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lunes, 27 de abril de 2020

VUELVEN DEL CERRO. LA COFRADÍA DE LA VIRGEN DE LA CABEZA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX.


CAPÍTULO. PRINCIPIOS DEL SIGLO XX



            Desde principios hasta el siglo XX, se hace difícil investigar sobre la historia de la ermita y de la cofradía romera alcalaína, porque no hay  documentación sistemática  hasta 1908 sobre la vida cofrade, romería y culto de la Virgen de la Cabeza  de Alcalá la Real, ya que se han perdido los libros de actas desde su fundación hasta este año mencionado.  Pero, por  su transcurrir de vida cofrade de los años siguientes hasta el  cuarto decenio pueden completarse las lagunas de acuerdo con su práctica consuetudinaria. La Cofradía partía de un Reglamento denominado de Hermandad, al que se alude como el acuerdo del 16 de junio de 1870, fecha en la que se aprobarían sus constituciones, estatutos y reglamentos. Suelen convocarse varias Juntas Generales, una en torno al  último domingo de  marzo de cada año para preparar la romería; otra segunda cuando se nombran los cargos anuales, se reciben los nuevos hermanos y se preparan las cuentas, y una última en la que se aprueban las cuentas del año cofrade el día de san Pedro en el mes de junio. Es raro que se celebren juntas extraordinarias, siempre convocadas por alguna obra u adquisición de un bien mueble o inmueble u objeto sagrado que excede de los gastos ordinarios. 
Se  organiza  en torno a un hermano  mayor, que es elegido en La Junta Anual  General del mes de mayo. Para  alcanzar este cargo debe ocupar, en los años precedentes, primero el de abanderado segundo y, un año anterior, el de abanderado primero, que suele ejercer de sustituto del hermano mayor o le reemplaza en caso de enfermedad o muerte. El abanderado segundo solía ser elegido por los votos de los hermanos, ya que sabía que comenzaba el currículo del cursus honorum dentro de la cofradía. En estos primeros años, suelen  nombrarse sin distinguir campo y casco urbano; conforme avanza el tiempo, suele alternarse uno del campo y otro de las aldeas. La familia Rodríguez ( Tomás, Antonio y Moisés) emparentados con la poetisa María del Pilar Contreras y  los hacendados de Alcalá la Real ocupan los cargos los primeros años; después, se integran los de otros sectores. El hermano mayor presidía la Junta rodeado de los abanderados y diputados, junto con el secretario y depositario, y el día de la toma de posesión dejaba el puesto a los que entraban para el año siguiente, se colocaban a derecha del hermano mayor el primer abanderado y a la izquierda el segundo. Si se producía su muerte, pasaba a sustituirle el primer abanderado como aconteció con Juan Sánchez Rodríguez que fue sustituido por Francisco López Cuenca Antonio Cano Nieto en 1910.  
Como en otras cofradías alcalaínas de este tiempo, juega un papel fundamental el cargo de depositario, que se responsabiliza del movimiento económico anual,  de  todos los enseres y objetos de culto de la cofradía; suele ser nombrado por el propio hermano mayor para aprobarlo la Junta General. José Pineda y Adriano García suelen ser los depositarios más nombrados en estos primeros años. En sus propias casas, recogían y pesaban los costales de los demandantes, lo almacenaban el trigo recaudado por los pagos del campo y las casas de los labradores y leo vendían en el tiempo de mejor precio.  En  la Junta General del día de San  Pedro recibía las partidas de cuentas y las existencias de la cofradía.
Tres diputados suelen completar los  cargos importantes o de gobierno de la Junta Directiva,  (todos estos cargos son anuales). En 1913, se elevaron a cinco y solían ser ocupados por los anteriores hermanos mayores.  Eran también llamados fiscales y controlaban las cuentas y el escrupuloso control de los estatutos.  Las Juntas Generales, en caso de ausencia, eran presididas por el  primer diputado. Por este tiempo los diputados  suelen ser de la siguiente manera: el primero recaía en hermanos mayores anteriores, en concreto de la familia Rodríguez ( Tomás que suele ser el primero  ) , Siles, Gámez ( Francisco Gámez que suele ocupar el cuarto)  Ceballos, Nieto o Cano ( Antonio Cano Nieto suele ser el quinto); el segundo,  de las aldeas ( Pedro Pasadas)  y el tercer el secretario.  Destacaban por la devoción y el celo que había demostrado a lo largo de su vida. Por ejemplo en 1909, el de Alcalá Tomás Rodríguez, el de las aldeas Pedro Pasadas, y tercero, el secretario Vicente Cano.
