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domingo, 12 de septiembre de 2021

CHOCOLATEROS ALCALAÍNOS EN LA SEMANA DEL PERIÓDICO JAÉN.

 LA FABRICACIÓN ARTESANAL DEL CHOCOLATE EN ALCALÁ LA REAL


Probablemente, el chocolate se utilizara en las dos tiendas de la Mota, que se reservaban a los pasteleros,  y también el cacao se vendería en sus tiendas de especería, e, incluso en las boticas con fines terapéuticos. Es cierto que, tras la conquista del continente americano, el cacao, el té y el café fueron productos importados de tierras americanas y se expandieron en la península, y luego a otras tierras europeas. Pero, remontarse a  su uso gastronómico conlleva largos años de investigación. Nos quedamos con la presencia de la fabricación artesanal en el Llanillo, porque de las tiendas de la Mota, se bajaron las pastelerías a los Mesones y calle Real; y de ahí al eje radial y comercial de la Alcalá Moderna.

En los años cuarenta del siglo XVIII, ya existía fábrica de chocolate, que se regentaba entre una compañía de obradores franceses, por un documento de 1743 aparecen Antonio Berti, Juan Macet, y José Calderón que formaban una compañía que regentaba la producción chocolatera  y tenía su domicilio en la calle Utrilla, donde disponían de una fábrica chocolatera, un bodegón un molejón o mollejón  para molar, un bodegón. y una taberna  Calderón, al tener que ausentarse de la ciudad de la Mota, cedió la tercia parte de su capital a Antonio. Antonio Miguel, otro francés afincado en Alcalá la Real, había firmado el documento de cesión de esta parte  en 1741 y, dos años después, integraba la compañía en las mismas condiciones. un año después, Berti le dedió los trastes, tienda, surtido de chocolate y la cooperativa a los franceses Giraldo Sollar y Juan Bersancha Villalta, su cuñado y compadre al que asisitió en su convalescencia con un jumento y una baraja.

Allá por los años sesenta del siglo XVIII se seguía elaborando este producto por la colonia francesa ubicada en Alcalá la Real. Un contrato de venta de las herramientas y objetos de maquinaria, entre varios productores, nos ilustra de este sistema de fabricación de chocolate, Guiraldo Saullat, de nación francesa, aparece en el documento vendiéndole todo el sistema  a Antonio de Quesada y Juan del Monte, ambos franceses y vecinos de Alcalá la Real., y obligándose a unas cláusulas leoninas de competencia en 18 de diciembre de 1765 ante el escribano Fausto de Ortega.  Y citan textualmente las piedras y trastos que Guillermo, chocolatero de origen francés, usa y ha usado, tiene y posee en esta ciudad y en otros lugares por la labor de chocolate. Por precios de sesenta y cuatro pesos de a quince reales (960 reales de vellón).


Parece ser que, según esta técnica de elaborar el chocolate, se realizaba el método conocido de “a la piedra'.  El molejón, que era según la DRAE una piedra de amolarredonda y colocada en un eje horizontal sobre una artesa con aguadonde se moja a medida que da vueltas. O,más comúnmente, 'a brazo. Procedimiento similar al utilizado por las culturas precolombinas, que consistía en  tostar el cacao en tostadoras sobre fuego de leña durante una hora  variable de acuerdo con la calidad de la materia prima. Luego, siguiendo la tradición de Astorga las mujeres se encargaban de descascarillarlo a mano sobre artesas de madera; posteriormente se molturaba o refinaba utilizando unas piedras de granito abarquilladas conocidas como 'metates' o 'refinaderas' en las que el grano se molía a mano utilizando un rodillo también de granito (de esta fase de la elaboración deriva la denominación de la técnica),  la piedra se calentaba colocando bajo ella un hornillo con fuego, y así se obtenía el licor de cacao al que se añadía azúcar(en etapas más tardías comenzó a mezclarse también con harina y/o especias como vainilla o canela);  la mezcla conseguida pasaba a los moldes de madera o metal donde se ajustaba moviendo el molde; una vez lisa y homogénea se procedía a señalar la división en onzas y a imprimir las marcas de pastillaje mediante troqueles; se llegaba así a  la fase de enfriamiento sobre suelo; una vez frío el chocolate sólo quedaba retirarlo del molde y envolver cada tableta que después se colocaba en cajas o latas para su distribución.

Por lo tanto, las piedras que se aluden son las piedras de granito, los metales o refinaderas, y el rodillo que las molía. Y los pertrechos son las artesas de madera, moldes, de madera y metal, los troqueles y envoltorios. Además, mesas, sillas, perchas y otros utensilios de enfriamiento  de la masa.

El arte e instrumental de elaboración de los chocolates se envolvían en el mítico misterio empresarial y  comercial para no poder enseñar ni tener competencia en el oficio y obligaban a su anterior artesano a no poder abrir tienda ni industria en los pueblos limítrofes.  Por eso obligaron los nuevos chocolateros a que no pudiera abrir tienda ni fábrica de chocolate en Alcalá la Real, Alcaudete ni Castillo de Locubín. En caso contrario se devolvían el dinero y los materiales entre ellos.

Añadieron en la operación a otro francés Juan Bersancha Villalta, que ya ejercía de chocolatero y quería seguir en esta cooperativa y con sus herramientas y máquinas que incorporaba valorándose su capital en 240 reales y en las mismas condiciones de elaborar el chocolate.

Por lo que se ve la colonia francesa, además de los mesoneros era una colonia muy dulce en la ciudad hasta la llegada de las tropas de Napoleón que agriaron el asunto. A pesar de su secretismo, el chocolate de bollo, el turrón y otros dulces artesanales todavía se transmiten entre las familias para elaborar estos sabrosos productos no contaminados del consumismo y la globalidad.

 

       Se sabe que a  finales del siglo XIX, comenzó el proceso de mecanización de esta industria que supone la introducción a lo largo del tiempo de tostadoras con motor eléctrico, máquinas descascarilladoras, refinadoras mecánicas, mezcladoras, templadoras y túneles de enfriamiento. Todos estos elementos hacen posible aumentar la producción pero a costa de perder calidad 

 

 

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