Sagrada Virgen del Carmen,
madre
de to el universo
enciéndeme
la torcía,
para que sus
diga un cuento:
“De un golpe fenomenal
Que le dieron a un mozuelo,
Que trató de echarse novia
En un pueblo forastero”.
La muchacha
era muy lista,
y cuando
hablaba con ella
Siempre le
estaba pidiendo:
Le pidió el
compromiso,
¡Las cosas de
los mozuelos!
Le dijo que a las nueve
le espera en su aposento.
Yo como soy
tan sencillo
le estuve
creyendo el cuento,
Me dijo no
echara la luz
que su padre
estaba dentro
Si me llegara
a sentir
me daría
muchos tormentos.
Y le dijo a
sus hermanos:
-Vamos a cenar
ligero
que esta
noche, si Dios quiere,
se casa
nuestra abuelita
con mi amante
que es flamenco
Preparemos los
candiles,
preparemos los
cencerros,
dan en el
reloj las nueve.
Manolito entró
ligero
por el balcón
de la sala.
Entró con todo silencio.
pronto se
quitó las botas
para hacer
doble silencio.
Ya tentaba las
paredes,
los cuadros y
los espejos,
Se paraba a
escuchar,
y sentía gente
durmiendo.
Era la pícara
vieja
que roncaba
como un cerdo.
Y tentó las
almohadas,
la cabeza y
los pelos,
¡Que Dios me
perdone,
parece que es
Remedios!
Le levantaré
la ropa,
y le tentaré
el pellejo.
Entonces, dice,
sabré
Si está duro o
está tierno.
Cuando
despertó la vieja,
dando voces y
lamentos:
-Venid,
sobrinos, venid,
Que yo no sé
lo que tengo,
que se me ha
metido aquí
algún diablo
del infierno.
Al ruido que
formó
acudieron tos los nietos,
La novia con el candil,
los hermanos
con cencerros.
se tiró por el
balcón
ain botas y
sin sombrero,
Al porrazo que
pegó
se escompuso cuatro remos.
acudieron los
vecinos,
acudieron los
serenos,
El escribano y
el juez,
Con el alcalde
primero.
-Diga usted
Manuel Gutiérrez
que esto son
actos muy serios.
Y diga usted
quien lo hirió
que pronto lo
buscaremos.
-Yo me puse en
relaciones
con una
niña, Remedios
y me dijo que
a las nueve
me esperaba en
su aposento,
me encargó no
echara luz
yu padre
estaba dentro.
Cuando despertó
una vieja
dando voces y
lamentos,
que apenas le
conocí
, me
quedé temblando y muerto.
Me tiré por el
balcón
sin botas y
sin sombrero,
Le encargó a
todos los mozos,
que tengan
conocimiento,
que no se
metan a oscuras
a por flores a
ningún huerto
que esto me ha pasado
por meterme a golichero
que fui por un
gorrión
y me dieron un
mochuelo.
Este
cuento procede de nuestro ámbito rural y fue recogido en 1991 por Rocío
Díaz Aguilera.
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