En el Aula Magna del exconvento capuchino de
Alcalá la Real se exhibe una nueva exposición de la obra del veterano pintor Antonio Campaña
Expósito. Natural de Castill de Campos, se inició en la Escuela de
Artes y Oficios de Córdoba, donde tuvo la fortuna de topar con famosos
profesores , entre ellos Antonio Povedano, Dionisio Ortiz y Francisco Torralba y obtuvo el título de profesor de enseñanza
media como agregado y catedrático de
Dibujo. recorriendo con su docencia diversos centros educativos de enseñanza
secundaria y compaginando sus estudios con la enseñanza de modo que su huella
se hizo patente en muchos pintores de la Sierra Sur formando el
grupo ARPA y en cursos sobre pintura de la Sierra Subbética. Su profesionalidad
le hizo valedor de ser un gran enseñante y se ejercitó en su dedicación
artística siempre que ha presentado sus obras pictóricas o escultóricas.
Afincado en la ciudad de la Mota desde hace casi
cincuenta años, ha seleccionado para manifestación pública un
elenco de otras treinta y ocho obras, en las que recoge el último periodo
de su versión artística sobre el desnudo, y
donde el retrato de su hija
Adelaida y tres magistrales bodegones complementan el conjunto
expositivo. Por encima de cualquier
otra connotación adyacente, sus cuadros denotan dominio del arte pictórico en toda su esencia: la
composición, la armonía, el color, el relato y discurso visual y el encuadre reflejan una consagrada
maestría de las técnicas de un pintor ya consagrado y acicalado por los
años, la docencia y el oficio. Parte del axioma estético y,
haciéndonos eco de sus palabras "un cuadro es ordenar, componer formas,
al margen de que las formas sean realistas en la interpretación naturalista o
geométrica o en lo irreconocible , pero siempre pesa en su obra la armonía y la
estética". Su verbo sintético conduce perfectamente a estas tres
maneras de acercarse a la producción artística.
Ya
recogimos en anteriores comentarios que,
con su sensibilidad por sus calidades pictóricas y su sinfonía
inusual, nos muestra en todas y en cada una de sus obras un
conjunto armonioso, una explosión de fuerza y un gran colorido de
forma variada y vigorosa. Pero, en esta nueva muestra cada obra
recoge un pequeño universo sobre variantes de
una temática cuestionadora del mundo actual de la mujer que interpela al
espectador. Y, lo realiza en forma de
una simplicidad que complementa simbólicamente con todos los ingredientes que
componen la obra: desde el encuadre paisajístico o arquitectónico hasta los
cuerpos humanos o animalistas pasando
por la reinterpretación de una gran cantidad de objetos naturales, mitológicos o bíblicos que aparecen en sus
cuadros. A cada mensaje directo le corresponde una respuesta
de color, composición y estudio anatómico de los cuerpos, en posición estática
y en atrevidos escorzos. En esta pintura todo es sugestivo y se presta a la
interpretación y el diálogo entre el pintor y el espectador sobre todos
los aspectos del mensaje del cuadro.
Para la obra
de Campaña el color es un mundo , y ,
en su proceso de estimulación sensorial objetiva, logra efectos subjetivos por
haber elegido sabiamente las situaciones y el cromatismo adecuado y compositivo.
En palabras de John Gage, el color se
convierte en una cantera de valores que el espectador debe descifrar, a los que
añadimos llenos de contemporaneidad. En Campaña, además al
adanismo con el estudio del desnudo, proporciona una serie de lecciones de
auténtico erotismo que discurre a lo de la mayoría de sus composiciones
como elemento fundamental, pasando por los elementos del surrealismo y la
fantasía, en la que, con incrustaciones complementarias y enigmáticas,
se incorporan todo tipo de sentimientos, vivencias y su visión del mundo sirviéndose
de los objetos presénciales que le rodean y de símbolos de la mitología y la
tradición paradisíaca.
No obstante, cada una de sus
producciones se concibe como un alumbramiento que ofrece diversos ángulos para
su interpretación y su recreación refinada en la que predominan la
interpretación onírica y los arquetipos del inconsciente colectivo.
Es consciente el pintor que la simbología no es lo más importante en un cuadro de caballete y que siempre está en segundo apartado, de modo que
le interesan más otros aspectos ya comentados a los que añadimos a la
proporción áurea , la compensación de masas, los ritmos y desequilibrios , la
unidad técnica el estilo propio. Por esos sus cuadros del desnudo se prestan a
la versión consciente e inconsciente de los espectadores para analizar el significado de su simbología
atendiendo la idiosincrasia de cada uno
que se percibe con diferentes visiones del su mundo interior o de sus
propias vivencias, De ahí que su obra se aparta de otras producciones artísticas que
aportan una simbología neta y directa como es el cartel o la pintura de
historia o religiosa.
Sus cuadros son ,
esencialmente, esencia estética, pero tienen la independencia de lo
plástico en medio de una visión ilusionista, al mismo tiempo que
también denuncian, cuestionan y crean una interrogación
permanente a la hora de su contemplación. No dejan al espectador desapercibido
ni insensible ante la contemplación de su obra. Atraen por el estudiado colorido
e imantan hasta desentrañar el enigma de su razón de ser: desde interpelación
total de su cuadro Ponle tú el título
hasta el sincretismo artístico
y simbólico de La sombra de la perspectiva inquietante
pasando por el resto de las obras, entre las que destacamos Mujer y vaca, el
feminismo campestre, Comunicación mamífera,
Recelando de Asclepio, La Justicia del feminismo, las señoritas de
Sevilla, Ya llegas tarde, La otra cara del feminismo, Me voy o Vendedora de higos . Temas candentes,
en este caso relacionados con el mundo
de la mujer, como la maternidad, el sexo, las pasiones, los nuevos
tiempos, la frustración, autorrepresión,
la moralidad, masculinísimo y feminismo, límites de género , los eternos
valores frente al populismo y el postureo en todos los terrenos desde los
sexual al campo político se dejan entrever y se subliman en el rincón más
insospechado de su obra. Introducen al
mundo inconsciente, donde el surrealismo, lo onírico freudiano y lo daliniano
dejan su huella, pero siempre con la impronta sublimada de un artista que eleva
a categoría artística su discurso bajo la paleta siempre del dominio del color
y la composición. Símbolos son los bíblicos del Génesis, los mitos de
Asclepio y de Europa, las formas geométricas que se contemplan por
doquier, y, sobre todo, las manifestaciones oníricas, son el vestíbulo para
pasar del inconsciente al mundo consciente, de lo desconocido a lo conocido. Y,
los dos instintos freudianos siempre presentes, el eros y el thanatos. La
obra de Campaña responde a dos aspectos
platonianos con los que el filósofo enjuiciaba la obra artística; por un lado, tras desechar tanto la copia o la
imitación ficticia de la realidad, proponía dos objetivos básicos del arte, la utilidad, entendida en un sentido moral, como medio para
formar el carácter, y la justedad que debía atenerse a las leyes que rigen en el
mundo. La noción de justedad se refiere a lo oportuno, acertado, conveniente y
sin desviaciones hacia los extremos, ya que cálculo y medida garantizan la
justedad, por herencia pitagórica. Consiste en la disposición adecuada de los
elementos de una obra, su orden interno, la conveniencia entre las partes y el
todo.
FRANCISCO MARTÍN ROSALES
Académico de Bellas Artes de Nuestra
Señora de las Angustias de Granada
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