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viernes, 27 de marzo de 2020

EL CAUTIVO ALCALAÍNO ALONSO DE CABRERA I RELATO .


CABRERA  Y SANCHO DE ARANDA




Alonso de Cabrera hacía el repaso de su vida. Era el año 1532 y se reunió en su casa de la ciudad amurallada de La Mota con el licenciado Aranda, un erudito de aquel tiempo. Lo hacía ya libre. Ejercía su cargo de regidor del cabildo alcalaíno. Fue un día de esos en los que el aburrimiento lo rompieron  ante las continuas provocaciones de Sancho a este capitán de soldados. Volvió a recordar unos momentos de su vida que siempre pretendió olvidar. Borrarlos del mapa de su mente. A  Sancho  de Aranda que estaba escribiendo un libro sobre la genealogía de su familia, los famosos Aranda, le interesaba recoger aventuras y hazañas de los Cabrera. Se habían emparentado con ellos y formaba parte del grupo de poderosos de aquella élite alcalaína.
-Me parece muy bien vuestro origen, Pero el de los Cabreras es también digno de ensalzar- le inquirió Alonso.
- Sí, claro estáis ligados a nosotros, por el casamiento con el tronco de los Méndez de Aranda. Y tu lo sabes muy bien.
Alonso comenzó citando a Juan Cabrera el único de la familia que había logrado empadronarse entre las familias hidalgas de la ciudad a finales del silgo pasado. Luego se remontó a las diversas ramas de su familia. Estaba muy agradecido, había hecho todo lo que pudieron para lograr que se mantuviera vivo, sobre todo a los Cabrera Saravia. En un momento de la vida, se pierden todas las oportunidades y ya no sabe uno a donde se pondrán sus posaderas, si quedara a vivo. Pero, Alonso se consideraba un privilegiado por su alcurnia.
-Me parece que provenimos de la familia cordobesa de los Cabrera; y, por otra parte, estamos ligados con los Saravia.
-También, otra rama cordobesa.
-María y Juana Saravia están casadas con algunos Cabrera, muy cercanos a mi persona.
-Lo sé, y, los tienes muy  próximos a nuestra ciudad.
 -Pariente mío era Rodrigo de Cabrera, casado con Juan de Saravia, que alcanzó la alcaldía de Guadix. Y el otro Rodrigo de Cabrera, que fue alcaide de Iznajar y su hijo alcalde de Loja. Y ahora su nieto ostenta la misma alcaldía de Loja. Me ha ayudado mucho en reciente pasado.
-Todos los Cabrera, hombres de frontera, capitanes y reputados vasallos leales a la Corona.


                                                           II
LA CIUDAD DE BADIS Y EL PEÑON DE VELEZ DE LA GOMERA

-Me hablaste sobre la frontera, veo que te refieres a la frontera nazarí.-Le inquirió Sancho.
-Pero, la frontera se encuentra en el mar. Muy lejana, con tantos corsarios en el Mediterráneo. Sobrepasa la tierra de  Castilla. –le respondió Cabrera y siguió el licenciado ilustrándolo pues era un versado en las crónicas, libros de memorias y  comentarios a la manera cesariana.
 
Cabrera se quedó parado, boquiabierto ante el cúmulo de datos y noticias. Comenzó a comentarle su amigo y pariente Sancho de Aranda que, tras apoderarse de Melilla y de Cazaza, los Reyes, querían someter la costa de la Berbería con una nueva plaza. Se tomó como nuevo objetivo, el peñón de Vélez de la Gomera.
-Nunca se me olvidará aquel pequeño islote, desde que lo vi desde mi barco, ofrecía una situación ideal.
-En la desembocadura del río Támeda, Bades por la ciudad de enfrente, la antigua ciudad de Badis, -apostilló  Sancho- decían que estaba poblada por unos 600 vecinos de aquel tiempo. Nos comentaron que era un puerto, nido de piratas y corsarios berberiscos. Continuamente castigaban el litoral español No era esta su única fuente de recursos. Sino que realizaba un enlace comercial con la ciudad de Fez y sus corsarios.
- Badis tenía mayor importancia, interrumpió Cabrera-  porque su puerto, ubicado entre el Peñón y la ciudad, canalizaba buena parte del comercio del sultanato de Fez y sus corsarios.
-Además era   un pequeño arsenal para construir  muy buenos  navíos, fruto de los alerces cercanos.
-Alerce, ah , desde mi mazmorra, los veía. Un árbol  de hojas caduncas, un pino más, de tronco derecho y corteza gris, ramas abiertas y hojas blandas; su fruto es una piña menor que la del pino. 
-Exacto.
-Continua.
-Soy muy lector, en lo que puedo de aquel escritor de origen musulmán, ahora cristiano, Juan León el Africano vio en su visita a Badis.
-¿Qué decía?
-Se levantaba en las proximidades de una llanura, y estaba coronada por dos elevados montes y su población vivía principalmente del mar, por lo cual la mayoría de los recursos de sus vecinos provenía de la pesca, del corso o del comercio marítimo.
-Clavado. Lo testimonio.

