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sábado, 9 de marzo de 2019

Los cambiadores, cambistas y banqueros en la ciudad fortificada de la Mota

Ante el escribano Cristóbal Gallego en 11 de junio 1532, se encuentra un documento ( folios 204-206 v del legajo 4536) de  la venta de una casa, la que Alonso de Martos y  María Alonso se obligan a vender  al clérigo Alonso Ortiz unas casas en el Arrabal Viejo, lindera con las casas del mismo cura, dos calles reales, y también vendieron unas cámaras colocadas encima  y  linderas con las casas anteriores. Importaban las casas ocho mil maravedíes y cuiatro mil quinientas las cámaras, en total 12.500. Lo hicieron en la casa del a capellanía de los herederos del difunto clérigo Bartolomé de Siles, lindera con las de Alonso de Martos. Fueron testigos Fernán Martínez de Braceros, Diego Pérez de Santisteban y Antón  Hernández de Santisteban. Este cambista fue prioste de la cofradía de la Santa Caridad en 1532, según refleja el contrato de censo y tributo de 85 maravedíes con García González, yerno de Abril por el disfrute de un pedazo de viña baladí y de todos los vidueños en el pago del Villar de los Ballesteros, lindera con viña de García de Écija, de Andrés de Prieto y Alonso del castillo 
Lo curioso del vendedor era que ejercía de oficio de cambiador, los banqueros de aquel tiempo o cambistas. Y lo hacía en una tienda de la mesa del cambio
 de la plaza de la Mota. Estos se dedicaban al cambio en las operaciones entre tomadores y ponedores de las operaciones mercantiles, comerciaban con las monedas de lo menudo y por letras. Cambiaban monedas de diversos lugares y acuñaciones, y, a veces caían en medidas fraudulentas que fueron perseguidas  por aceptar monedas con deterioro.  No es de extrañar la figura del cambiador en la ciudad de Alcalá,  cuya plaza ejercía un sitio comercial de primer rango en las transacciones entre los vecinos de aquel tiempo ( ventas, censos, curaderías, contratos...) y entre forasteros  que se acercaban como los playeros, comerciantes de la lana y de la seda.  Colocaban mesas y cajas y anotaban en libros. Estos  lo hacían de feria en feria, en este caso diaramente. Probablemente, sustituyeron en esta faceta a los judíos, o fueron cambiadores judíos conversos. Tenemos noticias posteriores de la familia de los Núñez, de origen portugués.

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