UN ABRIL QUE MARCÓ ALCALÁ LA REAL.
LA II REPUBLICA. BIOGRAFÍA DE PABLO BATMALA.
Francisco Martín Rosales
En campaña electoral de 1931 y BATMALA
El dos de marzo de 1931, a las doce de
la mañana, murió Clotilde Batmala, la madre de Pablo Batmala, con la que
estaba ligado intensamente por razón de soltería. Se había quedado, por
consiguiente, sólo con su hermana Clotilde en la hacienda familiar. Asistió a
la ceremonia religiosa, pero no compartía con su familia aquellos ritos
cristianos, pues un agnóstico como él, en otras ocasiones anteriores,
había tratado de esquivar la asistencia a los entierros de sus familiares
y amigos en las iglesias de la localidad.
Unos días después, el 22 de marzo, se dio el esperado
pistoletazo electoral en toda España. En la comarca alcalaína, siempre había
triunfado el partido monárquico conservador y con la Unión
Monárquica se había mantenido el hilo conductor y de influencias
Pocas esperanzas se ofrecían a los advenedizos de la esencia
republicana.
Los monárquicos, pronto, contraatacaron e iniciaron
los primeros pasos de la contienda electoral lanzando mensajes alarmistas
a la población resaltando los tradicionales puntos de su programa basados en el
orden y en el trabajo, al mismo tiempo que acusaban a los republicanos y
socialistas de querer minar los fundamentos del orden moral intentando destruir
la familia y el Estado mediante las nefastas (según su versión
partidista) consecuencias de su doctrina marxista implantada en Rusia.
Esto obligó a que los republicanos y socialistas
emprendieran una contraofensiva rebatiendo, punto por punto, los
anteriores argumentos de los candidatos monárquicos. Asumieron este papel los
dos partidos más implantados en la comarca alcalaína tales cuales eran el
Partido Radical Republicano y el PSOE sin olvidar los republicanos.
El PRR lo hizo con sus comités de aldeas y lo
consiguió, mediante la influencia de los republicanos de muchos Centros
Obreros de algunas aldeas como las de Charilla y Ribera. El PSOE, gracias al
apoyo que recibía de las Sociedades Obreras, principalmente de la
potentísima “Unión y Defensa”, que sustituyó a la S.O. “La Emancipación”
de Alcalá la Real, y de la mayoría de las sociedades de las aldeas de
signo socialista-sobre todo, la de la Pedriza, Valdegranada, Ermita Nueva,
y la Rábita- y de las agrupaciones locales y de las aldeas del
sindicato de la FNTT-UGT La derecha republicana se sumó a este
movimiento y se concentró en torno al líder local Felipe Martínez Oria,
seguidor del presidente de la República, el prieguense Niceto Alcalá
Zamora, con el que mantenía buenas relaciones de amistad por razones de
cargos funcionariales y de estudios universitarios en la
juventud.
El
día seis de abril, Batmala y un numeroso grupo alcalaíno de ideas
antidinásticas constituyeron en torno suyo la candidatura
republicano-socialista (Pues era el responsable republicano a nivel comarcal
nombrado por las ejecutivas provinciales). Respondía a la táctica pactada
por las formaciones provinciales de los partidos, por medio de las cuales, en
aquellos momentos, el partido socialista y los radicales se
coaligaban con miembros del partido de los republicanos liberales y de
derechas, encabezados por Maura y Alcalá Zamora, la Derecha
Liberal Republica. En una proporción en la que los republicanos primaban
sobre los socialistas, la candidatura estaba formada por
diez republicanos y seis socialistas. Los primeros procedían
de la burguesía comercial y agrícola, que se había formado a expensas del
desarrollo económico del siglo XIX, motivado por la puesta en producción
de nuevas tierras: unos eran radicales y otros liberales y algunos de ellos
monárquicos reconvertidos al republicanismo; los segundos eran veteranos
socialistas, que habían creado la mayoría de las sociedades obreras y
organizado la agrupación del PSOE local.
Batmala integró en la candidatura
republicano-socialista a republicanos lerrouxistas, como Esteban
Gutiérrez, que procedía del PSOE y por los años veinte se había pasado al
Partido Radical Republicano; monárquicos reconvertidos en la derecha
republicana-Amaro Sánchez Pérez[1], Bernardo Cortés, Francisco Casanova Camacho[2], y Baldomero Sánchez- Cañete de Córdoba[3]; republicanos seguidores a ultranza del propio
Batmala por compromisos personales que le siguieron hasta integrarse años
después en la izquierda republicana-Antonio Oria Alba[4] y Víctor Hinojosa López[5]; y una gran parte de militantes del
partido socialista. Algunos de estos eran muy amigos suyos, como Salvador
Frías, otros lo admiraban como Dionisio Carillo, agricultor de la
Pedriza. José Murcia Ruiz, albañil y veterano socialista; José Vela
León, agricultor de la calle Rosa. Batmala se presentó por el distrito tercero
que ocupaba la parte comprendida desde la iglesia de Consolación hasta el
barrio de San Juan. En un pequeño radio de acción urbana, todos ellos
compartían una vecindad muy próxima, la misma inquietud comercial y por el
progreso, e idénticas ideas motivadas por las ansias de libertad y
de instaurar un nuevo régimen. Todos juntos coincidieron en renovar la sociedad
alcalaína y presentar un programa, en el que incidieron en la mejora de
los servicios públicos y la equiparación de las aldeas y el casco con el mismo
progreso e infraestructuras.
