DOMINGO DE
RAMOS. PALMAS Y OLIVOS.
El tradicional Domingo de Ramos
inicia la Semana Santa, como uno de los tiempos litúrgicos más importantes en
la vida cristiana. La celebración
del Domingo de Ramos se ciñe a las directrices de la Iglesia de Roma. Desde las
Constituciones del abad Juan de Ávila, en Alcalá la Real se estableció el
Domingo de Ramos como una fiesta solemne. A ella acudían todo el clero de la
ciudad, beneficiados, capellanes y sirvientes de la Iglesia Mayor y la celebraban
con toda solemnidad litúrgica. Primero, una hora antes que las campanas de
Santa María tañeraan con su anuncio, lo hacían las de Santo Domingo de Silos,
durante las Vísperas, y Completas. Desde la iglesia de Santo Domingo una
procesión acudía acudir con la cruz
parroquial al frente de sus beneficiados, capellanes y clero, y, al día
siguiente, para la misa mayor de este domingo de Ramos. Y, a continuación a acudían todos los
miembros religiosos desde el templo del Arrabal Viejo hasta la iglesia mayor Abacial,
donde se hallaban presentes la curia abacial, con sus beneficiados,
capellanes, acólitos y sacristanes.
Por
la tarde, con la caída del sol se rezaba la salve en cada iglesia, por los
beneficiados, capellanes y sacristanes y acólitos, tras su rezo y el tañido de
la campana para la oración los sacristanes de las dos parroquias enseñaban la
doctrina cristiana a los niños hasta el Martes Santo.
Como fiesta dominical, la
misa estaba dedicada a populo y nunca podía ser votiva ni podía aplicarse por
intención alguna. Por ser solemne y mayor, se cantaba a las nueve de la mañana.
Se ordenaba a que se mantuviera la procesión solemne por las calles por donde
solían recorrer los beneficiados, capellanes, acólitos y sacristanes de las dos
iglesias portando ramos y palmas. Generalmente, se salía de la iglesia Mayor y
se procuraba despertar la devoción entre los cristianos, e implorar las
plegarias de los fieles al Señor. Los clérigos cuidaban del orden y silencio, y
solían ir separados los dos cleros de las parroquias de los legos y de las mujeres,
mientras cantaban canciones y oraciones cada uno por su cuenta. Al principio se
salía por una puerta de la iglesia gótico mudéjar, continuaba por la plaza alta
y se entraba por la otra puerta; posteriormente, salía por una puerta, seguía
por la calle Ancha, plaza baja, Entrepuertas, puerta de Arrabal, santo Domingo,
Postigo e Iglesia mayor.
Tras el Concilio
de Trento se produjo un gran renacimiento eclesiástico que contribuyó a grandes
reformas en la vida religiosa y de las costumbres, el abad Moya casi un siglo
después llevó a cabo unas nuevas Constituciones (1623) que recogía expresamente
la fiesta del Domingo de Ramos.
Seguía como fiesta solemne que se celebraba en la Abadía. Se celebraba en la misa
mayor, a la que asistía el cabildo municipal colocado tras el cabildo
eclesiástico fuera del presbiterio; solía ser muy especial el sermón del
Domingo de Ramos, que se le reservaba al abad, como lo hizo a principios del
siglo XVIII el abad Castell del Ros, en concreto, 13 de abril de
1710. Tras llegar a la Iglesia de Santa María,
subían corregidores, jurados y regidores y oficiales de cabildo por la vela y
la palma para la procesión-protocolo que ocasionó muchos conflictos y que, pronto se sustituyeron las
palmas por los ramos de olivo, sobre todo en el siglo XVIII en tiempos de
Fernando VIII - y, tras
esto, se iniciaba una procesión solemne que salía por la Puerta
Principal de la iglesia Mayor Abacial a la Calancha, para seguir por
las puertas de la Alcazaba, rodear el anillo de la ciudad,
pasar por Entrepuertas, puerta de Arrabal, Santo Domingo
de Silos, puerta del Postigo, puerta de la Mota hacia su iglesia ( años
después, salía de la iglesia de San Juan y del Rosario y la comitiva oficial
recorría el itinerario de Rosario, Veracruz, Llanillo, Real,, Trinidad y San
Juan). Se mantuvo la orden de que asistieran todos los beneficiados de las parroquias
de la ciudad (Santa María y Santo Domingo de Silos) y los clérigos de la ciudad
con el siguiente orden: abad, provisor, vicario, beneficiados de Santa María,
beneficiados de Santo Domingo de Silos, capellanes perpetuos de ambas
parroquias, capellanes que servían beneficios, sacerdotes mercenarios según año
de cantar misa, sacristanes, monaguillos y cruz. Iban separados de los legos,
cantando y diciendo sus oficios. El pueblo iba en silencio dividido entre
hombres y mujeres diciendo sus oraciones y regulaban la procesión los
alguaciles menores.
