EL
ALCALAÍNO PEDRO RAMOS CARRETERO
REAL Y CONTADOR DE CUENTAS DEL ESCORIAL
Visitar el Escorial deja impresionado a cualquier
visitante. Su monasterio y su entorno reflejan una obra unida a la Corona y al
Imperio Español. Despierta el alma poética de muchas personas e invita a la espiritualidad. Por eso, no nos
entraña estos versos que se me ocurrieron ante la presencia de aquella mole
majestuosa y el recuerdo del jienense
Pedro Ramos en los albores de su construcción :
Ese mundo del transporte en la abadía,/ en su Alcalá Pedro frecuentaba,/
al comercio limítrofe llegaba/con mansos bueyes y carrocería./ Su
padre , otro Pedro, le instruía,/mientras, en la Mota, piedras tallaba,/que
el Cabildo de nuevo levantaba /dejando su sede de torre de vigía./ Desde
tiempos antiguos y milenarios,/ en su tierra después de la
conquista,/los arrieros gacíes le enseñaron/ este arte de doma y mercancía.
Me confirmaba la visión de aquel monasterio pal
acio que el mozo Pedro Ramos había participado en aquella inmensa obra y había recibido las lecciones de tierras de la abadía de Alcalá la Real. Eran completamente ciertas las palabras del cronista de aquellos tiempos: “El dicho Juan Baptista de Toledo vino por maestro mayor, el cual hizo y ordenó la traza de todo el monesterio, donde mostró bien su habilidad, en el cual concurrían las partes y calidades que para el dicho oficio son menester, porque fue primero escultor y muy buen dibujador, matemático y arquitecto singular, y finalmente en arquitectura sobrepujaba a todos los oficiales de España. Vino por contador y veedor y juez de la dicha fábrica Andrés de Almaguer, natural de la villa de Almorox, el cual tenía muy buen entendimiento y habilidad, con lo cual ejercitaba sus oficios con mucha facilidad, y con esto era hombre de gran cristiandad, y más se allegaba a la piedad cuando juzgaba que no al rigor de la justicia. Hízole S. M. muchas mercedes, y entre otras le dio privilegio de hidalgo y que pusiese en sus armas unas parrillas. Asimismo vino por pagador de la dicha fábrica Juan de Paz, vecino de la villa de Madrid, y por alguacil Juan de Soto, vecino de Valladolid, y por escribano Pedro Suarez, vecino de Valdemorillo, y por mayoral de los bueyes de S. M. Pedro Ramos, vecino de Alcalá la Real, todos hábiles y honrados para sus oficios.

No nos extraña
que este alcalaíno asistiera, como dicen las crónicas, a la colocación de la
primera piedra o de las primeras
liquiliques de altar mayor ““Halláronse presentes… , y Pedro
Ramos mayoral de los bueyes de S.M., y Pedro Sánchez sobrestantes y otros
muchos.”. Muchas son las referencias a este personaje por parte de Fray José de Sigüenza, en su Historia
primitiva y exacta del Monasterio del Escorial, la más rica en detalles de
cuantas se han publicado. Su prestigio y su valía eran manifiestos en la presencia en la dedicación sobre el oficio
de pagador en los primeros momentos de la obra desde mediados del siglo XVI “Supuesto
tan firme fundamento, digo y afirmo, por lo que parece en las cuentas y libros
de los oficiales de esta fábrica, que se han mirado con mucha atención y consideración,
que el primer dinero y maravedíes que entraron en ella, á 4 de Abril de 1562
años, que lo recibió Pedro Ramos, haciendo oficio de pagador y por cédula del
Rey, fueron un cuento (cien mil multiplicado por 10) y ciento y veinte y cinco
mil maravedíes, tres mil ducados justos, con que se dio principio a esta gran
fábrica.
Es verdad que,
hasta mediados de siglo XVI, en las tierras abaciales de Alcalá la Real ya aparecía Pedro Ramos, el mayor o Viejo,
como obrero, síndico, y una persona muy inquieta en la ciudad participando en
obras de arquitectura e ingeniería. Antes
de la llegada de los canteros norteños de
las familias Bolívar, Vizcaino, Lizarza y otros, en Alcalá
la Real ejercieron otras familias alcalaínas el oficio de alarifes y maestros
de cantería y canteros. Entre ellos destacaban la de los Garrido y de los
Ramos. Pedro Ramos el Viejo comenzó a trabajar a principios del siglo XVI, y se
constata su presencia en la edilicia y en otros menesteres. porque por aquel tiempo se construyeron las
Casas de Cabildo, los portales de la Plaza, las tiendas, muchas casas hidalgas
de la ciudad fortificada de la Mota. Y
entere 1510 y 1550, en la reconstrucción de muchas obras municipales y, sobre
todo, caminos y calles del municipio alcalaíno. También, fue síndico personero del cabildo municipal y obrero
mayor (maestro mayor de obras) del ayuntamiento en el tercer decenio y cuatro
decenios cobrando desde el empedrado de calles hasta las pequeñas obras. Su
mujer Catalina López testó en 1570. Y por su testamento conocemos que fue
enterrada en el Monasterio de la Trinidad y era cofrade de Nuestra Señora
de la Concepción. Tuvo por hijos a Juan, Pedro, Alonso, Isabel y Juana, que
dejo como herederos de sus bienes
A partir de los años cuarenta y documentos
aportados por el investigador Lázaro Gila, su hijo Pedro Ramos, el mozo o el menor,
ya se especializaba en el transporte de piedra desde las canteras de los Llanos
hasta la Mota. Lo confirmamos su
oficio de carretero con uno nuevo ante Alonso de Jamilena, en el que se le señala
como carretero, lo que le distingue del trabajo de obrero o maestro de cantería
de su padre. Además ya aparece como maestro de obras Martín de Bolívar, que lo
hacía como testigo en el documento de 1541. El documento del Archivo Histórico
de Jaén data del siete de marzo de 1546. Por este documento se obliga " a
la traída a su costa por tiempo de un año cumplido de punto que sigue
antes del siete del año Nuevo adelante a la Iglesia de Nuestra Señora Santa
María de esta ciudad, a Pedro López, beneficiado de la dicha iglesia para la
dicha obra durante el tiempo arriba deslindado, de la cantera de Los Llanos de
esta ciudad, donde la traía el año pasado para la dicha obra a la Plaça
Pública de esta ciudad ". Está claro que su actuación se
centraba en las obras eclesiales, pero no nos extraña que también lo hiciera
en el Pósito y las Casas de Cabildo de Alcalá la Real. De ahí a un
paso de llegar por los años sesenta a participar en las obras de Monasterio del
Escorial. Con la persona del abad Diego de Ávila y su curia abacial, tenía un
pasaporte ganado para ser reclamado. Como mayoral de los bueyes fue responsable de poner en marcha la primera
infraestructura del transporte: comprar 30 pares de bueyes, conseguir o
construir 30 carros, organizar las cuadrillas de trabajadores, edificar
establos y almacenes para los arreos, y comprar y gestionar las provisiones
para el ganado, Y durante los primeros seis meses fue también pagador.
Luego
vinieron otros canteros de apellido Ramos, otro Pedro y un Francisco, pero ya
vecinos de El Escorial. Sin embargo esta era su huella: Pedro, el mozo, auriga de cantería, /
maese se hizo de la Mota a los Llanos, /
y del Escorial doctor privilegiado.