Los
que apostaban por la República firmaron un manifiesto en el que
intervino directamente como mentor el propio Batmala. Incluso, el mismo
procuró darle su segundo apellido exacto. (Probablemente, por la influencia del
afrancesamiento que mantenían los republicanos en estos momentos,
aparecía Laloye en las firmas, de la propia mano de Batmala). No
era de extrañar que el himno de Riego junto con la Marsellesa coparan
los cánticos de los afiliados republicanos en las concentraciones de muchas aldeas.
Se confesaban portadores de las ideas de las izquierdas antidinásticas, que
habían firmado el manifiesto de San Sebastián en diciembre de 1930. Pero
matizaban, atendiendo al ruego de los republicanos de derechas, que
eran “de los que creían en el orden representado por el triunfo
de la soberanía civil”. Muchos de ellos habían mantenido, en
años anteriores, la comunicación e información en la revista local “El
Látigo Rojo”, donde se zaherían a los monárquicos y, sobre todo, a los
alfonsinos, muy numerosos en nuestra localidad. Su objetivo no era otro sino “cooperar
en la medida de lo posible en derribar el caciquismo nacional, y a la vez
para que nunca vuelva el que tantos años tuvo a este pueblo en el mayor de los
abandonos. Si como dijo un orador de derechas la España de hoy es ´una
monarquía militar apoyada en el caciquismo´ contra eso iremos para
llegar a la España decidida, como primer paso oficial de la
reconquista de la libertad”[6]. Eran conscientes de que tenían como adversarios los
monárquicos acendrados, y querían decidir el voto de aquellos indecisos,
que eran víctimas del caciquismo, pues habían sido comprados con el
miedo de hacerles creer que “todo se lo debían al régimen actual”.
Con estos principios programáticos se dirigieron pidiendo el voto a todos los
obreros, labradores, industriales, funcionarios y artesanos.
[1] Amaro Sánchez Pérez había sido alcalde pedáneo
de Santa Ana y concejal monárquico antes y después de la
Dictadura de Primo de Rivera,
[2] Había sido concejal de Unión Monárquica
en la Dictadura de Primo de Rivera
[3] Vivía en la calle Marines, n. º 10 y
estaba casado con la hermana de Antonio Oria., María de las Mercedes. Se
dedicaba al comercio.
[4] Estaba casado con Elena Moutón, era
dependiente de comercios y administró varias empresas de Aceite en las que
salió malparado y fue salvado de su gestión por préstamos del propio Batmala.
Tenía 32 años cuando fue concejal, vivía en la calle Marines, 5.
[5] Comerciante de la Plaza.
[6] ARFRAMAR. Panfleto de manifiesto de los
republicanos en Alcalá.
EL PROGRAMA
ELECTORAL ELABORADO POR BATMALA
En cuanto a la redacción del
programa electoral, mucho más se notaba la influencia de Batmala.
Sus principios ideológicos eran el republicanismo y su oposición a la monarquía
porque la tachaban de caciquil tras el Directorio Militar de Primo de Rivera. Creía en la soberanía civil de la república gracias a
los votos y no apoyada por ninguna fuerza militar, se prevenía ante la
crítica de que los republicanos convertirían España en una pequeña Rusia,
recordaba que no había que volver a la época de la tiranía en la que el
abandono de los servicios y urbanismo eran desoladores. Su lema era “todo por el pueblo y para el pueblo” y
el programa electoral se basaba en el bienestar de las clases más
desfavorecidas- mejores y más escuelas, asistencia a los enfermos pobres, - y la
promoción del trabajo por medio de las obras públicas y los caminos
rurales, con especial promoción de las aldeas. Y añadían que aplicarían un
riguroso control del gasto público; además, prevenían a sus votantes de mayores
recursos de las falsas propagandas, como las que extendían acerca de que España
se convertiría en una pequeña Rusia, lo que contraatacaban con el
argumento de que esto sucedería si no se apoyaba su alternativa con
esta figura alegórica. “ si vosotros cándidamente le ayudáis,
convertirán a nuestra patria en la Rusia sangrienta de los años
anteriores, roja fruta del imperio del absolutismo; y es que nuestra situación
la podemos comparar a la de un hermoso río que al solo objeto de no aprovechar
sino a determinadas tierras lo detiene en su avance una presa, la de los
famosos obstáculos tradicionales, cada día más destruida y a la que basta una
pequeña presión para que deje libre el cauce de la libertad, más si por la
ambición de ellos y la ignorancia de vosotros, contribuís con vuestros
votos que es una piedra más a reforzar la presa, como faltan materiales para
convertirla en un pantano, el impetuoso río cuyo avance nada ni nadie
podrá detener se desbordará y teñido de rojo arrasará los campos y ciudades”.