                                           II
-Pero, prosigamos la historia. Las cosas no eran como en nuestros reinos,  formaba parte del sultanato de Fe. Aquella región se sumió en la anarquía tras la muerte del sultán Mohamed el Sheikh en 1504 y entonces se estableció en Badis Muley al Mansur, primo del fallecido sultán y pretendiente al sultanato. Cuando sus pretensiones a la sucesión se vieron frustradas, Muley al Mansur declaró la independencia de aquella zona, donde reinó a partir de entonces.
-No me extraña que, con la caída del reino nazarí de Granada, el conflicto entre el cristianos y moros  se desplazara  por estos lares Y los corsarios y piratas berberiscos se convirtieron en un engorro cada vez más grave para  los cristianos.
-No me interrumpas. Castill  Tetuán, Targa y Badis eran las ciudades a abatir. Los cronistas me comentaron una escuadra capitaneada por Pedro Navarro, conde de Oliveto, emprendió un asalto que acabó en 1509 con la firma del convenio de Cintra, en virtud del cual se reconoció la soberanía castellana sobre Vélez de la Gomera, su puerto, peñón, fortalezas y términos y la costa entre Vélez y Melilla. A cambio, Castilla cedió a Portugal el dominio sobre la costa africana situada entre la cuenca del Massa y el cabo Bojador salvo Santa Cruz de la Mar Pequeña.
- Como veo, en aquellos momentos, el avance de los cristianos sobre la costa norteafricana parecía imparable.
- Después de haber conquistado el peñón de Vélez se apoderaron de Orán en mayo de 1509; en enero de 1510, le tocó el turno a Bugía; y, en junio siguiente, a  Trípoli; aunque todo  se frenó en agosto de este mismo año con el desastre en Djerba.
-No todo fueron un camino de rosas en estas ciudades,
- Muchas, entre ellas la guarnición del Peñón sufrió miles de penurias y carencias. Recuerdan que un escudero Hernando Briceño, en nombre del alcaide y los soldados, tuvo que acudir a la Corte reclamando en 1518 que se abonaran los sueldos de dos años y siete meses que se les adeudaban. También pidió que se les suministraran bastimentos, armas y municiones.  Incluso algunos soldados renegaron después de haberse amotinado contra el alcaide con la intención de apoderarse de las embarcaciones para regresar a Castilla, dejando la fortaleza desamparada.
-Parece que, en el mundo de la Corte, no lo escucharon a este escudero, ni siquiera en sus argumentaciones de  que con la posesión de aquella fortaleza se evitaba que el antiguo arsenal continuara construyendo fustas que asolaran las costas peninsulares.
-Te aclaro lo de fusta.
-No es necesario.
-Las veía en Badis, eran unas embarcaciones estrechas, ligeras y rápidas, de poco calado, impulsadas por remos y vela
-Simplemente, una pequeña galera. Yo sigo con mi historia. Baste recordar, que antes de su conquista Badis había albergado alrededor de 1.000 cautivos cristianos y desde su puerto habían operado 20 fustas piratas y corsarias
-Y lo sufrí en mis carnes. Pues, lo peor era que ni con el Peñón conquistado no terminó con el tráfico comercial del puerto de Badis,  continuó  siendo un importante centro de trata en el que se negociaba la liberación de cautivos. Por otro lado, los comerciantes de Málaga.
-Malditos sean. Esos que me han ayudado a salvarme,
-Pues esos mismos mantenían importantes negocios con Badis, donde incluso disponían de factores permanentes. Son unos comerciantes y no les importa más que el dinero.   
-Yo lo constaté en el asunto más importante de mi vida.
-Está claro. No valió de nada el control en el Peñón,  pues lo reducido de su espacio impidió que aquella disposición e de regularse el comercio en el Peñón  se cumpliera. Los convoyes venecianos de galeras comerciales también continuaron haciendo escala en su puerto, mientras que los piratas y corsarios berberiscos trasladaron sus bases a otros fondeaderos cercanos, como Targa o el Jebha.
-Ah, Castil de Pescadores,  conocido como Marsa Uringa o punta de los Pescadores
-Desde donde continuarían realizando sus actividades. Pues andaban a regañadientes con  la ocupación del Peñón.







