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miércoles, 8 de agosto de 2018

CHARILLA EN EL PROGRAMA DE LA VIRGEN


CHARILLA 

En 1753, Charilla tenía una población de 252 habitantes;  más de mil un siglo después; a finales del siglo XIX, unos 1.400;  en 1911  llegó alcanzar 1.742, y en 1950 logró casi los 2.000. En la posguerra,, comenzó a descender  en la posguerra, a mediados del siglo XX;  y en 2011, alcanzó la mitad del primer dato, unos 437.
Hace ciento cincuenta años que nos la describía bellamente  el ministro  Madoz  en tiempos de Isabel II: aldea con dos alcaldes pedáneos en la provincia de Jaén. Es uno de  los doce partidos de campos de la ciudad de Alcalá la  Real, y, por tanto, corresponde a su partido judicial  y abadía, distando de ella media legua. Está al sur al pie del cerro de la Torre, sobre la cañada de la Boca de Charilla, en terreno bastante alegre y pintoresco, por las muchas aguas que fertilizan sus ruedos y la multitud de  cerros que la circundan, formando variados paisajes. Su figura es irregular, sus once calles tortuosas y la mayor parte sin empedrar, aunque casi todas llanas y  anchas; sus 184 casas, una de  un piso, dos de tres y las demás de dos pisos””
  Esta tierra tiene vida, y  el agua  oculta que llora, se esconde y lagrimea de  sus manantiales para  convertir las tierras áridas en ricas huertas. La del nacimiento del río Juncal, con el que se regaban los ricos frutales y hortalizas en otros tiempos, la de la Fuente Grande  y las de la Majadillas, Hoyo del Peñón y Joya. Y la de la plaza que data de los años treinta del siglo XX.  
Su aire baja de las Sierra del Marroquí, Rompezapatos, el Marroquí  o  la Acamuña y les deja  una huella imperdurable, e imborrable de la victoria del hombre  ante aridez de la tierra y  el disfrute de la huerta conquistada. El emigrante siempre añora  estas tierras labradas  y roturadas por sus manos en los parajes agrestes de la Dehesa o  de los aledaños de los tajos cercanos al portillo de los Aspadores;   las tierras de olivos arrancadas de la madre tierra de la Celada y el Ángel, o de  los parajes asilvestrados de las Entretorres;  sueña con los prados del pastor en  las majadas cercanas al Rompezapatos, La Lastra, Balazos, portillo de Alcalá o el Zurreadero. Su  pensamiento se difumina en  los ensueños y encartaciones plasmados en las  leyendas  y cuentos de fantasmas  y bandoleros de vuestras sierras, en  María Solís, la bella durmiente charillera de uno de vuestros cortijos desimanados, donde se plasmaron tantas ansias de amor. Si hablaran las paredes de las tinas, los techos de las caballerizas, se podría formar una ruta turística de los cortijos del Hoyo del Peñón, la Nava, el Pozuelo, los Sordos,  Sotillo, la Charloca o los Barrios!  Destaca  la torre-atalaya, que se yergue en la cima del cerro de Flora y se convierte en emblema. Su iglesia de San Miguel alberga a la patrona Nuestra Señora del Rosario.  Ha sido emprendedora en los alfares de ladrillos, almazaras ( llegó a tener cuatro por los años treinta del siglo pasado,), en los servicios como casas rurales en la Hoya de Charilla. La primera en disponer de Centro Social, Polideportivo, Bilblioteca, centro médico y una escuela, que se remonta al año 1840. Conserva  el único baile de la comarca, con el FANDANGO DE CHARILLA.

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