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domingo, 28 de noviembre de 2021

HOY EN LA SEMANA DEL JAÉN, LA GINETA

LA GINETA

Se celebra por esta fecha las efemérides del nacimiento del rey Alfonso X. Exactamente, el investigador Juan Ángel Pérez Arjona me recordaba que en el martes de la semana  pasada se conmemoraba  el 800 aniversario del nacimiento de Alfonso X el Sabio. Y lo relacionaba con las incursiones castellanas en tierras del Sur de la provincia de Jaén.  Este rey castellano estuvo en varias ocasiones en nuestra tierra y, a iniciativa de rey granadino, pactó la tregua de Alcalá de Abenzayde (1265), por la que el Castellano se comprometió a desamparar a los rebeldes musulmanes y Alhamar al pago de 250.000 maravedíes en concepto de parias y a ayudar a Alfonso X contra los musulmanes de Murcia, todavía sublevados.

Si es verdad que el pacto es importante, hay un topónimo de esta zona de frontera, que despierta mucho interés. Nos referimos al Cerro de la Gineta, que alinda con el río Palancares y el cerro de Malabrigo. Por el camino meridional, que parte del puente de la Media Luna del arroyo del  Velillos.  Pues relacionaban este término con la creencia de que la monta a la jineta fue un uso introducido en Al-Andalus a fines del siglo XIII por las tropas zenetes del Magreb al servicio de Muhammad I y encadenaban con el nuevo tipo de espada, más ligera, corta, y con una  empuñadura característica del repertorio armamentístico nazarí. Soler del Campo  demuestra  que la monta a la jineta se  introdujo ya desde época califal. Y lo fundamente en la confusión e inexacta interpretación del pasaje de la crónica de Alfonso X, donde se refiere que los caballeros enviados a Granada por Aben Yuzaf “fueron los primeros caballeros jinetes que pasaron aquen la mar después que el Miramamolin fue vencido [sic]. Simplemente  indica tan solo que fueron las primeras tropas relativamente numerosas llegadas a territorio andalusí después de la batalla de las Navas de Tolosa, y no que fueran los introductores de la monta ligera, la cual ya se conocía y practicaba desde mucho antes . Con esto, se desvincula el origen y la relación entre estas espadas y  la práctica de la  monta a la jineta.  Más bien, jineta recogió el nombre de los zenetes o ginetes, que dio nombre  a la espada. Este término “jineta” recoge esta tipología de arma en la documentación bajomedieval y moderna, se  mantiene en su denominación actual. Este recinto es testigo de la GINETA, que  no tiene nada que ver  con ningún animal equino  ni el juego de la caballería de los jinetes. Procede de las tropas que ayudaron al rey nazarí Alamar  en su lucha contra Alfonso X, eran los que se denominaban zenete o genetes y, se pasó  del Cerro de la Cabeza de los genetes o gineta, y, por deformación, la Gineta. Esta  tribu norteafricana introdujo esta espada más ligera que la castellana, de nombre gineta. El ejemplar más completo que nos ha llegado se encuentra la espada jineta de Aliatar, suegro de Boabdil, fallecido en la batalla de Lucena (1483)  y donde el monarca granadino, fue asimismo apresado.