No son cargos anuales, sino casi vitalicios:  el secretario que levanta actas, y el capellán, que suele coincidir con un cura-párroco  de Santa María la Mayor.   A lo largo del siglo tan sólo, se han conocido cuatro o cinco secretarios- en este primer tercio, Jerónimo Utrilla, que sustituyó a Vicente Cano, redactó la mayoría de las actas-,  y casi el mismo número de capellanes. Existían un gran número de vocales, sin competencia estatutaria específica. 
Solían elegirse demandantes para el campo y la ciudad, que se encargaban de recoger las limosnas y las cuotas de los hermanos, consistentes en media fanega de trigo o su equivalente en dinero; dos solían ser los del pueblo, y  uno para aldea o grupo de núcleos rurales. Casi siempre son miembros de las mismas familias los que ejerrcen la demanda: en el pueblo, la familia Gámez ( Antonio y Manuel) y Santiago Mesa, la familia Pinto Aguado ( Mariano, Manuel, Jacinto, Sebastián José) , Lizana, Luis Hinojosa Gómez, Francisco Arenas, José María Roble fanega    y Márquez en el segundo decenio y, en las aldeas, suelen ser  las mismas personas en estos decenios  Por este tiempo, se extendieron los demandantes de las aldeas hasta los pueblos de los Montes Orientales y los vamos a citar incluidos entre paréntesis. Era frecuentes que el puesto de demandante y hermano se heredara de padre a hijo como acontecía con la familia Gómez o los Cano de las Grageras, o los Garrido en Riveras. Si seguimos un orden de frecuencia y aparición, desde principios de siglo existían demandantes  en Charilla ( Manuel González, Pablo López Peinado  y Juan Contreras Anguita , Santa Ana ( Manuel García Garrido, Manuel Esteo Gallardo, José María Gómez y ) , Grajeras ( Vicente Cano) , las Riveras y  Mures (Francisco Lizana,  a veces lo asumía el depositario, José Pineda, Narciso Garrido y  hermanos de Santa Ana ) ,  Valdegranada  ( Manuel Pasadas y Antonio Valverde ) , Caserías ( Antonio Cano)  y Fuente Álamo ( Vicente cano) , Ermita Nueva ( Francisco y Gregorio Fuentes y Antonio Rodríguez santiago)  y Cantera Blanca( Andrés García) ; en 1917,  La Hortichuela ( Santiago Calvo y Rafael Cervera Cano) la Rábita  lo hizo  ya avanzado el segundo decenio con Leandro Pérez Aguilar;  también los había para Íllora ( Pedro Pasadas)  y Montefrío;  Moclín se incorporó mucho más tarde , pero con gran número de hermanos.  Curiosamente, el de  las Grajeras  hizo las veces para los hermanos de la Rábita y Fuente Álamo y San José y la Rábita; al principio recayó la demanda en Vicente Cano , pero por los años veinte Claudio Aguilera . Todos estos demandantes pasaban a abanderados y ejercieron cargos de hermanos mayores en  este decenio.
Dentro de los gastos, suele equilibrarse el presupuesto dejando un pequeño remanente para al siguiente año. Rondaban los ingresos y  gastos algo más de mil pesetas y el remanente varios centenares. La principal fuente de ingresos eran las cuotas que se anotaban en simples apuntes hasta que fueron sustituidas por talonarios en 1914. Las limosnas se recompensaba con la donación de una estampa o litografías, que solía tener un pie de imagen con el nombre de hermano mayor y depositario y e indicando el año  como 1n 1915 con José María Zuheros y depositario Manuel Fernández Hernández. Esta costumbre terminó varios decenios después con el fin de revisar las listas y urgir el cobro en varios momentos de su historia, porque a veces aumentaban los impagados. Agenciar las estampas corría a cargo del depositario, tanto en el tamaño como en la composición.  El cobro se iniciaba con el agosto hasta el ocho de septiembre, que era la fecha en la debían dar cuenta al depositario. 
Antes de la romería, solía venderse el trigo para afrontar sus  gastos y  las fiestas de Alcalá la Real. Se controlaba  por una comisión de personas de confianza o fiscales, en este tiempo miembros de la familia Pineda , Utrilla y Siles ejercieron el control
Las fiestas de Alcalá se celebraban en la ermita de San Marcos. La principal era la del segundo domingo de mayo en la que se levantaba una tienda ( dependiendo de  la voluntad de los hermanos mayores) , se hacía un pequeño refresco y una Junta General donde tomaban posesión los nuevos cargos cuyo acto se significaba con el volteo de campanas siempre con el permiso del párroco, y se admitían nuevos hermanos ;  con la bajada de la Virgen, a la iglesia de Consolación. La de la Natividad de Nuestra señora se celebraba el ocho de septiembre en su ermita.  
La hermandad procuró durante este tiempo mantener la iglesia, la casa del santuario  y el patrimonio religioso. No es de extrañar que se adquirieran nuevos objetos o se hicieran reparaciones y obras. En 1911, se adquirieron unas sacras para el altar y se protegió el camarín de la Virgen de la Cabeza con un cristal y se arregló la casa del santuario.

