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DALE BATICOLA NOTAS E HISTORIA DE LA TAUROMAQUIA EN
ALCALÁ LA REAL. EL REJONEADOR JUAN ALVAREZ DE SOTOMAYOR Y TORREBLANCA.
; I UN REJONEADOR EN EL SIGLO XVIII Juan Álvarez de Sotomayor y Torreblanca
Mira por donde que nos encontramos en LAS
CASETAS DE FERIA varios amigos contertulios y aficionados a la tauromaquia. Y
saltó uno de ellos: -Anda, dale baticola. - ¡Qué dices! -Sí, baticola, una palabra muy taurina. Y, echamos mano al diccionario de
nuestra Real Academia desde las redes de Internet. - Lo primero es una palabra yuxtapuesta,
de bati, es decir batiir, ludir, rozar, y cola, aludiendo a la
cola del caballo. -¿Qué sentido tiene? - Significa textualmente correa sujeta al fuste trasero de la
silla o albardilla, que termina en una especie de ojal, donde entra el maslo
de la cola, y sirve para evitar que la montura se corra hacia adelante. -Por tanto, no se refiere a las corridas de
toro, sino a algo relacionado con el
ámbito equino. Con los caballos, yeguas, mulos, asnos.. -Bueno, bueno, puede ser taurino. -Mas bien del rejoneo. -Los caballos y los caballeros jugaron
un papel fundamental en la vida social de Alcalá la Real en siglos pasados.
Hubo dehesas de caballos, cría para la caballería militar y para las labores
agrícolas, y, hasta espectáculos, que preparaban al principio para la guerra,
pero luego se transformaron en exhibiciones de caballeros en la ciudad de la
Mota. - ¿Te refieres a los juegos de cañas y
otras variantes? -A ellos me refiero, a escas cuadrillas
de caballeros alcalaínos que hacían torneos, jugaban a las alcancías y
lidiaban toros, primero en la Plaza Alta de la Mota, y, luego, en la plaza de
la calle Real junto a la Fuente de la Mora. -Y otras veces, en la Plaza Nueva de las
Casas de Cabildo entre las calles Braceros y Bordador. -A esas me refiero. Hasta tuvimos un
rejoneador por los años cuarenta del siglo XVIII. -Cuenta, cuenta… -Sí, el señor Juan Álvarez de Sotomayor
y Torreblanca, originario de Lucena (1685) y relacionado con una famosa
familia militar. Hijo de Francisco Álvarez de Sotomayor y Elvira Méndez de
Sotomayor y Torreblanca. Casado con Ana Fernández Ponce de León y tuvo por
hijos a Francisco Álvarez de Sotomayor y a María casada cion don Fernando
Bustamante. -Todos hidalgos de alcurnia, por lo que
escucho. -Déjame que siga, que pierdo el hilo. Fue
también caballero de la Orden de Calatrava en 1705. -Otra vez, el uso del caballo. -No hombre, en su tiempo un escalón en
la vida social, que procuraban alcanzar las familias hidalgas. Era frecuente presentar una memoria de servicios para alcanzar los méritos
para alcanzar el corregimiento y se encuentra en el Archivo general de
Simancas su hoja de servicios con fecha de 24 de diciembre de
1743. Y, a través de este documento, se conocen varios datos de su
biografía. -Vayamos por partes, para conocer al
personaje. - Entre 1717-1721 fue subdelegado de la
Renta del Tabaco de las villas Cabra, Lucena, Puente de Gonzalo y Rute. -Y ¿su vida militar? -Se sabe que fue caballerizo de campo
del rey Felipe V e intervino en diversos campos de batallas,
principalmente en la campaña de Portugal. -Pero, hablábamos de toros, ligados con
estos caballeros hidalgos, que me cuentan que solían disponer de caballo,
armamento y vestimenta. -Tengo hasta los datos de este personaje
cuando vivía en una casona de la calle
Real.