Sus eslóganes se
dirigían a todos los sectores de la sociedad alcalaína y se basaban
en una premeditada táctica de interclasismo, para limar cualquier
desavenencia entre los defensores de la República. En común se
apelaba a la patria, para defenderla de cualquier intento secesionista.
Pero gradualmente, se tocaba la fibra más sentimental, social o económica
de cada uno de los diversos sectores de la sociedad. A los obreros, se les
pedía el voto:
POR PATRIOTISMO
VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA. OBREROS POR COMPAÑERISMO
A los patronos,
se les disipaban las dudas entre el conservadorismo mediante la bondad
del pacto con los socialistas.
VOTAD LA
CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA. PROPIETARIOS: POR INSTINTO DE
CONSERVACIÓN VOTAD LA CANDIDATURA REPUBLICANO SOCIALISTA
DIFICULTAR LA LABOR HUMANITARIA DEL SOCIALISMO ES AMPARAR LA
DESTRUCTORA DEL COMUNISMO
Y, se alertaba a los
indecisos con estos lemas.
VOTAR LA
CANDIDATURA CONSERVADORA ES PEDIR LA ESCLAVITUD Y TRAER LA
REVOLUCIÓN. VENDER EL VOTO ES VENDER LA DIGNIDAD Y DARLO POR
MIEDO ES RECONOCERSE INÚTIL[1].
Todos los miembros de la
candidatura eran conscientes de que la política de los monárquicos
anteriores se había basado en una política antisocial, concretada en un mal
reparto de los servicios y obras municipales, dando lugar a que se
encontraban “ las calles, sobre todo las de los barrios
populares, intransitables; los pilares tan distantes, con agua
escasa e impura, mientras la disfrutaban gratis y a caño libre unos pocos
privilegiados; el paseo hecho un vertedero, cortados sus más hermosos árboles
como lo fueron los de la Mora; la primera atención que es la de la
Beneficencia, mal dotada y peor pagada; y lo mismo la enseñanza que es el
alimento del espíritu y el más firme camino para llegar a la igualdad
humana; los vecinos de las aldeas tan numerosos como digno de consideración,
solo tenidos en cuenta para cobrarles impuestos tan mal repartidos como
cobrados y empleados, haciendo de ellos una indigna arma política para
arrancarles votos, remaches en la cadena ignominiosa de la
esclavitud”. Meses después, fiel reflejo de este momento
histórico cantaba entusiasmada la comparsa de la aldea de la
Pedriza, (por cierto era muy combativa, como lo demostraba el nombre de la
Sociedad Obrera “La Esclavitud Emancipada”) en estos términos:[2]
La aldea de la
Pedriza se distingue
Por su honor
invencible sin igual,
No obsequiaron siempre
con hambre y miseria,
El castigo, el
abandono general.
Todo queda ya
sobrevertida,
Y hasta verla ya
ganada la campaña,
Y, por eso, hoy
gustosos coreamos:
¡Que viva la
República de España!
Esta candidatura, tan dispar en cuanto la
procedencia de sus miembros, sin embargo ofrecía varios e importantes
nexos de configuración: la defensa de la República y el jefe
nacional Pues, todos estaban de acuerdo de que su líder nacional
era el presidente Alcalá Zamora, a quien consideraban “Que por sus
dotes excepcionales y conocidos propósitos, para todos, aún para los burgueses
y los que no mistifican el cristianismo, representa la más firme garantía”.
Es curiosa la influencia de Alcalá Zamora frente al radical Lerroux, que era el
líder de Batmala, en la comarca de Alcalá y hasta cierto punto
contraproducente. Las razones se basaban en estas palabras de Octavio Ruiz
Manjón: “Cuando llega la República el Partido Republicano
Radical cuenta veintitrés años de existencia. En el transcurso de esos años,
Alejandro Lerroux, su ininterrumpido jefe, ha paseado por la casi totalidad de
la geografía nacional en sus campañas de propaganda, pero su semilla no ha
fructificado lo suficiente para pensar en un partido de entidad nacional. Hay
republicanos históricos-el caso de Batmala- y centros republicanos que
siguen las inspiraciones de Lerroux, en casi todas las capitales de provincias,
pero el partido sólo tiene entidad en algunas zonas de Cataluña, Levante y
Andalucía”[3].
LA JORNADA ELECTORAL de 1931
Pablo Btmala
|
El día doce de abril, la jornada electoral se
desarrolló con toda tranquilidad y orden en Alcalá la Real. En todas
las mesas electorales, se celebraron con normalidad las elecciones y el
pacífico clima político se manifiesta en que, sin incidente alguno, se
presentaron a las mesas muchos interventores, representando las distintas
opciones. La coalición republicano-socialista, liderada por Pablo Batmala
envió dos interventores en defensa de los republicanos radicales y socialistas
por mesa; los miembros de la Derecha Republicana Liberal,
representada en la ciudad por Francisco Casanova Camacho hicieron lo
mismo; los agrarios, tan sólo uno, (su representante era Francisco Sierra del
Mármol), y los monárquicos, representados por Luís y Eugenio
González de Lara[1].