La romería se concebía como el acto de culto más importante de la cofradía y se  basaba en que se había celebrado desde tiempo inmemorial como recogían los Estatutos de la Cofradía. Ocupaba un punto de referencia prioritario en la Junta General  de Marzo, reservada a ella.  En líneas generales, se salía para la romería el sábado por la mañana  y participaba un tamborero, al que se le surtía de un tambor, lo que ocasionaba los tradicionales gastos de parches y deterioro anual.
En cuanto a los derechos  y deberes de los hermanos eran diversos:
-derecho a llevar  banderas a los sepelios de hermanos y esposas, prohibiéndose llevarlas a personas ajenas.
-Misa por el alma de hermanos.
- deber a asistir a la junta de elección de cargos y de  rendición de cuentas, pero los miembros más directos en la organización de la  romería, hermano , mayor , diputados, secretarios, abanderados y fiscales solían acudir a la junta General de Marzo.
-deber de pago una cuota o limosna.
            -Podía darse de baja  a petición propia, o lo podía dar la Junta General cuando no pagara tres cuotas.
-Tenían que ser admitidos en Junta General con la aprobación de los presentes.

            Según el libro de actas que se conserva de la cofradía, pueden citarse los siguientes hermanos mayores:
En 1907, Pedro Garnica, un vecino de la calle Veracruz e industrial de aquellos primeros años del siglo XXI,  ocupó el cargo de hermano mayor durante la romería y estuvo acompañado del depositario Gregorio Sánchez, el capellán José de la Torre Escribano, de los diputados Tomás Rodríguez y el secretario Vicente Cano y los dos abanderados Moisés Rodríguez y Antonio Rodríguez Santiago.   Por ser los primeros  hermanos que aparecen  citados en la Junta General de 18 de junio de 1908, estos  eran los hermanos de la cofradía a que remontaban sus orígenes a sus antepasados del siglo  XIX: Jerónimo Utrillla, Francisco Entrena Lizana,  José María Ceballos, Manuel Expósito,  José Ceballos, Manuel Canovaca, Antonio Gómez, Francisco y Manuel Gámez Sáez,  Francisco Lizana Trueba, Antonio Adriano García, Tomás Fuentes, Francisco López Cuenca, Niceto Sánchez Cano, Antonio Siles, Tomás Sánchez Rodríguez, Cecilio Peña, Juan Bautista Cano, Sebastián Pinto,  Antonio Lizana y José Pineda. Sus descendientes continuaron manteniendo la fe en la Virgen de la  Cabeza.
            Tras Garnica en 1908, ocupó el cargo de hermano mayor Moisés Rodríguez ligado con la poetisa María del Pilar Contreras. Tuvo como depositario a José Pineda Benavides y de abanderados Antonio Rodríguez y Manuel Canovaca, porque  Francisco Gámez que se había propuesto no aceptó. En su tiempo el núcleo principal de hermanos estaba concentrado en la localidad de Alcalá la Real y en las aldeas sudorientales; sin embargo eran escaso s por la zona de Fuente Álamo; Íllora pertenecía a la cofradía alcalaína. Por los demandantes, se comprende que la cofradía asiste a un principio de renacimiento. Se encuentran los primeros datos de un presupuesto básico , consistente en unos ingresos de 1.129 pesetas y unos ingresos de 1.329, quedaron un remanente de 264 pesetas.

