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martes, 28 de septiembre de 2021

SOBRE PALOMAS Y PALOMARES

 

SOBRE PALOMAS Y PALOMARES




Actualmente, no es un asunto baladí la presencia de las palomas en recintos urbanos. No lo ha sido nunca. Para bien o para mal, se le ha sobrestimado su valor con el empleo de las palomas mensajeras o con la producción de abono procedente de su excremento para usos agrícolas. Ha inquietado su proliferación por ser reproductoras de diversos tipos de enfermedades y atentar el medioambiente y la urbanidad. Y no ha sido esta problemática exclusiva del siglo XXI, ya  que en anteriores  tiempos la comunidad columbina  preocupaba a personas particulares en sus viviendas,  a las autoridades públicas en sus la conservación de los edificios, donde suelen refugiarse en los  chapiteles, torres, campanarios, áticos de viviendas, mansardas y tejados, incluso se les reservan unos receptáculos para alojamiento de palomas con el nombre de palomares. Recuerdo un tiempo en el que fueron letales para los templos alcalinos-y sigue siendo-, rompiendo travesaños, tijeras, puentes de armazones y tejaroces y espadañas de muchos templos de Alcalá, lo fueron en el majestuosos capitel la misma Iglesia Abacial de la Mota. Recientemente, varias comunidades han manifestado sus quejas ante la presencia de colonias palomeras en sus edificios y la proliferación de estorninos, mirlos, vencejos, gorriones y golondrinos en las arboledas de las plazas y en los tejados de los grandes bloques de pisos. Al mismo tiempo, el medioambiente les reserva un plan preventivo  y de protección y se ejecutan medidas para paliar todos estos inconvenientes.

Viene esto a cuento de una sociedad que concertaron Manuel CASTRO Y UNA SERIE DE CONSORTES con motivo de la Observancia que había de guardar algunos aficionados de sus palomares. Lo hacía  en 18 de mayol  de 1756 ante el escribano  José Gutiérrez  y  este encabezaba  la lista de un grupo de hidalgos, junto con don José Serrano de Contreras, don Alfonso Briz, don Francisco Díaz de Arjona,  don Pedro Billoro, don Pedro Ruiz de Arias,  que  se consideraban aficionados que trataban de la diversión de las palomares, y los hacían para evitar las diferencias que  habían tenido entre ellos y por regular todos los pleitos los sueltos  y en esta diversión, tomando las medidas en común y de acuerdo para aprobar de acuerdo con estas norma de régimen, buen gobierno  y observación al amparo de un juez fiscal:

-1º Veinte días antes que se llevar a cabo la suelta  se tenían que juntar los que disponían palomares parea echar suertes  del lugar y tiempo que le correspondía  cada uno en el tiempo y había de quedar gustoso.

-2º. Se nombraba una juez que  recibía una lista de los señores  con las señales de los palomos  y se colocaba  a cada uno un número desde siete  para arriba  que debía conservar desde la suelta y su regreso sin poderse alterar sopena de 11 reales de pena de castigo o pájaro  y en la suelta debía estar alimentado y con agua, y el animal que traía de regreso debía recibir trigo, yeros o cañamón. Se facultaba al juez que pudiera visitar e inspeccionar los palomares antes y después de la suelta.

3º.- Los demás palomos ha de estar retirados de los de la suelta y no ponerlo a alcance para evitar la detención o diversión.

4º -En el palomar no podía haber más que una hembra, y otra enretejada, sin arrulllon  y no soltar  dos palomos juntos en el el tejado

5º .- Solo el que eche suelta de hembra podrá tener red, y una vez que venga el macho  la ha de quitar.  Y soltar los machos.

6º.- Todo  que tuviera hembreado debe tierra la red a todo palomo que diere en jurisdicción, a menos que no haya palomo con puesto cercano  que lo impida , y este pasando fijo y asimismo  no ha de poder  ninguno que esté soltando hembra dejar se tarea hasta que se cvumpla  el número de d

Días  señaladoa en la suerte, y si acaso quisiese dejar de soltar hembra, dará cuenta al fiscal que igualmente  se nombrase  de los motivos que tuviere y que de poner los palomos de suerte y debe quitar la red antes de poner los palomos  y entregar la liosta al juez.

7º.- .

-Todos los que soltaren hembra  deben solarar con los palomos  bien celoso y que deben estar  sanos,  y sin lesión alguna ni alibrada, y qye la plaoma pelada no ha de tener defecto alguno que le impida el vuelo, como tener ala lastimada  o una y otra de quebracía de suerte que no pueda usar de su vuelo, alimentándolos con la comida que  eExpresada  en la segunda condicicióm  con muklta de  un ducado.

8º.- Todo el que no entre en suelta por los motivos que fuere deberá tener cerrado su palomar toda la mañana hasta las tres de la tarde, y despues limpiarlos de piojo.

9º.  Se imponía una multa de cuatro ducados para quienes   espantasen, tiraran piedras 0 escopetazos a los palmos en los tejados.

10.- Se fija el nombramiento del juez o fiscal para revisar palomares, hacer cumplir las normas, y el cobro de seis reales y el resto de lo que se recaudare de penas se le pagará al comisario o los comisarios de la imagen de Nuestra Señora de las Angustias.