A partir de las Nuevas Ordenanzas
Municipales de 1776, La ciudad en cabildo municipal asistía a la
ceremonia y solía recibir en pie por el prelado las palmas u olivos, mientras
el cabildo se mantenía en pie. El corregidor soltaba la espada y se dirigía a
tomar la palma. Renombrado era el sermón
de Ramos ya que acudían para darle las palmas a cada miembro de cabildo, se le
decía Muy noble y leal Ciudad de Alcalá
la Real, esto se negó el abad San Martín. De la iglesia abacial bajó primero
a la iglesia de Sn Juan, para recorrer las estaciones de penitencia de su derredor;
luego a la del Rosario para finalmente celebrarse en cada una de las
parroquias.
Tras esta fecha, se fueron prodigando una serie de
restricciones a la hora de la presencia municipal en muchas festividades que
afectó al Domingo de Ramos. Los Nuevos Reglamentos del siglo XIX, que afectó a
la nueva composición de las corporaciones populares, junto con la decadencia de
la naturaleza humana y las exigencias de los tiempos presentes, obligó una
serie de reformas, que afectaron a la ubicación de la ceremonia tras el
traslado de la Iglesia Mayor Abacial a la Iglesia de Consolación, y convertirse
en coadjutriz la de San Juan hasta mediados de dicho siglo, y posteriormente la
de Nuestra Señora del Rosario. A ello
se unió la nueva demarcación parroquial que marcó la pauta de la doble
celebración de esta fiesta, y en los últimos años del siglo XIX en las
parroquias de nueva creación y la de Frailes y otras aldeas con parroquia. En 1895, se redactó un nuevo reglamento
municipal, que recogió un apartado especial las fiestas de la localidad. Y e
obligaba a respetar el acuerdo de 28 de junio sobre los protocolos de Semana
Santa entre concejales y párrocos de Alcalá la Real: “El Ayuntamiento concurrirá a los Divinos
Oficios que en conmemoración a la gloriosa Pasión y muerte de Ntro. Señor
Jesucristo celebra anualmente en la siguiente forma(…) El Domingo de Ramos, por
medio de la Comisión de Festejos asociado de los demás concejales que deseen
formar parte de ella, recibiendo la palma en el plan de altar[1]”. Posteriormente,
hubo momentos en los que esta costumbre se fue perdiendo y, en algunos
momentos, desapareció esta norma. La procesión se convirtió en claustral y,
como manifestamos anteriormente, se extendió a más parroquias sin quedar
reservada para Santa María la Mayor, desde que desapareció la Abadía y la
transición posterior de su administrador apostólico.
Siempre, se ha reglamentado esta fiesta del calendario litúrgico; en
1988, el Vaticano publicó “Carta circular sobre la preparación y
la celebración de las fiestas pascuales, Carta de fiestas
pascuales”. Este día se llama de dos maneras "Domingo de Ramos" o
"Domingo de Pasión". El
primero proviene del hecho que se conmemora la entrada triunfal de Jesús
en Jerusalén, cuando la multitud lo recibió con hojas de palma (Juan 12:13). El
segundo nombre proviene del relato evangélico de la Pasión que se lee en este
domingo. Es un domingo muy catequético, pues “comprende a la vez el presagio
del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión (…) la a relación entre
los dos aspectos del misterio pascual se han de evidenciar en la celebración en
la catequesis del día”.
La procesión puede tener
lugar solo una vez, antes de la Misa. En los tiempos actuales se celebra el
sábado o domingo. “La entrada del Señor
en Jerusalén, ya desde antiguo, se conmemora con una procesión, en la cual los
cristianos celebran el acontecimiento, imitando las aclamaciones y gestos, que
hicieron los niños hebreos cuando salieron al encuentro del Señor, cantando el
fervoroso ‘Hosanna’. En Alcalá, no obligan a utilizar hojas de palma en la
procesión, también se pueden utilizar otros tipos de plantas locales como el
olivo; en otros lugares lo hacen con ramas de sauce, abeto o de otros árboles.
