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martes, 24 de diciembre de 2024

EN DICIEMBRE, LA NAVIDAD

 


Se celebraba y celebran desde hace muchos años en el  mes de diciembre el ocho la fiesta de la Inmaculada Concepción, el catorce San Icasio en Priego por patrón, el veinte Santo Domingo de Silos en Alcalá la Real por patrón, el veintiuno el apóstol Santo Tomé, el veinticinco la Natividad de nuestro Señor y el veintiséis San Esteban, mártir. El veintisiete san Juan apóstol y evangelista y el veintiocho los Santos Inocentes.

 También eran fiestas movibles a lo largo del año los tres días de Pascua de Resurrección y la del Espíritu Santo y el día de la Ascensión y el del Corpus Christi.

 En estos días se obligaba a la asistencia de misa y a la observancia del precepto de no trabajar, se cerraban todo tipo de comercio y trabajo artesanal y  las tabernas y mesones no se podían abrir hasta la salida de la misa de la Iglesia Mayor. Tan sólo se permitía que en algunos lugares se pudiera traficar el comercio, relacionado con los molinos por estar apartados de los núcleos de población.[1] En el año 1754, se recibió una prohibición real en la que se impedía trabajar los días de fiesta.

 Este calendario se completaba con las fiestas particulares de hermandades y cofradías, de aldeas y otros núcleos rurales. Por ejemplo, San Miguel en Charilla, santa Lucía en Frailes, san José en la Rábita, san Juan en las Riberas y en Cantera Blanca.

Algunas vigilias de fiestas  son importantes como las de Navidad y Pascua de Resurrección, donde las velas nocturnas ocasionaban a veces algunos altercados que fueron prohibidos. 

A mediados del siglo XIX, tuvo lugar la reducción de fiestas establecidas por un concierto entre el ayuntamiento y el cabildo eclesiástico. Tan sólo, la festividad del Corpus, el de Santo Domingo de Silos, San Blas y la de Virgen de las Mercedes se salvaron del amplio repertorio.

 

 La más importante cofradía de Ánimas de Alcalá tenía su residencia en el Convento de san Francisco, y, en los años anteriores, al siglo XVII en la iglesia de la Mota. Sin emabrgo, a finales del siglo XVIII, quedó reducida a la de la iglesia de la Veracruz, al reconvertirse el antiguo legado de su hermandad pasional en este tipo de cofradía en el siglo XIX. Solían acudir por la noche, al toque de oración,  a recoger limosna con unas tazas y campanillas por las calles y los cortijos de la comarca.  Dividían la ciudad en varios partidos de la Veracruz,Ssan Antón, Santo Domingo, del Ecce-Homo, Consolación, San Juan y San Blas  y de la Ecarnación y la gente daba  dimero para apliarlos a misas, cantando canciones de ánimas y toque de campanillas. Estas se celebraban por las mañanas en el amanecer y en los días festivos. La demanda del campo dió lugara que en las aldeas se formaran algunas hermandades como en Ermita Nueva. Tambien por Navidad, llevaban a cabo la limosna de aguilando, que imitó la hermandad de la Aurora, y que acababa con una rifa con los ganados en especie( borregos, cerdos, asnos,)  que que donaban los devotos. Durante el Corpus y Cnadelaria y fiestas de la iglesia su capellán ofracía misas[1]


Por las fiestas religiosas significativas ( Pascua, Corpus y Navidad) se llevan a cabo cenas caritativas y de beneficiencia para los pobres, repartiéndoles el pan den dichos días. La Beneficiencia jugará esta función y , sobre todo, la Fundación del Abad Moya lo mantuvo hasta muy avanzado el siglo XX con la cena de Nochebuena a veinticuatro pobres transeuntes


 







 

 

