RELATO DE UN INDIANO
Hace unos
días, me escribió un funcionario y me dió
varios datos. Son muy largos y
extensos. Los resumo. Se encuentran en el Archivo Provincial de Jaén. Fecha de
1623.
Por esta
fecha, se habían asentado muchos
alcalaínos en tierras americanas. La
sangría de vecinos de la ciudad de la Mota había sido muy intensa en el siglo XVI. Ahora su nueva
patria americana comenzaba a darle frutos y rentas: unos lo habían conseguido como soldados y posteriormente recibieron
tierras, donde se asentaron; otros lo hicieron como funcionarios reales o
sacerdotes evangelizadores de los nuevos pueblos. Los Arjona eran una familia alcalaína,
vivía en el barrio de San Juan. Andrés, uno de ellos, solía arrendar la casa de
la calle Rosario, propiedad de la cofradía de la
Limpia Concepción que se hallaba instituida en la
iglesia de San Juan. Sabemos, también,
que algunos miembros de los Cabrera se asentaron en Bolivia, otros lo
hicieron en tierras centro americanas.
Entre estos últimos, Alonso de Arjona, hijo de un vecino del barrio o
cuartel de San Juan. Su padre Francisco
de Arjona le compró a la cofradía
de la
Limpia Concepción un censo que estaba cargado sobre una casa y fanega y
media de tierra.
En 1622,
Alonso de Arjona se encontraba en Méjico y se dirigió al puerto de San Juan de la
Luz. Atracó su barco en Veracruz, donde
contactó con Marcos Blanquete, el capitán de un barco que volvía a las Españas.
Le entregó un cajón, con un juego de cinco docenas de loza de la china , todas ellas repletas
de oro, diamantes y metales preciosos. Su destinatario era su padre, Francisco
de Arjona, vecino de Alcalá.
En el barco de
Nuestra Señora de la Antigua ,
junto con otras cargas que componían la flota del general Fernando de Sosa, vino el cajón de Arjona y
recorrió las aguas del Océano durante el verano de este año. Era inconfundible,
porque le colocaron dos señales visibles y marcadas con la S
y la C.
Mas no
acontecieron las cosas como Alonso
quería. Pues el capitán Blanquete murió y se perdió la pista de aquel
cajón, que quedó almacenado en la
Casa de Contratación de las Indias.
Unos meses
después volvió Alonso de Arjona y llegó a tierras alcalaínas. Contactó con su
padre, y este le refirió que se había perdido todo aquel tesoro. No hubo más
remedio que hacer gestiones en Sevilla.
Allí había
vecinos de Alcalá que servían de intermediarios entre los indianos y los
vecinos de las ciudades de España, para recoger misivas, cobrar testamentos y
recibir suculentos tesoros, dineros y herencias. Este papel lo jugó hasta el
propio escultor Juan Martínez Montañés.
Pero, esta
vez, Francisco de Arjona encomendó la tarea de recuperar este tesoro a fray
Tomé de la Cruz ,
que moraba en el convento de Nuestra Señora de la Victoria de la ciudad
hispalense. Debió surtir efecto sus dotes de embajador y procurador de
indianos, porque unos meses después
Francisco de Arjona ya se disponía a saldar cuentas con las deudas contraídas
con el hermano mayor de la cofradía de la Limpia Concepción : estas consistían en la
compra de un censo, que gravaba una casa
y dos fanegas y media de tierra.
Y no sólo, fue
esta la única empresa que emprendió Francisco de Arjona sino que se hizo
hermano mayor de la cofradía de las
Ánimas del convento de San Francisco. Contrató con el pintor prieguense Pedro
Cobo Blázquez un retablo dedicado a las Ánimas del Purgatorio, compuesto de
varias imágenes, y realizó el cuadro a
óleo y el dorado del marco. Pagó veinticuatro ducados y se comprometió a
proporcionarle la madera.
Había sufrido tantos pesares, naufragios, enfermedades...y ya veía su alma recogida por los ángeles en el cuadro.
Hola Francisco, ¿y se sabe algo o se podría llegar a saber algo más concreto acerca de los nombres de los Cabrera que comentas en ésta entrada? Muchas gracias y saludo
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