III
SU TOMA Y PÉRDIDA

Sancho se explayaba sobre los cautivos, los corsarios, los mercaderes, los rescatadores de cautivos y las relaciones entre genoveses, turcos y beréberes.  Tenía claro que el enemigo cristiano no era fácil de aceptar para los habitantes de Badis, cuyos reyes, Muley al Mansur y, posteriormente, su hermano y sucesor, Muley Mohamed, intentaron recuperarla por la fuerza. Pero fracasaron. Lo consiguieron en 1520 recurriendo a la astucia.

-  Al final todo radicó en cortar la cabeza del alcaide y dejar sin mando el Peñón. –Le interrumpió Cabrera.
-Pero los mentideros y las fábulas no han parado desde aquel día. Cuentan que el alcaide, Juan de Villalobos, se relacionó con unos alquimistas de Fez, agentes del sultán, Mohamed el Burtuqali, quienes lo asesinaron después de haberse ganado su confianza y prometido proporcionarle oro, lo cual permitiría a los magrebíes apoderarse de la fortaleza.
-Este es el primero, ¿el segundo?
- Otro cuento relata que, el alcaide fue asesinado después de que un magrebí amigo suyo  en connivencia con Mohamed el Burtuqali. Le ofreció dos esclavas negras para satisfacer sus ganas de carne de mujer. Tras esto, le llevó a dos muchachos, travestidos en mujeres, quienes lo mataron y después enviaron señales de humo a un contingente que permanecía a la espera y ocupó el Peñón por sorpresa.  
-Como se comprueba. Siempre buceaba el punto flaco del alcaide, la codicia de Villallobos.
-Claro y, por eso, el cacique de Badis recurriría a  dos alquimistas de Fez  que entraron en tratos con un soldado de la guarnición que sospechaba que su mujer mantenía relaciones con el alcaide y urdieron la traición que permitió a los magrebíes apoderarse del Peñón.
-¿Hay alguno más?
-Este último. Sin embargo, yo me quedo con el, de  León el Africano. Relata que un testigo presencial le refirió que el Peñón se perdió por la traición de un soldado que mató al capitán por haberse burlado de su mujer. Tras lo cual entregó la plaza a los magrebíes.
-De perdidos, al río