LA COFRADÍA EN EL AÑO DE LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN DE LA CABEZA


            Tras  la celebración de un Año Jubilar, y de acuerdo con el decreto del papa Pío X,  el 20 de abril de 1909, tuvo lugar la coronación de la  antigua imagen medieval  en  la parroquia de Santa María de Andujar. El obispo monseñor Salvador Castellote movió todos los hilos para que este año fuera una realidad.  
La cofradía de Alcalá adelantó su tradicional Junta General para preparar los actos, adaptar los ingresos vendiendo el trigo de la demanda de  Agosto y fijar el día de Romería a Sierra Morena. Acordó adelantar el  día de la Romería para presenciar el acto de la Coronación  y enviar un maestro de albañilería para que reparara  la escalera de la sede, pequeños desperfectos  y los pesebres de las caballerizas del corral de la Casa de  la Hermandad, situada inmediata al Santuario de la Virgen de la Cabeza.
Cuando la cofradía alcalaína llegó a Andujar,  se encontró que desde el lunes19 de abril de 1909, la imagen de la Virgen de la Cabeza ya  había sido traslada a Andujar, y , llegó en el último día del triduo, porque a las ocho de la mañana del  23 de abril, tuvo lugar la solemne bendición de las coronas. Con estas  palabras  recogemos este momento “  el arzobispo de Granada fue el que verificó la bendición de la mismas y tomó juramento al rector del santuario de la custodia de las mismas, finalizada la misa se procedió al traslado de la imagen al lugar de la coronación la explana de Colón, abrían la marcha la guardia civil montada, las cofradías filiales, la cofradía de Andujar que portaba las coronas y la imagen de la Virgen de la Cabeza, la ceremonia e imposición de coronas fue oficiada por el arzobispo de Granada asistido por los obispos de Almería y Jaén, la virgen lucia un manto de tisú de plata bordado en oro fino (…) Después de la coronación la Virgen esperó en la iglesia de Santa Mariah la Mayor hasta por la noche que se celebró una multitudinaria procesión por las calles de Andujar con la imagen ya coronada”.  
El día 20 asistió a la ceremonia pontifical  de la coronación oficiada por monseñor Juan José Laguarda y Fenollera, obispo de Jaén.


  Como era costumbre, celebró  la tradicional fiesta del segundo  domingo de Mayo  de la ermita de San Marcos  en la  iglesia de Consolación, con motivo del traslado de la imagen  de Sierra Morena a la iglesia de Santa María de Andujar. . Se especificaba de la iglesia de San en el libro de actas para “ dar gracias por habernos dado fuerzas y salud  para ir a la Romería y volver con felicidad a nuestras casas. Se bajó el sábado por la tarde de dicho domingo 9 de mayo y se celebró la fiesta en honor a la Virgen de la Cabeza; tras la fiesta salió en procesión haciendo estación de penitencia en las iglesias del Rosario, Trinidad, san Juan , Angustias, Veracruz y Dominicas para finalmente trasladarse a su templo. De san Marcos. , 

