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viernes, 20 de septiembre de 2013

"LA LEALTAD" Y "UNIÓN Y DEFENSA"


LA LEALTAD Y UNIÓN Y DEFENSA

 

            Hay un capítulo olvidado de la historia local de Alcalá la Real, a saber, el hecho de que se ha silenciado todo lo que no hiciera referencia  a las fuentes conservadoras del  libro “Notas  y Leyenda para la Historia de Alcalá la Real”. Gracias a la investigación actual, la sociedad alcalaína no fue fruto de un solo partido, que se autodenominaba de “Alcalá”, cuando se unificó con el partido liberal en el municipio, sino que en esta tierra  hubo liberales, datistas, muchos turnistas, republicanos de distinta índole, cenetistas,  socialistas y comunistas. Unas de las formaciones de mayor participación ciudadana  fueron las sociedades obreras, que se reunían en todos los rincones de la comarca alcalaína: desde las  aldeas hasta en el casco urbano de Alcalá la Real, solían levantar sus centros o lugares de reunión para reivindicar todo tipo de  derechos laborales o crear  mecanismos de la colaboración social  y ayuda mutua como la seguridad social de sus afiliados. Sin representación orgánica, pero con participación real en la base. Sus nombres fueron muy pintorescos y la mayoría con aires de libertad auténtica y participación de todos los sectores de la sociedad La flor Naciente, Esclavitud Emancipada, la Emancipación, o  Los Humildes del Trabajo.

            Me quedo, en estos momentos,  con el nombre de dos ellas: Unión y Defensa, que integraba a los alcalaínos de la Mota  y se mantuvo hasta 1939, y “La Lealtad”, de Ermita Nueva que se extinguió por la misma fecha. Son dos maneras de concebir la participación en la vida política, porque manifiestan la manera como pueden defenderse  una tierra y  unas siglas y, al mismo tiempo que   se practica la participación en la democracia real. Pues si no hay lealtad, es imposible que se avance  en las mejoras sociales; pero si no se está unido,  estas difícilmente podrán defenderse de   las aves carroñeras  que suelen  atacar de inmediato. Pues, está claro que,   los que inventaron el interregno y juegan en el teatro político como  simples actores, llenos de hipocresía y ocultando una división tajante en todos los  ámbitos de sus huestes, no respetan a nadie ni la democracia interna de una partido que siempre ha elegido a su candidato en una asamblea participativa y decisoria: desde el inicio  de la vuelta democrática  hasta hoy día. Además, este partido se enorgullece de ampliar las bases de la participación con la integración futura de los simpatizantes en las futuras elecciones primaras para cargos públicos.  Estos neocons  no han respetado  ni  la  cortesía democrática –pues la rompen a diario en todos los escenarios-, ni siquiera  por respeto a unos afiliados que saben mejor que ellos lo que significa la democracia frente a otros sistemas presidencialistas; se creen, más bien se consideran, como jueces de un proceso, que no les pertenece ni le atañe; y eso que saben que su turno le corresponde en la fase de protocolo electoral y municipal. Es fácil de comprenderlos, porque su historia es la de los Sueños de Goya, el tremendismo de los neos,  la defensa del dogmatismo y del silencio de apropiarse de las instituciones como lo hacen con su lenguaje vaticanista.

            Los descendientes del la Flor del Trabajo, de los Amantes del Progreso, de los Amigos de la Agricultura o los Agricultores, de  La Flor Naciente, de la Defensa Mutua, o del Porvenir  deben caminar ofreciendo a su pueblo bienestar, progreso, libertad, solidaridad y  democracia  porque sus colaboradores  son los Amigos del Trabajo o los Humildes del Trabajo; lo de los otros son las astracanadas y la novela negra. ¡Qué terror!  Suerte, lealtad, unión y defensa para Carlos y Juan Ángel.

 

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