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jueves, 27 de junio de 2024

EL AMOR EN EL MUNDO CLÁSICO

 

 

 

 

 

 

 


 

            LA Mitología es una materia que se ha puesto de moda. La demandan los  turistas cuando tratan de visitar un museo o una exposición  de arte. La solicitan los artistas, cuando quieren interpretar sentimientos eternos en sus obras. . Y, es el manual del poeta, del novelista y del  lector que se acerca a muchas producciones  literarias. La razón estriba en que la mitología es la historia que trata sobre la vida y hazañas de los semidioses y héroes de la Antigüedad, especialmente en nuestra civilización europea, la  grecorromana, fundamento de la cultura actual. Pero, no nos vamos a remontar al origen de muchos mitos o leyendas ni a los pueblos que más propagaron estas fábulas,  sino que nuestro interés radica en  la base que sustentó el relato de una acción verdadera  y fue transformada  y animada mediante las circunstancias  extraordinarias que le rodean. En este sentido, el sentimiento del amor, tan común a las personas y a las culturas, se ha revestido  miles de  interpretaciones. Pero,  el mito lo ha elevado  a lo sublime, partiendo de seres fantásticos, en lugares olímpicos y  con sentimientos  profundos.

 

                                               VENUS

 

            En  la mitología,  VENUS para los latinos y Afrodita para los Griegos   es, por excelencia, la diosa del amor, y ligado a lo anterior, la diosa de la belleza.  Por eso, los antiguos escritores describieron sus orígenes en medio de las espumas  del mar y provista de todos los encantos, cuando fue recogida , en la isla Citerea por las Horas, otras divinidades. Y  el amor hecho diosa, fue montada en el mejor carro para ser transportada al Olimpo; como cortejo, estaban las Risas, las Gracias y los Juegos y se colocó un bello  ceñidor  para atraer  a los dioses. Estos quedaron encandilados al llegar a la mansión divina, todos la pretendían y la querían por esposa. suya      

            Y, esta diosa pronto fue de las que más culto recibió en  altares  y templos. Los hubo en Palos, Amatonte e Idalia de la Chipre, en Gnido, Citerea y en el monte Erix de Sicilia.  Se presentaba ante los devotos en esculturas sedentes sobre el carro arrastrado por palomos, cisnes y pájaros, con corona de rosas y mirto circundando sus blondos cabellos. . Como  la cantaba  el poeta  latino Horacio (65-8 a C.).

 

                        Oh Venus, reina de Gnido y Pafos,

abandona tu Chipre tan querida

y acude  a la adornada estancia

 de Glicera, la que te invoca

 con numeroso incienso.

Venga contigo el Niño ardiente

 y las Gracias de talles desceñidos;

vengan las Ninfas y la Juventud

que sin ti nadie atrae,

venga Mercurio.

 

 Pero, como el amor era un sentimiento profundo e intachable,  no podía ser manchado, sus altares  jamás recibían sacrificios de animales que mancharan el ara . Tan sólo el incienso y los perfumes contentaban a la diosa. De ahí que el poeta Tibulo exclame, cuando ya vaticina su muerte repleto de amor, este hermoso paraje  rodeado de Venus:

Y a mí, por ser obediente, siempre el dulce Amor,

La propia Venus me llevará a los Campos Elisios,.

Aquí las danzas y los cantos prosperan, revoleteando sin cesar,

Trinan dulce melodía de su gorja clara las aves;

Produce canela la campiña sin necesitar cultivo, y por doquier

Florece la tierra con rosas perfumadas,

Y grupos de jóvenes, confundidos con muchachas delicadas,

Juegan, y con frecuencia mezcla combates el Amor.

Allí está todo aquel a quien, enamorado, sorprende la muerte rapaz

Y lleva guirnaldas de mirto en su cabellera maravillosa.

.

                                               CUPIDO

 

            Esta diosa, según hemos visto en el poema de Horacio,  tuvo un hijo. Recibió el nombre de EROS en la lengua  griega y Cupido  en la latina. Este “eros” que algunos psicoanalistas modernos  han  extendido como uno de los impulsos vitales del hombre. Ese dios seductor y engañoso, que perfila unos nuevos rasgos del sentimiento amoroso. De ahí que Júpiter pronto tratara de  hacerlo desaparecer del mundo previendo y temiendo los daños que pudiera ocasionar a los mortales. Pero, Venus no quería deshacerse de su hijo. Lo ocultó en la parte más densa de los bosques y allí fue amamantado por los leones y los tigres. Cuando estaba ya robusto, Cupido se labró un arco de fresno y con madera de ciprés hizo las flechas. Primero, se adiestró en este arte  con los animales, luego sus flechas comenzaron a traspasar los corazones de los hombres. Y, la cadena y el símbolo se han perpetuado hasta la actualidad. ¿A quien no le han regalado un niño, provisto de alas, con los ojos y vendados portando sus flechas y el  carcaj? No son sino las  manifestaciones de la pasión  amorosa  que provoca, por cierto, en la Antigüedad no duradera como simbolizan las  alas y,  ciega, de tal modo que con los ojos vendados  se expresa que el amante no ve las faltas  y defectos de su objeto amoroso. Pero sin olvidar el Niño Cupido. ¡Qué canto más certero  ele que realizó el poeta Propercio dirigido a su amante Cintia!

