Hoy, hemoe hecho esta ruta 27 ruteros capuchinos. Y hemos emprendido la marcha desde la ITV, hacia el cortijo de los Pedregales, contemplamos el del Cabo y otros más modernos. Y por una camada subimos a la Torre de los Pedregales. "<
Es una torre de vigilancia o atalaya en precario estado de conservación, destruida en gran parte por razones naturales y por intentos de expoliación. Presenta planta circular y un perímetro aproximado de 16,50 metros. Su entrada es en alto a 5,6 metros de la superficie y resulta en un arco cuyas dovelas aparecen perfectamente trabajadas. Conserva dos saeteras que se disponen en los vértices de un triángulo que conforman éstas con las puertas. Constructivamente consta de una base rellena en su interior por piedras y yeso y enlucida al exterior por sillares semiirregulares que se entrelazan con una argamasa de barro. Sobre esta base aparece un segundo cuerpo en el que se ubican los vanos antes mencionados y en cuyo interior se realizó la función para la que fue creada. Es un monumento BIC.
Allí nos retratamos en grupo.
Nos dfirigimos a Chinares. Y estuvimos en su fuente. Regresamos por carretera y camino. Contemplamos vistas preciosas de Alcalá, Sus tajos. Charilla. Torre de la Dehesilla.
Y finalizamos contemplando Cerro Pineda, Albarizas, Fundo, Cortijo Bermejo, Cortijo de los Pedregales, y todo el territorio de las Caserías....y desde Pedregales, se asomaba Priego de Córdoba, y la Tiñosa.
Dimos un folleto con datos sobre cortijo de Pedregales y otros cortijos de la zona, y e
AS CASERÍAS, PUERTOLLANO Y ANEXOS EN EL CATASTRO DE LA ENSENADA
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Si hubiera que destacar, como auténtico un partido de campo del municipio alcalaíno, este sería el de las Caserías de San Isidro. Se extiende desde el camino de Chinares hasta el de Puertollano y el que sube a la Camuña formando una extensión rural, que linda con el Fuente Álamo, Hortichuela y Charilla. Romera y tradicional, dispersa y variada, cortijera y ventera, mar de olivos y encinar en las cumbres, barrancal y terrenos alomados, villas rusticae y roturas de la Edad Moderna, tierras de los conquistadores de Alfonso XI y heredades de dotes conventuales, cortijos de propios y comunales, privado y de manos muertas. Ningún santo mejor podría presidir estos predios que el madrileño San Isidro en la casería de Aranda, luego agregada en tiempos del patrón Pedro de Biedma a la fundación del abad Moya, cuyo escudo blande en su fachada principal con sus cuarteles que recogen el linaje de los Arjona y Fernández de Moya; y así lo hace desde el siglo XVIII, cuando sustituyó el nombre de Caserías de la Moraleda por el de San Isidro. No es de extrañar que un miembro de la familia de los Aranda legara la donación de un anterior repartimiento cortesano por sus servicios con la Corona, levantara un oratorio en su casa de campo y colocara en su altar al esposo de Santa María de la Cabeza de la localidad. invita a acudir a su romería del quince de mayo por su cercanía en la festividad isidrill.Han pasado muchos desde que Madoz en su Diccionario Histórico Geográfico definía sus 57 viviendas con estas líneas “ no se encuentran reunidas en un punto formando un cuerpo de población, esparcidas por el partido”. Lo que sí es cierto que, desde hace 150 años, las caserías eran su esencia y presencia. Entre ellas sobresalían la de la ermita, Trueba, Morón y Marrón. O, en forma de grandes cortijos, muchos desaparecidos, como los de la Fuente la Negra, Chinares, Pedregales, Loma, el Palio, el Pósito, la Manca, Ánimas ( por eso de pertenecer a una de las pocas cofradías que pervivieron tras la desamortización de Carlos IV), Fuente del Alfoz, el Encinar, El Fundo, Bermejo ( deformado en ocasiones como Mermejo) Cañada Honda, Juan Cruz, Albarizas, Cierzos, Mimbres, Hospital , de Aranda los dos Puertollanos ( el alto y el bajo), el Villar que era el de los Ballesteros ( desgraciadamente desaparecido recientemente con la destrucción de su fachada modernista) y el de la Jurada. Ya abundaban las casas de campo, de menor entidad, en los tiempos de la segunda desamortización, y se multiplicaron hasta mediados del siglo XX, hoy convertidas en casillas de aperos o de vivienda residencia, e, incluso, algunas en casas de turismo rural. No hay que olvidar la concentración urbana que se produjo y se mantiene alrededor de la Venta Fantasía a lo largo del camino de Priego con su escuela y nueva ermita dedicada a la Virgen de Fátima.
Si se analizan sus nombres, se remontan a tiempos romanos, con los topónimos del Villar Alto, Bajo y los Villares; a tiempos musulmanes con el claro testigo la Fuente del Alfoz aludiendo al cortijo propio de la entidad territorial,- y varias atalayas que se espacian por estas tierras ( la de los Pedregales, la Jurada, la Camuña, el Dañador, entre otras) que recorrieron los conquistadores en las jornadas cinegéticas; la frontera se hace presente castellanizando los residuos léxicos de los anteriores cortijos con nombres como los Ballesteros, o añadiendo el de su propietario conquistador como los Aranda o los Jurada. Dejaron huellas instituciones religiosas como las fundaciones, memorias, mayorazgos, cofradías, instituciones benéficas como el Hospital del Dulce Nombre de Jesús, o Fundo. Pero es lógico que la presencia de la Edad Moderna y Contemporánea se hace presente con los nombres de Marrón, Trueba, o Juan Cruz. Y, sobre todo, las características de sus suelos son las definiciones más importantes de estos terrenos que lo son blancos e impermeables a los tiempos de sequía como las albarizas, resistentes al frío por el viento septentrional en los cierzos, y si lugar a duda, las repoblaciones de arbustos y arbolado de encinas, allozos, y mimbres. El agua escasea, pero, por estas tierras nació el arroyo del Guadalcotón en la Fuente la Negra, y destacan por sus aguas el pilón del Chinar con sus bebederos y pilas, la muy arcana Fontanilla, el de las Caserías o de San Isidro por debajo de la ermita y el del Ayozo.
lpartido de las Caserías.
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