Se ofrece una ruta de acceso, que se refresca con las aguas del arroyo Palancares, y, entre cortijos abandonados, alamedas y terreno árido, recorre un camino de ruedo a la Gineta, donde puede uno detenerse  junto a la mina de almagra y contemplar la  boca atiborrada de escombros y derrumbes, y un  túnel que se infiltra en el vientre  de la Gineta. Tras llegar a las faldas y entorno del cortijo de la Jineta, se asciende por una vereda en torno a las  faldas del cerro, donde se  topa en primer lugar con una cueva, un refugio de vigías y soldados de todos los eventos bélicos de este entorno. Recuerda  el pasado de la Gineta  partiendo de  un yacimiento del Bronce Medio y  Final, una zona de paso entre la Alta y Baja Andalucía y en el que aparece cerámica con superficies muy bruñidas, y con ónfalos, de color blanco  y decoraciones reticulares. Dentro de  la cultura del Argar, aparecen el asentamiento urbano, el avance tecnológico en la alfarería y la metalúrgica y la jerarquización de la sociedad con presencia de grupos aristocráticos, economía agropecuaria, y gran transformación de las costumbres funerarias como reflejos de cambios ideológicos y sociales. Las tumbas no son colectivas como las de las cuevas sino individuales existiendo diversos tipos de ajuar.  En el museo local, se muestran aleaciones del bronce  con poco contenido de estaño, fíbulas y lanzas puñales, alabardas Responde a un movimiento comercial que nace del Cerro de la Mora de Granada y de un comercio de prendas textiles dentro de la cuenca del río Frailes/ Velillos, es decir un movimiento  desde el interior de las Sierras Subbéticas con las tierras granadinas del Sur para salir al Mediterráneo, donde toman contacto. Pero, lo más importante en el Bronce final es la aparición de un desarrollo urbano en la Gineta, debido a la influencia orientalizante fenicia con murallas y casas.

Siguiendo por esta senda hay testigos de cerámica, restos de  muros, casas, alquerías hasta llegar a un olivar, desde donde se contempla la  necrópolis de la que dependían las villas romanas del exterior y donde se han  encontrado elementos visigodos como una hebilla colocada en una vitrina del Museo, que demuestra la ruralización del final Imperio Romano en villae potentes de su alrededor (Media Luna, Cequia…).

Se llega a la cima que rodea un escarpado tajo con elementos que sirven de muro o restos de amurallamiento. Es  poblado de difícil acceso y de fácil protección, cuyo recinto fortificado se reduce al sector más elevado o solo parte del asentamiento, que queda en manos de la mayoría de la población que son guerreros. Muestra una planificación preconcebida, con espacios comunes con calles de servidumbre y áreas de usos colectivo  para subsistencia de la comunidad. Los guerreros ejercían el control sobre los metalúrgicos y estos sobre los agroganaderos. Las casas eran ovales y rectangulares sobre un pequeño muro  una pared de barro  y adobe reforzado con vegetal., techos ramaje y suelos de tierra pisada; las  murallas eran incipientes o no existían Varios miradores  sirvieron para contemplar la entrada de Alcalá  la por la Peña el Yeso, las aldeas noroccidentales ( Santa Ana, Riberas…), Los Llanos, La Martina; otro mirador fija la vista hacia el sudoeste por la dehesa del Camello, los tres núcleos de Ermita Nueva (Cequia, Pilillas y Ventorrillo , con su origen e historia) entre campos de propios y cortijos de la ciudad; en otro mirador la vista se extiende la Dehesa, Cantera y aldea  Mures;  más cercanas, un mirador  explica el paisaje mediterráneo, la vía de acceso entre Malabrigo y Cerro Mulero.. Se comprende perfectamente que se descubrieran el tesoro hispano musulmán  de Ermita Nueva por Juan Ángel Pérez Arjona  y un asentamiento del homo neaderthalensis.

En el poblad o, los muros, y el  oppidum, se puede palpar el pasado íbero y romano, pero fue más importe su presencia en la época musulmana, fijándose  en la batalla de 1267 por  la toma de Alcalá la Real, y el asentamiento de los soldados granadinos que ayudaban al rey Alhamar.

En la bajada, se encuentran una Cruz blanca  en la que murió un soldado del ejército de Franco, el refugio y aprisco de las  ovejas y, a los pies de la Gineta, un refugio/polvorín de los soldados de  la Guerra Civil Española, porque aquí estuvo asentado un puesto de guardia que sufrió dos ataques de corregir fronteras en 1937.

 

 

 

 

 

 

 

 

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