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miércoles, 29 de agosto de 2018

LA CALLE DE LAS MONJAS EN EL CATASTRO DE LA ENSENADA


Eeta calle no se llamaba  en el siglo XVI con el nombre de las Monjas, sino que aludía al jurado Pedro Alonso del Castillo.  En los primeros solares del margen derecho mirando desde la Mota, los cofrades de la Santa Caridad levantaron el Hospital del Dulce Nombre de Jesús a finales del siglo XVI, tras una decena de lustros de estancia en los arrabales de la Mota  y de la Trinidad. En los primeros años del siglo XVII, se trasladó a esta calle el convento dominico de Nuestra Señora de la Encarnación, ubicado en la ciudad fortificada de la Mota anteriormente  en las casas de doña Leonor Méndez de Sotomayor ( las monjas aludieron a motivos de salubridad y a un duende, que no permitían la habitabiliad en la ciudad fortificada). Por ser un hospital y disponer de un recinto sagrado con la capilla, donde albergaba la Virgen de la Coronada, las autoridades eclesiásticas y las civiles permitieron la nueva ubicación. Esto dio lugar a que diera nombre a la calle, y,  a parrtir del primer decenio del siglo XVII, se conociera la calle por la de las Monjas. Calle perpendicular al eje del LLanillo o Anillo, de cortas dimenesiones y pocas viviendas, albergó casas de personas de oficios y alguna hidalga. La más conocida fue la de los Utrilla, en la esquina la de los Alba.En la de los Utrilla, de bella portada neoclásica, albergó en los años sesenta del siglo XX el Hogar del Frente de Juventudes, y, posteriormente, un famoso bar,  cuyos jardinera y pajareras  conseguían  el encuentro de muchos usuarios y enamorados. Sus habitaciones señoriales, se reutilizaron para salones de ocio, baile y juego. Allí estuvo el primer televisor público, donde acudían los jóvenes y mayores para contempar series como Rintintín o El Santo. También, los primeros partidos de fútbol y las corridas de toros atraían muchas personas mayores por estos años. Desgraciadamente, actualmente se mantiene solamente la fachada, porque el interior está en desuso.  La calle siempre mantenía un  olor al horno de Pinto y, era la puerta poterna o del torno del convento dominico, y ha sido lugar de servicios públicos como contribuciones y guardería infantil. 
Estos son sus 20 vecinos ( o casas)  del siglo XVIII:

HIDALGOS
Don Juan de Ibáñez  y Baeza (513), procurador de número , casado, con tres hijnos menores y seis hijas. 

Don Francisco de Siles, maestro de gramática, casado, con seis hijos (505).

OFICIOS
Manuel Jiménez de Córdoba, oficial de cordonero, casado, con un hijo jornalero mayor de 18 años y una hija.  

JORNALEROS
 Francisco Ruiz Hinestrosa (503), de 60 años, viudo,.
Felix Ruiz (504), casado, con dos hijos menores.
Francisco de Ojeda (506), casado.
Juan de Rosales ( 508), casado con un hijo menor y una hija.
José de Ojeda (509). casado, con una hija y su padre mayor de 60 años.
Juan Francisco de Peña (510), casado, con dos hijos menores.

PASTOR
Juan Felix Pastor (511), casado

HORTELANOS
Juan  Moyano (507),  casado con dos hijos menores.

VIUDOS

 Ana de Alba Ojeda, (500), con tres hijos menores y una hija.
Esmerencencia de Blanca (502)  con cuatro nietos menores. 
Micaela del Castillo (514),   con dos hijos mayores de 18 años: uno cordonero y otro inválido por ACCIDENTE. 
María Jiménez (515), con una hija. 
María Navajo (517), con dos nietas.
María Bartola, con dos hijas y su cuñada (518).
María Hinojosa (519).


SOLTERAS

Bernardina Romero (501)

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