El
paso de la monarquía a la República se realizó pacíficamente en toda
Alcalá. El alcalde monárquico Collado así lo manifestaba, unos días después del
catorce de abril “se habían desarrollado los acontecimientos dentro del
mayor orden y respeto para todo; como ese era su sentir, había ofrecido su
colaboración”.
Salvador Frías Pino
|
Se votaba por cuatro distritos que agrupaban por
secciones a los barrios de Alcalá y, proporcionalmente algunas aldeas.
Los monárquicos presentaban una lista conformada por
los nuevos agrarios, los tradicionales afiliados del Partido Conservador
Monárquico y algunos militantes de Unión Monárquica. Entre los agrarios
Francisco Sierra del Mármol y Cayetano Sierra Montañés, que habían ejercido el
cargo de concejal desde el segundo decenio hasta la convocatoria de las
elecciones, los monárquicos Luis y Eugenio González de Lara, Gregorio Ruiz
de la Fuente, Francisco Hinojosa López y Manuel Collado Álvarez, Antonio
Serrano Pérez y los miembros de Unión Monárquica Antonio Castillo, y Antonio
Pérez Serrano. Todos ellos representaban a la clase media alta de
la sociedad alcalaína La familia de los Sierra regentaban negocios en el
Llanillo y en la Plaza, así como el anterior alcalde Collado,
mientras los restantes eran grandes hacendados.
En cuanto a la candidatura de la coalición
Republicano Socialista, solía estar configurada por un radical, un socialista y
un miembro de derecha republicana liberal. En el distrito primero, formado por
el cuadrante de calles comprendidas entre la calle Tejuela y Espinosa,
participaron el socialista José Vela León, (que vivía en la calle de las Parras[2], y, en la posguerra, se exilió a Francia), los
republicanos de derechas Amaro Sánchez Pérez, Antonio Calvo Montañés, ( que
sería alcalde en el bienio negro 1934-36), y Cristóbal Sánchez González.; en el
segundo distrito, comprendido entre el Llanillo y las Cruces, iban el
veterano socialista José Murcia Ruiz, el republicano de Acción
Republicana, partido de Azaña, Antonio Oria Alba, y el republicano de
derechas Bernardo Cortés Sánchez; en el tercer distrito correspondiente a
la calle Real y barrios de por encima de la parte derecha de la
Tejuela el republicano de Izquierdas Pablo Batmala Laloya, el derechista,
por entonces, republicano Francisco Casanova Camacho y el socialista
Salvador Frías Pino[3], que sería posteriormente alcalde al dimitir Batmala
en el mes de octubre del 1931. Esta candidatura obtuvo los siguientes
votos:
NOMBRE Y APELLIDOS
|
Votos
|
Partido
|
Francisco Sierra del Mármol
|
99
|
Monárquico (Bloque Agrario)
|
Antonio Serrano Pérez
|
97
|
Ídem
|
Eugenio González de Lara
|
101
|
Ídem
|
Pablo Batmala Laloya
|
127
|
Coalición Republicana-Socialista
(Partido Republicano Radical)
|
Salvador Frías Pino
|
126
|
Colación republicanosocialista (PSOE)
|
Francisco Casanova
|
128
|
Coalición republicano-
socialista(Derecha Republicana Liberal)
|
Por último, en el cuarto distrito el socialista se
presentaron Dionisio Carrillo,(por cuya memoria recientemente se le puso el
nombre del Centro Social de la Pedriza), y los republicanos Baldomero
Sánchez- Cañete Romero, Esteban Gutiérrez[4] y Víctor Hinojosa López.
EL DÍA TRECE DE ABRIL EN ALCALÁ LA REAL
Con gran
ventaja, la conjunción republicanosocialista ganó en toda España las
elecciones proclamadas el 14 de abril de 1931. La candidatura alcalaína,
encabezada por Pablo Batmala y compartida por el liderato Salvador Frías,
había obtenido en términos globales catorce concejales (63,6%) frente a
los ocho monárquicos (36,4) en una población con 21.359.
El propio
Batmala se hizo portavoz de la alegría popular y escribió el siguiente
telegrama al recién aclamado presidente.
“Madrid-Alcalá
Zamora-Teléfono.................Antiguo feudo conservador consuma gallardamente
emancipación auspiciada bajo auspicios V. y únese al salvador movimiento
ciudadano dirige, eligiendo los catorce candidatos republicano-socialistas
sobrando votos para cinco más. Efusivo saludo en nombre de todos. Forman gran
mayoría ayuntamiento electo. Pablo Batmala”[1].