-¿Vestía en las tardes de toros de
alguna manera especial? - Disponía de un freno de cuello de pichón y cubillos dorado y sin corola, con una silla de jineta con
funda verde bordada sin pertrechos, y una albardonada con cinchas y baticola
solo. -Ahí esta, ya comprendo darle
baticola a alguien, como hablan
por este contorno. -Pero eso es una frase, lo emplean para
darle a cualquiera baticola. -¿En qué sentido? -Está claro, darle caña, batirlo con el látigo
moral. Pero sigamos, con sus aparejos de caballo y vestidos. Disponía de otra
silla con las guarniciones correspondientes para la silla volante, otro freno
de mula con solo la cabezada, otra silla de caballo con estribos de hierro, cinchas,
pretal y baticola. A esto se unían una percha de madera pintada para poner
las armas, una espada, una rodela y broquel - Esto hace referencia al caballo. Pero
no a él, refiéreme algo sobre su
vestimenta. - Te lo digo. Vestía con casaca de paño
de superviva forrada de negro, otras veces de terciopelo negro con borneadura forrada de felpa larga y con la espalda de terrezuela encarnada; otras de paño de superfina
negro forrada de doble blanco; si me refiero a los cazones, eran negros del mismo paño forrados de crea
nuevos y otros de terciopelo del mismo color sin botones con la charretera de galón de oro,
otra con chupa de terciopelo de color de
coral galoneada con galón ancho de oro forrada de tafetán blanco. Otra chupa
de medianera y raída forrada en tafetán
con blanco sin botones ni galones ni ojales. Un ringuingorillo de paño de
color de perla oscuro con botón del mismo paño. Solía colgarlos en una percha, y guardarlos en maletincillo de paño viejo. -¡Vaya vestidos de gala!y ¿sus faenas?
-Las tuvo. -Cuenta, cuenta. -Se sabe su intervención como rejoneador
en unas fiestas de toros organizadas con motivo de la llevada a la Corte de
la princesa de Portugal.
El
toreo a caballo estuvo muy presente en el siglo anterior y principios del siglo
XVIII. Ocupó una de las partes de
las fiestas tras los desfiles de las cuadrilla de caballeros
de cuatro en cuatro, se trataba de
plantar un rejón en el cuello de la bestia, de forma que el mango se partiera
y el otro extremo quedara en las manos del caballero; ya que el rejón era
corto el toreador debía de mostrar gran destreza para esquivar . -Debió ser muy rejoneador nuestro
corregidor. -Claro que sí. Este toreo a
caballo consistía en alancear y
rejonear toros, por cierto suertes que
debían ser realizadas desde el caballo; solo se desmontaba el jinete para recuperar alguna prenda de su atuendo o
para auxiliar a alguno de los peones que le ayudaban, de modo que en estas situaciones el caballero debía
dar muerte al toro sin montar de nuevo. Pues el toreo a caballo era una
actividad caballeresca perfectamente reglamentada y monopolizada
exclusivamente por la nobleza que ponía de manifiesto en estas fiestas el
dominio que ejercía sobre la sociedad civil. Y¡cómo alanceba
y rejoneaba nuestro corregidor! Conservaba en su casa el casco con su albardón,
dos adargas de jugar alcancías con pinturas de trofeos alcanzados, tres varas
largas, las dos de Haya con punta de hierro
y otra de caña de la India. El éxito alcanzado le
valió otro contrato real en 1726 con motivo del nacimiento de la
infanta de María Teresa.
-Y además decayeron los rejoneos en las
corridas por los de a pie. Y además se dedicó a la vida pública. -Por lo menos, presentaba este
currículo. -Claro que sí , entre 1743 y 1744, fue
elegido corregidor de Alcalá la Real, donde se mantuvo hasta que murió en
junio de este último año -Del éxito al fracaso. No lo comprendo - Fue embargado en sus bienes.
Curiosamente, debió ser a causa de una enfermedad relacionada con alguna
cirrosis, porque fue empeñada su hacienda entre otros por Juan Benete,
administrador de las rentas de aguardiente (200 reales), y por el farmacéutico
en gastos de medicinas. - No me lo puedo imaginar. -Pues, así de duro, de perdidos al río.
Hasta sus criados don José Zapata, don Fernando de Leiva y don Marcos del
Rey, el cochero y los ministros el menor Juan de Cuellar,el mayor Felipe de Cortes
tuvieron que hacer recuento de sus bienes y dar testimonio ante la justicia. -¿Fueron muchos? -No estaba mal. Por el pleito y los papeles del auto judicial, se nos describe su casa situada en la calle Real, donde albergaba sus bienes que son interesantes describir. -Cuenta, cuenta… -Las ventanas y paredes de su sala de
estar se forraban de cuatro cortinas de bayeta encarnada. Para dormir tenía
un catre de campaña con varas de hierro y de palo y lienzo, y se adornaba el dormitorio con un cuadro de
pintura de san José con moldura dorada y de charol encarnado y celeste, y otro también con la misma moldura, y pintura de Nuestra Señora de los Dolores, y otros dos compañeras de
pinturas doradas y de color de San Francisco y Santo Domingo. Disponía de 28
piernas de colgadura con la cenefa correspondiente con fleque encarnado, todo
de brocatel con la labor de damasco, y más otros dos pedazos sueltos. Brillaban dos espejos con marcos
negros y por el respaldo cada uno con
águila imperial como sosteniéndolos con cordones y borlas de seda verdosa y la
luna pintada con una mata de azucenas; el otro de los dos espejos de cuerpo
entero con sus molduras doradas y coronación. La sala disponía de media docena de taburetillos con suelo y
espaldar enrejado de caña y ellos de
nogal labrado. El corregidor se sentaba en sillas de
bayeta de Moscovia encernada con clavazón doradas y viejas. Escribía en
bufete de nogal, mediano con su hierro. Además, en otra sala había seis taburetillos
viejos de baqueta de moscovita con tablas. Entre los muebles, dos contadores antiguos
con embutido de caray y palo santo,,
en la coronación del uno una pintura de san José y en la de otro de san
Francisco con nueve gavetas, y la de en medio con su puerta clavazón dorada y
bufetes correspondientes. Más familiar, una mesa redonda de pino forrada en banda
negra . Calentaba sus pies con una concha de brasero con ascuas y brasas, junto a una arquilla
pequeña de nogal. Se cerraba la sala con dos vidrieras sin postigos.
