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viernes, 22 de septiembre de 2017

en alcalá la real. ideal. LA RÁBITA, SAN JOSÉ, LOS CANALES Y SUS CORTIJOS (III)



LA RÁBITA

Pasear el núcleo urbano de La Rabita es disfrutar el mundo fronterizo, a unos 17 Kilómetros a los pies de la Sierra de San Pedro, y a lo largo de una larga depresión, situada al occidente de Alcalá la Real, perteneciente a tres partidos judiciales: Alcalá la Real, Priego y Alcaudete. Pasear entre sus casas blanquecinas y sus limpias calles distribuidas entre los dos municipios jienenses de la Sierra Sur, donde, gracias a su expansión urbana, se ordenó recientemente. Es una de las pocas aldeas que posee suelo urbanizable ajustado por el borde del límite de Alcaudete, ampliado en muchas zonas de nuevas edificaciones que disponen de servicios urbanos y   extendido a las nuevas dotaciones escolares y deportivas a su entrada por la carretera provincial de Alcaudete a  Alcalá.
Pero también resulta muy agradable palpar su hábitat rural diseminado en suelo no urbanizable entre sus cortijos cercanos de la Fuente Blanquilla (o Juan Blanquilla), Los Cortijillos, San José, Negro, Solana, Valenzuela, Casa del Salado, y Canalejas. Incluyendo los asentamientos tradicionales de La Laguna y Los Canales.
Por eso, La Rábita es una de las zonas de mayor protección del partido municipal de Alcalá la Real. Como bosque autóctono en la zona occidental, junto a la Fuente Blanquilla y del Mármol; sitio de protección hidrológica y de acuíferos en las faldas de la Sierra San Pedro; entorno de protección geológica en su zona sur; paraje de protección de medio ambiente de la provincia de Jaén la Sierra de San Pedro; y el punto de reserva pecuaria del abrevadero de la Laguna. Sin olvidar su suelo de protección arqueológica entre los Canales, Canalejas y la Rábita, donde se incluyen Cerro Negro y las casas de la Laguna junto con San José y  dos asentamientos importantes: una villa romana en torno a la Fuente del Mármol y un oppidum el Molino de Núñez.








SAN JOSÉ DE LA RÁBITA

            Es rememorar el pasado del núcleo más antiguo de San José. situado a 15 Km., al oeste del municipio de Alcalá la Real. Lugar que sugiere su origen basado en una venta de propios del siglo XVI, que algunos le llamaban de Bermejas. Y, en su entorno se levantó la ermita de San José, cuya fundación provino de una capellanía forjada en 1599 con un contrato entre varios labradores y el capellán de la ermita. Con estas cláusulas; “entre los vecinos que labran la Rábita, término de Alcalá la Real, han hecho una ermita del Señor San José, en la que se les ha de decir misa todos Los domingo e fiestas del año. Para que esto más bien tenga efecto en el nombre de todos, se quiere recibir y dar en nombre de todos al capellán, que por Su Señoría fuere nombrado para el dicho efecto y pagar por un año dieciséis fanegas de trigo y una de cebada. Por tanto, como mejor puedo, yo el labrador Pedro Gutiérrez Santisteban, otorgo e me obligo al dicho capellán, que se nombrare las dichas dieciséis fanegas el día de Nuestra Señora de Agosto primero sopena de ejecución e costa de cobranza que deben dar en el día que se diere licencia por Su Señoría, para que se diga misa en la dicha iglesia y para que lo cumpla en la dicha persona”. Y desde aquella fecha hasta hoy, sería recordar las donaciones de ornamentos y objetos sagrados, las ampliaciones, la torre y su plaza con  la última restauración.
San José y su entorno es claro ejemplo del cambio de sistema productivo que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, porque se abandona la trilogía de la zona- olivar, viñedo y cereal-, y tras la dualidad de olivar y cereales, prácticamente triunfará el olivar solamente en los últimos decenios, dando lugar a la aparición de nuevos molinos aceiteros. Testigos de los restos de molinos harineros el del Molino del Salado, y, junto a ellos, se abrieron los hornos de pan y las panaderías. Y todavía pervive la Fábrica de Pan de Nuestra Señora de las Mercedes,
San José, cada vez más deshabitada, mantuvo su capitalidad de este partido por muchos motivos. El cementerio, procedente de los años ochenta del siglo XIX, ya estaba construido con panteones en 1881 y fue siempre utilizado por los vecinos de las Grajeras, la Rábita y San José. Su tradición emprendedora en iniciar la implantación de primeras almazaras  y, recientemente,  hasta una industria derivada del plástico. Fue, a partir del incremento poblacional de mediados del siglo XIX, y de las nuevas plantaciones, sobre todo, de olivo, cuando en la aldea comienzan a surgir industrias agropecuarias: molinos de pan y de aceite.  Desde que, en 1800, se solicitó   la construcción de un molino harinero por Antonio de Arjona, labrador del cortijo del Altar de San Pedro en el partido de la Rábita hasta cuando un poco avanzado el siglo XIX se construyó el primer molino de aceite de María Mercedes Castillo, esposa de Francisco de Asís Romero. Los vecinos de San José fueron testigos de los adelantos de la industria molinera. Pasaron del primer molino de uno y de dos rulos, prensa con su torre, y espacios para caldera y para pesebre para animal de tiro, a la prensa hidráulica para acabar con los modernos mecanismos actuales avanzados en tecnología y en nuevas formas societarias como se encuentran en la Cooperativa de San Pedro.  Actual testigo de las almazaras antaño pioneras de los Núñez de Prado que perviven en Baena, Prado Padillo, Casanova, Funes Cano, López García, y Felipe Martínez Sierra con su prensa y su termo batidora.          
         
Estos lugares se han visto renacidos en los últimos cuarenta años con nuevas comunicaciones a través de Fuente Álamo, a través del Barranco del Postigo. Nuevos centros públicos acercaron los servicios sociales, la sanidad y la enseñanza con el Centro Social, Consultorio Médico y el Colegio Público del Valle de San Juan. Sin olvidar las zonas de esparcimiento del parque de El Almendro, la Guardería, el telecentro y la oferta de casas de turismo rural una gran gama de servicios terciarios.
Siempre que uno se adentra por el partido de la Rábita se siente rejuvenecido por sus gentes, su entorno, su microclima y las inquietudes que nunca abandonaron.


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