JORGE DE PADILLA
Casi siempre
que se relaciona el tema del Santo Oficio de la Inquisición parece como si quisiéramos evadirlo.
De ahí que muchos personajes que crearon época en el mundo jurídico o en la
práctica judicial no han recibido el tratamiento que ha predominado en otras
personas que destacaron en otros poderes como el gubernativo, económico o
político.
En Alcalá la
Real, dentro de la cadena judicial abundaron los procuradores, abogados,
alcaldes mayores y títulos secundarios como alguaciles, y familiares de la
Inquisición, Aunque el corregidor, en su vertiente judicial, cubría un amplio espectro
de asuntos jurídicos junto con el alcalde mayor, no puede olvidarse la
relación de muchos alcalaínos con la Chancillería de Granada levantando
pleitos, apelando sentencias o recibiendo fallos judiciales definitivos. Por
otra parte, los hijos de los hidalgos frecuentaban un curso honorum, que se iniciaba
en la ciudad de la mota con la escuela de niños para continuar en la del
profesor de Gramática y acabar en los estudios universitarios y conseguir los
grados de bachiller, licenciado o doctor. Nos viene a la memoria el caso del
doctor Frías, en el siglo XVI, un regidor que asesoró en muchos temas delicados
a la vida municipal o licenciados como Sancho de Aranda que escribió
un Discurso Genealógico de los Arana, a la manera de Julio César o
Nepote.
Por un
documento de arrendamiento de Juan de Narváez y Juan López Montañés en 23 de
mayo de 1564, conocemos la figura del Inquisidor licenciado Jorge de Padilla.
Poseía dos hazas en Tar de Arroba, bajo Los Llanos y por arriba de las Escuelas
de la Sagrada Familia, que solía arrendar en la cantidad de siete fanegas de
cebada a los alcalaínos, en este caso al Montañés. Lo curioso del documento que
él se declara hermano del Inquisidor Padilla. Este procedía de una
familia, cuyo linaje había servido a la Corona desde el siglo XV, y fueron los Narváez-Padilla,
una de las familias hidalgas de la ciudad desde la conquista del rey
Alfonso XI, y fue acrecentada esta hidalguía con su entronque con la familia de
los Aranda. provienen de la villa navarra de Pie del Puerto, que se asentaron
en tierras jiennenses en la conquista de Baeza. Como dice Peláez del
Rosal;"El rey Enrique IV le dio licencia para hacer y ordenar un
mayorazgo con los bienes que señalara de su hacienda; otra, la que relata que
veinte años atrás, es decir, hacia 1478, los moros corrieron hasta las viñas
del Pozo y el rey de G ranada llegó a las proximidades de Alcalá la Real
una gran cabalgada, llevándose cinco bueyes de su hermano, el alcaide de Montilla,
´´que yo conocí en Granada y dixe al dicho Rey que eran míos y mandómelos
dar y me aproveché de ellos: mando que los paguen de mis bienes” . Algunas
ramas se afincaron en Priego, Cabra y otros lugares del sur. Su
padre era Jerónimo de Narváez, alcaide de Moclín, tras la conquista de Granada
y Padilla; y su madre Catalina Ramírez Monte. Tuvieron por hijo Juan
de Narváez y Padilla, que llegó a ser corregidor de Carmina en 1567 y Jorge de
Padilla, del que tratamos como inquisidor. Se conocen todos estos datos a
través del expediente que Francisco de Narváez y Padilla solicitó en 1647, por
el que sabemos que la generación posterior al Inquisidor, le siguieron
Francisco que fue regidor, Jerónimo, almirante de Castilla y murió en Lepanto,
y Juan que fue capitán en Nápoles y Túnez y la Guerra de la Alpujarra,
donde murió.
Jorge fue
inquisidor de Granada, donde intervino en varios autos de la Inquisición en
Guadix relacionados contra las costumbres de los moriscos, en concreto en el de
las alheñadas, que se referían a la pintura del color de pelo relacionado con
las fiestas de los moriscos. Luego fue destinado, primero a Cuenca en 1559, a
Barcelona. en 15 de julio 1560 y tomó posesión en 24 de noviembre del
mismo año, cesó en el cargo. En 1562, al ocupar el cargo el licenciado Zurita,
canónigo de Sigüenza. Ejerció de visitador en Málaga desde 1564 hasta 1570,
donde había ejercido funciones contra los moriscos en 1554 abandonado la
Alpujarras Luego fue de Logroño, donde se le consideró uno de los
mejores de España y logó que la Inquisición tuviera un lugar digno para su ejercicio.
en los años setenta.
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