Creaban un ambiente caldeado cuatro
paños de lana viejos, una cortina de bayeta vieja con vara de hierro, un baúl
forrado de bayeta encarnada claveteado con achuela. En las gavetas estaban los papeles y las
cartas particulares y órdenes. En un rincón varias fundas de cañones de
escopetas. Entre los muebles de oficina, un
enjugador de palo, una papelera o contador pequeño con siete gavetas que por
estar cerradas con se registraron , y dos mesillas de pino; en las paredes,
estaban colgadas cuatro láminas de molduras negras y doradas de pintura fina
del Desposorio, Anunciación de Nuestra Señora, Aparición del Angel a san
José, y la Circuncisión, también 0tra lámina compañera del Niño Jesús con
moldura de dorada y de colores, y dos
láminas compañeras de la cabeza de san Juan Bautista con sus molduras doradas
y colores. En la cocina dos mesas de cocina, una de
nogal con hierros, y otra de pino; no la faltaba la espetera para colgar los
cacharros de cocina; también se encontraban los enseres de calentarse, dos tarimas de
braseros y una caja sin pies ; dos faroles
para dar luz a la casa. Y hasta un coche con tres vidrios rotos en sus ventanas. Ah, no faltaba su espada. -No me decía que enfermó… -Si, los cajones estaban llenos de
recetas, con letra médica ilegible, pero la reclamaron. -No sería tan derrochador. -En modo alguno. Te contaré. En los últimos años del reinado Felipe V volvieron a
establecerse los repartimientos y hubo momentos muy tensos en la ciudad. Vinieron
precedidos de una petición de trigo y cebada por el intendente de Sevilla en
1741 para la tropa que se encontraba en Cádiz, Málaga, Algeciras y otros
puertos. Aunque la ciudad se negó a dicho intento de envío de trigo por las
circunstancias de miseria que pasaba el pueblo, una nueva
imposición que se creó, denominada del diez por ciento, de nuevo hizo
resurgir los conflictos entre los recaudadores y los vecinos, produciéndose
una muerte violenta en la noche del 27 de agosto. Para aliviar a
los labradores se prorrogó la espera de los arbitrios de tierras,
y se volvieron a repartir las tierras laborables para gastos de milicias.
Pero, al año siguiente, se originó un nuevo conflicto con el
administrador del Voto de Santiago, que trató de aumentar la imposición de
los labradores. La injusta medida provocó el impago de algunos de ellos y su
consiguiente apresamiento. La intervención del corregidor anterior logró
aliviar la tensión llegándose al acuerdo de cobrar sin abrir nuevo despacho y
el pago una cuartilla de trigo por cada yunta de los
pujareros siempre que se excedieran las quince fanegas de tierra,
permitiéndose la unión de dos yuntas y para los que alquilaran o
añadiéndose a los que tuvieran una yunta también una cuartilla por
cada diez fanegas. -Pero tengo
entendido que no todo fueron desgracias. -Es verdad que
en Alcalá no afectó la peste en el 1742 que se extendió en
Andalucía . Pero en 1743, se originaron varios brotes y pleitos
de vecinos del Castillo por el segundo repartimiento de
contribuciones sobre las heredades, tratos y comercios, destacando don Alvaro
de Clavijo y provocando un conflicto por excederse los alcaldes ordinarios de
la villa. -Esto sería
igual a otras ciudades. -Sin duda, Aunque
todo el reino recibía los efectos de continuos repartimientos y arbitrios, en
el Castillo se habían coaligado los alcaldes pedáneos, el teniente de
alguacil mayor, el escribano y los receptores nombrados para hacer
caso omiso de la reintegración del trigo del Pósito, y no pagar las deudas ni
cualquier imposición Varios asuntos trataron de solucionarse
felizmente al final del reinado. Un nuevo concordato entre la Santa Sede y la
Corona obligó al estamento eclesiástico a contribuir a las cargas militares.