En este año, las poetas alcalaínas acudieron a un certamen de la Virgen de la Cabeza con motivo de su Coronación de la Virgen de la  Cabeza. Entre ellos,  tenemos un documento excepcional sobre la romería  de la Virgen de la Cabeza, y especialmente de la cofradía de Alcalá la Real







partiendo de la pluma de la poetisa María del Pilar Contreras en su  “Romance descriptivo de la Romería anual al Santuario de la Virgen de la Cabeza[1]”, aunque no logró conseguir premio alguno. Este año fue su hermano Moisés, hermano mayor de la cofradía y lo ilustró con todo tipo de detalles acerca de la romería.  Destacan estas descripciones:
-Sobre la publicata, por su belleza preferimos sus versos a nuestra prosa en forma de crónica:
Recorre la Publicata
Las calles, y deja en ellas,
Como un rastro de alegría
Que en el corazón entra (…)
Son los acentos vibrantes
De las campanas, que echan
A vuelo en señal de gloria
Para engrandecer las fiestas.
Son los cohetes, que silban (…)
El batir de los tambores
Que en el corazón resuenan
Redoblando sus latidos
Son los vítores, que atruenan
Ene espacio; las hachas,
Encendidas que llamean;
 Son las manifestaciones
Entusiastas y sinceras
De los pueblos, que acompañan
A su Junta, y que acrecienta
El latir de los corazones
Y el fervor de las creencias.
-La entrada en la iglesia de Consolación, como principal parroquia y sede la antigua abadía se canta de este modo:
Formada la Cofradía
Con la Junta a la cabeza
Y el digno Hermano Mayor
Que sus insignias ostenta;
Los cofrades con las bandas
Cruzando el pecho, penetran
De la multitud seguidos
En la principal Iglesia del pueblo
Y después de oír
La obligada misa, ondean
 Con entusiasmo en los aires
La tradicional bandera,
Y se organiza la marcha,
Que es lucidísima y bella.
--Recoge el momento de la marcha de Alcalá la real, describiendo los medios de transporte de aquel tiempo y las vestiduras de los  romeros:
Van los romeros jinetes
En potros de resistencia
Y en caballos enjaezados,
Con andaluza majeza,
Que van luciendo arrogantes,
Ya albarda con madroñeros,
Ya silla de airosos porte;
Firme brida, recia espuela,
Delante la rica monta;
Atrás, la alforja repleta.
Las mujeres adornadas,
Con joyas y ricas prendas,
Hacen el largo viaje,
Sobre pacíficas yeguas,
Y en la cómodas yeguas
Que cubren colchas soberbias,
Entre cuyos lindos flecos
Los almohadones ostentan
Ricas boquillas de encajes(…)
La vistosa comitiva
Vitoreada y contenta.

-El camino de la romería alcalaína es patente y descrito en estos vistosos versos:

Va recorriendo los pueblos,
donde en igual forma esperan
las Juntas y Cofradías(…)
Y en cada pueblo que llegan,
Se funden los corazones,
Se saludan las banderas,
Se desborda la alegría
En mil formas..¡y se reza!
Se reza el santo rosario
`por el capellán,, mientas
A devoción tan piadosa
La santa hermandad se entrega,
Tiene el Hermano Mayor,
Con sus manos la encomienda
Divina, la enseña santa;
El cetro, donde se ostenta
La imagen gloriosa
Virgen de sierra Morena
Alcalá, el Castillo, Martos,
donde algún reposo encuentran,
Después Torredonjimeno,
Villadomparrdo, Escañuela,
Arjona,  pueblos y pueblos(…)

-El regreso hacia Alcalá se describe de esta manera:

Al llegar las cofradía,
A cada pueblo, se expresa
Con vivas aclamaciones
Y músicas que corean
Turbas alegres de chicos
Tocando con viva fuerza
Los pitos que los romeros
Reparten a manos llenas.
 
