Veneroso, su ojito derecho, y de su esposa doña Melchora de Bocanegra, los que vivieron en nuestra Alcalá la Real. Por n su testamento fundó dos mayorazgos y varios patronatos y capellanías. Aunque el primer mayorazgo lo hizo a favor de su sobrino Juan Pedro Veneroso, hijo de Francisco, el otro lo hizo con nuestro Pedro Veneroso, hijo de su hermano Juan con los ingresos de los cuatro lavaderos de lana de Huéscar, y ocho cortijos en Iznalloz y Baza. Al mayorazgo añadió muchos apoyos, para hacer frente. Los bienes de Alcalá, Gramada, Guadix e Iznalloz, hasta el cortijo del Salado.  Al morirse su padre Juan de Veneroso, la herencia de parte de su cuñado Juan Bautista Zarreta, unos 10.5000 maravedíes.

Evidentemente, coincidió su marcha en 1604 y1605 cuando su tío adquiere ocho cortijos en las cercanías de Iznalloz, bienes que añade al segundo mayorazgo junto con los lavaderos de Huéscar. Fundado en 1608 fue anexionado por el Patronato de la Capilla Mayor de San Justo y Pastor.

-       Pero el cortijo de Veneroso en Alcalá la Real no recibió las intenciones de Pedro Veneroso. Pues no llegó a fundarse el colegio alcalaíno. Y ambos mayorazgos llamaban a la Compañía de Jesús y a su Colegio de San Pablo de Granada como heredera en el caso de la extinción de su familia, cosa que finalmente terminó ocurriendo, al mismo tiempo que se fundaba el Colegio Mayor de San Bartolomé. Este hecho fue fundamental para los Jesuitas, pues en el siglo XVIII las rentas de los bienes de Veneroso suponían un alto porcentaje de los ingresos del Colegio de San Pablo. Además de la citada cláusula de los mayorazgos, Veneroso donó a través de uno de los patronatos 21.000 ducados al Colegio jesuita de San Pablo para fundar en la capilla mayor de su iglesia su capilla de enterramiento, anexa a su palacio, hoy Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago. Otro dotaba de 2000 ducados de renta anual al Hospital de San Juan de Dios para curar a 8 personas a perpetuidad. La capellanía la fundó en el convento de San Agustín de Granada. no todos los bienes quedaron en manos de los jesuitas. Pues en un documento del escribano alcalino  Felipe Pérez, diez de diciembre de 1609, hay  un  concierto entre el monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Alcalá la Real y Pedro Veneroso, vecino y veinticuatro de la ciudad de Granada y alguacil mayor de la Chancillería.  como su tío. Hizo una donación y gracia de este cortijo con sus tierras y casas de teja y encinas y quejigo y con 120 fanegas de tierra y poco más de ocho fanegas rotas en la Sierra de San Pedro, seis casas en la Carrera con su horno y lagar con la obligación pagar un censo de 600 ducados. A cambio de que los frailes se comprometían al arrendamiento de estas tierras. Posteriormente, las casas de la calle Cava, (varias) y su horno y otra junto a los Lagares pasaron hasta la segunda década del siglo XVII al licenciado y cura Juan Jiménez.  tierras que fueron rematadas Hoy de los Veneroso, solo existen las ruinas del cortijo, y se han roturado casi todas las tierras, y son otros los propietarios.

 

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