EL ENIGMA DE LOS LIBROS DE GINÉS MARTÍNEZ DE ARANDA
SI Ginés Martínez de Aranda es famoso por su labor constructiva en toda la geografía nacional, no puede soslayarse la importancia que tuvo como escritor de tratados arquitectónicos. Su obra el Cerramientos y trazas de montea ha alcanzado gran notoriedad al ser editado en el siglo actual y haber sido objeto de fuente documental y enseñanza en arquitectos como Churriguera hasta ahora el más conocido. Prácticamente su obra literaria había quedado fijada con la fecha de su último testamento donde hacía alusión a varios libros que dejaba para sus herederos. Son varios los artículos que hemos escrito sobre el maestro de obras Ginés Martínez de Aranda. Desde el descubrimiento de su testamento y la partición de sus bienes hasta su última etapa en tierras alcalaínas dirigiendo las obras de la sacristía de la Iglesia Mayo. Unos los fueron por los años ochenta en revistas locales, como las del programa de ferias del Castillo de Locubín. O le dediqué varios artículos en el periódico provincial Jaén. Decía en uno de los últimos publicados: “ A la hora de desvelar enigmas de la biografía de los personajes o artistas de Jaén, juegan un papel fundamental las fuentes documentales relacionadas con sus momentos culminantes de su trayecto vial. Si las partidas de bautismo o los certificados nacimiento dejan en entredicho muchas hipótesis promovidas por el simple comparativismo, las partidas de defunción abren un abanico informativo que encuadra a los personajes desde su entorno familiar o generacional hasta su estilo y modo de vida ( hacienda, tendencias, estudios, cultura...). No podemos obviar ni pasar por alto la contribución de los estudios genealógicos con su diversa gama de documentos para complementarla. Hace años, se divulgó un descubrimiento muy esperado que fue la división y participación de bienes de Ginés Martínez de Aranda, en el que se insertaba su testamento escrito en Castillo de Locubín en 1622 ante el notario Lucas Jordán. Ponía al día el entorno familiar de este maestro de obras, nacido en tierras de Jaén, y que dejó su huella en tierras muy lejanas de la provincia del Santo Reino”. Y tuvimos la suerte de encontrarlos por primera vez en los años ochenta del siglo XX estos datos de su testamento sobre su obra de estudio arquitectónico e, incluso, descubrimos otros dos inéditos que no ampliaban más detalles sobre estas publicaciones. Pero no pudimos relacionarlo con su transmisión y su influencia en posteriores maestros de obras y arquitectos. Un nuevo documento (AHPJ Escribano Alonso Lucián, legajo 4913, folio 609 v. y ss., año 1632) nos aporta una nueva perspectiva tanto en el contenido , su transmisión e influencia de su obra en arquitectos posteriores
abriendo una vía que muestra el prestigio y dotes de Ginés Martínez.
Se compone de dos escrituras relacionadas con la herencia de los libros: una, su venta a Juan de Aranda Salazar; y otra, incluida en medio de la anterior, el poder de la familia al maestro Luís González para que la gestionase en nombre de la familia. En la primera, el doce de noviembre el jurado Miguel Ruiz de Priego recibió el poder en nombre de Luís González que figuraba como maestro de cantería y era vecino de Cabra. Por lo tanto, representaba en la transacción económica a los hijos de Ginés (María de Aranda, esposa de Luis González; Juan Galán de Viana, vecino del Castillo de Locubín; y a su hijo Ginés Martínez de Aranda como como vecino de Alcalá la Real que se dedicó a la agricultura y a la gestión de las rentas de su padre ). Se cumplían doce años de la muerte del famoso arquitecto y todavía no se había culminado todo el reparto de la herencia. Y, en concreto, existían algunos bienes comunes que no se repartieron o vendieron. Este era el caso de los libros, que se recogen en el documento con estas palabras: “ por esta presente carta otorgamos y vendemos a Juan de Aranda Salazar, nuestro primo carnal y maestro mayor de cantería de la ciudad de Jaén, cinco libros , los tres de mano y los otros de molde, tocantes al Cerramiento y arquitectura y astrolugia que quedaron por fin y muerte del dicho Ginés Martínez de Aranda y su mujer, los quales vendemos por precio de quarenta ducados que del susodicho recibimos de que y nos damos por contentos y entregados a nuestra voluntad” . Es interesante esta nueva alusión a los libros de Ginés, porque se acercan a referencias posteriores como las de Ponz «Juan de Aranda, discípulo de Ginés Martínez de Aranda, maestro mayor de la santa iglesia de Santiago, autor de un libro de Cortes de Cantería . O la del deán Martínez Mazas : «Mas de cincuenta años estuvo parada la obra de esta catedral con perjuicio de lo trabajado, hasta que en el 1634 entró en el Cabildo el Ilmo. Sr. obispo Don Baltasar Moscoso y Sandoval, y con su generosidad y celo movió los ánimos de todos para su continuación. Por fortuna se halló un maestro capaz de seguir las ideas de Vandelvira y fue Juan de Aranda discípulo y sobrino de Ginés Martínez de Aranda, Maestro de la Santa Iglesia de Santiago de Galicia y autor de varias obras Manuscritas de arquitectura, que dedicó al Señor Arzobispo Don Maximiliano de Austria» .
Curiosamente, por una de las cláusulas del documento de Lucían, constatamos que no eran estos los únicos libros, pues señala;” y no entra en esta venta un manual que el dicho Juan de Aranda tiene en su poder que este a de entregar a mí el dicho jurado Miguel Ruiz dentro de un mes para que las dé a Luís González de Bailén, vecino de la villa de Cabra a quien tratase se lo tenga sin más intereses algunos de más de la parte que tiene en esta venta”. Este manual es sugerente para relacionarlo con comentarios como estos:” «En esa época residía también en Madrid Juan de Aranda Salazar, sobrino y discípulo de Ginés Martínez de Aranda, maestro mayor que había sido de la catedral de Santiago de Galicia, y autor de un libro de arquitectura, que, aunque dedicado al arzobispo Maximiliano de Austria, todavía no ha logrado la luz pública» .
