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jueves, 13 de junio de 2024

 

SOBRE DOS ANIVERSARIOS

 

Este verano se muestra movido con la celebración de varios aniversarios que calaron en la historia de nuestro pueblo. Desde dos campos distintos, con la diferencia de la distancia del tiempo y con su arraigo en la población, tendrán lugar dos acontecimientos que nos hacen reflexionar. Por un lado hace diez años, que en el Paseo de los Álamos, gran parte del pueblo de Alcalá la Real se congregaba para  coronar a la  imagen de la Virgen de las Mercedes. Todas las representaciones civiles y eclesiásticas acudieron a la cita y recogían para la patrona simbólica la coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado, en la advocación de las Mercedes, simplemente el quinto  misterio glorioso. Se hacía eco del texto evangélico  «Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1). Por otro lado, en 1924 se fundaba en  la ciudad de la Mota, la Agrupación Socialista de Alcalá la Real  en un contexto en el que por primera vez un concejal socialista se integró, al menos, por un año en el cabildo municipal durante el tiempo del general Primo de Rivera.  Tras los primeros pasos de acoso y persecución de las ideas socialistas en las aldeas a finales del siglo XIX, comenzó una etapa en la que la llama de los hombres del partido socialista obrero español, afincados en la localidad, vivieron una historia y participaron siempre que las circunstancias históricas y democráticas se lo permitieron dando muestras siempre por la defensa de las clases populares y de la sociedad del bienestar de nuestra sociedad alcalaína. Le vienen bien aquellas palabras a cada uno de los que ocuparon sitio de servidores públicos en sociedades obreras, asociaciones, sindicatos, casas del pueblo, centro obreros, organismos políticos aquella frase de Oscar Wilde que impregnó a muchos de ellos en los momentos más difíciles para conquistar la sociedad feliz  en la que vivimos hoy: “ "No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños”.

Diez años de una celebración religiosa popular tal vez sea una fecha cercana, pero revive  con mayor intensidad un sentimiento común que compartieron muchos vecinos de las aldeas y de la ciudad de Alcalá la Real. Fue un ejemplo de interiorizar en todos los devotos el sentimiento del patronazgo y de la realeza, pero sin estridencias, en la humildad del magnificat y con el reconocimiento de ser la hortelana y labradora de las almas alcalaínas por excelencia, Hay constancia de ello en aquellas visitas itinerantes a todos los rincones y aldeas donde se congregaba toda la gente para invocarla, no faltó rincón alguno: la realeza no se dio, conquistó los corazones. Pues recogió los frutos de cinco siglo , ya que coincidimos con Wilde ,:“. “Me gustaría mirar todo de lejos pero contigo”. Y eso aconteció en aquel d



ía del mes de agosto, recogiendo la siega de muchos segadores a lo largo de los siglos de la historia alcalaína.

Cien años es un libro escrito de crónicas, que hombres alcalaínos forjaron  y compartieron en el devenir de la historia. Se pueden citar nombres que fueron los que escribieron los capítulos: Salvador Frías, Domingo Muro, Francisco Gonzalo, José Marañón, Casiano Castillo, Elena Víboras, Carlos Hinojosa y Felipe López como los primeros responsables, pero la lista sería interminable entre seguidores, sociedades, asociaciones y organizaciones que expandieron y sembraron las ideas del partido socialista en la localidad y aldeas. Y transformaron un pueblo en ciudad y sembraron las bases de una convivencia democrática que se prolonga más de cuarenta años. Estos dicen años nos interpelan a un tiempo que Nietzche  aludía a que “Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado”.

Esta frase que constituye una afirmación desafiante. Pues se e trata de un cuestionamiento a la pasividad frente a la acción. No se puede juzgar a otros  por hacer lo que hicieron, si frente a esto no se emprenden acciones para corregirlo. No se puede ser un espectador cómodo, y a la vez crítico, de la historia. Pues la historia memoria vita est, decían los latinos.

 

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