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miércoles, 1 de abril de 2020

LA ORACIÓN DEL HUERTO (ii)



    YA entrado el siglo XVII, las cofradías y hermandades pasionales
cambiaron de ser disciplinantes a penitenciales, lo que dio lugar a algunos momentos de
enfrentamiento con las autoridades eclesiásticas. Así el Abad Moya dispuso en sus
Constituciones la prohibición del teatro dramático, misterios o los autos dentro de las
iglesias, porque se degradaron los elementos dramáticos hasta tal punto que se
convirtieron en objeto de burla y escarnio, sin el sentido original cuando nacieron. En
este siglo se pasó de la representación de las insignias e imágenes a la representación
humana, cuando los pasos se procesionan y se introducen en la celebración de las
manifestaciones religiosas. Y frente al carácter mayestático y devocional de los
primeros momentos no extraña que algunos abades publicasen edictos para limitar los
abusos y los actos deshonestos que se producían en la Semana Santa, ya que la marcha
procesional no se mantenía con el fervor ni respeto que tales momentos requerían. Por
un lado, entre los penitentes había risas, escándalos, e indecencias en los participantes
y sus vestimentas;: por otro lado, “los cubiertos con rostrillo, se portaban cosas profanas
e indecentes y realizaban acciones y gestos indecentes. No obstante, abundaron en estos
tiempos los pasos de tablados o en el decurso de la procesión de modo que en la primera
mitad del siglo dieciocho e, incluso, algunas decenas posteriores se alcanzaron
el máximo auge de representaciones pasionales, el renacimiento de cofradías, sobre
todo, en la del Cristo de la Humildad que había desaparecido, y la multiplicación de
pequeñas hermandades, pasos y gallardetes que instruyeron una nueva forma de
organización cofrade. En medio de un siglo convulso, donde se sucedían  fundaciones,
renacimiento, desapariciones y remodelaciones de gallardetes y pasos, a mitad de siglo ,
con la llegada del vicario y provisor de don Álvaro de Mendoza, don Pedro Pablo de
Vera y Barnuevo, el espíritu de la Ilustración la emitió ordenó “que no se hicieran velas
nocturnas en las Iglesias ni ermitas, procesiones de noche, prescribiendo la forma y
modo que se deberá observar en las procesiones de Semana Santa, desterrando el
abuso de las caras tapadas y otras indecencias;. Y no es de extrañar que muchas
hermandades y cofradías desaparecieran, al interpretar un atentado con la liturgia todo
este tipo de representaciones, “sucedió en el año 1782 con el Decreto del Obispo- Abad
Mendoza y Gatica. O más tarde, de una como manera más estricta, con la aplicación
realizada por el espiritualista Abad Palomino en 1791, que provocó la desgraciada
desaparición de una de las cofradías más importantes del acervo alcalaíno, la de la
Santa Veracruz.

Sin embargo, la raigambre popular no se resistió y volvió a renacer aquellos
pasos, cada vez más esfumados, quince años después, en 1797, con el mismo abad
Palomino Lerena, y continuaron difuminándose hasta el siglo XIX. A principios de
siglo XIX, volvieron a salir  las hermandades e iniciaron una campaña en contra de
aquel rigorismo de la Ilustración, que le estaba ocasionando bastante problemas; y así se
defendían con acentuada pasión; Y para aumentar más la Devoción determinaron
sacar el Viernes Santo  una devota Procesión con el título de referido Santo Nombre,
representando en una devotísima imagen de Jesús Nazareno, con los principales
atributos de la Sagrada Pasión, que desde aquel tiempo hasta el presente ha
permanecido en esta ciudad con la edificación mayor , conmoviendo  no solo a sus
moradores sino aún también a los Pueblos de la Comarca  para adorar tan santos
Ejercicios y que por quanto hasta ahora no han premeditado que estos Pasos deben
ser con la Superior Aprobación del Real Supremo ConsejO..  Difícil situación en un
período de guerras y cambios políticos constantes. Momentos de penuria económica. Se
mantenían de las limosnas de muchos hermanos del campo y de la ciudad y esto
provocaba enormes dificultades para la representación de los pasos.

Aunque, a finales de siglo XIX, surgió otra nueva corriente reformista y un
importante cambio en las Semanas Santas, que pasaron de un carácter devocional y
penitencial a un predominio del esplendor externo,  que se fijaba más en los grandes
pasos de las imágenes, olvidando este tipo de representaciones,  que, como sucedía en la
diócesis sevillana ,  consideraban actos indecorosos: Tales son estas ridículas
representaciones de la pasión del Señor, en que figuran personajes grotescos, y
usando un lenguaje chocarrero que no puede  menos de ofender a los oídos de todo
hombre culto;.

 Muy descompuestos dichos pasos, participando de las dos hermandades del Ecce-
Homo en la mañana del Viernes Santo y de Jesús en la Columna en la tarde del Jueves
Santo, por muchos testimonios periodísticos, como los María Pilar Contreras o las
noticias de otros escritores locales, se mantienen como una reliquia de este tesoro
cultural a finales del siglo XIX y principios del XX

Varios conflictos bélicos contribuyeron en su decadencia, sobre todo la última
Guerra Civil. No obstante, esta situación permitió la reagrupación de la Hermandad del
Señor del Ecce-Homo y Jesús en la Columna, así como la recuperación de muchos
cuadros e insignias s que contribuyeron al mantenimiento de todos estos enseres, y, por
ende, a que pudieran renacer tras el conflicto bélico Sin embargo los pasos ya se habían
debilitado mucho y tan sólo quedaban unos vestigios y reliquias que se han mantenido
hasta finales del siglo XX de lo que fue un rico acervo religioso, cultural y , por así
decirlo, etnológico. Los años 1945 y el 1984 fueron dos hitos muy importantes en la
restauración de todos los pasos, que se habían convertido en algunas ocasiones en un
puro desfile procesional y en el traslado de las imágenes a las casas de los hermanos.



1 AHPJ. Legajo 4971. Testamento de Cristóbal Ruiz de Moya.

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