 

Quienquiera que fue aquel que pintó el Amor niño,

¿no crees que tuvo manos admirables? Fue el primero

que vio que los amantes viven sin sentido común,

y que por mezquinos cuidados perecen  grandes bienes

Y el mismo le añadió, y no en vano, alas ligeras,

E hizo que el dios volara en el humano corazón,

Puesto que somos arrojados a un mar cambiante

Y nuestra brisa nunca permanece en el mismo lugar.

Con razón está armada su mano de saetas con garfio,

Y una aljaba de Cnosos cuelga de sus hombros:

Pues hiere incluso cuando creemos esta r a salvo

Del enemigo, y nadie escapa sano de su herida.

 

Es curioso que el AMOR  en la cultura grecorromana se represente con un aspecto dualista. Pues, mientras Afordita/Venus  acude al Olimpo acompañada de las Gracias, símbolo de  las acciones buenas que reparte: la amabilidad, la jovialidad, el humor benigno  la liberalidad, la sabiduría. Por el contrario Cupido no disfruta de esta virtudes sino que se queda en lo efímero del amor, juguetón con el aro,  las mariposas  o  los ninfas; travieso en sus posturas manieristas  y conquistador con un casco en la cabeza, pica al hombro y brazo armado con el escudo.

            Por  eso, es comprensible que las  narraciones mitológicas de amor  deriven  unas veces en acciones bélicas como  la Guerra de Troya por el Juicio de Paris y el rapto de  Helena, donde Venus  juega un papel fundamental  dirigiendo los hilos de sus protegidos los troyanos  frente a Juno, la protectora de los pueblos helénicos. U,  otras veces en belals narraciones de amor, que al final, quedan envueltas en  la  amargura de la tragedia como la fábula  de Píramo y Tisbe, o , las de la propia Venus con Adonis.

 

Veamos.

 

FÁBULA DE ADONIS Y VENUS

 

Venus se había visto obligado a casarse  con el dios Vulcano, porque Júpiter le concedió este honor gracias a que había inventado el rayo  mediante el cual había sido posible matar los Gigantes. Sin embargo, Venus desdeñaba los amores de este dios,  concebido como un herrero cojo y sucio, y  lo evadía atraída por los  halagos de los cortesanos que la pretendían. Entre ellos sobresalió Adonis, hijo del dios Myrra, dios de los borrachos y de los guerreros. Adonis- de ahí viene la expresión “eres un adonis”- era un joven doncel, nacido en Arabia, y un cazador empedernido. Venus no quería que se dedicara  tan intensa y osadamente a  esta afición . Y esto le aconteció. Un día, cazando en los montes de Líbano,  enardecido por la pasión cinegética, se olvidó de los consejos de la diosa, porque , al herir  un jabalí, este  lo derribó  e hizo pedazos a Adonis. La diosa acudió en socorro del amante, pero ya era tarde: había expirado., Entonces, regó su sangre con néctar y la convirtió en la flor de la anémona ( A este tipo de  mitos que se transforman en elementos naturales llamamos metamorfosis). Pero, Venus no podía soportar la pérdida de Adonis y suplicó a Júpiter  que le fuera devuelto su amor. No se lo pudo conceder la ley del destino, sino que, tan sólo, le permitieron que  Adonis pudiera pasar seis meses en la tierra y otros seis meses en el infierno.

           

LOS MITOS  DE AMOR SE PLASMAN EN LAS MANIFESTACIONES CULTURALES

 

Curiosamente, esta fábula dio lugar a una fiesta  llamada Adonia, que consistían en que los primeros cuatro días se celebraban ceremonias fúnebres y los siguientes cuatro días se hacían desbordantes regocijos para conmemorar la muerte y apoteosis del amante de Venus.      

            Pero, no sólo el amor ha impregnado el mito o la leyenda oral , sino que ha dado lugar y origen  a  muchos aspectos de la cultura  humana. las fiestas, la religión, el matrimonio, el arte, la salud, .....