En el segundo documento, con fecha de dos de noviembre de 1632, se recoge el poder ante el escribano para que lo represente . Se levanta esta escritura en Alcalá la Real donde se encontraba Luís González de Bailén, como maestro de cantería y vecino de la villa de Cabra sin olvidar que era marido de doña María de Aranda, hija legítima de Ginés Martínez de Aranda y doña María de Morales, ya difuntos que fueron vecinos de la villa del Castillo de Locubín. Con letra palaciega, transcribimos las partes más interesantes que aportan nuevos datos y más explícitos. Sobre los libros se especifica mejor que la venta “ por quanto por fin y muerte de los dichos sus suegros quedaron ciertos libros tocantes a el Arte de Arquitectura y obra de cantería, quales están indivisos y por repartir entre los herederos delos dichos sus suegros y , para que de presente se puedan vender por lo que a su parte y de la dicha su mujer que toca otorga da su poder cumplido e que de derecho se requiere y más puede valer a Miguel Ruiz de Santiago, vecino y jurado de esta dicha ciudad para que en su nombre y representando su persona pueda hacerse vendan , pregonen , remen los dichos libros en la persona o personas que más diere por ellos”. Parece como si coincidieran los cinco libros con estas partes referidas por el autor: si las escrituras que contienen preceptos ampliamente no se resumen y abrevian y con pocas palabras se declaran pondrán en duda a los lectores por tanto me pareçio por mas claridad dibidirlas en çinco partes en la primera tratare de arcos dificultosos en la segunda de capialçados y puertas en la terçera de caracoles y escaleras en la cuarta de pechinas y bobedas en la quinta de capillas y ochabos en todo esto e puesto muncho cuydado y delixencia» .
(
Por la cláusula final de la venta, consideraba que el precio concertado de los cincos libros era justo” que no valen más”, y si en caso de que valgan más de la demasía y más valor en qualquier cantidad que le hacemos gracia y algunos, para ellos le damos poder cumplido u “.jamás. Dan un plazo de cuatro años para el pago de las demasías y ponen la defensa de los derechos a sobrevenir en manos de Luís González y Juan de Aranda, como vecino del Castillo de Locubín, asumía las obligaciones de entregar dentro de un mes el cuaderno mencionado. Y aparece un dato curioso sobre otro libro” otrosi por nos los dichos jurado Miguel Ruiz de Santiago por mi en el dicho nombren Juan Galán de Viana, y Ginés Martínez de Aranda damos poder al dicho Juan de Aranda para que reciba y cobre de los Capuchinos un libro de rrelojes, escrito a mano que la dicha María de Morales prestó a los dichos frayles y lo tome para que syn intereses”.
Con estos documentos, se pueden llegar a varias conclusiones:
En primer lugar, al escribir varios libros de su propia mano Ginés Martínez de Aranda como se alude en un párrafo comentado, hay que desmentir la hipótesis del profesor Antonio Bonet Correa que, basándose en un estudio paleográfico sugirió que la obra había sido redactada en la segunda mitad del siglo XVII. Tampoco la del profesor Fernando Marías que apuntó la fecha del manuscrito alrededor de 1703 .
En segundo lugar, confirma la relación de Ginés Martínez de Aranda con su sobrino Juan de Aranda Salazar no sólo por haber sido discípulo, cantero y aprendiz, sino también como tenedor y propagador de su obra arquitectónica y escrita para posteriormente transmitirla. En palabras del deán: «Mas de cincuenta años estuvo parada la obra de esta catedral con perjuicio de lo trabajado, hasta que en el 1634 entró en el Cabildo el Ilmo. Sr. obispo Don Baltasar Moscoso y Sandoval, y con su generosidad y celo movió los ánimos de todos para su continuación. Por fortuna se halló un maestro capaz de seguir las ideas de Vandelvira y fue Juan de Aranda discípulo y sobrino de Ginés Martínez de Aranda, Maestro de la Santa Iglesia de Santiago de Galicia y autor de varias obras Manuscritas de arquitectura, que dedicó al Señor Arzobispo Don Maximiliano de Austria .. Sin olvidar que su testamento recogía parte de estos tratados arquitectónicos que confirma su posterior transmisión a otros arquitectos como afirma Rafael Galiano Puy al comentar su codicilo e inventario de bienes: Entre los bienes había ciertos libros de Arquitectura, valorados en 2.652 maravedíes. Los mejores libros de arquitectura de que se valió Juan de Aranda Salazar fueron adquiridos Pedro del Portillo y Eufrasio López de Rojas, discípulos y sucesores del gran maestro de obras de la catedral de Jaén . De ahí hay un paso a otros arquitectos del siglo XVII hasta llegar a manos de la familia Churriguera. Los tres libros escritos a mano debían responder a manuscrito que consta de una portada en la cual solo se indica el título de la obra y su autor. El siguiente folio cuenta con una nota manuscrita en la que se declara que este tratado fue comprado por 20 reales por el capitán Quiroga en septiembre de 1899 para la biblioteca del Museo de Ingenieros. En varias notas, se ponía en evidencia que este tratado era conocido y se tenían noticias de él. Con este documento, no son noticias es la realidad del libro y sus primeros transmisores. Entre ellos, de los últimos hay una nota en la que se mencionaba que, a uno de ellos, Alberto de Churriguera.
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