AQUELLAS FAMOSAS
FERIAS DE GANADO (I)
PROGRAMA DE FERIA DE º1940. GENTILEZA DE JOSÉ CALZADO. |
Jaén, Andújar, Noalejo, La
Carolina, Huelma, y Alcalá la Real son importantes centros comerciales en estas
ferias de ganados, muchas de ellas entroncadas en ferias agroganaderas, donde
se comparten las ofertas ganaderas con los productos agrarios. Si la Carolina
se convierte en el centro de las comarcas de Las Nuevas Poblaciones y El Condado,
e incluso de pueblos meridionales del sur de ciudad Real y del norte de Granada,
Huelma se convierte en la capital ganadera de la Sierra Mágina. De algunas no quedaron sino su prestigio
histórico de tiempos pasadas y algunos elementos ganaderos e industria
alimentarias como son el caso de las ferias de Guadajoz y Noalejo. Ambas, por
su carácter lindero con diversas provincias, atraían a vecinos de los pueblos
granadinos y cordobeses. Muchas ferias se remontan a una concentración de trato
comercial que fue refrendada posteriormente por los reyes como un privilegio
para el desarrollo económico de su localidad.
Próximamente, la feria de
Jaén es la crónica anunciada del desarrollo histórico de las ferias famosas.
Pues si bien se remonta a tiempos del Condestable Miguel Lucas de Iranzo en el
siglo XIV, a mediados del siglo XX comenzaron a declinar en la afluencia de
animales y en mermar las transacciones comerciales al sufrir la competencia de
la maquinaria agrícola que usurpó los roles de los animales en la agricultura.
Otras se remontaban a antiguas ferias comerciales que prodigaban en las tierras
del Santo Reino desde la época medieval como la de Villacarraillo, o en la edad
moderna en Alcalá la Real, y posteriormente fueron refrendadas por el
reconocimiento real. En el primer caso, por el rey Fernando VII, en Alcalá por
Carlos II y en Andujar y Jaén ya avanzado el siglo XIX por los monarcas
borbones.
En todas ferias jugaba un
papel fundamental la localización del núcleo capitalino. Si ponemos por ejemplo
la ciudad de la Mota, desde tiempo inmemorial fue un sitio de paso, puerto de
Casilla y reino de Granada y lugar de intercambio comercial entre los pueblos
del Alto Guiadalquivier y las zonas costeras. Acalá la
Real fue siempre un lugar de travesía humana y de intercambio comercial, social y cultural
entre los pueblos de los antiguos reinos de Granada, Jaén y
Córdoba. Era, en efecto, un cruce de caminos obligado los diversos tipos
de viajeros que cruzaban y recorrían las tierras de Andalucía o
bajaban de Castilla hacia el reino de Granada. Desde que se
instituyó la Corte en Madrid, a partir del siglo XVII, el camino real
era frecuentado por todos aquellos que se dirigían a Granada o volvían de
la capital de España, a través de una importante vía del Llanillo alcalaíno.
Secretarios, miembros del Consejo de Estado, escribanos de la Corte,
abogados, religiosos de las nuevas órdenes y mercaderes pasaban por
la ciudad alcalaína para pernoctar o, simplemente, de paso hacia sus
destinos en donde debían resolver los pleitos judiciales en la
Chancillería de Granada o los complicados asuntos relacionados con la
Corona. Por el camino de Córdoba, los viajeros y los comerciantes de
la campiña cordobesa y de las antiguas tierras de la orden de Calatrava se
adentraban en una extensa red comercial, en la que grandes grupos de
arrieros traficaban el vino, el aceite, el trigo y otros alimentos con
destino a la capital granadina y malagueña. Por otro lado, desde Murcia
procedía otra ruta comercial que, además de comercializar el trigo desde Totana
y los puertos del Mediterráneo a través de Iznalloz, tuvo gran importancia en
el abastecimiento de las libras de seda para este tipo de artesanía que fue muy
pujante en Granada, y, también, en el siglo XVI y XVII en la comarca
alcalaína. Desde Málaga, los playeros, hasta principios de siglo XX, acercaban
a los pueblos de Córdoba y Jaén por un camino que desde Vélez –Málaga
atravesaba la comarca alcalaína y se bifurcaba hacia Priego y el Castillo de
Locubín. A todo ello hay que añadir las redes intercomarcales de los mercados
de ganado y de productos básicos, cuyo centro más importante se asentaba
por el mes de septiembre en la feria de Noalejo sin olvidar otros caminos de
menor trasiego comercial que enlazaban con Montefrío, Castillo de Locubín,
Baena, Priego o Moclín. Y, aunque un
poco más lejanos, también comunicaban con los pueblos del
corregimiento: Loja y Alhama de Granada.
El cambio en
los itinerarios comerciales, el desarrollo de nuevas comunicaciones a través de
las autovías y de otros medios de comunicación más rápidos, supusieron o un
rotundo cambio y metamorfosis en las ferias de ganado.
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