EL ARRABAL
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Alcalá
la Real. Año 4. Número 15. Segunda Semana de JUNIO de 2004
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Director. Francisco
Martín Rosales.
EDITORIAL
En cuanto al cuento, el informante era SIXTO LEÓN ARROYO. ERA UN O CUENTO CAMPESINO.
EL CURA, EL AMO,
LA MUJER Y EL CRIADO
Había dos parcelas de
tierra que lindaban, una con la otra. Una era de un padre cura, y la otra de un
afamado labrador. Tenía la familia un
criado, de nombre Pedro, que se dedicaba
a todas las labores de labranza de su cortijo. En otoño, las labores de la
vendimia, siembra y yunta; en invierno, la aceituna; en primavera, la escarda,
y en verano la siega y las labores de la cosecha en la era.
La señora del
cortijo, por cierto, era muy religiosa y
mantenía muy buenas relaciones de vecindad con el padre cura de la aldea.
Pues le invitaba a compartir la
mesa con asiduidad en su casa.
Cierto día, la señora mató un pavo y le invitó a comer
al cura.
En otra ocasión, mató un gallo. Y, no fiándose
del criado, le dijo a su marido.
-He matado un gallo. ¿Porqué no vas a invitar al padre
cura para que venga a comer con nosotros? Ahora, está trabajando con su yunta
en el campo. No me fío de Pedro que no es buen mandadero. Le respondió el
marido:
-Yo no voy, que no tengo ganas de andar.
Se dirigió a donde estaba el criado y le dijo:
-Te ruego que vayas al campo del padre cura, y le
dices que se venga a comer con la familia.
Ni corto ni perezoso, le asintió con la cabeza. Pero
primero subió a una cámara, donde rellenó todos sus bolsillos con nueces.
Después, marchó hacia la finca del cura. Cuando se acercaba a la besana que el
cura faenaba, iba soltando nueces. Por fin se colocó delante su presencia y le
dijo:
-Padre, me ha dicho mi amo que pronto llegará y lo
apedreará.
Pedro salió presuroso en dirección al
cortijo del amo y llegó ante la señora, a la que le dice:
-El cura no tiene ganas de comer.
Contrariada la mujer, le dijo a su marido:
-Anda, ve y le dices al cura que le he preparado el
gallo para él. Anda, insístele.
El marido, cuando se acercaba al cura, comenzó a coger
las nueces, que había soltado su criado Pedro. Al verlo el cura, creyendo que el
labrador vecino se encontraba en posición de tomar las piedras del suelo, por
lo bajo gritó:
-Este ya viene a matarme a peñonazos. Era verdad lo
que me dijo Pedro.
Salió corriendo, y no miraba al amo. Cayó varias veces
tropezando con los terrones, Pero no desistía.
El marido le gritaba:
- ¿Adónde va usted? ¡Que mi mujer me ha dicho que se
venga a comer un gallo! No corras, ven con nosotros.
Pero, el cura, no escuchaba sino que, a
las voces de “ te ...a
comer”, más aceleraba el paso y más corría.
- “Cosas de Pedro”. Con razón mi esposa no lo quería
de mandadero..- Musitaba el labrador-.
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