Partido
Judicial de Alcalá la Real
|
Monárquicos
|
Republicano
Socialistas
|
Población
|
|
Alcalá la
Real
|
8
|
14
|
21.359
|
|
Alcaudete
|
6
|
14
|
15.688
|
|
Castillo
de Locubín
|
16
|
0
|
7.923
|
|
Frailes
|
9
|
2
|
3.116
|
Estaba claro que su
voto respondía a lo que acontecía en buena parte de la geografía rural
jienense, según Tusell “Se puede identificar el voto monárquico con la
pervivencia de la red caciquil de relaciones de patronazgo, en tanto que las
opciones políticas más progresistas, y radicalmente opuestas a la vieja
situación, se hallan íntimamente entrelazadas con una población mejor
informada y con mayor nivel de vida”[2]. Y
de ahí que, en palabras de un testigo de este cambio,
posteriormente, se sufrieran las consecuencias por el entusiasmo que se
compartió entre los republicanos de la comarca. Sobre todo, en Castillo
de Locubín, donde, por los años 1939 y 1930, se había formado un frente
anticaciquil, denominado popularmente como “el partido de los chamarizos”
contra el conservador José María Álvarez Castillo, conocido popularmente como
“Peluquín” y muy ligado al partido monárquico y a los Abril. En este frente, se
integraban algunos futuros republicanos ( Juan Castillo Contreras, Miguel
Castillo Peinado, Julio Medina, Manuel Peinado Chica, amigo de García Lorca y
secretario de Ayuntamiento y notario en 1936, Manuel Delgado Morales,
Juan López Aranda, futuro presidente de Izquierda Republicana de Jaén , la
familias de los Olmo, Extremera, Pepe Mata, …). Todos estos contactaron con
Batmala para dar un viraje a la política municipal destinado a
implantar la República en Castillo de Locubín. Si no, comprobémoslo
en este testimonio de un republicano de Frailes, que acompañó a Batmala a
la proclamación de la República en la villa del Castillo de Locubín:
“Dicho ingeniero es hijo del conocido
político de Castillo de Locubín llamado José María Álvarez del Castillo
(q.e.p.d.), de quien nada quería decir por haber fallecido, Este señor
ocupaba la Alcaldía de Castillo de Locubín el 14 de abril 1931, como
monárquico bien entronizado y protegido de los Abriles. Para derribarlo de su
sitial e implantar el régimen republicano, fue el que habla con otros Señores
de Alcalá al nombrado pueblo de Castillo de Locubín, y el dicente, como los
demás habló a la muchedumbre alto, extenso y claro del advenimiento
de la República, sobre la caída de don José María Álvarez Castillo y
sobre la necesidad de conducirse con corrección y con templanza, para honrar el
nuevo Poder. Tuvo que molestarse y sus familiares, porque el pueblo en su
totalidad, excepto incompatibles, sentía grandes entusiasmos por el
advenimiento del régimen democrático, y gritaba jubilosamente por el
rompimiento de las cadenas opresoras de la política derruida. Como yo era uno
de los oradores el Ingeniero no borra de su memoria tan fiel los discursos de
Manuel Álvarez Romero, luchador incansable bajo la bandera republicana y centinela
del triunfo de la juventud a la vejez. No llevarían mis discursos sendas
muestras de conocimientos científicos, pero llevaban el entusiasmo de la
consecución de un fin deseado y me ganaba los mayores aplausos, y a
medida de que crecía el entusiasmo surgía el mayor dolor de lo moribundos
políticos de aquel día. Por eso, quedé apuntado en la libreta verde, bajo
el concepto de una pendiente venganza”[3].O como dice Aurelio
Martín Nájera:“Al proclamarse la Segunda República, en abril de
1931, desaparecieron por completo los partidos dinásticos y ocuparon el mapa
político las formaciones políticas que habían estado excluidas en el sistema de
la Restauración”[4]
Con la huida del rey y la formación del
Gobierno Provisional, se abrió un nuevo periodo de la historia de España.
Batmala era consciente de lo que representaba una formación, que, en el ámbito
nacional, tenía carácter parlamentario sin organización sistemática, y que
había sufrido un envejecimiento en cuanto a sus cuadros dirigentes. Se daba
cuenta de que a excepción de los socialistas, como decía Ortega y Gasset, “el resto
de los partidos comprometidos en política no son realmente partidos ni nada que
le parezca. Algunos son oposiciones degeneradas y osificadas, otros, por el
contrario, improvisaciones creadas con el pretexto de la lucha contra la
monarquía”[5]
La candidatura
republicana derrotó a los agrarios y a la candidatura del Partido Conservador
Monárquico, que encabezaba Manuel Collado Álvarez y en la que salieron
elegidos Francisco Sierra del Mármol, Cayetano Sierra Montañés, Gregorio
Ruiz de la Fuente, Francisco Hinojosa López, Antonio Aguayo Castillo, y
Luis y Eugenio González de Lara entre otros ocho elegidos[6],
quedando derrotados entre otros Antonio Serrano Pérez, y Antonio Pérez
Serrano. Casi todos de la antigua Unión Patriótica y del Partido Conservador,
en la que ejercía una clara y notoria influencia el señor Abrl. No obstante, no
lograron alcanzar mayoría en Castillo de Locubín, donde los partidarios
del Partido Liberal Conservador tenían una gran influencia. Los
resultados nacionales se extendieron como un reguero de pólvora en las sedes de
los partidos. Batmala se mantuvo comunicando durante la tarde los resultados
que le enviaba el presidente de su partido a los responsables
republicanos de Castillo y Frailes, a los que ordenó que acudieran al ayuntamiento[7].