            Y la nota curiosa radicaba en el personal humano que acompañaba a la romería, como lo describe  la poetisa alcalaína” grupos de familia bailando, otros engullendo sendos trozos de salchichón y descomunales vasos de vino; borrachos fastidiando a los concurrentes; vendedores de arropía, garbanzos tostados y avellanas americanas. Perdonavidas  adornados con sus terribles y mortíferas facas; jóvenes que para celebrar la romería le hacen una descarga cerrada de más de cuarenta tiros, novios que muerden celos; novias que varían de amores, con la misma facilidad que cambian las veletas de posición según corre el viento; madrecitas que refunfuñan porque sus hijas están finas con zetanito, que les es antipático y grosero; jamonas que se pican porque las muchachas les corren el velos de sus ilusiones; y se encuentran de patitas en la triste realidad de la vejez
Casi vente años después, es esta descripción que llevó a cabo Pepe Ibáñez con motivo de la celebración del VII Centenario  de la aparición al pastor de Colomera.
            El último jueves de abril( …) siguiendo la tradicional costumbre, se  reúnen  ene el lugar conocido como el Toscalillo. Encabeza esta cofradía su Hermano Mayor a quien acompaña la hermana” mayora”). Se pone en la caravana, compuesta por la más diversos bestias , tal como caballos, yeguas, mulos y hasta burros, eso sí, muy bien enjaezados, , especialmente aquellas yeguas tranquilas que habían de soportar la carga de las más ataviadas señoras metidas en apretadas carnes que acomodadas en jamugas, de las que pendía largos flecos de colchas multicolor.. El resto de las bestias que servían para llevar a sus lomos a los hombros. También eran portadoras de las viandas que para un periodo de cinco días se necesitaban, y lo que es más importante en esta clase de viajes, las botas repletas de buen vino que iban pasando de unos a otros  sin descanso.
La ruta de esta peregrinación: era pasando por el Castillo de Locubín, donde se incorporaban la cofradía de esta localidad, y siguiendo campo hasta Martos, pueblo en el que finalizaba la primera etapa. En la mañana del viernes, continúa la marcha hacia Andujar, que es el fin de la segunda etapa. Sigue a esta la del sábado  por la mañana hasta su entrada al santuario, donde después de oír la Santa Misa y cumplir con los deberes religiosos, hacen su retirada por los mismos pasos, haciendo el domingo descanso en Andujar, donde aprovechaban para proveerse de regalos y recuerdos para los que esperan, tal como pitos de barros, estadales y porrones para agua, pintados con los más variados dibujos y figuras alegóricas con respecto a la fiesta. Tanto en el viaje de ida como en el de vuelta, era muy de costumbre, tal vez para pasar el rato más divertido, el hacer uso de los dichos y piropos del mal pésimo gusto, las palabras y bastezas de todo género, pero que eran soportadas con la mayor indeferencia por los más afectados y las carcajadas de risa por los que las escuchaban, la peregrinación vuelve por los mismos pasos llenos de regocijo, de alegría y de cansancio, con el corazón hendido de gozo, satisfechos de la Virgen Morenica, cargados de recuerdos que muy pronto entregarán a los que esperan impacientes. Martes, día primero de mayo, ya reunidos todos los cofrades hacen su entrada donde ya llevan horas esperando en el Toscalillo gran multitud de personas, grandes y pequeños, a que llegue la gente del cerro, mientras tanto se consumían cientos de hornazos, que consistían en una torta de  aceite con un huevo encima, cruzados por dos cordones de la misma masa. Personas y bestias mezcladas entre sí, son el punto culminante de este recibimiento. Se repartían pitos de barro de agudo sonido, los pitos gruesos llamados cucos, de tono muy grave, hacen contraste de desigual algarabía: entretanto, la campana de san Marcos,. La de aquella ermita solitaria, lanzaba sin descanso su interminable melodía de bronce, para sumarse al regocijo de los recién llegados romeros”.
Conforme avanza el siglo la publicata se celebra el sábado y se usan otros medios de transporte como carretas y vehículos de motor, los autobuses.
            Este año de 1909, se celebró  la Coronación Canónica de la Virgen de la Cabeza  y tuvo lugar un programa distinto al que tradicional se llevaba a cabo





[1]CONTRERAS,  María del Pilar,  “Romance descriptivo de la Romería anual al Santuario de la Virgen de la Cabeza[1]”. Imprenta de Antonio Álvarez. Madrid 1909. Se lo dedica a su hermano Moisés Rodríguez.

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