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viernes, 27 de diciembre de 2024

LA PUERTA DE MARTÍN RUIZ














 


Desde mediados del siglo XVI, se llamaba a  la puerta junto a la muralla que daba a la Cusesta de Cambrón, PUERTA DE MARTÍN RUIZ, por vivir cerca el vecino Martín Ruiz Nieto. Debió ser una puerta bajo una torre, como hemos encontrado en algunas viviendas adosadas en el siglo XVII, Propiedad de Francisco de Quesada  que arrendaba a Juan Rodríguez de la Rosa, adosadas lqas casas junto a la torre y linderas por otro lado con herederos de Alonos Ramírez y por otro con la torre de la Puerta de Martín Ruiz., en la calle de san Blas. AHPJ. LEGAJO 5010, Antón de Santoillán,  17 DE JULIO DE  1647). 



 En 1571, el cabildo municipal compró varias casas- de las hermanas María y Ana de Torres- cercanas a este lugar para ensanchar la calle Cava y limpiar la zona y adornarla, para ello hizo una pared a la parte “de la puerta de Martín Ruiz bajo del Rastro”, ya que el sitio se había convertido en un muladar y derrumbadero muy peligroso para las gentes y cabalgaduras que pasaban por allí pues era la puerta principal de la Mota. Además, se ordenó en un cabildo “se haga empedrar lo que está encima de la Puerta de Martín Ruiz, lo que sirvió para formar una nueva calle”. Por el pago de la obra en   el año siguiente, tenemos la fecha exacta de la obra de la calle:

 

“Des cárguensele más mil e doscientos y veinte y dos meses, que pagó e se gastaron en empedrar un pecado de empedrado en la calle de la Puerta Martín Ruiz, en que se ocupó un maestro dos días, que ganó ocho reales; e otro maestro dos días que son seis reales; y quatro peones en dos días que ganaron ocho reales y res reales de dos días del obrero; y lo demás que fueron doscientos e sesenta e ocho mrs. se pagaron a los que truxeron piedra y arena: que todo montó la dicha contra de los dichos mil e ciento e veinte y dos mrs.: mostró la copia del gasto firmada del señor Luis de Villalobos jurad, a quien e se acometió e librança de ciudad. Su fecha a onze de julio de este dicho año”.

 .. En 1622, se produjo el primer paso de su derrumbe con la caída de parte de la Puerta de Martín Ruiz junto con dos flancos que van a producir el deterioro del barrio: las calles colindantes con la muralla del Gabán y las Carnicerías, y, por otra parte, el flanco de muralla que daba al Rastro y lindaba con la calle Cava. 

            Son frecuentes los arreglos de la muralla a principios del siglo XVII. En concreto, por la zona de la Puerta de Martín Ruiz, se produjo un gran deterioro, que condujo a tomar una serie de medidas a los regidores del momento, que estaban muy acuciados con le crítica economía de aquellos años y hubo que echar mano a las rentas de los labradores de los cortijos de propios. Así se recogían, en un legajo de la subasta del reparo de las murallas, las obras programada EL RASTRO (consistentes en traer cincuenta perpiaños   y poner cal y arena y puntales y las cajas para la dicha muralla) y su correspondiente subasta:

Estando en el Llanillo de esta ciudad a altas boçes pregonó que quien quisiere hacer postura en una caxa que había de hacer en la muralla de la Puerta de Martín Ruiz, de seis baras de largo, y seis de alto, que parese de parte a parte de la dicha muralla, dejando dos caños para que el agua no se detenga” El último cinturón de murallas, junto a la Puerta de Martín Ruiz, se encontraba prácticamente arruinado en 1664 y amenazaba las casas colindantes. Sin embargo, todavía lograron mantenerse los edificios públicos como las carnicerías, las tiendas de escribanos, las casas capitulares y abaciales y de la justicia a pesar de los intentos de traslado en 1653 y 1658. A todo ello habían contribuido diversas provisiones reales que habían permitido el traslado del comercio y algunos oficios desde la fortaleza de la Mota hacia el Llanillo, más abajo del arrabal de santo Domingo, sobre todo hasta la esquina del Rosario. 

