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domingo, 15 de noviembre de 2015

SALVADOR FRÍAS PINO

Pablo  Batmala y Salvador Frías  saliendo del  ayuntamiento alcalaíno tras los primeros ayuntamientos de la II República
Hace unos días, en el cementerio de San Eufrasio de Jaén se  rendía homenaje a las víctimas de la guerra civil  y se entregaba a la familia de Salvador Frías Pino el expediente de sus últimos momentos de su padre. Ha sido una persona que casi ha pasado desapercibido por la historia de Alcalá y  su figura fue muy importante en el movimiento político de las clases populares de esta ciudad.
Nacido en 1888 en la ciudad de la Mota,  era de familia republicana, porque su padre, Juan Paredes, había sido concejal en la Primera República y , en los apenas dos años que se mantuvo aquella Asamblea Ciudadana, como se denominaba en las actas municipales, muy activo, transmitiéndole la ideología republica en una población dominada por el partido conservador.
  Gracias a las fotografías y a las descripciones de sus expedientes oficiales, era de tez morena, cara fina y una altura de 1.61. Como herrero, tenía su taller en una de las primeras casas de la calle Tejuela ( Abril  y , luego República) donde se encargaba del arreglo de muchos aperos del campo y otros  instrumentos  y herramientas del mundo agrícola ganadero;  había recibido los  primeros pasos de la enseñanza en aquellas escuelas oficiales, que se arrendaban en casas particulares y , en algunas ocasiones, se ubicaron en los claustros de Consolación y del Rosario, sabiendo leer, escribir y adquiriendo los conocimientos básicos de ortografía, cálculo, doctrina y materias básicas de aquellos tiempos. No quedó su instrucción en las simples destrezas escolares, sino que, en su adolescencia,  recibió, de  su propia familia, una  formación autodidacta en el campo de la política, pues desde el principio  se formó con los libros recibidos de Francia sobre el socialismo, como comentaba un sobrino suyo que visitó las salas altas de su casa y comprobó en su niñez algunos ejemplares procedentes de editoriales parisinas.
En su madurez, se casó con la alcalaína Mercedes Álvarez Canovaca, con quien tuvo dos hijos (Antonio y Esperanza). Todavía vive la hija Esperanza en la capital del Santo Reino, y el hijo  expandió su estirpe por tierras francesas tras la guerra civil. Salvador pronto se inició en la vida política en medio de una comarca completamente dominada por los partidos turnistas, sobre todo por el partido conservador representado por miembros de la tendencia datista. No llegó a tener mucho éxito  en los primeros decenios del siglo XX para alcanzar un cargo de concejal dentro de la candidatura socialista-republicana, porque se encontró con muchos impedimentos y restricciones para la difusión de sus ideales de tal modo que, en 1909, ya fue perseguido e  investigado por el juzgado de Instrucción,  por el hecho de que  estuvo relacionado con su militancia política republicana  junto con su padre Juan Frías Paredes. Fueron tiempos , en los que había nacido el Círculo Republicano de Alcalá la Real y los de muchas aldeas, y  se hizo una fuerte campaña contra ellos por el partido del poder, como manifiesta el propio cronista Guardia Castellano en el Libro de Notas para la Historia de Alcalá la Real.  Incluso , recibió una acusación judicial por sus ideas junto contra Juan Miguel Bermúdez,  Manuel Medrano, y   Francisco Moya Pérez.
 Fue  miembro fundador  de la S.O. de la  Emancipación de Oficios Obreros, sita en la calle Veracruz de Alcalá la Real,  ( años después quedó reconvertida en la S.O.  Unión y Defensa, que se mantuvo hasta el fina de la guerra civil en la capital jiennense), concejal del ayuntamiento alcalaíno en tiempos de los primeros años del Directorio Militar representando a los sindicatos ( UGT) junto con Pablo Batmala  en 1924 y 1925; ambos dimitieron sin llegar a los dos años;  posteriormente secretario de la Agrupación Socialista de Alcalá la Real hasta su disolución en los años treinta. Fue reelegido concejal alcalaíno representando la candidatura republicano socialista que triunfó el 14 de Abril , en la Segunda  República, ocupando el puesto de primer teniente alcalde del ayuntamiento alcalaíno, y, tras la dimisión del Pablo Batmala como alcalde,  los sustituyó en este puesto y ocupó el cargo de alcalde de Alcalá la Real  (1931-1933) que lo desempeñó hasta ser cesado, dos años después,  por el Gobernador Civil y ser elegido el candidato republicano liberal  Calvo Montañés. Formó, de nuevo,  parte como concejal del consistorio tras el triunfo  del Frente Popular en febrero de 1936, y ocupó, por esta misma fecha, el puesto de diputado provincial (1936).
Le tocó vivir los momentos  más difíciles de la guerra civil en la localidad alcaláina durante el periodo republicano  como presidente del Comité del  FP en 1936.Tras la toma de la ciudad por las tropas del coronel Muñoz en 30 de septiembre de este año, se marchó a Jaén, donde ejerció  de comisario político hasta finalizar la contienda civil. Al mismo tiempo, fue alcalde  o presidente del Consejo Municipal  de la zona republicana (1937-1939); dicho ayuntamiento sufrió varios desplazamientos de sede en Ribera Alta y La Hoya de Charilla  para acabar residiendo en la aldea de La Rábita.
            Participó activamente en todas las medidas de guerra con rigor y seriedad enfrentándose, incluso,  al delegado gubernativo de Jaén al que llegó a apresar, y defendiendo los intereses alcalaínos frente a las decisiones de las autoridades foráneas. En este tiempo, el Boletín  Oficial de Granada publicaba que se le incautaba todos los bienes de su herrería y vivienda personales.          
Fue fusilado y sepultado  en la fosa  548 del cementerio de San Eufrasio de  Jaén, acusado de ser el líder de los socialistas, Frente Popular  y  de todos los cargos que había ejercido anteriormente.



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