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martes, 12 de marzo de 2019

LAS CASAS DEL ALCAIDE DON JUAN DE VALENZUELA

LAS CASAS DE JUAN de VALENZUELA

Por un documento del escribano Cristóbal Gallego de 29 de junio de 1532 , se recoge la venta de un corral , que vendía el escribano Francisco Ordóñez al alcaide Juan de Valenzuela. Llevaban a cabo el contrato en los bajos de los portales del Cabildo de la plaza pública de la fortaleza de la Mota. Intervenía como testigo Francisco de Cabrera., Pedro y Bartolomé de la Torre y el procurador  Diego de la Torres. 
El alcaide Juan de Valenzuela era regidor de la villa de Baena y  ejercía el cargo en tiempos de Carlos I de la alcaldía de Alcalá la Real, tras el paso de los años anteriores de Jerónimo Narváez, Pedro Fernández Alcaraz y Rodrigo de Góngora. Era un personaje muy ligado al Conde de Cabra, Don Diego Fernández de Córdoba, y su hijo Pedro de Córdoba,  al que representaba en todo tipo de administración de sus bienes y concesión por todos los lugares de Andalucía, sobre todo en tierras alcalaínas de préstamos a los vecinos. Sobre el escribano se consideraba su gran prestigio en la ciudad, y ejercía el cargo al mismo tiempo de notario del cabildo. 
Es curioso que la situación del corral ratificaba la situación privilegiada de las viviendas de estos dos personajes de la élite local. Ambos vivían en Alcalá , uno como residente o estante y el escribano como vecino. Se encontraba entre dos calles, la del escribano Ordóñez, y la que denominamos de Valenzuela:

-Según el registro vecinal de 1587. Se les solía denominar con el nombre de un vecino, pero algunas ni siquiera recibían el nombre de uno de ellos en la parte noble de la ciudad.
- Se nombra una calle como Real, que coincide con la de Ordóñez e, incluso, parte de la del Taller, donde fueron vecinos conocidos de la familia Ordóñez, y algunos de los escribanos del cabildo de
la ciudad como Gómez Muñoz. En esta calle destacaban las casas con portada y esquinas de cantería y el resto de mampostería. No faltaron miembros de la familia de los Monte, Cabrera, Contreras, Gadea, Rueda, Aranda y advenedizos como el capitán Martín de Arteaga.Esta calle debió ser la más cercana a la portada del Perdón de la Iglesia Mayor Abacial, y en ella se encontraban varias mansiones de las familias de los Aranda Cabrera, donde  se albergaba dos enormes aljibes, lo que le dio el nombre de la Casa de los Aljibes. Las casas o mansiones de estos señores daban lugar a otras calles y callejones sin salida.
-Sobre la calle de Valenzuela parte de los aljibes,  como la de Ordóñez y otras varias calles que se plasmaron al darle un contenido  vial a aquel espacio anárquico del mundo musulmán. Le damos este nombre por el primer vecino citado en 1587  Pedro de Valenzuela. Se encontraba  entre otras dos calles: una el vial anterior de la de Ordóñez y la otra era en la que vivían la rama de los Aranda  Méndez. En esta calle se distinguieron algunos hidalgos importantes en la vida de la ciudad como Pedro Fernández de Alcaraz o Juan Cabrera Luna, propietario del mesón de los Monteses sin olvidar a los Figueroa, Góngora, Valdivia, Cardera y Sotomayor. Junto a las casonas, debieron existir  viviendas menos suntuarias de las familias más humildes de arrieros, molineros, jornaleros, labradores y de algún que otro morisco.
Si nos acercamos al documento,  podemos sacar las conclusiones siguientes:
-las viviendas eran amplias con corrales de desahogo en los primeros años. En concreto, el  de la casa de Francisco Ordóñez  medía dos sogas  de medir que  tenía en su casa y  más lo de largo de pared en pared, según agora está la qual en la dicha casa estaba el corral.

-Se ubicaba, según los linderos en la Mota de esta dicha ciudad, que por linderos las casas de vos el dicho alcayde,  y de casas  de la mías (Ordóñez), e con casas de Gonzalo Roldán.
 - Y más adelante en el documento se especificaba  e por estos linderos que dicho somos , es conocido que el dicho corral de dos varas de medir de ancho (1.60 m)  e de pared de largo ( 1.60).
-El contrato recogía la reiteradas y acostumbradas cláusula del buen estado del corral  y sin obstáculos ni impedimentos, salvo que su entrada se debía hacer  por la parte de las casas del alcaide, así como la pared y abrir la puerta. Sobre las aguas de lluvia , la mitad que caían de los  tejados las casas de las casas de Valenzuela y Roldan debían ser recibidas por el dicho corral , lo mismo que las que caían a éste directamente.  Y este compromiso se extendía a los sucesores, herederos o futuros compradores. Si se contraviniere, se veía obligado a pagar una multa de 10.000 maravedíes, la mitad  para la Cámara de Su Majestad el Reyy, la otra para reponer los muros  de los adarves de la ciudad de Alcalá la Real . Si no se cumplían se podía echar mano a las casas que quedaban hipotecadas. 
-Se pagaron  por el precio de terreno 1.312 maravedíes.
-Nos muestra una ciudad, donde la estrechez y el máximo aprovechamiento del terreno alcanzaba los límites más altos de urbanización. En este tiempo de 1532, no se encontraban muy bien definidos los viales. 






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