Desde el Gobierno Civil una comisión gestora formada por los socialistas José
Morales y José Campos Perabá, y los republicanos Francisco Ángel Bago, Ángel
García Fonseca, Pablo Flores, Manuel García Pérez y Sixto María Muñoz,
emitieron un bando que decía:
“La comisión nombrada
para encargarse provisionalmente del Gobierno Civil de la
Provincia se dirige al Pueblo de Jaén para recomendarle guarde el mayor
orden a las personas y a las cosas, como corresponde a su hidalguía y nobleza
proverbial., Así mismo tiempo, anuncia que el orden más completo será la mejor
garantía que ofrezcamos al mundo en estos momentos tan solemnes.
Esperamos que el
pueblo de Jaén nos auxiliará en nuestra difícil misión hasta que el Gobierno
de la República nombre sus legítimos representantes. Jaén 14 de abril
de 1931”
[2] COBO
ROMERO, F. .Labradores, Campesinos y jornaleros. Colección Díaz
del Moral. Ayuntamiento de Córdoba. 1992..
[5] JOSÉ ORTEGA Y
GASSET Obra Rectificación de la República: artículos y discurso.
Madrid. Espasa Calpe 1932.
[6] Eran Luis y
José, hijos de Rafael González de Lara, propietario, casado Aurora
Martínez Oria. Vecino de la calle Marines, nº 1.
EL DÍA CATORCE
A las ocho de la tarde, gran cantidad de
alcalaínos acudió a la convocatoria espontánea de los políticos
republicanos y socialistas de la localidad ante las puertas del
Ayuntamiento. La plaza era un hervidero de aclamaciones, aplausos y
vítores a la República. De sus sedes y de la
Casa del Pueblo los republicanos sacaron la bandera tricolor, portada por
un hermano del Teniente Castillo Saenz de Tejada en una manifestación pública
espontánea. Gran número de republicanos subieron al salón de sesiones, donde
desmantelaron todos los símbolos y retratos reales. Un republicano de derechas
rompió el cuadro de Alfonso XIII con una navaja, e, inmediatamente, los
dirigentes locales salieron al balcón del Ayuntamiento para izar la bandera
republicana. Encabezaba la manifestación y a los congregados el socialista
Salvador Frías.
Antes de iniciarse la
marcha, Salvador, acompañado de un grupo de seguidores republicanos, se dirigió
hacia la casa de Pablo Batmala en señal de reconocimiento a su liderazgo y le
conminó a que se agregara a la explosión de júbilo. Desde su habitación de
despacho de entresuelo, Pablo le respondió “Sí, pero con una rama de
laurel en la mano”. Los presentes consideraron que Batmala quería
exponer con aquellas palabras las inquietudes pacíficas que
propugnaban los miembros de la candidatura frente a cualquier muestra de
belicosidad, en contra de cualquier otra interpretación altanera o ufana de la
victoria[1]. Recorrieron las calles de la plaza y el Llanillo,
gran número de obreros, miembros de las clases artesana y sectores de la clase
media, esperanzados en que el nuevo régimen le traería un cambio en sus vidas y
dejarían atrás los años del turnismo monárquico.
Similar fue la
reacción de los republicanos de algunas aldeas, como en Charilla, en la
Rábita, Santa Ana, Mures o en la Ribera Alta. En esta última,
en palabras de Francisco de Madrigal: “Seis meses más tarde, el 14 de abril
de 1931, se proclama la II República Española. En la Ribera
Alta se recibirá su llegada de forma festiva; reunidos los vecinos en la
plaza de la aldea, gritarán “Viva la República”, y alzando sus gorras y
sombreros cantarán la siguientes coplas populares. “También estaban Casares.
Martínez y Caballero, esos son los Ministros, que defienden a nuestro pueblo,
Viva Alcalá Zamora, Emilio Caballero, Fernando de los Ríos y Julio Díaz Ropero[2].
Este día catorce de abril, el gobernador
interino de Jaén, Juan Lillo, envió un telegrama, en el que
manifestaba “Proclamada la República se hace cargo de la
Provincia el Ilustrísimo Señor Presidente de la Audiencia autorizará
manifestaciones evitando coacciones, y procurando el orden público a toda
costa. Le saluda”
Por la orden gubernativa, se hizo
entrega del ayuntamiento a la comisión formada por los concejales republicanos
y socialistas elegidos, y recomendaba “encargando a dicha comisión
dicten las oportunas órdenes para mantener a todo trance el orden público,
garantizar el respeto a las personas y a la propiedad, requiriendo si fuera
preciso el auxilio del Comandante del Puesto de la Guardia Civil, dándome
cuenta inmediatamente del cumplimiento de esta orden y de cuantas novedades
ocurran. Viva la República”.
