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jueves, 21 de septiembre de 2023

SEPTIEMBRE FERIADO. ÉRAMOS POCOS Y PARIÓ LA ABUELA


Pasaron julio y agosto, convirtiendo la ciudad alcalaína en la ciudad del ocio. Entre festivales, fiestas de barrio y aldeas, encuentros culturales y festividades religiosas ha transcurrido un verano muy caluroso y sin poder dar a abasto para acudir a un acto. Y llegó septiembre, y se mueve en la órbita de que 'todo será maravilloso", según cantaba Gelu por los años sesenta del siglo pasado. Pues nos movemos dentro del mundo festivo. Y, como dice otro refrán, en este caso, asumiendo la acepción aplicada a las personas con respecto a los eventos: “Éramos pocos, y parió la abuela”. Septiembre se levantó feriado y dormirá en sus últimos con la feria de San Mateo ( más bien la l
Feria Real de Carlos II, privilegio de 1688). Además, se mantiene la feria de ganado. Y el calendario escalonado de ferias de los pueblos de la Sierra Sur, para no dejar una semana libre para disfrutar del ocio.
Sin embargo, hablar sobre las ferias actuales de muchas ciudades andaluzas se concreta en divertirse en casetas que van de las actuaciones de la caseta municipal hasta las de asociaciones y grupos sociales variopintos, o en disfrutar de algunas actividades derivadas del mundo del ocio como gigantes y cabezudos, o el mundo y carrera de cintas y caballos y, a lo más, en sentir nostalgia por la feria de un ganado que se nos marchita. Pero, si nos remontáramos a mediados del siglo XX, e, incluso, a siglos anteriores, tal vez el núcleo de dinamizador de la feria era la compraventa del ganado y sus protagonistas fueron los corredores, ganaderos, campesinos, gitanos, veterinarios, la guardia civil, la caseta de los arbitrios y, cómo no, el mundo animal. Muchas ferias se remontan a una concentración de trato comercial que fue refrendada posteriormente por los reyes como un privilegio para el desarrollo económico de su localidad, como acontece con la de Alcalá la Real, por el rey Carlos II en 1688.
Jaén, Andújar, Noalejo, La Carolina, Huelma, y Alcalá la Real fueron importantes centros comerciales en estas ferias de ganados, muchas de ellas entroncadas actualmente en ferias agroganaderas, donde se comparten las ofertas ganaderas con los productos y maquinaria agrarios. De ahí que surgieron dentro de la feria de ganado, una variante la feria de muestras englobadas den sus calendarios festivos. En Alcalá la Real, hubo momentos que llegaron a crear otra feria de muestra ganadera en el mes de junio en tiempos de la República, que luego se sacralizó en los años cuarenta con el nombre de San Antonio. La feria de muestras complementó en la ciudad de la Mota las actividades comerciales de la ganadería con otros géneros agroalimentarios desde 1991 en la primera feria de este tipo celebrada en el patio del Colegio Alonso Alcalá; años más tarde, vino su ubicación en el Silo y su ampliación en el Llano de las Aves Frías en el tercer milenio. Pero las tres ferias formaban un conjunto: de ganado, muestras y festivo.
En todas ferias jugaba un papel fundamental la localización del núcleo capitalino. Si ponemos por ejemplo la ciudad de la Mota, desde tiempo inmemorial fue un sitio de paso, puerto de Casilla y reino de Granada y lugar de intercambio comercial entre los pueblos del Alto Guadalquivir y las zonas costeras. Alcalá la Real fue siempre un lugar de travesía humana y de intercambio comercial, social y cultural entre los pueblos de los antiguos reinos de Granada, Jaén y Córdoba. Era, en efecto, un cruce de caminos obligado los diversos tipos de viajeros que cruzaban y recorrían las tierras de Andalucía o bajaban de Castilla hacia el reino de Granada. Desde que se instituyó la Corte en Madrid, a partir del siglo XVII, el camino real era frecuentado por todos aquellos que se dirigían a Granada o volvían de la capital de España, a través de una importante vía del Llanillo alcalaíno. Secretarios, miembros del Consejo de Estado, escribanos de la Corte, abogados, religiosos de las nuevas órdenes y mercaderes pasaban por la ciudad alcalaína para pernoctar o, simplemente, de paso hacia sus destinos en donde debían resolver los pleitos judiciales en la Chancillería de Granada o los complicados asuntos relacionados con la Corona. Por el camino de Córdoba, los viajeros y los comerciantes de la campiña cordobesa y de las antiguas tierras de la orden de Calatrava se adentraban en una extensa red comercial, en la que grandes grupos de arrieros traficaban el vino, el aceite, el trigo y otros alimentos con destino a la capital granadina y malagueña. Por otro lado, desde Murcia procedía otra ruta comercial que, además de comercializar el trigo desde Totana y los puertos del Mediterráneo a través de Iznalloz, tuvo gran importancia en el abastecimiento de las libras de seda para este tipo de artesanía que fue muy pujante en Granada, y, también, en el siglo XVI y XVII en la comarca alcalaína. Desde Málaga, los playeros, hasta principios de siglo XX, acercaban a los pueblos de Córdoba y Jaén por un camino que desde Vélez –Málaga atravesaba la comarca alcalaína y se bifurcaba hacia Priego y el Castillo de Locubín. A todo ello hay que añadir las redes intercomarcales de los mercados de ganado y de productos básicos, cuyo centro más importante se asentaba por el mes de septiembre en la feria de Noalejo sin olvidar otros caminos de menor trasiego comercial que enlazaban con Montefrío, Castillo de Locubín, Baena, Priego o Moclín. Y, aunque un poco más lejanos, también comunicaban con los pueblos del corregimiento: Loja y Alhama de Granada.
El cambio en los itinerarios comerciales, el desarrollo de nuevas comunicaciones a través de las autovías y de otros medios de comunicación más rápidos, supusieron un rotundo declive cambio y metamorfosis en las ferias de ganado. No sólo se produjo esta metátesis festiva, sino que convirtió a septiembre en feriado: con tres ferias, tres fechas y tres intereses diferentes. Sin acritud, ni de sarcasmo, más bien con sentido de sorpresa, ante un mes tan prolífico en fiestas , le cuadra perfectamente esta variante de esta frase popular “éramos pocos, y parió la burra”. Pues, la feria originaria era la del ganado, y las otras son productos de otros tiempos que la complementan al socaire de los vientos que corran.
Todas las reacciones:
Paco Mures, Encarni Romero y 9 personas más

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