Visitar las aldeas de la Sierra Sur es recordar su pasado, sus costumbres, sus vivencias y sus fiestas. Muy interesante es un recorrido por cada una de ellas en tiempos navideños. Remontarse a tiempos que levantaron las primeras capillas y se reunían en comparsas y pandillas familiares con zambombas panderos y los más ingeniosos instrumentos de percusión, interpretando canciones y villancicos de Navidad en la ermita de la aldea. Podrían revivirse la misa del Gallo en muchos lugres y ermitas. Pero comencemos por las  visita de años pasados encuadrando la escena navideña. Ante el altar mayor de la patrona  o patrón de la aldeas ( en la mayoría la Virgen de Fátima, Carmen, Dolores Rosario,  y en la de mayor población, Nuestra Abuela Santa Ana) se levantaba un precioso belén, donde abundaba aquel paisaje verde cubierto con el musgo de los peñascos y rocas de los Tajos y el cerro de la Mota. Se apoderaba del panel de madera el amarillento serrín un desierto repleto de dunas. El ingenio de la belenista artesano hacía moverse los mulos en las eras de pan y trigo; los cangilones de las norias sacaban aguas de las corrientes turbulentas del ficticio río Jordán; los herreros golpeaban la barra de hierro, rojiza por la luz de fuego de fragua sobre el yunque; y los había que movían las ruedas de moler de los molinos harineros.  Simulaban los molinos de Huéscar entre cantos burlescos entre el arrendatario y su mujer con los usuarios del pan y harina.: Que vengo de moler, moler, /de los molinos de enfrente, /y hablo con la molinera, /y su marido lo consiente. O los de la Ribera Baja junto al cortijo Cerrato.  Que vengo de moler, moler/ de los molinos de abajo, /y hablo con la molinera, /no me cobra los trabajos. O los de la zona de Frailes y los del Cubo, Cabrera y cortijo de la Encarnación de la Ribera Alta. Que vengo de moler, moler, /de los molinos de arriba, /y hablo con la molinera, /y no me cobra las maquilas.
En el partido de campo de Fuente Álamo, hace unos años, algunas comparsas se escuchaban cantando canciones de auroros de la misa de aguilando, con un tono algo desafinado  y diferente al que interpretan los coros de San Juan y los de Priego:  Zapatero que estás remendando/ todica la noche a la luz del candil,/luego viene la Aurora y te llama,/Dices que no puedes, que vas a dormir./No has de permitir,/por estarte otro rato en la cama/ el Santo Rosario no pueda salir./Incluso, estos cantos se extendieron a las Ventas del Carrizal, donde   Juan Barranco, con  62 años en 1995  entonaba :  Es María la blanca paloma/que un día en España/la vieron volar/ en el centro de una hermosa nube/ vino a Zaragoza/ en carne mortal/Y Santiago como lo sabía/cayó de rodillas/al pie del pilar.
Estas comparsas se conectaban con 
la tradición de los aguilanderos, grupos espontáneos de hermanos de cofradías ( en  Alcalá y en las aldeas, hay noticias de las de las Ánimas , del Pecado original o la de Nuestra Señora de la Aurora) que iban de una casa a otra de los hermanos con rústico acompañamiento musical de zambombas, panderos, panderetas,  instrumentos de percusión, algún violín , guitarra o  laúd  cantando villancicos, que culminaba con el canto del  aguilando real : El aguilando real/ son tres Kilos de tocino, /cuatro de bacalao/ y arroba y media de vino,/Con el kiriki,/Con el kirikando,/de aquí no me voy/sin el aguilando,/ dámelo con ligereza,/         que la vecina de enfrente/ me llama con la cabeza/Con el kiriki, con el kirikando,/ de aquí no me voy/ Sin el aguilando.  Y la guinda final:  Vamos cantando/ a la vez que pedimos/ el aguilando. que le den/ con el rabo/ en la sarten. Y  con gran fuerza, tocan en las estrías del vidrio de la botella de aguardiente eb forma de instrumento de perccusión:  Que le den/Con el rabo la sartén.//.
       
Más centrados en la Navidad, seguimos la ruta aldeana con un villancico romanceado de larga extensión, desgraciadamente desaparecido que contaba el relato de un milagro o escena de la infancia de Jesús, Lo referían las constituciones abaciales de Juan de Ávila, que, por estas fechas, se hacían en algunas iglesias y ermitas “algunas representaciones, juegos o remembranzas u otras cosas semejantes”, por cierto, a veces “no muy honestas”, porque, como hemos referido, en la celebración de aquellos autos o teatros menores se introducían algunos versos graciosos “las célebres morcillas” teatrales. Escuchaba los cantos de los largos romances. Preciosos y llenos de lirismo le resultaba el villancico “Cuando el Eterno se quiso hacer Niño”, o del “Niño Jesús Carpintero”, o los más universales “Los desposorios de San José, “La huida a Egipto”, o “la Posada”. Eran parte y herencia de los misterios medievales, pero los abades tuvieron que prohibirlos en su tiempo, para que no se celebraran en las iglesias por causarse algún que otro escándalo. Pero pervivieron en las ermitas y en las fiestas de las aldeas.  Pues, un siglo después, estos villancicos y estas representaciones se refugiaron en las fiestas profanas, con el nombre “farsa, aunque sea en lo divino”, lo que demuestra la pervivencia de estos romances y misterios de Navidad, como recogen la constitución 5 del título XIII del abad Pedro de Moya. En nuestros tiempos, estas escenificaciones quedaron como un testigo deformado en los colegios, en algunos templos y reuniones familiares de aldea a la luz del candil. Incluso, en aldeas de La Rábita, Hortichuela y San José, donde a veces sustituyen Caminito de Belén, por de Egipto para Belén y con un final de estribillo lírico muy reiterativo pero muy preciado en este Verde Naranjuez :  
Camina la Virgen pura, viva el amor,/camina la Virgen pura, viva el laurel,/caminito de Belén,/viva el amor,/ viva el laurel,/caminito de Belén.
 
Pero tampoco faltaba en las aldeas los villancicos cortos de redondillas, y cuartetas. Desde villancico jaenero con estos versos: Entre olivares y cantos,/Lo mismo que en Israel/entre olivares y cantos,/lo mismo que Israel,/El Niño de Dios debiera/ haber nacido en Jaén.
 Y como una canción andaluza de sabor navideño e invernal: A la una canta el gallo,/A las dos el perdigón/A las tres la tortolilla/Y a las cuatro canto yo./ O con estos versos de música y letra de nana: Ya se acerca la nana sombría./Ya se esconden los rayos del sol,/Ya de estrellas se cubren los cielos,/Ya la luna su disco asomó, que se interrumpía con esta letra 
a más profana en medio de los cortijos de la Rivera del Palancares o del río san Juan:  ¿De quién será esta casita/ con estas torres tan altas?/ De Antonia o de Victoria,/ Dios les dé muy buenas Pascuas.Villancico  que acababa con la canción de cuna para acostar a los niños:  Ea, ea, / Ea, nanita, nana, Nanita sea/Mi Jesús tiene sueño, /Bendito sea, /Ea, ea. /Cuáles son tus ensueños/Y tus alhelíes, /Qué es lo que tu estás soñando/Que te sonríes, /Ea, ea, Ea, /nanita, nana, anita, ea.

 




y la actual  en la ruta de los Belenes 






FRANCISCO MARTÍN ROSALES









[1] AMAR. Caja 207. Pieza 6.



[1] AMAR. Libro de Ordenanzas de 1760 y Capitulaciones Sinodales del abad Pedro de Moya.

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