IV

Hubo intentos de recuperarla, inminentes. Al recibir la noticia de la pérdida del Peñón, el Cabildo municipal de Málaga se reunió el 15 de octubre de 1520 y organizó una expedición de socorro a instancia del corregidor de la ciudad en la que participaron dos naves mercantes en las que embarcaron el capitán  Fernando de Arce, un alférez, un cirujano, siete escopeteros, seis ballesteros y doce peones que nada podrían hacer para recuperarlo.
-Fue un intento vano.
-Ya se acerca mi participación y presencia..., puse mi granito de arena en recuperarlo. Nosotros, tan leales a la Corona.
-Creo que siempre fuimos leales y nos recompensó con creces, privilegios, mercedes, repartimientos, ¿ qué esperábamos?
- Nos convocó el cabildo municipal, presidido por el corregidor Francisco de Alarcón.  Lo intentamos, hicimos todo los posible. 
-Sigamos con la historia del Peñón. Una vez que estuvo de nuevo en poder del rey de Badis, Muley Mohamed, los corsarios y los piratas berberiscos volvieron a emplear su puerto como base de operaciones y pronto desarrollaron una notable actividad.
- Nosotros ya comerciábamos con los venecianos, en concreto con los asentados en Granada, la lana, el ganado, el vino de modo que nos llegó la noticia por una carta de Pelegrin Vernier, desde Palermo en agosto de 1521 en la que informaba que, en aquellos momentos, fondeaban allí 24 fustas locales y cinco de otros lugares cuyas depredaciones se habían convertido en un serio problema para la Corona.
-Eran una amenaza y con valor añadido, colaboraban estrechamente con sus colegas de Tetuán y Argel, lo cual les permitía ampliar el radio de acción de sus incursiones. Supimos, tras el final de  este intento de  recuperar el Peñón que en 1525 el artillero llamado Hernando de Alvanir, había sido obligado a ocuparse de las piezas de la roca después de haber sido capturado por los corsarios. El artillero solicitó a un cristiano de Cartagena que se encontraba de paso por Vélez que comunicara a Luis Hurtado de Mendoza, capitán general de Granada y marqués de Mondéjar.
-Puedo dar fe  de ello. Lo presencié y participé. El marqués de Mondéjar accedió a su proposición y obtuvo licencia de Carlos I para emprender la empresa, para lo cual organizó una escuadra formada por unas 70 embarcaciones con 1.500 hombres que partió de Málaga a finales de septiembre o primeros de octubre de 1525.
- Nosotros, siempre mantuvimos la lealtad con el Marqués, nuestro capitán general. Su padre había residido en nuestra fortaleza antes de la conquista, su hermano Antonio nació entierras alcalaínas.
-Siempre que nos convocaba, no dudaba de nuestra lealtad y su vasallaje para defender la Corona. Hasta en los malos momentos, nosotros nos sentimos de su parte en la lucha de bandos con motivo de la muerte de la reina. Ahora no lo podíamos defraudar. Y, ya teníamos experiencia de nuestra colaboración en otras campañas, mi pariente Juan de Cabrera le proporcionó una compañía con motivo de . Como capitán de las tropas alcalaínas, salí con una compañía de soldados. Nos reunimos en Málaga. Y nos embarcaron en uno de los setentas navíos, yo dirigía una de ellos. Sabíamos que algún secreto muy bien guardado tenía bajo la manga el capitán general. Nos acompañaron clérigos y muchos soldados y marineros.

-Algún secreto se guardaba para tener tanta confianza.
-El marqués acudía con la confianza de que el artillero estaba dispuesto a prestarle asistencia para reconquistar el Peñón mediante el procedimiento de hacer que la artillería errara el blanco. Si lo atacaba, le había insistido en que aquella operación se debería realizar durante la noche.
-Te puedo dar testimonio que, a pesar de que se había previsto que llegaran durante noche, las naves arribaron cuando todavía había luz y fueron vistas desde el Peñón, perdiéndose el factor sorpresa.
-¿Y qué aconteció, pues su final no fue el esperado?
-Tras llegar antes de lo esperado, algunos de los capitanes consideraron que sería preferible atacar otro lugar de Berbería, pero otros argumentamos que suspender el ataque sería un acto de cobardía e insistimos en continuar, dando el marqués su conformidad.
-Otra hubiera sido la suerte si se hubiera cumplido con el tiempo y lugar.
-Es fácil sacar conclusiones tras lo visto. Nosotros a lo hecho, pecho. Pues, a la mañana siguiente, toda la escuadra realizó un desembarco en el castillo de Alcalá
-No estaría muy lejos?
-Distaba del Peñón una legua por mar y dos por tierra. Entonces, la artillería de la roca abrió fuego contra las embarcaciones cuando se aproximaron a ella
-Y Hernando de Alvanir cumplió su palabra y erró la puntería. - Pero el alcaide del Peñón sospechó que lo estaba haciendo a propósito y amenazó con matarle si no acertaba, tras lo cual los cañones hicieron blanco en sus objetivos y el marqués ordenó la retirada,

