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viernes, 17 de febrero de 2023

MI ARTÍCULO EN ALCALÁ INFORMACIÓN, CARNAVALES, CANDELARIA Y DÍA DE ANDALUCÍA.

 Carnavales, Candelaria y Día de Andalucía 

Francisco Martín Rosales

 Desde la Candelaria hasta el día de Andalucía, febrero se está mostrando con un tiempo propio del crudo invierno alcalaíno, repleto de escarchas, heladas matutinas y algunas que otras lluvias, muy escasas, y tan solo se echan de menos aquellas nevadas con sus correspondientes carámbanos y chupones de hielo que pendían de los aleros de las casas. Lo que primero salta a la vista del mes de febrero hace referencia al verbo latino "februare" cuyo significado se concreta en "purificar". Por eso, los romanos purificaban, en este mes, los campos y a los hombres y en las fiestas se llevaban a cabo actos religiosos de purgación dedicados a los dioses; de ahí hay un paso a que el cristianismo se apropie de este significado y recristianice el día dos de febrero con el de la Purificación. Ahora, cualquier asunto, por nimio que sea se transforma en un asunto de estado o de rehay que purificar, pero también ser purificados. Tomar el romero e imbuirse en su aroma y sabor de la amabilidad, como lo ofrecen en esta ceremonia candelaria. Pero si importante es la relación de este mes con su raíz etimológica, no es menos actual la adjetivación de locura que siempre salta a la conversación de los vecinos del lugar. Pues el refranero se hace eco de su carácter movible y complicado al formar el frecuentado sintagma de febrerillo loco. Algunos parecen como si respondieran a aquel refrán que dice Febrerillo el orate, cada día hace un disparate. Lo malo que esta locura lleva a considerar y cuestionar hasta lo más simple y normal y lo convierte en un disparate. Un palomo se hace toro, y una ofrenda en una declaración de guerra. Una música sonancia nacional. Parece como si acabara el mundo, por el simple hecho de mantener una tradición que acataron, disfrutaron y difundieron muchas generaciones. En la Sierra Sur de Jaén, nadie podía imaginarse que la celebración de la Candelaria pudiera impactar de un modo tan exagerado en algunas personas, que logran la mayor difusión con el mundo de las redes. Dos palomos, sumisos y observadores de su entorno en una procesión y sobre un trono, representan una ofrenda de varios milenios, pero, en estos tiempos del tercer milenio, a ojos de otras personas, se convierten en dos novillos de una popular corrida de toros. Nadie pensaba que el mes de febrero era la mejor manera de purificarlos y que existen fórmulas para celebrar una ofrenda universal de la religiosidad popular. Hay que respetar, pero también ser respetados, de cámara, en un potro de tortura; y un atuendo pontifical en una camisa de fuerza, toda una locura de este mes. En el final de la pandemia del coronavirus, se desea que se cumpla aquel refrán: Febrero loco y marzo otro poco. Menos mal que la locura del coronavirus ya no castiga a la salud, pero la ha dejado en muchas cabezas. El febrero loco se hace a mediados de mes fiesta pagana con los Carnavales. Ya no quedan rastros de las fiestas de casinos con bailes de salón. En sus desfiles de máscaras, recuerdan las mascaradas (desfiles de caballeros a caballo exhibiendo su ropaje y vestimenta con antorchas) y fiestas de los gremios que proliferaron en nuestra tierra con motivo de las fiestas extraordinarias del cabildo, por la proclamación de los reyes, celebración de una victoria o una paz, llegada de un corregidor o un abad. Los distintos gremios desde los artesanos hasta los labradores, pasando por los jornaleros, aldeanos, albañiles, canteros, sastres, barberos, taberneros, y otros miembros de un oficio desfilaban por la ciudad. Lo hacían desfilando y exhibiendo un ingenio, que no era otra cosa que un invento mímico y paródico con el que despertaban el interés y la emoción de los espectadores. Generalmente, el humor no faltaba y, en muchas ocasiones, el canto jugaba otro ingrediente especial. De estos gremios nacieron las murgas y comparsas que recogieron el ingenio, con el uso de vestimenta grupal (animal, payasos, países, banderas…) y el canto satírico que dio lugar a los carnavales de tiempos republicanos, proliferaban en el casco y en las aldeas y se tiñeron de un ariete contra el régimen al que zaherían , provocando una nueva sociedad en sus costumbres y sistema político. La canción se imbuía de la melodía, sones y los tonos de su tiempo, desde los tangos, a las alegrías, pasando por los cuplés, los pasodobles y otra canción cualquiera de su tiempo que triunfaban como best steller de una música sin cadenas radiotelevisivas. Estos carnavales se convirtieron en un esperpento en tiempos franquistas con los coros de cantaros, las caretas de papel y las fiestas aldeanas de candil. Con la democracia renacieron, le costaron alumbrar el parto, nacieron popurrianos y se gaditanizaron entre cuplés, tangos, pasodobles y el popurrí, mantuvieron la vestimenta grupal y perdieron el travestí de un cancionero no regulado de modo que pasaron de certamen a muestra por falta del concurso. Por eso, es difícil mantener un certamen con categoría de grupos que suelen alcanzar un nivel artístico y de vestimenta tan altos y, por otro lado, la constancia es una virtud que, a veces, es difícil mantener con perseverancia debido a las circunstancias familiares y sociales de los miembros de la comparsa, y chirigotas , que han transformado el certamen local en una muestra casi provincial, que también, hoy día, se mantienen y merecen un monumento a su elevada creatividad y esfuerzo inconmensurable. Conservar el álbum de su repertorio musical consiste en coleccionar la crónica de cada año, en la que se resalta el acontecimiento social, local o nacional que más repercute en los vecinos. El carnaval es una fiesta de travestí, como lo era la fiesta del obispillo y de las saturnales romanas. En el carnaval se reivindicaba, a su manera. Y eso que triunfa en el desfile escolar. Y entre cantos de carnaval, el día de Andalucía de nuevo se reivindica convertido en un Jano entre el 28 de este mes y el cuatro de diciembre, el día de la Bandera. Hércules parece que ha transmitido a los hombres de hoy sus dos columnas, antaño reivindicativas para alcanzar la autonomía Andalucía, y, hogaño, pedestales para fuegos artificiales de unas efemérides. 


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