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domingo, 7 de noviembre de 2021

EL DIARIO DEL RUTERO DESDE CHINARES A GIBRALQUITE

Veinticinco ruteros programados por Huerta de Capuchinos emprendimos la ruta, con frío mañanero, y en coches. Desde Plaza de Juan Carlos I nos acercanos a la antigua Fuente del Chinar, y nos esperaban Paco , Marí y otros ruteros. Visitamos la fuente como si fuera un rito de aportarnos fuerzas para la marcha, y expusimos el recorrido en torno a toda esta sierra que linda con tierras de la Cañada de Membrillo y de la Hortichuela y se pierde por Cerro Gordo, cerca del Portillo de las Carretas. Camino del antigo de la Cañada del Membrillo en dirección a La Hortichuela, pasamos por los antiguos cortijos de Antonio Moyano y Antonio Nieto, Varios monumentos a la piedra seca con eras  y destacaba el Cortijo de la Loma, Entre olivar y zonas veteadas de encinares un paisaje se nos abría con el horizonte de tierras del marquesado de Priego: esta ciudad trazaba su línea blanca bajo la Tiñosa y , más cercana Almedinilla. De una prolongada subida ,  el descenso fue descomunal  para pasar el arroyo del Gatunar y traspasar tierras de antepasados  familia Mesa, Fuentes Andrés Aguilera, familia López, Sánchez, las antiguas chozas de la Hortichuela, , los José Ruiz, Perez y  Moyano, una zona que llegó a tener incluso escuela en tiempos de los decenios de tiempos del entorno de la República y posteriores. Cerca del camino de la Zarza y ofeciendose toda la Sierra, por donde pasa en una ladera la carretera de las Peñas, nos adentramos por el andén de la carretera de local de La Hortihuela y Fuente del Soto hasta llegar a un camino interno de Cerro Gordo. Entre cerezos y un encinar residual llegamos a Gibralquite. Nos hicimos fotos. Contemplamos el tronco cilíondrico de la torre musulamana sesgado en toda su altura y quedano un tercio por su base, rodeado de todos los sillares de la antigua atalaya. Nos subimos y contemplamos desdes el la frontera castellana nazarí del Camello, el territorio de Nubes, el camino de Íllora y  todos los que conduce a Montefrío y Málaga, por el oriente el camino de Majalcorón   por oriente  todas las tierras del antiguo marquesado de Priego, La pantalla de la Sierra de la Cañada Membrillo nos guiñaba  y nos iluminaba el sistema de comunicación con la fortaleza de la Mota, Pedregales, que anteriormente las tuvimos a la mano y vista por el camino del Membrillo, la desaparecida Listán, la Dehesilla, Moraleda, el Castellón , la atalaya de Mures se divisaban y marcaban una red de comunicación del mundo de frontera. Bajamos entre olivos, y por el antiguo camino de las peñas llegamos a la Cruz del Portillo de las Carretas. Comentario de su marcado hito de itinerario para seguir por la cañada del Rosalejo entre un paisaje de encinar, piedra seca y cazadores de regreso,  contemplamos las huellas de los jabalíes y el camino recién arrecifado hasta llegar a Chinares contemplando la Mota que se asomaba entre el cerro de la Dehesilla y el  el cerro de los Caballeros. Contamos a su paso del cortio la leyenda e historia de la Cruz del Cuello y el Cerro del Águilar, que nos contaron vecinos de ascendientes de aquellaz zona, de la familia de José Jimenez, Moyano,  los Cano y Mesa. Al llegar a la Fuente de Chinmares,  parecía que habíamos encontrado el águila de la cueva del Cerro del Águilar, creyendo que habíamos llegado al  patio de las abluciones en  la fuente de Chinares que nos ofreció una agua, para algunos se presentaba incluso templada. Un gozo de jornada capuchina. 







ATALAYA DE GIBRALQUITE, GUADALQUITE, GIBRALQUITA O GUADALQUITA




Hace tiempo que me preocupó el nombre de esta torre, a la que algunos llaman Guadalquita o Guadalquite, y en mi cabezonería, siempre defendía que ya en los textos de Alfonso XI aparece el nombre de Gibralquite. En su libro de la Montería dice exactamente en el Capítulo XXVIII Tierras de Alcalá la Real, de Priego y de Rute LM- 28 Lista de montes ...
(1413) El monte del Atalaya de Gibralquite que es camino de Priego, que es rico es bueno en puercos en invierno y comienzo del verano. ...



