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viernes, 3 de julio de 2015

MOMENTOS CRÍTICOS EN ALCALÁ INFORMACIÓN



Parece como si  viviéramos el momento final de un apocalipsis mundial. Asistimos a un triste espectáculo, en el que todos los personajes principales de una tragedia griega se han hecho realidad  en este tiempo; y, para colmo de males, la trama e intriga de los acontecimientos que  presenciamos no pueden quedarse atrás a la que vivieron los antiguos atenienses en muchos momentos de su historia. Para colmo de males, no se afronta con los mismos sentimientos  porque  la evasión de aquellos tiempos, o, más bien la catarsis clásica radicaba en que el celestial mundo del Olimpo andaba revuelto entre unos dioses sumamente pasionales y los humanos eran, más o menos, marionetas de la acción dramática de aquellos dioses, que lograban al final de su drama  la purificación colectiva de aquel pueblo.
Pero, ahora corren malos tiempos con la crisis que no se va ni  aunque se le apliquen los plaguicidas más poderosos del mundo de la química,  las medidas más radicales que puedan arbitrarse. Pues  los dioses actuales no son  deidades sino que son frutos de los hombres e instituciones de carne y hueso: a  Hermes le ha sustituido sin paliativo alguno Don Dinero; a Plutón, dios de los infiernos y de la riqueza,  le ha usurpado el sitio el Capital; y  Penia, la personificación de la pobreza y la necesidad, la más odiada y marginada por todos los helenos,  se ha extendido por muchos rincones del mundo, desarrollando la nefasta palabra de la  Exclusión Social  en muchas familias que no encuentran ni el mínimo sustento para vivir.
Parece como si nos hubiéramos quedado en el aspecto más trágico del teatro griego y no quisiéramos embaucarnos  o comprometernos en plasmar otros mitos más cercanos a la comedia, el teatro auténtico  de la vida en medio de  una sociedad feliz, de modo que hemos  abandonado, de la noche a la mañana,  las premisas de la sociedad del bienestar para todos. Tristemente , parece como si los directores de este teatro universal dirigieran los hilos de la escena conduciendo a las personas a la desesperanza. Se multiplican por doquier los dioses del infortunio y la desgracia, y  como setas, nos rodean las compañeras de Penia: la diosa Aporia, que no es sino la reencarnación de la suma  "dificultad" para conseguir acuerdos  y consensos;  la Amekhania , el desamparo , crudo y duro,  por el que pasan muchas personas ante la mirada pasiva de los poderosos;  y la Ptokhenia. que conduce a la "mendicidad" real de los pobres o la larvada en las reformas abusivas de las relaciones laborales.
En una sociedad tan laica, y la mayoría de las  veces tan  hipócrita a la hora de ejecutar los principios y creencias, suena a musical celestial estas citas bíblicas " Al que recogía mucho, no le sobraba; y, al que recogía poco.  no le faltaba" . Pues esta frase parece una incongruencia  o la exposición del mundo al revés, y,  sin embargo,  es una receta paulina con la que, con su aplicación, se alcanzaría  la igualdad universal y se  superaría esta tragedia de fondo griego, porque la abundancia de unos pocos ( por cierto un pequeño tanto por ciento de toda la humanidad ) podría remediar la pobreza mundial  y  , de esta manera se conseguiría la igualdad.
Se necesitan nuevos parámetros para emprender un nuevo mundo. Pues, a estas altura no es de extrañar que se repita la tragedia griega en otras muchas ocasiones y momentos que vamos a vivir; además,  ante nuestras mismas narices y presencia,  es una pura y cruda realidad este paisaje de mucha gentes: familias que no pueden pagar  ni la luz ni el agua ni el butano y viven del  alimento caritativo; personas que no tienen ni un euro para arreglar un simple trámite burocrático;  niños que quedan sin una vacuna preventiva; jóvenes que deben emigrar a otras tierras, víctimas del cruel azote del paro juvenil en nuestras tierras...
Parece que vivimos los resultados de aquella  fiesta de Afrodita, diosa  de el Amor, más bien de la ficticia felicidad, y, somos víctimas de un matrimonio circunstancial de su convite,  el de  Penia ( la Pobreza)  que se casó  con Poros ( la oportunidad y el ingenio) . Y ha engendrado un  pequeño dios, eros,  ese mundo feliz que ilusoriamente  hemos disfrutado y que , por otro lado , tenía encerrado otro ser que atentaba contra el bienestar y la prosperidad. Se reclama la venida de Plutón, pero no el de los muertos sino el de la riqueza o prosperidad.







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