COFRADÍA DE LA LIMPIA CONCEPCIÓN DE ALCALÁ LA REAL

Portada del Perdón con relieve de la Limpia Concepción

ANTE EL MISMO CORREGIDOR, EL DÍA 20 DE MARZO DE 1568, siendo testigos Juan de Villalobos y el tundidor Juan Hernández, se presentó Cristobal de la Vega como prioste y oficial mayor de la cofradía de la Limpìa Concepción de Nuestra Señora y vecino de Alcalá la Real, y declaró estos datos fundamentales:

--Se fundó en 1513 bajo la licencia y autoridad del abad Juan de Ávila por muchos vecinos de Alcalá la Real.  

-Se hicieron unas constituciones, para el servicio de ella, eligiéndose priostes, hermanos mayores  y mayordomos, que han sido nombrados por turno hasta 1568.

-La cuota de un hermano costaba dos reales y la hermana un real. 

-Sus ingresos eran las limosnas de los Domingos y días de fiestas junto con la cuota de entrada para ser hermano. A esto se añadía el pago de la cera de los hermanos difuntos en los enterramientos.

-Se habían gastado en un sitio donde se había comenzado una  ermita cerca de la ciudad  la cantidad de 80.000 maravedíes y una cruz grande sobredorada  con dos mangas bordadas  y dos paños de enterramientos, uno de terciopelo negro y otro de raso azul y una capa de pontifical con su capilla y arcas, donde estaban la cera e paños.

-Otros gastos eran la cera y hachas para enterramientos y monumento del Jueves y Viernes Santo y día del Corpus Christi,   y en muñidores, prioste y otros gastos ordinarios. 

-Cada año mantenía un movimiento económico de mil maravedíes y en este año reservaba en sus fondos 40.000 maravedíes.

-Realizaba una fiesta  principal  que iba a la Iglesia Mayor   de Nuestra Señora el día  del Nuestra Señora de la Concepció, en la que se daba cera a todos los hermanos y asistían a la misa con velones y después la devolvieron la cera al prioste y se pagaba a los beneficiados cuatro reales.   Por los años ochenta, se hizo una capilla en la iglesia de San Juan, de la mano de la cofradía por los maestros Ginés Martínez de Aranda y Miguel de Bolívar. Más tarde, se unió a la cofradía de San Juan manteniendo el patronazgo de la ermita de san Juan.

Se extendió la devoción a otros conventos, y al propio cabildo que la declaraba patrona en los primeros decenios del siglo XVII. Y juraban ante sus cuadro en la toma de cargos y posesión de ayuntamiento.