En esta ficha de Castillos.net  SE DENOMINA Torre de Guadalquita

Referencia: J-CAS-101
Comunidad: Andalucía
Provincia: Jaén
Municipio: Alcalá la Real
Localidad: Alcalá la Real
Tipología: Atalaya, torre vigía, puesto de vigilancia
Última actualización: 23/10/2015

Situación
La torre de Guadalquita se encuentra sobre un cerro en el término municipal de Alcalá la Real, en la comarca de Sierra Sur de la provincia de Jaén.

Se puede llegar a la torre desde Alcalá La Real por la carretera A-335 en dirección a Montefrío. A unos 6,7 kilómetros ya se ve la torre a la derecha, pocos metros antes de llegar al desvío hacia La Hortichuela. Desde ese desvío se puede llegar a pié, cuesta arriba, en unos 10 ó 15 minutos.
Historia
Uno de los motivos que figuran en el escudo de Alcalá la Real, la llave, es una clara referencia al papel que la fabulosa elevación de La Mota ha conferido a Alcalá la Real. El valor estratégico de ser puerta entre el valle del Guadalquivir y la vega granadina ha sido aprovechado desde tiempos remotos. Los primeros vestigios de la presencia humana datan del Neolítico, en el III milenio a.C.. De la época romana hay también restos como los hallados en La Tejuela, de donde destaca sobremanera una estatua de Hércules, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional.

Durante la época islámica las ventajas de este enclave fueron aprovechadas al máximo, convirtiéndose Alcalá en una importante ciudad fortificada de Al-Andalus. En el siglo VII la ciudad fue fortificada, y en el siglo XI alcanzó su máximo esplendor bajo la autoridad de la familia Banu Said. Varias veces cambió de nombre, según el grupo étnico que la gobernaba, pero siempre estaba precedido por la voz árabe Qal'at, que designa a una población fortificada. Los dos primeros nombres con los que aparece citada en las fuentes son Qal`at Astalir y Qal`at Yahsub, y el último Qal`at Banu Said, clan impulsor de la cultura alcalaína y del que destacaron varios miembros en la literatura y la política. Además de esta fortaleza, la estructura defensiva se completaba con un gran número de atalayas, de las que se conservan unas quince.

Desde su primera ocupación por Alfonso VIII en 1213, las luchas entre granadinos y castellanos se sucedieron por el dominio de esta plaza. Fernando III y por Alfonso X la conquistaron, pero en ambas ocasiones volvió a ser perdida. La toma definitiva en el año 1340 por Alfonso XI, dejó a éste en puertas del Reino de Granada, y siglo y medio después los Reyes Católicos partieron de aquí para la conquista de la capital nazarí. El castillo de la fortaleza fue reconstruido en el siglo XVI.

Por todo ello no es de extrañar que el lugar se convirtiera en un importante baluarte cristiano, tanto que tras la conquista se fundó una Abadía de Patronato Real, con singulares privilegios. La ciudad gozaba de estatuto especial, y sus vecinos contaban con cartas y fueros con privilegios y exenciones de tributos. El deseo expreso del monarca hizo que la por entonces Alcalá de Benzayde cambiase de nombre por última vez y se llamara Alcalá la Real.

Los principios políticos, sociales e ideológicos de la cristianización no sólo transformaron el nombre, sino también la fisonomía de la ciudad, tanto sus espacios como sus edificios. Se ampliaron las estructuras defensivas y se erigió en el arrabal viejo la iglesia de Santo Domingo de Silos, patrono de la ciudad. Al mismo tiempo comenzó la construcción, sobre los cimientos de la antigua medina, del principal símbolo político y religioso de la nueva ciudad cristiana, la Abadía.