Batmala fue elegido
alcalde y presidente de esta comisión gestora. Incluso el alcalde cesante
les dio las gracias por las muestras de consideraciones y pruebas de respeto
que había recibido, manifestando la tranquilidad y cordura con el que se
había desarrollado el cambio y deseándoles éxito en el futuro.
Inmediatamente, se
produjeron varios acontecimientos políticos importantes. El concejal Francisco
Hinojosa López, afiliado al partido Monárquico Conservador, se pasó a las
filas del partido de Batmala, y otros se mantuvieron fieles a la
República, unos como independientes, caso de Ruiz de la Fuente, y otros en
el partido conservador.
El ambiente republicano se respiraba en
toda la comarca, hasta en las conversaciones de las gentes más humildes.
El joven estudiante, vecino del Castillo de Locubín, Federico
Parera, descendiente del líder liberal en la comarca
alcalaína José Parera, y pariente de otros
republicanos, así lo relataba en su Diario:
“Día 16 de abril. Año 1931. Hasta el
tiempo se ha hecho republicano, pues desde el 14 llevamos unos días
inmejorables. Como está enferma Anica Fuentes he subido a verla. Allí me
encontré con Trini, mi hermana de leche. Está estupenda. Como que es una de las
indígenas más guapas. Al entrar saludé con el consabido”Salud y República”, y
Anica me contestó con un ¡viva la república! ...(...) yo que no olvido la
sangre, soy desde niño republicano convencido al igual que todos los de la casa
(...) Ya han tomado posesión todos los ministros. Han dado un decreto
disolviendo el Somatén. Otro echando abajo lo hecho por la dictadura ¿me
examinaré? (...) Vamos por lo visto hacia una Republica Federal. Maciá se ha
declarado libre en Cataluña y ahora dice que unirá a las demás Repúblicas
Federales Ibéricas. Quizás Portugal si triunfa Costa en él se unirá a España.
¡Viva Iberia! El primer gobierno que ha reconocido el nuestro ha sido el de
Uruguay. Ya después de esto no se debe cantar”Al Uruguay no voy...”pues aunque
se naufrague se puede dar por bien empleado si es yendo a un país
simpático. El campo está preciosísimo. Esta noche he dado una pequeña
conferencia a unos cuantos labradores. Me han animado a dar un mitin, y quieren
sumarse conmigo para pedir una Biblioteca Popular. Quieren buscar firmas para
que a papá lo nombre alcalde republicano “,[3]
No estaban contentos los republicanos
cómo había quedado la comarca en cuanto a los resultados electorales. Pues el
Castillo de Locubín se había desmarcado del resto de los pueblos, y había
apoyado a los concejales monárquicos. Por eso, se llevó a cabo una
concentración republicana en esta villa y se declaró fiesta local, con lo
que se cerraron los establecimientos y los centros docentes y se convocó
una magna manifestación el día dieciocho, con la llegada de Federico del
Castillo, jefe provincial del partido de derecha republicana liberal, que
acudió con varios familiares y otros miembros republicanos de la
comarca: Batmala estuvo con él en el ayuntamiento castillero. Allí
se hicieron discursos por parte de los republicanos locales y el propio
Federico que trajo saludos de Alcalá Zamora y del propio Largo –Caballero
con el fin de alentar los decaídos ánimos de la coalición
republicano-socialista. Al mismo tiempo, reflejó el trascendental momento con
esta frase. “Y mientras muchos obreros pedían limosna para comer,
porque no tenían trabajo, las joyas de la exreina se valoraban en trescientos
millones de pesetas”. Ataca duramente al fallecido régimen y entre
otras cosas le dijo a Miguel Primo jefe de ladrones. El pueblo, una muchedumbre
inmensa, le aplaudía intensamente y le ovacionaba y los vivas a Carlitos
Castillo salían del fondo de los corazones”. Y, por la tarde la
dedicaron a reorganizar el comité republicano formado por Federico Parera
Piedrola, Juan López y Manuel Ruiz. Castillo.
[1] Recogiendo un testimonio de una joven
asistente al acto.
[2] MADRIGAL PALACIOS, Francisco. “Crónica
de la Dictadura de Primo de Rivera y de
(3)ARFRAMAR. Me ha proporcionado este dato Moises Gallardo.
Gracias. Fotocopia Del Diario de Federico Parera Castillo., joven republicano
muerto en 1931.
BATMALA, PRESIDENTE DE LA COMISIÓN GESTORA
Durante varios meses,
Batmala ejerció como alcalde de Alcalá en 1931 en función de presidente de la
comisión gestora. El cambio del clima político se manifestó en muchos datos;
incluso el alcalde cesante le dio las gracias por las muestras de
consideraciones y pruebas de respeto que había recibido en el periodo de
interregno, exponiendo la tranquilidad y cordura con las que se había
desarrollado el cambio. En la sesión plenaria, incluso el anterior alcalde
monárquico, le deseó éxito para el futuro.