La labor del anterior corregidor Bernardo de Riquelme y Salafranca,
sobrino del Cardenal Molina, presidente del Consejo de Castilla consiguió,
gracias a sus influencia, que muchos asuntos fueran aplazados y las deudas
pudieran pagarse de un modo más desahogado, consiguiendo aliviar la situación
de los labradores y jornaleros que constituían el grueso de la población. Por
eso no es de extrañar que al ser nombrado miembro de la Real
Hacienda Nacional fuera visitado por el cabildo en 1744 para
alcanzar otros favores, política usual en las cortes absolutistas. -Pero a Juan Alvarez de Sotomayor le gustaba el
riesgo taurino. -A pesar de
que los ganaderos protestaba cada vez más de la pérdida de tierras comunales,
en 1743 tuvo lugar una remedida de tierras, delimitando las medidas, sitios,
montes y cabida de tierra. Es muy sintomático el informe de la situación el
siguiente argumento que se hacía para solicitar de la Corona 3.000 fanegas de
roturación para pagar los atrasos, que se habían acumulado en impuestos como
los de la paja-para la milicia-, otros extraordinarios como el del diez por
ciento y los rutinarios sobre los consumos, tratos y actividades. -Qué situación
más difícil. -A ello voy,
con estas palabras suyas: hallarse el común de vecinos de esta
ciudad y su lugar del Castillo en términos imposiblles, porque no abiendo
tratos ni comercios más que sembrar de granos, reducidos a labradores, que el
que más sólo maneja cuatro pares de bueyes y estas labores plantadas en
tierras arrendadas y los pujareros en tierras concejiles, en que, pagada la
renta, mozos y consumo de millones, no pueden volver a sembrar y cultibar, y
que en los diez años de que dimana dicho atraso, han sobrevivido muy estériles
cosechas, lo que es muy notorio especialmente a este Reyno de Jaén, y
juntamente la Extraordinaria Contribución del diez por ciento y los aumentos
de la paja, que una y otra bien importan hasta 15.000 reales lo que
imposibilitar de costear en el todo y siempre que den resultas de uno a
otro....los apremios militares por el atraso del cabezón despachados
en el intermedio de diez años , permaneciendo largas tempestades y
encargándose de cobrar de los primeros contribuyentes y estos ...han conseguido
causar exorbitantes costas que an ascendido más de 25.000 reales ...y el
vecino se halla imposibilitado y la deuda incobrable por la muerte, ausencia
e infelicidad de los mayores contribuyentes y a pedir limosna de
puerta en puerta... -Y lo cogió el toro. -Claro que lo cogió en picado. En 1744, fue
investigado por impago por el abogado y corregidor interino Sebastián Díaz de
Heredia, -Pero se fajaron con los capotes de los abogados
para poder hacer frente a las embestidas de los morlacos que le embestían- contestó mi amigo. -Un día era el sastre que le reclamaba las cortinas
y las esteras y alfombras; otro día, fue ele mercader Mantero que le
reclamaba los vidrios y otras mercadurías; el que más embestida era el
boticario con el médico Cisneros, factura y receta, receta y factura ..le pedían el coche, las cortinas, las telas, los vestidos... -No daban abasto- -Pero, torearon liquidando cuentas de arbitrios, de
propios , de impuestos…. -Y, al final, tuvieron que vender algunos bienes. No hubo trofeos para el rejoneador tras su muerte. [1] AHPJ. 5315. Legajo suelto. José Manuel
Guardia. Año 1743.
[1] AHPJ. 5315. Legajo suelto. Jose Manuel
Guardia. Año 1743.
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triunfal festival
con doce orejas y cuatro rabos, que |
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se celebró este festival en Alcalá la Real
el 18 de febrero de 2007 Con lleno en los tendidos de la plaza de
Alcalá La Real (Jaén) se habían lidiado novillos de Mari Carmen
Camacho, de buen juego en general. El 5º fue premiado con la vuelta al
ruedo. Jesulín de Ubrique, dos orejas y dos orejas y rabo. El Cordobés, dos orejas y rabo y dos orejas. El novillero Javier González,
dos orejas y rabo y dos orejas y rabo. |
Mi contertulio exclamó sin pensarlo:
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