NAZHAN, UNA POETISA MUSULMANA
ALCALAÍNA ´
Es
un hecho cierto que las mujeres destacaron
en el mundo cultural, social y político.
Pues, en todos estos campos, han brillado mujeres alcalaínas: las ha habido
administradoras de haciendas privadas y publicas, guerreras, artesanas,
artistas, y, sobre todo, fundadoras de instituciones públicas y privadas. En el mundo de las artes, sobresalieron las
poetisas Inés de la Cruz
en el siglo XVII; Pilar Contreras a
finales del siglo XIX y principios
del siglo XX y. actualmente, muchas
poetisas nacidas en Alcalá la
Real nos embelesan con sus poemas y su obra y han conquistado
el Premio “Arcipreste de Hita” en su sección local.
Buscar
una mujer en la historia alcalaína y que
aporte su esencia femenina, a veces resulta difícil por la influencia dominante del hombre; hacerlo dentro del
mundo musulmán, es más arduo todavía. Remontarse a Nazhan bint al –Qalat, sin embargo es imbuirse en el mundo musulmán con una
mujer posiblemente alcalaína, según los estudios actuales de los investigadores arabistas, y rescatar la
personalidad de una mujer libre e independiente en sus sentimientos y en su
personalidad literaria. Es verdad que, como acontece en muchos famosos escritores, se ha dudado en su lugar de nacimiento, en la época
de sus vivencias y en la atribución de algunas
obras, pero esto no nos impide que la encuadremos en este mundo del
siglo XII tan frecuentado por los personajes literarios nacidos en Alcalá la Real. Una fortaleza que atraía a
poetas y escritores, como cantaba otro poeta alcalaíno Abu Yafar con estos
preciosos y exuberantes versos:
Hacia la noble Alcalá me hace revolotear un
sentimiento
Como si mi corazón fuera un pájaro encerrado
lejos de su nido.
Alcalá es la morada única aunque esté lejos
Porque las vicisitudes me lo impidieron.
¿No es el trono más grande que vi.
Que embellece como una novia sobre el
estrado?
La luna es su corona, las Pléyades sus
pendientes
Pero, como le aconteció a Abu-Yafar, su vida debió ser pasajera en Alcalá y se marcó a otras ciudades andalusíes, más proclives
a desarrollar la actividad
literaria y a compartir el entusiasmo por la cultura con otros famosos poetas como
Ibn-Quzman, al-Kutandi o su maestro al
Majzuni. Entre ellos, no se sentía acomplejada ni permitía ser minusvalorada en modo alguno, porque
claramente, en una época como aquella tan contraria al desarrollo cultural de
la mujer, Nazhan ya se manifestaba claramente en defensora de la mujer cuando se equiparaba
a los hombres a la hora de escribir. Así
es el sentido de estos versos:
Si yo he sido mujer
Mis
versos son varoniles
Porque el sentido de varoniles
viene a identificarse con el de “versos
escritos como ellos son capaces de escribir”. De ahí que no sintiera miedo alguno
ni temor en provocar y porfiar con famosos
poetas, con los que compartió tertulias
y practicó el género satírico
sin temor alguno ni recato. Claro
ejemplo es lo sucedido en casa de otro alcalaíno Ibn-Said al-Magribi, donde
incluso provocó con estas palabras al poeta Ibn Quzman aludiendo a un pasaje
coránico en el que Dios pedía que se sacrificara una vaca amarilla y, con esta imagen, se reía de su aspecto feo y
vestido con :
¡Qué bien vestido
vas!, vaca de los israelitas,
Sólo que tu no alegras a los que te
miran.
Por eso, no es de extrañar la
reacción airada del poeta, tachándola con estos improperios, que demuestra que
se situaba en la misma escala axiológica
que el varón, sin complejo alguno:
Si no alegro a los que me ven, al menos
alegro
Alegro a los que me oyen;
Tú eres quien tendrías que alegrar
A los que te mirasen, ramera.
No
se siente complejos ante las apuestas que le hacían los poetas rivales, cuando
le sugerían que completasen un verso
para demostrar su valía poética, costumbre muy frecuente en el mundo poético
musulmán. Ante la puya de Al-Kutandi, visitando al poeta ciego Majzumi, al que pidió,
a pesar de que era ciego, que completara
este verso:
¡Si tú vieras a
quien habla!
Ella se puso en su lugar y se
burló del primero con estos versos:
Mudo quedarías del fulgor de sus alhajas
Brota la luna en su cuerpo, por doquier,
Y, en su ropa, la rama juega.
Su
amistad llegó a alcanzar a la corte granadina de Abu-Bakar ibn-Said, gobernador
del reino, con el que mantuvo algunos encuentros poéticos, lo mismo que Hafsa,
la poetisa amante del alcalaíno Abu Yafar.
Pero,
donde destacó fue en la poesía amorosa, cuya pluma se refleja en uno de los más
maravillosos poemas de amor sobre “La noche del domingo”:
“¡Por Dios, qué noches tan preciosas,
Qué bellas son!
¡Y la más bonita de todas
Es la noche del domingo!
Si hubieras estado presente entre nosotros,
Cuando se cerraban los ojos del espía sin
vernos,
Hubieras visto el sol
En los brazos de la luna
Y la gacela de Jázima
En los brazos del león”.
Y su cinturón las estrellas brillantes.
Y,
no se puede alcanzar una expresión más amorosa entre amantes como estos que
estos versos de su moaxaja, creación típicamente andalusí y en forma bilingüe:
Dio
vueltas a mi corazón sobre ascuas de
pasión
¡Dejándome
en qué estado!
F.
Martín
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