Una nueva manera de enfocar
la política significaba la entrada de los republicanos en la vida local. Se
distinguió por el carácter laico de sus creencias, la gestión trasparente y
austera sin tintes del clientelismo y la pasión por las clases más
desfavorecidas. Sus colaboradores fueron unos hombres honrados. No ocurrió como
en otros lugares, donde "a veces se vieron tentados por la presión de
los que habían sufrido la metamorfosis republicana manteniendo las antiguas
formas de desarrollar la política con el favoritismo y el clientelismo, y, por
otro lado, por los extremismos de los que no sabían actuar con la sensatez que
se requirió en algunos momentos, fruto del analfabetismo y de la incultura de
los que pensaban que el mesianismo de un cambio radical de la sociedad se podía
conseguir al instante".
No obstante, el
talante de los gobernantes locales fue un ejemplo. Pongamos a exposición o para
las generaciones futuras, las palabras del alcalde monárquico don Antonio
Collado, cuando elogió la conducta y sensatez con que se han producido de las
cuales espera el mayor beneficio para el pueblo. Pues Batmala, en su discurso
de toma de posesión, aludió a la voluntad popular que debía ser la que rigiera
el destino de la Patria, al mismo tiempo defendió el orden público mantenido
por cada uno, así como la paz pública cumpliendo los deberes y respetando los
derechos de los demás:
” Acato la voluntad popular del
pueblo del que todo lo espera, ha llegado la hora de que el sentimiento popular
sea el que rija los destinos de la patria y cada cual sea un fiel mantenedor
del orden y de la paz pública, cumpliendo sus deberes ciudadanos y respetando
los derechos de los demás, único medio de llegar el engrandecimiento de España
de nuestro pueblo que es a lo que hemos venido si queremos ser dignos
representantes de su soberanía”. Un modelo social a imitar en sus palabras.
Solicitó que se emulase y se imitase “a los directores del movimiento
republicano de España, se evitasen rencillas, estuviesen atentos al enemigo que
acecha, evitasen las ambiciones bastardas, fieles con los derechos de los
ciudadanos, y cumplidores con el deber, como único medio de que la prosperidad
y el engrandecimiento de España sea el fruto que la República espera,
encarnación de nuestros ideales y aspiración constante de nuestra vida,
procurando a España en todos los órdenes y manifestaciones que es nuestra mayor
aspiración y nuestro más firme propósito” . Acabó con vivas a España y a la
República, que era donde debían realizarse los ideales de prosperidad de los
ciudadanos.
Formaban también la
comisión, aparte de los socialistas nombrados, los republicanos Batmala, Oria.
Francisco Casanova, Cristóbal Sánchez González, Antonio Calvo, Esteban
Gutiérrez, Víctor Hinojosa Amaro Sánchez, Baldomero. Sánchez Cañete y Bernardo
Cortés. Salvo Sánchez Cañete, todos ellos de Reforma Republicana, Partido
Radical y algunos de Acción Republicana
El día veinte, Batmala
fue proclamado alcalde de Alcalá con dieciocho votos de entre los diecinueve de
los concejales presentes. Lógicamente hubo uno en blanco que debió ser el suyo.
Pues aquel día no asistieron a la sesión municipal varios monárquicos que
tomaron posteriormente la posesión de su acta de concejales.
El mismo
resultado se produjo con los tenientes alcaldes ( 1º Salvador Frías, 2º
Francisco Casanova, 3º Víctor Hinojosa, 4º Antonio Calvo Montañés y 5º
Cristóbal Sánchez González). El puesto de síndicos recayó en los republicanos
Antonio Oria Alba y Bernardo Cortés. Una vez hecha la elección de los cargos ,
Batmala manifestó :” doy las gracias por la elección para el cargo en
el que procuraré cumplir con todo el esfuerzo de mi voluntad, no solicito
cooperación, porque ya con anterioridad a este acto ha sido ofrecida , pero sí
pido sacrificios para el bien de la Patria, estando por su parte dispuesto a
hacer el de la vida si es necesario”. La participación de los presentes en
su futuro gobierno fue clara y contundente, pues hasta los monárquicos ye
independientes confiaban en su persona. Y así el independiente Ruiz de la
Fuente y el monárquico Aguayo se manifestaban: “ veo con entusiasmo el
nombre del Señor Batmala al frente de la alcaldía, porque dadas sus condiciones
es una garantía, nos congratulamos de la composición del ayuntamiento, donde se
hayan representadas todas las ideas y clases y espera del mismo una labor
próspera y sana y en esta seguridad ofrece su modesta pero leal y decidida cooperación
“
Magnífico artículo. Podría facilitarme información de José Parera Sandoval, cirujano de la Armada, establecido en Alcalá?
ResponderEliminarNo se si es el José Parera que menciona en el artículo.
Muchas gracias.