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jueves, 7 de noviembre de 2024

EL CORREGIMIENTO TRIPARTITO DE ALCALÁ LA REAL Y SUS RELACIONES CON EL SECTOR NOBILIARIO, CAPITANÍA GENERAL Y CHANCILLERIA DE GRANADA

 

RELACIÓN CON ESTAMENTO NOBILARIO DE LOS TERRITORIOS LIMÍSTROFES.

 

Hay que destacar que el peso que juegan en tiempos de Felipe II la nobleza no es el mismo que en años anteriores a la conquista de Granada. Asentados y reafirmados sus territorios, en el corregimiento alcalaíno, podemos relacionar el corregidor alcalaíno con  los nobles el marquesado de Priego, del conde de Alcaudete y, con la casa de los Tendilla de Granada. A veces, son simples relaciones puramente protocolarias, compartidas con los miembros del cabildo, en las que se manifiesta las tradicionales normas de cortesía, rayando el vasallaje de años anteriores. Es muy significativo que  trasladen el  pésame o la enhorabuena  por diversos aconteceres de la vida, matrimonio o muerte de  estas familias. No  hemos encontrado casos, que de seguro que los hubo, como en tiempos de Carlos V,  en los que sirvieran de introductores y benefactores ante el complicado mundo de la Corte Real, el Consejo u otros órganos del reino de Castillo. Sin embargo, abundan los primeros. 

           

CON  LOS CAPITANES GENERALES DEL REINO DE GRANADA

 

            EL CORREGIDOR Y LAS AUTORIDADES MILITARES SUPERIORES                               

            Estaba claro que la política de la Corona debía defenderse muchas veces en el campo militar. Por lo tanto, incidía en la vida local, a la hora del suministro de tropas, cosa que la ciudad de Alcalá estaba obligada porque solía ofrecer varias compañías a la hora de defender la frontera- sea con el reino de Granada, sea con los moriscos sea con la Costa-: El corregidor  recibía generalmente las órdenes directas de la Corona, a través de los miembros del Consejo Real o de los capitanes generales, primero del Reino de Granada, y, en otras ocasiones de las Indias y Mar Océano, como ministro que era de Su Majestad y las órdenes debía cumplir ([1]). En estas circunstancias, se denota que prima el interés real contra cualquier impedimento basado en la autonomía municipal, como suele acontecer en momentos bélicos, y aún más, si el escenario de la guerra es cercano, como aconteció en tiempos de la guerra de los moriscos y  las relaciones entre el corregidor  Goméz de Mesia y  el conde de Tendilla, que era, a la sazón, capitán general. Inmediatamente, no solo acata las órdenes que inciden en la ciudad como consistía en poner en marcha todos los preparativos para el entramado del alistamiento de las compañías de la ciudad, sino que, incluso, acude al frente de la ciudad de Loja y Alhama con las compañías de aquella ciudad en el frente  que le asignó el capitán general.   

            Posteriormente, esta laguna quedó completamente aclarada, cuando comenzó a recibir  el nombramiento de capitán de caballos. E, incluso, hay que destacar que muchos  corregidores, al final de la historia de este cargo, procedía del escalafón del Ejército, principalmente, de la Armada Española.





 


            En la mayoría de las  ocasiones del reinado de  Felipe II, recayó la capitanía general  de este reino en la familia del conde de Tendilla. No obstante, conforme avanza el siglo el cargo de corregidor conllevaba el de capitán general, en los años ochenta recayó en los corregidores granadinos Alonso de Cárdenas, familia muy influyente en la Corte, de la que un corregidor tuvo Alcalá, o  Arévalo de Suazo, personaje de la  Corte, que había ostentado por algún tiempo, primero el corregimiento de Málaga, y posteriormente, el de Granada. Este servía de enlace perfecto para allanar los complicados trámites y caminos para conseguir todos los asuntos relacionados con el Consejo de Guerra. Y, en una ciudad que se consideraba fronteriza, con una nueva visión de la Costa, era lógico que mantuviera su recinto fortificado en perfecto estado de revista. De ahí que la ciudad, con el corregidor al frente y representada por un regidor, acuda en su ayuda para hacerse de valedor ante el Consejo y apoyara sus peticiones ([2]).

 

RELACIONES CON LA CHANCILLERIA DE GRANADA

 

Por razones obvias, de ser el órgano superior de apelación de cualquier fallo judicial y de conflicto administrativo, el corregidor se veía obligado a mantener una asidua relación con este organismo, y con su presidente, oidores y alcaldes de hidalgos. Pero, este órgano, a mitad en la función judicial y gubernativa, dio lugar a  variadas relaciones con la justicia local  en materia de guerra, abastecimiento de  la ciudad de Granada o de Peste. Las más frecuentes son los periodos de subsistencia, en los que  el  presidente  solía reclamar partidas de trigo a la ciudad de Alcalá, y, el intermediario de llevar a cabo la gestión era el corregidor o alcalde mayor. Podríamos señalar fechas muy repetidas de años de escasez, pero  para que sirvan de muestra  señalamos el periodo de 1568-1570 con motivo de la guerra de las Alpujarras o en 1584, en periodo de escasez ([3]). Lo más frecuente era su mediación y carácter negociador como apreciamos en el corregidor Sosa y Córdoba a lo largo de su corregimiento ([4]).

 

 




[1] AMAR. Acta del cabildo del  29  de diciembre de 1568. Respuesta de la carta del marqués de Mondejar.

 ] AMAR. Acta del uno de abril de 1582. Se recoge la  embajada encomendada a Juan de Aranda Figueroa  y manifestando que acudió a la Corte besó las manos del rey, y le  desviaron el asunto de las  murallas y  la roturación de tierras relacionadas con el pago de las obras  al Consejo de Estado, sugiriéndole la participación de recomendación de Arévalo de Suazo.

[3] AMAR. Acta del día dos de junio de 1584.

[4] AMAR. Actas del cabildo 1664-1666.

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