En un contrato ante el notario Francisco de Jaén 30 de
agosto del año 1540, se concertaron los
artistas Antonio de Cejalvo y Martín
Pérez, entallador, para realizar un retablo “ hazer y dejar hecho un retablo
para vos, Catalina Gutiérrez, mujer que fuisteis Luís López de Madrigal, difunto que estéis en gloria, vecina que soys
de esta ciudad De Alcalá la Real”. Madrigal fue un personaje importante de principios del siglo XVI, cuando se asentó en Alcalá la Real y tenía casa en la mota, que tuvo que trasladar al Arrbal Bajo y mantuvo algunos pleitos con los hidalgos alcaláinos.
Parece que encaraba la obra Martín Pérez, por ser veterano en el
oficio en esta tierra de la Abadía, pero junto con Cejalvo se identificaban como
vecinos de Granada y estantes en esta ciudad: el primero, por lo que se deduce,
era pintor del retablo y pertenecía al cículo de pintores de Francisco Ledesma en la ciudad de Málaga, un grupò muy al tanto de las influencias renacentistas ; y el segundo asumió la tarea de tallarlo , ensamblarlo
y entallarlo.
Por la siguiente claúsula se define muy bien las tareas a
realizar. “conviene a saber un retablo e pintar las figuras, e todo lo necesario
de talla y pintura, por la forma que está trazado en medio pliego de papel, e a
las espaldas del presente escrito, firmado que quedó en poder de vos la dicha
Catalina Guitíerrez, mujer de Luís López
de Madrigal”.
Y especifica textualemnte las medidas “ que a de ser el dicho retablo
en largo de 18 palmos, y en ancho de
treze, la qual largura y anchura ha de
de ser del gueco donde dicho retablo ha
de ser puesto".
Como norma general seguía el control final de expertos para el pago" el qual lo aveys de dar y pagar según se vaya haciendo, las dos
partes e acabado de hazer a de ser a
vista de maestros e personas que de ello sepan, el qual visto y mirado por los
dichos maestros que están bien fecho e
conforme a lo trazado con esta escritura e luego que fuera dicho e
declarado, nos acabéys de pagar los sestenta y cinco ducados la dicha Catalina
Gutiérrez ”.
Y estas eran las condiciones:
-“ el qual dicho
retablo lo avemos de dar puesto de tablas y pintura y presto a nuestras costa e
misión" .
-“ y avemos de poner nos los sobredichos toda la
madera e lo demás necesario que fuera
menester para el dicho retablo sin que la dicha Catalina Gutiérrez seays obligada a poner cosa alguna”.
Costó el retablo a Catalina Gutiérrez “ setenta y cinco ducados que me aveys de
pagar por hacer y poner el dicho
retablo, segund consta en las trazas del medio pliego de papel”.
-“ se obligaba a se hacer toda la dicha talla dorada y los vueltos estofados y en las cajas blancas que es en la dicha traza y, en una de ellas que dice del Descendimiento de Cruz, allí se pinte y donde dice cena asimismo se pinte el Cenáculo en las dos cajas altas nos obligamos a pintar e figura en una de ellas un santo, y en la otra otro, qualesquiera vos Catalina Gutiérrez por bien tuibieres dezir y en las cajas bajas avemos obligados a pintar la figuras e personas que vos la dicha cataliina Gutiérrez yel dicho Luís Gurtierrez Madrigal quisieres pintar ".
FIANZA Y SEGURIDAD
Fueron testigos el clérigo Juan del Campo, Luis de Guerra y Tomé de Villalta.
CONCLUSIONES
No sólo es interesante la presencia de los artistas, sino que los testigos de esta obra, se relacionan con estos artistas, como es Juan del Campo, cuyo familiar Francisco del Campo fundó la capilla de Santa Bárbara de la catedral de Málaga, donde intervino como entallador Nicolás Tiller, que regentaba la alcaldía de gremios de pintores entre los que se encontraba Antón Cejalvo, Francisco de Morales, Francisco de Ledesma, Alonso Benítez, Pedro Hernández, y compartió obra con el escultor Jacome de Lobeo y la pintura Francisco de Ledesma, como pintor.
A Cejalvo, lo vemos en Granada una década después, y se encuentra ligado con Martín Pérez que se afinca en la ciudad de Alcalá la Real.
El cuadro de Descendimiento se encontraba en la capilla del Baptisterio de la Iglesia Mayor de la Mota. Al final quedó en el Rosario, desde donde se vendió a un anticuario.
El cuadro de Descendimiento se encontraba en la capilla del Baptisterio de la Iglesia Mayor de la Mota. Al final quedó en el Rosario, desde donde se vendió a un anticuario.
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