Se frecuentaban los palomares alcalaínos en las torres, cámaras, azoteas y miradores de las antiguas casonas y en las nuevas villas y quintas de los hacendados y labradores. Un claro ejemplo es la Casa de Alonso Rubio, que se reconstruyó en el arrabal de la Trinidad por los años cincuenta del siglo XX. Allí, levantaba un artístico y artesanal palomar en consonancia con la Casita de las Muñecas de la mano de la familia de albañiles Mesa Lozano, Domingo, padre e hijos. Recientemente se ha rehabilitado para uso público este bello rincón con el nombre de Jardines de la Trinidad.

 

 

 

 

 

 

 

El arte y deporte de la colombicultura se remonta a la Edad Media, en tiempos de los Reyes Católicos, introducida en la Península Ibérica por los árabes, al parecer como medio de recreo.  Tuve la suerte de  comprobar que , a  lo largo de los años, incluso siglos, se  practica esta afición y de comprobar que se realizan muchos cruces con ejemplares de las distintas razas existentes se toma como referencia, a principios del siglo XX la paloma “buchona española”, también conocida como “buchona valenciana” pues es en la región de Valencia donde prendió con fuerza el amor a las “palomas buchonas” así denominadas por haber conseguido ejemplares de gran porte, buche voluminoso y aspecto arrogante, creándose allí las primeras sociedades de colombicultura.


Palomos de razas buchonas netamente andaluzas: veleño y gaditano (arriba) jiennense y ludino sevillano (abajo).

Este deporte se practica en pleno contacto y respeto con la naturaleza, en la que el palomo o la paloma son los auténticos “protagonistas” siendo el colombicultor el que los cría, selecciona y adiestra para las competiciones o concursos en los que luego va a participar. Se distinguen dos especialidades: Palomos Deportivos de Celo y Palomos Deportivos de Raza Buchona.

 

CÓMO ES EL JUEGO

Los jueces observan y anotan las evoluciones de los palomos deportivos de celo.

En la actualidad para los Palomos Deportivos de Celo se busca un palomo de buen tamaño, no excesivamente grande, de porte arrogante, muy resistente al vuelo, luchador en el suelo y celoso de la hembra, con notable inteligencia que le permita recordar los lugares donde ha parado la paloma para volver a buscarla si acaso la ha perdido.

 

Colorido en una competición de palomos deportivos de celo.

La competición consiste, tras la suelta de una hembra, denominada “paloma de suelta” dotada de una pluma blanca que sobresale en la cola y que la distingue, en el cortejo por parte de los machos que participan en dicha prueba o “suelta” para conseguir llevársela a su palomar o estar el máximo de tiempo con ella. Durante el desarrollo de la prueba de dos horas de duración, se producen diversos lances o situaciones que cuentan para la puntuación final.

Toda la suelta es seguida por los aficionados, el equipo arbitral designado al efecto. La zona donde se realiza se denomina  “campo de vuelo” y es deseable que cuente con algunas edificaciones y numeroso arbolado.


Cartel del campeonato regional Al Andalus con los ejemplares participantes en el último campeonato regional de palomos de celo celebrado en Baza en 2013.


Imagen de una competición y muestra de palomos de raza.

La modalidad de Palomos Deportivos de Raza Buchona consiste en la crianza de ejemplares pertenecientes a cualquiera de las razas reconocidas por la RFEC -diecinueve en la actualidad, de las que once son andaluzas- con el fin de obtener palomas que se ajusten al máximo a los estándares establecidos para cada raza de belleza, porte, perfección física y vuelo, con el objetivo de participar en las exposiciones y concursos que se celebran en instalaciones cerradas o bien enjuiciamientos del vuelo a cielo abierto. Estas cualidades son evaluadas por jueces especializados en cada una de las diferentes razas.


Palomos moroncelo y lorquino (arriba) y granadino y marteño (abajo)

Se organizan competiciones que responden a criterios de demarcación geográfica (de club, provinciales, regionales o nacionales) que acogen a ejemplares de diferentes razas de las que cuentan con estándar reconocido y en algunas ocasiones acogen ejemplares que aún no tienen reconocido dicho estándar pero lo hacen para un lograr un futuro reconocimiento si es considerado oportuno. También se celebran concursos monográficos especializados en una raza en concreto.

 


Razas Marchenero y colillano de Sevilla.

La Real Federación Española de Colombicultura, (RFEC) se creó en 1944, con cuatro federaciones regionales y cinco federaciones provinciales. Adaptada al modelo autonómico, cuenta en la actualidad con catorce federaciones autonómicas, entre ellas la de Andalucía, siendo ésta, por número de licencias y deportistas federados la segunda de España detrás de la Comunidad Valenciana y seguida de cerca por la Federación de la Región de Murcia. La Federación Andaluza de Colombicultura (FAC) se creo oficialmente en 1990, tiene su sede actualmente en la ciudad de Almería y cuenta con siete Delegaciones Provinciales. En el año 2013 tuvo nada menos que 4.956 licencias deportivas y 321 clubes inscritos y en activo.

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