ESCULTURA. IMÁGENES PRIVADAS.

ESCULTURA DESTINADA A PERSONAS Y FAMILIAS PARTICULARES.

I

Un  apartado especial radica en la imaginería que se realizaba para casas particulares, generalmente de familias hidalgas. En Alcalá, las hubo, y vamos a desarrollar varios capítulos sobre esta costumbre de acrecentar el patrimonio familiar e instituciones como hospitales,  pósitos, alhóndigas… Lo hacían para sus oratorios y capillas particulares, hornacinas de las casas, y portadas.

II

Este primer caso se recoge de una carta dotal, con fecha de 25 de mayo de 1561, entre el licenciado Esteban Marañón y doña Lucía de Aranda, hija de don Diego de Aranda Leyva y doña Catalina de Figueroa. Ente  los enseres que contribuyeron a  formar parte de la esposa se encontraban desde el ajuar y mobiliario de los distintos  lugares a las fincas con las que participaban en la  constitución del nuevo matrimonio y casa. Las había ajuar de cama( cercadura, patas de cama, delanteras), colchones, lana para ellas, paños de cubrir, paños de Corte, cabezales), alhambras, sábanas…), cocina ( morillos, trébedes, sartenes, asadores, ), mobiliario ( sillas, tableros, tablero de horno, candiles, ). Vestido (faldillas,  pañuelos, …Para el manutención, se le concedía una viña en Valdedueñas, que lindaba con el camino que se dirigía a a los Álamos y Moraleda en Puertollano, otra en el Lanchar,  otras 34 en Puertollano, y ,a esto añadía 62.000 maravedíes que le donó su hermana doña Guiomar de Escavias, casada con el Licenciado Magaña.

Pero lo digno de destacar, son estas dos obras de escultura:

-Una imagen de oro del Señor San Juan , apóstol y evangelista, apreciose el  oro y la hechura en 3.355 maravedíes.

-Un crucifijo , que apreciose el oro y hechura en 2.176 maravedíes.   

Todo importaba nada menos la cantidad de quinientoss dos mil maravedíes, que firmaron como  testigos Diego Rodríguez, Martín de Gámez y Diego de Tienda.

Se saca en conclusión  que el dorado, encarnadura  y estofado participaban de la policromía de las esculturas, en este tiempo de mediados del siglo XVI, cuando la familia de los Sardos ya destacan como los máximos exponentes de la imaginería local junto con Rodrigo Figueroa, Jusepe de Burgos y Martín Pérez.