Tras la conquista de Granada en el año 1492 la ciudad entró en una etapa de apogeo y esplendor. El rápido aumento de la población hizo que las casas desbordaran los límites de la ciudadela y la ciudad se expandiera faldas abajo de la Mota, así como por las laderas del monte de las Cruces y el monte el Llanillo, en un proceso que continuó durante los siglos siguientes hasta el abandono total del monte.
Descripción
Se trata de una torre de origen cristiano de planta circular de unos 6 metros de diámetro, construida con sillares irregulares, que actualmente alcanza unos cuatro metros y medio de altura.
Estado de conservación
Se encuentra en muy mal estado de conservación, con considerables pérdidas de material en su estructura.
Propiedad y uso
Es de propiedad particular.
Protección
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Son muchas las descripciones que me he encontrado en el siglo XVI sobre tierras / censos, arrendamientos, venta) en la que siempre se cita GIBRALQUITE. Sirva de ejemplo esta de Gil Pérez Izquierdo que junto con su esposa Juana Hernández dejó de fianza en un censo que le prestó el regidor Pedro Serrano en 1560 ante Francisco Hernández. Para ello vinculaba su casa y “e veinte e dos fanegas de tierra GIBRALQUITE, término de esta ciudad,  linderas con tierras de Cristóbal López de Mejorada, Juan García e tierras de Gil López y el camino que va sobre ellas.
Y EN EL LEGAJO CALONJE, LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA LÓPEZ DE LA JURADA CITAN ESTA TORRE POR GIBRALQUITE.
En un documento de Bernabé Rodríguez, anterior de todos estos en 8 de noviembre 154 4 , se cita Gibralquite en el partido de campo de la Hortichuela, entre Juan López, esposa de Salvadoraa Jiménez, y Catalina González, mujer de Sebastián Bláquez, en la desmontar y roturar un pedazo de cinco o seis fanegas de monte. 



COMENTAM,OS TAMBIÉN 

ARTIDO DE CAMPO DE LA HORTICHUELA Y SUS AGREGADOS


No respondía la división administrativa de las aldeas en los siglos anteriores a la del territorio actual. Ni era la misma configuración geográfica, ni la delimitación de terreno. Respondía a un criterio de distribución y reparto administrativo para llevar a cabo la labor de los padrones y censos, lista y levas de soldados, servicios varios, entre ellos los religiosos. Se partía de caminos radiales que salían de Alcalá la Real hasta final  del término municipal y los límites con otros términos. Se valían  de las manillas del reloj comenzando por el del Palancares. El de la Hortichuela  y sus agregados partía del camino viejo de  Montefrío, desde el partido de campo de las Caserías que legaba a la Cañada del Membrillo, llegaba hasta las tierras de Montefrío, seguía por el camino de los Playeros y límite con tierras prieguenses y granadinas y  giraba por el Puente Suarez hasta llegar a la Fuente de la Encina y, de allí a la Cañada del Dornillo, incluyendo los Gayumbares, Pilas de la Fuente del Soto, la propia zona de la Hortichuela, algunos bienes de propios, Fuente de la Encina, Majalcorón, el Allozo y otros. Difiere con el actual  en algunos territorios. 
En su mayoría toda su gente se dedicaba al sector primario, no existía ni uno de oficios ni de servicios. Predominaba una nueva figura, la de los Labradores,  ( de dos tipos, jornalero arrrendadores de tierras rentistas de hidalgos y bienes religiosos y de propios, y  con bienes de algún cortijo propio, los menos); en segundo lugar so frecuentes los vecinos jornaleros que habitaban en chozones, cuevas y  casas de retamas, y vivían del jornal, alguna tierra arrendada y muy pocos con algunas fanegas;  las viudas suelen proceder de los labradores que mantienen el arrendamiento de tierras junto con la ayuda de sus hijos labradores.  No se puede confundir labrador con campesino, pues estos labradores son más bien arrendadores, que con el paso del tiempos se hicieron con propiedades de los cortijos que labraban o se turnaban el arrendamiento de los cortijos de los rentista y de la ciudad. 
Las viviendas forman un hábitat diseminado, aunque hay varias zonas que concentran algunas caserías o cortijos como las de La Hortichuela ( junto el camino de Majlacorón y cercanas al Portillo de las Carretas ),  y la Fuente del Soto. En la zona hay cortijos de rentistas foráneos de Alcalá , de hidalgos alcalaínos y de los monasterios trinitarios ( sobre todo ) y de las dominicas y e propios, uno denominado de Majalcorón y algunas tierras de los Gayumbares. Responde al repartimiento de reinados anteriores, sobre todo, los Cortijos de los hidalgos, que se transmitieron desde los primeros caballeros ( de Alfonso XI ), y otras tierras de repartimientos de tiempos de Carlos I y Felipe II. El terreno es de sembradura, monte y un pedazo de huerta en torno a la Fuente del Soto. La roturación de los campos y el asentamiento de los vecinos con su consiguiente traslado desde las calles del valle de la ciudad hasta estos nuevos territorios, logró que se formara el partido del campo desde el siglo XVII en adelante, aumentando la población con el repartimiento de tierras de Carlos III y las posteriores desamortizaciones y compra de terrenos por los nuevos labradores. Pero en el siglo XIX, ya existían nuevos partidos de campos y nuevos núcleos rurales. 

