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miércoles, 5 de octubre de 2011

LA MOSCA Y LA MULA

En la Ribera Baja
LA MOSCA Y LA MULA
Esta fábula  acontece a muchas personas  con mucha frecuencia,  pues vivimos tranquilos como aquella mula que fue acosada por una mosca “cojonera”, ( no se puede calificar con mejor epíteto  a esta mosca tal  como  nos la describió Fedro hace muchos siglos) y nos faltan  respuestas, a veces, por no saber distinguir la paja del trigo. Pues, como la mula,  transportamos  un carro, repleto  de una carga pesada, que se arrastra placenteramente  bajo la dirección de un arriero. Un arriero  que nos guía continua y rectamente, pero con suave amabilidad, látigo de seda, control  de freno manso  y dirección segura.
Mas, en medio del camino nos azuzan, a veces, esas moscas, subidas al cuello  como lo hizo a la cerviz de aquella mula fedriana,  de modo que nos inquietan en nuestro comportamiento normal  para querer sacarnos de nuestras casillas y sufrir los envites de la impaciencia.  Estas moscas nos piden prisa,  y más prisa, nos acusan de una extrema  lentitud en nuestras acciones cotidianas, parece como si el mundo se fuera a acabar en veinticuatro horas y hubiera que arreglarlo todo en un segundo  para tener la conciencia tranquila. Son culillos de mal asiento  que quieren revolucionar en un solo momento  todo  el camino marcado  con una rectitud y horizonte dignos del mayor  elogio. Parece  como si se derrumbara un castillo, claro de naipes,  porque se prevé la llegada de huracán incontrolado.  Y nos falta la respuesta de aquella mula, amenazada con estas  palabras de la mosca: “Mira, cuida de que no te pinche en el cuello con el aguijón”. Palabras que no perturbaron a la mula.  Pues  su respuesta correspondió a  la  tranquilidad del sabio, muy cercana a la ataraxia,  de aquel que sabe reconocer que una buena dirección, pausada, con visión de futuro, con perspectivas halagüeñas, con el  mantenerse  y progresar en una economía sostenible es mucho más adecuada que emprender aventuras  vacías,  sin un guía ideológico que  nos marque una razón de ser y de convivir: el oportunista de turno, el  frívolo insolente que a todo le saca punta, el resabiado que todo le parece mal, el perfecto  que cree que  todo está mal hecho. Bella lección de Fedro, pues podríamos poner nombres a muchas moscas cojoneras de hoy  impacientes, insolentes e insensibles con los seres humanos, sobre todo en el campo de la política. Por eso, aquel fabulista, convertido en mula criticó  a estas moscas contraponiendo su actitud  con la respuesta de la mula “ yo sé muy bien cuándo es preciso ir quedo y cuáedo correr”. Pues esperamos como el autor latino que, al menos, queden en ridículo cuando las circunstancias del camino hayan atravesado los baches más profundos de la crisis actual.         

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