Tras la misa, como dice el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: “A los fieles les gusta conservar en sus
hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros
árboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesión (…)”. “Debe recordarse oportunamente que lo
importante es la participación en la procesión y no solo en la obtención de
hojas de palma o de olivo”, que tampoco deben mantenerse “como amuletos, ni por
razones terapéuticas o mágicas para disipar los malos espíritus o para evitar
el daño que causan en los campos o en los hogares.
En los gestos, es un
Domingo muy simbólico, con su entrada en Jerusalén, Jesús reclama el derecho de los reyes en la entrada triunfal a Jerusalén.
El uso de un animal (el burro) indica el derecho de la realeza.
Jesús quería que su camino y su accion sean entendidos en términos de que su poder
radica en la pobreza y la paz de Dios, que identifica el único poder se puede
redimir. Los peregrinos reconocieron a
Jesús como su rey mesiánico, cuando colocan sus mantos en el suelo para
Jesús camine por encima también “pertenece a la tradición de la realeza
israelita (2 Reyes 9:13)”. “Lo que hacen
los discípulos es un gesto de entronización en la tradición de la monarquía
davídica (del Rey David) y apunta a la esperanza mesiánica que surgió a partir
de ésta (...) los peregrinos sacan ramas de los árboles y gritan versos del
Salmo 118, palabras de bendición de la liturgia de los peregrinos de Israel que
en sus labios se convierten en una proclamación mesiánica: '¡Hosanna! ¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino de nuestro padre
David que viene! ¡Hosanna en lo más alto!' (Mc 11: 9-10, ver Sal 118: 26)”.7.
“Hosanna” es un grito de júbilo y
una oración profética de que el reinado de Dios sobre Israel, sería
restablecido. La multitud que aplaudió
la llegada de Jesús no es la misma que exigió su crucifixión.
Es una parte esencial la
lectura del relato de la Pasión porque goza de una especial solemnidad
en la liturgia. Suelen seguirse las líneas de La Carta de Fiestas
Pascuales (33): “Es aconsejable que se
mantenga la tradición en el modo de cantarla o leerla, es decir, que sean tres
personas que hagan las veces de Cristo, del narrador y del pueblo. La Pasión ha
de ser proclamada ya por diáconos o presbíteros, ya, en su defecto, por
lectores, en cuyo caso, la parte correspondiente a Cristo se reserva al
sacerdote (…). En la proclamación de
la Pasión no se llevan ni luces ni incienso, ni se hace al principio el saludo
al pueblo como de ordinario para el Evangelio, ni se signa el libro. Tan solo
los diáconos piden la bendición al sacerdote. Para el bien espiritual de los
fieles conviene que se lea por entero la narración de la Pasión, y que no
se omitan las lecturas que la preceden”.
Las palmas y ramos son símbolos de victoria. Cuando Jesús llegó a
Jerusalén, montado en un burro, fue recibido por una multitud de personas que
entonaban cantos y tenían consigo palmas o ramos con el fin de saludar y
felicitar al Mesías.
De allí, que el Domingo de Ramos los feligreses busquen y bendigan en la
misa una hoja de palma o ramo, el cual, tradicionalmente, acostumbran a colocar
en las casas a modo de protección religiosa.
…….
Este
domingo suele celebrar Cabildo General la Esclavitud de la Humildad, para
elegir Junta Directiva, antes el hermano mayor o prioste y alcaldes, y
organización de procesiones (en siglos anteriores la procesión del Miércoles
Santo con la Oración de Jesús en el Huerto y Senior de la Humildad hasta que se
incorporó la Virgen de los Dolores).
-…..
Actualmente
es una fiesta cristiana que se celebra con la misa del Domingo de Ramos en
todos los templos, dándose las ramas de olivo, y en algunos casos, las palmas.
En algunos sitios se hace procesión claustral o en los alrededores. Hay costumbre de estrenar un vestido. Pero,
desde 1982 en el que se fundó la hermandad filial de la Borriquilla es un
grupo parroquial que saca la procesión de la Entrada de Jesús en Jerusalén,
con hebreos, penitentes blancos y cinturón de esparto. En 2014, saca la Virgen
de la Estrella desde el templo de Nuestra Señora de las Angustias.
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