-Abandonando a su suerte a quienes habían desembarcado,

        V
CAUTIVO ALONSO DE CABRERA

 Sabemos muchos de los cuales fueron hechos prisioneros o recayeron heridos o muertos. Entre ellos, me encontraba yo. De la noche a la mañana, sin esperanza. cautivo con los grilletes puestos en mis pies y manos. Me acordaba y añoraba la mazmorra de la Mota, Muchas noches soñé con su faro de la torre encendido esperando la llegada de cautivos. La humedad me invadía por todos lugares. Tenían un buen botín. Lo sabía el sultán. Y menos más que valieron las buenas artes de mis familiares. Rezaba a Santa María y a Santo Domingo, patrón de cautivos. No era rara la noche que me acordaba de aqullos trinitarios que habían levantado casa en Alcalá y solían ejerecer de rescatadores de cautivos. Imaginaba que las mandas de mis antepasados podían ahora emolearse para mi liberación,. Soñaba en mi huida, pero adónde llegaba con el mar en medio. Ya no tenía esperanza en un intercambio de rescate. No servía otra solución que su pago. Me moví con el sultán, busqué a comerciantes malagueños y de otras regiones, que dieran aviso a mis familiares. Y surgió una luz de esperanza, se contactó en Alcalá que estaba cautivo, que había que liberarme, se pusieron mano a la obra, buscaron fondos por doquier. Pero faltaban los protocolos de rescate. 
            -Otra vez, mis familiares
estuvieron con alturas de miras,
        Buscaron y rebuscaron enlaces comerciales, factores en Granada y Málaga, frailes y trinitarios rescatadores de cautivos y cambiadores de dinero. Se endeudaron hasta las narices. Habían pedido 150 ducados por mi persona. Sabían que era una buena presa para conseguir beneficios, Eran cosarios de vidas humanas.
-Creo que el asunto lo llevó su sobrino Alonso de Cabrera Saravia, el alcaide y regidor de Loja.
-No fue el único, intervinieron sus hermanos Luís Mendez de Saravia, Rodrigo  y Gonzalo de Cabrera.-Le replicó Alonso. 
-Claro que los primeros delegaron en su hermano Alonso por estar más cercano a Málaga y a Granada, para solucionar papeles, poderes, contactar con mercaderes, entre ellos jugó un gran papel el mercader alcaláino Alonso de Córdoba.
-Pero, los mercaderes eran de otras tierras, si no , pregúntale al herrero Juan Muñoz.
-A quien les pagó?
-Al mercader de Cartagena Nicolás de Morales, Pero su cabeza valía menos, cien ducados, no de oro.
-Da igual, más vale la vida.
Es verdad. Dos años sin libertad, no tiene precio. Es impagable, inconmensurable. Sufrir el hambre, soportar las enfermedades, la humillación y la esclavitud no pueden compararse con ser libre. Pero Alonso seguía con sus ansias de prosperar. No había roza de tierra que no cayera en sus manos, trato que no sacara beneficio y censo que no participara. Había sido agraciado con la herencia de Martín de Aranda sin descendencia. Buscaba fondos para hacer frente a sus obligaciones y a sus deudas de rescate, y eso que poseía un cortijo en Charila, de nada menos que 150 fanegas, junto a la Dehesa, su aval para afrontar gastos como el censo que mantuvo con Juan Rodríguez.  Y Sancho le recordaba la máxima que la virtud estaba en el justo medio. Parecía que no lo comprendía. Como no comprendía, le respondía:
-” Ambido”
-Qué es esa palabra. Un acertijo. Una fórrmula secreta.
-Tu me lo dijiste esta mañana. Vix, vocablo
latino. Casi, apenas he hecho. Pues he perdido mucho y tengo que pagar deudas. 

......
Y así marchó su vida. Negocio tras negocio, ya vendía lana, ovejas, vino, solares, engrandecía su hacienda con nuevos cortijos, que recibía de las herencias como el de Fuente Nubes. Y, en marzo de 1541, un nuevo pleito, siendo alcalde mayor Juan de Meneses en la ciudad de Loja. Se enfrentó con su persona. Nada menos que lo acusaba de haberse apropiado y cladestinamente raptado a su hijo Diego de Casbrera, para desposarlo con su hija. No comprendía cómo lo habían engatusado, era un niño de catorce años. ;Movió  cielo y tierra por toda Roma,. es un decir por la Chancillería usando de las biuenas artes del procurador Juan de Jaén en la Chancillería de Granada. Su mente se le había quedado endurecida ante tanto atropello. 

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