Procede de un dicho popular "Castillo sin aljibe,
enemigo dentro" hasta el punto que jugó un gran papel para su defensa que
en cualquier recinto fortificado se construyesen o socavaran algún receptáculo
para almacenar el agua. Pero, en tiempos de paz, el aprovisionamiento y el
almacenamiento de agua fueron muy importantes para el desarrollo urbano y
el mantenimiento poblacional dentro de cualquier recinto. Una muestra de estos
sitios puede estudiarse en muchas ciudades de España. Lo mismo se encuentran en
los alcázares de Jaén que en el castillo de la Guardia, el recinto fortificado
de Alcaudete o el de la Peña de Martos. Conforme se avanzaba en las diversas
fases de excavación que tuvieron lugar en el subsuelo de la Mota antes del
siglo XXI, se apreciaron varios tipos de aprovisionamiento y almacenamiento.
Pues, entre otros, existen pozos horadados de la misma roca del mismo recinto,
sobre todo, en los pasadizos que comunican entre la ciudad fortificada y
los arrabales, el del Albaicín, Arrabal Viejo y los Nuevos de Martín Ruiz,
Puerta de Granada, Rastro y Puerta Nueva; lo son de forma circular y
rectangular y, a veces, algunos dejan entrar la canalización del agua por
medio de minas. Uno de los pozos con más volumen de agua se encontraba en
el Arrabal Viejo, y se comunicaba con una mina que procedía de la calle de los
Lagares y Puerta de Granada, que se ofrece con una galería de mampostería
en su interior para poder adentrarse en ella. Otro se protegía con la torre
barbacana, que dio lugar al recinto del Albaicín.
Por otro lado, el almacenamiento del agua se llevó a
cabo mediante aljibes que suelen remontarse a tiempos romanos y musulmanes, e,
incluso posteriormente, se reconstruyeron o se levantaron de nuevo, en tiempos
de Edad Moderna, al aumentar las necesidades de la población y crecer dentro
del recinto. Pues era el sistema más seguro y operativo, y más cuando se
contaba con varios pozos, como era el caso de la Mota para el
abastecimiento constante de los vecinos. Los había, en su mayoría privados y
otros de uso público como los del pasadizo, llamado del Altozano o de la
Conquista, entrada de Cárcel Real, a los que hay que añadir el de la casa de
Rosado y varios en Arrabal Viejo.
Las fuentes fueron otra forma de
abastecer de agua, y abundan muchos castillos que se abastecen de los manantiales cercanos, como en Priego o la Villeta. Pero curiosamente no aparecen en el
contorno de la Mota salvo la del arrabal de San Juan, y, otra en el convento
trinitario. A este sistema de abastecimiento, se unía el de los aguadores,
que transportaban durante el día el agua con reatas de acémilas desde las
fuentes del Llano: las de Fuente Beber, Tejuela y Fuente Nueva y Granada. En
cuanto a los aljibes, existían en los edificios públicos como era el caso del
Castillo de Aben Zayde (dos en Torre del Homenaje y uno en Patio de Armas),
Casas de Cabildo (uno), Iglesia Mayor, claustro y sacristía (varios y de
diversas épocas), Torre de la Cárcel Real (uno en su interior en la planta
subterránea), Bahondillo (de aguas del nevero) y Plaza Baja (la mazmorra). Pero
predominaban los particulares en las casas más importantes de los barrios
(noble y militar), como un sistema de almacén de agua o cisterna, el castellum aquae latino. Ofrece varias
tipologías: los hay horadados en la misma roca y cubierta de medio cañón
( de ladrillo o de losetas); existen a medio camino entre la horadación y su
levantamiento constructivo; los hay completamente construidos en sus tapias de
estancamiento, casi desparecidos); también de pequeñas dimensiones y enormes
dimensiones cubiertos con una bóveda de media naranja sobre unas trompas para
pasar de la superficie cuadrada o rectangular a la curva o circular, como los
de la casa de los dos Aljibes de la familia de los Aranda junto a la portada
del Perdón de la Iglesia Mayor. No puede pasarse por alto las bodegas con
almacenamiento de tinajas reservadas al agua.
El aljibe antiguo suele revestirse su mampostería y
enlucirse con la mezcla de cal y arena y almagra para procurar hacerlo intranspirable,
suele recoger el agua mediante una canalización de doble caña procedente del
tejado. El color rojizo de su enlucido es consecuencia de haberle aplicado
en sus paredes la mezcla hecha a base de óxido de hierro, resina de lentisco,
arcilla roja y otros materiales que conseguía que el agua no se corrompiera. El
aljibe que se ofrece en la planicie de la Mota presenta la forma abovedada y
recubierta de esta pintura de almagra que era impermeable, a la que se abrían
unos respiraderos que contribuían al buen estado del agua. No es el caso alcalaíno
la traída por acueducto u otras vías salvo el transporte animal, que venía
regulado por una ordenanza de precios.
Dentro de este sistema, este contrato entre el regidor
Alonso de Cabrera y el cantero Diego Martínez Izquierdo, ante el escribano
Francisco Ordóñez en 12 de noviembre de 1547. clarifica el sistema constructivo
y otros aspectos de los aljibes para comprender los aljibes de la ciudad
fortificada de la Mota. Recoge la manera, traza y condiciones de una casa en la
que vivía, en el entorno del barrio militar de la Mota. El aljibe se levantaba
en el patio de su casa labrado de piedra, tanto la bóveda como las paredes
juntas por la parte de dentro. Las dimensiones eran: de largo trece pies (4
metros) y de ancho diez (3 metros) y de profundidad (de hondo) conforme al
suelo del aljibe viejo que está cubierto a donde se ha de hacer el dicho aljibe.
Diego Martínez y sus oficiales corrían a cargo de sacar la tierra, de la hoya
del dicho aljibe y por su parte Alonso Cabrera les proporcionaba el agua
que se necesitara, la madera de la cimbra y una tinaja de aguapié para los
trabajadores. También de Diego ha de ser toda la piedra, cal y arena, sacarla,
traerla y asentarla, La piedra debía ser la cantera de los Llanos de esta
ciudad, e insiste en la piedra labrada y sacada de la bóveda. La obra
debía estar acabada en mayo de 1548, y, si se incumplía el contrato, podía
llamar a otros maestros y oficiales a costa de Diego Martínez
Con este aljibe, se asiste a una nueva reurbanización del
recinto amurallado de la Mota, entre las nuevas calles y casas se cuida del
abastecimiento y almacenamiento del agua en el siglo XVI. Los nuevos maestros
de obras participan con los nuevos sistemas constructivos, que reconstruyen,
amplían o restauran los anteriores musulmanes, como se demuestra en este
artículo. Nada menos que junto a canteros famosos las trazas provenían de
Martín de Bolívar. Parece que los recintos de las casas eran amplios para
ocuparse con grandes aljibes de agua de nueva cantería y relleno de mampostería
en las grandes mansiones, en sus patios de gran amplitud, de los
hidalgos. Y, de los públicos se llegó a los grandes depósitos que
abastecen a muchas ciudades de España.
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