El amor llegó a la escultura como la Venus de Gnido, o  a la literatura como topos o lugar común de muchas obras. Lo mismo que “carpe diem”, “collige rosas” “beatus ille” Concretamente, sublimado en  la de  Psique y Eros, elevado a la categoría de la épica en los amores de Dido  y Eneas o Helena y Paris . Y, no ha habido género que más se acerque al amor que la poesía. Los griegos lo hicieron dentro de la poesía lírica, sobre todo, con el epigrama, poesía corta de tema amoroso. Los romanos crearon un género amoroso, la poesía elegíaca.  Esta no fue  la poesía de la muerte, sino la poesía al son de la flauta,  que era  el nombre griego (elegjos) del instrumento que dio lugar a este subgénero. Destacaron célebres poetas como Catulo, Ovidio, Tibulo y Propercio. Todos ellos recrearon el amor  en una amante ficticia con nombre griego: Lesbia, Clodia, Hostia o Corina. Sublimaron el amor, lo envolvieron en el mito, lo acariciaron en la  poesía pastoril y  lo revivieron en las grandes obras dramáticas. Unas veces, en forma de Comedia. el amor de enredo; otras en el sufrimiento trágico como Fedra del cordobés  Séneca :Sirva de ejemplo de  Fedra en esta confesión del amor impío:

 

FEDRA. El dueño del implacable reino y de la Éstige silenciosa

Ningún camino de vuelta abrió hacia los mundos abandonados .

¿Permitirá regresar él al ladrón de su propio tálamo?

A no ser que Plutón  también sea capaz de disculpar el amor.

HIPOLITO. A él, sin duda, los dioses le concederán justo regreso

Mas mientras mantenga nuestros deseos en vilo el dios,

Trataré con la debida piedad a mis hermanos queridos

Y haré lo posible porque tú no te sientas viuda;

Yo mismo ocuparé para ir el lugar de mi padre.

FEDRA ¡Ay, crédula esperanza de los amantes!¡Ay,Amor taimado!

.

            He aquí algunas muestras del canto romano al amor. El poeta epicúreo del siglo I a. Cristo, Quinto Lucrecio Caro  así definía el amor en De Rerum Natura






Y ello porque no es puro placer,

Porque secretos aguijones los impulsan

A herir al ser amado, a destruir

La causa de su dolorosa pasión.

Y es que el amor espera siempre

Que el mismo objeto que encendió la llama

Que lo devora, sea capaz de sofocar.

Pero no es así. No. Cuanto más poseemos,

            Más arde nuestro pecho y más se consume.

 

Pero, si hay un poeta que más haya  inspirado la poesía amorosa universal, de seguro que ha sido Catulo (87-54 a. ). Canta, como muchos poetas de hoy, parece un contemporáneo más, recorre todos los trances del amor, desde su nacimiento hasta su ruptura, desde el derredor de su amante hasta los sentimientos más profundos. Fruto de ello, son estos versos de  parte  de sus Carmina.  esta poesía decidida a su Lesbia, un amor que no llegó a comprenderlo:

 

            Vivamos, Lesbia mía, y amémonos,

Y las murmuraciones de los viejos severos

Pensemos que no valen un ardite.

El sol puede morir y renacer;

Nosotros, cuando muera esta breve luz,

Tendremos que dormir una noche perpetua....

 

O esta definición de un amor no correspondido, la más certera y con menos versos de la poesía amorosa. Odi et amo. Que en castellano quedaría:

 

Odio y amo. Tal vez preguntes cómo puedo hacerlo.

No lo sé, pero  lo siento así y me torturo

 

            Un amor que no   puede soportar la infidelidad ante  el brindis del amor leal del poeta:

 

Ninguna mujer puede decir que ha sido amada

Tan de veras como tu, Lesbia Mía, lo eres para mí,

Ni hubo jamás lealtad tanta en un tratado

Cuanta  en tu amor se encuentra por mi parte.

 

Y, una manifestación de amor que alcanzó  hasta  los goliardos, poetas populares que escribía en lengua romance  y latina sus cantos. Formaron un movimiento cultural y social europeo cuyos promotores fueron los  clérigos y estudiantes de la  Europa del  siglo X que vivían una vida independiente, indisciplinada y aventurera. Hoy día se han recuperado algunos de ellos, forman parte de la composición de Carmina Burana de Karl Off o están casi inéditos   estos preciosos versos del monasterio de Ripoll (Gerona)

 

Dulce amiga mía, tu belleza supera a las muchachas.

Así como la luna a las estrellas, dulce amiga mía.

Dulce amiga mía, estoy atormentado por tanto amor.

Dulce amiga mía, moriré de dolor, créeme,

Si tu no me das la vida, dulce amiga mía

 

Texto original: Dulcis amica mei, superat tua forma puellas,

Luna velut stellas, Dulcis amica mei,

Dulcis amica mei, nimis fervoribus angor,

Dulcis amica mei, moriar, mih crede, dolore

Ni mihi des vitam, Dulcis amica mei

:

 

 

F.Martín.

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