Ya en el último tercio del siglo xix , sufren un gran deterioro las propias murallas de cierre del cerco del barrio del Barrio de Santo Domingo, hasta el punto que el propio ayuntamiento permitió a los particulares derrumbar todo el lienzo que lindaba por la ermita de San Blas y la puerta de Martín Ruiz, que se hallaba en ruinas con tal de dejar expedito todo el camino de San Bartolomé. Estas son las declaraciones de 4 de marzo de 1872 por parte del concejal don Tomás Cortés "hallarse ruinosa y amenazando peligro una parte de muralla como de seis varas cuadradas y diez de altura al sitio de San Blas, cuyo derribo se hace por ello necesario y, con el que se perjudica a propiedad alguna particular por encontrarse fuera de ellas, expresando se haría cargo de costear su demolición se le permitía utilizarse de la piedra que resultara. La Corporación en su vista y considerando la dificultad y costo que ofrece el derribo por la clase de estas construcciones antiguas  y el poco valor de la piedra en esta localidad acordó acceder a lo solicitado y en evitación de los males que pudiere ocasionar su desplomo, haciéndose esta concesión sin perjuicio  de que ha de que quedar expedito el camino que va al pie de la muralla , que se ha de obstruir este en manera alguna, para lo que se removerán y trasladarán a otro punto los escombros que se produzcan".

Como  consecuencia  de ambos movimientos de poblamiento,  estos barrios, de predominio campesino, fueron los primeros en sufrir las consecuencias y se vieron obligados a trasladarse a los nuevos núcleos rurales para asentarse en los nuevos poblamientos  que se ubicaban en terrenos de propios y eran concedidos  por el propio ayuntamiento, y, por ende, el recinto fortificado mostró un declive significativo, no apreciándose en este tiempo la continuidad ni la habitabilidad en el barrio de Santo Domingo, que sólo, mantenía en pie su iglesia y el lienzo meridional de la muralla, mientras gran parte del poblamiento de  la zona  oriental había desparecido en torno a la ermita de San Blas y la Puerta de Martín Ruiz. Como decíamos anteriormente: “Dentro de la fortaleza, se observa en el grabado de Piero María Balde en 1669, el Arrabal Viejo de Santo Domingo de Silos, con su iglesia y un barrio de trama musulmana comunicando por el alta con los majestuosos edificios del barrio de la Mota, que sirven de tapial y segunda muralla debido a su elevada altura que alcanzaba los tres pisos en contraste de las casas del arrabal”.

 

Como  consecuencia  de ambos movimientos de poblamiento,  estos barrios, de predominio campesino, fueron los primeros en sufrir las consecuencias y se vieron obligados a trasladarse a los nuevos núcleos rurales para asentarse en los nuevos poblamientos  que se ubicaban en terrenos de propios y eran concedidos  por el propio ayuntamiento, y, por ende, el recinto fortificado mostró un declive significativo, no apreciándose en este tiempo la continuidad ni la habitabilidad en el barrio de Santo Domingo, que sólo, mantenía en pie su iglesia y el lienzo meridional de la muralla, mientras gran parte del poblamiento de  la zona  oriental había desparecido en torno a la ermita de San Blas y la Puerta de Martín Ruiz. Como decíamos anteriormente: “Dentro de la fortaleza, se observa en el grabado de Piero María Balde en 1669, el Arrabal Viejo de Santo Domingo de Silos, con su iglesia y un barrio de trama musulmana comunicando por el alta con los majestuosos edificios del barrio de la Mota, que sirven de tapial y segunda muralla debido a su elevada altura que alcanzaba los tres pisos en contraste de las casas del arrabal”.

 

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