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viernes, 8 de octubre de 2021

EN ALCALÁ INFORMACIÓN






 SOBRE PALOMAS Y PALOMARES

 

Actualmente, no es un asunto baladí la presencia de las palomas en recintos urbanos. No lo ha sido nunca. Para bien o para mal, se les ha sobrestimado su valor con el empleo de las palomas mensajeras o con la producción de abono procedente de su excremento para usos agrícolas. Ha inquietado su proliferación por ser reproductoras de diversos tipos de enfermedades y atentar el medioambiente y la urbanidad, según comentan otros.  Y no ha sido esta problemática exclusiva del siglo XXI, ya  que en anteriores  tiempos la comunidad columbina  preocupaba a personas particulares en sus viviendas, a las autoridades públicas en su conservación de los edificios, donde suelen refugiarse en los  chapiteles, torres, campanarios, áticos de viviendas, mansardas y tejados, incluso se les reservan unos receptáculos para alojamiento de palomas con el nombre de palomares. Recuerdo un tiempo en el que fueron letales para los templos alcalaínos-y sigue siendo-, rompiendo travesaños, tijeras, puentes de armazones y tejaroces y espadañas de muchos templos de Alcalá, lo fueron en el majestuoso chapitel de la misma Iglesia Abacial de la Mota.

Recientemente, varias comunidades han manifestado sus quejas ante la presencia de colonias palomeras en sus edificios y la proliferación de estorninos, mirlos, vencejos, gorriones y golondrinos en las arboledas de las plazas y en los tejados de los grandes bloques de pisos. Al mismo tiempo, el medioambiente les reserva un plan preventivo  y de protección, y se ejecutan medidas para paliar todos estos inconvenientes. Unas, con acierto, y buenas intenciones; y otras caen ante la desesperación de verse irresueltos estos asuntos por esta colonia tan abundante.

Viene esto a cuento de una sociedad que concertaron Manuel Castro y una serie de consortes con motivo de la Observancia que había de guardar algunos aficionados de sus palomares. Lo hacía  en 18 de mayo   de 1756 ante el escribano  José Gutiérrez  y  este encabezaba  la lista de un grupo de hidalgos, junto con don José Serrano de Contreras, don Alfonso Briz, don Francisco Díaz de Arjona,  don Pedro Billoro, y  don Pedro Ruiz de Arias,  que  se consideraban aficionados y trataban de la diversión de las palomares, y los hacían para evitar las diferencias que  habían tenido entre ellos y por regular todos los pleitos los sueltos  y en esta diversión, tomando las medidas en común y para aprobarlas de acuerdo con estas norma de régimen, buen gobierno  y observación al amparo de un juez fiscal. Desde la primera, que trataba de los veinte días antes que se llevara a cabo la suelta, y de la  junta de los que disponían palomares parea echar suertes  del lugar , hasta la décima  que trataba del juez o fiscal para revisar palomares, hacer cumplir las normas, con  el cobro de seis reales y el resto de lo que se recaudare de penas se le pagaría al comisario o los comisarios de la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, se regulaban las penas de los incumplimientos, las señales y el número de los palomos, la alimentación de las palomas de suelta y de los palomos, el tiempo de la suelta, el hembramiento o diversión, los entornos de los plomares y tejados, el número de palomos y palomas en los palomares, las red de captura y enjaulamiento en días señalado y  curiosidades como la de que todos los que soltaren hembra  debían soltar los palomos  bien celosos,  y estar  sanos,  y sin lesión alguna ni alebrada, y que la paloma pelada no había de tener defecto alguno que le impidiera el vuelo, como tener ala lastimada  o alguna quebracía de suerte que no pudiera usar de su vuelo, horario de apertura y cierre de palomares de  la suelta y de sus alrededores, su limpieza, y castigo a los que dispararan tiros y piedras a los palomos.

Se frecuentaban los palomares alcalaínos en las torres, cámaras, azoteas y miradores de las antiguas casonas y en las nuevas villas y quintas de los hacendados y labradores. Un claro ejemplo es la Casa de Alonso Rubio, que se reconstruyó en el arrabal de la Trinidad por los años cincuenta del siglo XX. Allí, levantaba un artístico y artesanal palomar en consonancia con la Casita de las Muñecas de la mano de la familia de albañiles Mesa Lozano, Domingo, padre e hijos. Recientemente se ha rehabilitado para uso público este bello rincón con el nombre de Jardines de la Trinidad. No tiene palomas, y estas proliferan en la ciudad. También, en la extensa geografía hay concursos ornitológicos, protectores del mundo palomero, federaciones deportivas, y las palomas mensajeras han sido sobrepasadas por el Wasatch, Istagran, y las redes sociales. Se busca compartir el medioambiente con este mundo palomero. Eso escuchaba muchas veces durante este verano.

 

 

 

 

 

 

 

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