 Este es el caso de la Hortichuela, uno de los doce partidos de campo que recogía el diccionario histórico-geográfico de Madoz, simplemente un refrendo de aquellas divisiones administrativas de índole local para el pago de impuestos, guarda de montes y tierras privadas y comunales, reclutamiento y levas, y disfrute de servicios religiosos. Hace más de ciento sesenta años se componía de 103 casas en un hábitat de los más dispersos que comprendían el municipio alcalaíno. Citaba este autor los siguientes cortijos de tejaParreño, Portillo de las Carretas, Domínguez, Jabalquinto, Flores, Churro, Álamos, Laguna, Rincón, Retamales, Gayumbares, las Monjas, la Chinche, el Pedregal, Donadío, la Cuesta, Cadimo, Nuevo, Loma del Carril, la Memoria, la Reja, Carvajal alto, y bajo, Aguilerica, la Zarza, Citora, las Monjas, Cerro de la Cruz, Huertas, Fuente del Soto y el Hospital. Todavía no le habían alcanzado a este partido la roturación de los campos ni las consecuencias de los terrenos desamortizados con el repartimiento de las tierras comunales, dando lugar al nacimiento de muchas más viviendas rurales. Los nombres de los cortijos recuerdan parajes donde los labradores vivían como  Aguilera, Flores o Domínguez, o se resaltaba que labraban tierras de hidalgos, descendientes de los conquistadores de Alcalá o de hacendados de otros lugares que lo habían recibido de compraventa o por herencia como los granadinos Carvajales o Cadimo. Otros eran, tierras municipales que hacían referencia a tierras hoy de olivares y, en aquellos tiempos,  un monte bajo, lleno de la verde  retama o de la amarillenta gayumba,  y entre terrenos pedregosos. Y, no escaseaban los provenientes de las instituciones llamadas de las manos muertas, que luego se desamortizaron, cono los de La Memoria, las Monjas o el Hospital, -de seguro del Dulce Nombre de Jesús-. Y, en el resto de los otros cortijos, el accidente geográfico o motivo histórico artístico les dieron el nombre como las Huertas, La loma, la Cuesta o la Cruz.






Muy lejos están los años en los que este ministro decimonónico definía sus tierras como un terreno muy agreste, salvo el de las Pilas de la Fuente del Soto y sus cercanos, que se regaban con un venero de agua potable en una cantidad de unas de 28 fanegas. Incluso calificaba lasas tierras de este partido en general por endebles, y sólo una pequeña parte de bastante buena calidad. Eran tiempos en los que todavía se resaltaba la importancia de su monte alto y bajo, donde se encontraba algún que otro viñedo. Para mejor comprender aquella tierra, hay que partir que el hombre de estos parajes tan sólo disfrutaba de un molino harinero, llamado de Suarez, pero tan escaso de a g u a, que solo en el invierno podía moler. Y para llegar a esta tierra, desde Alcalá, bajando por la Ladera de Montefrío, a través del camino del Cañuelo, se dirigían los labradores a aquellas tierras por la Cañada del Membrillo y a través del portillo de las Carretas se adentraba en la zona de la Hortichuela. o se podía subir al cerro de la Torre, un mirador sin parangón para contemplar las sierras subbéticas, desde la Tiñosa hasta el santuario de la egabrense Virgen de la Sierra. Un paraje marcado desde tiempo inmemorial por dos torres y una fuente citada hasta por el Libro de la Montería de Alfonso XI. Las torres debieron ocupar un sitio privilegiado:  una, la de Gibralquite, prácticamente seccionada en la base. Se erguía en el lugar estratégico, para controlar a los playeros que venían de Montefrío; la otra, la de la Solana, sin más rastros que el círculo de la cimentación de sillería para otear los movimientos de los vecinos de las tierras de Priego, convertida en baluarte y trinchera de la Guerra Civil. La fuente, en otro tiempo llamada del Obispo y hoy de Chinares, que, a modo de Guadiana, mana agua en la parte superior y reaparece conforme se acerca a la parte baja de la Cañada del Membrillo


























 

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