Me apostillaba mi madre, cuando era
pequeño, o increpaba a un familiar y amigo con las frases “parece que tienes
azogue”, “tienes azogue” y , muy frecuentemente
“tienes el mal de azoque”. Con esta última, le daba una cualidad
negativa al azogue. Nunca nos inquietábamos por el significado de esta
expresión, pero la escuchamos muy repetidamente. Y competía con otras como
“eres más nervioso que el rabo de una lagartija”.
Nunca reparábamos en aquella palabra
mágica que interrumpía en normal comportamiento del cuerpo humano. Y, en un
documento del escribano Juan Gutiérrez de Rueda de tres de enero de 1589 (Legajo
4812, folio 282) supimos el alcance de aquella expresión . Se trataba de un
contrato de una tendera y el abastecedor del azogue y solimán en todos los territorios
de España. Este había recibido esta merced real de Felipe II de Diego de San
Pedro, tesorero de estos dos elementos en Castilla y Portugal y se lo entregaba
a mercaderes que negociaban con ellos. En el caso alcalaíno con el mercader
granadino Pedro Núñez, que debía abastecer a la tendera alcalaína María de
Salazar, viuda de Santiago de Villavasco, y a sus dos hijos. Se comprometía a
aportarle cada año durante un trienio 25
libras de solimán y 5 de azogue, al precio de 36 reales la libra de cada
uno de los productos. Ella y sus hijos se obligaban a venderlo en sus tres
tiendas y en los cortijos.
Importancia
debió tener el anterior documento. Pues el azogue y solimán eran unos productos
muy apetecidos y valorados para muchos fines. El azogue se relacionaba y
coincidía con el mercurio y ya lo empleaban hasta los griegos con el término «hydragyros», que significaba «agua» y «plata» ,
un metal líquido que escondía la clave de la piedra
filosofal. También fue usado mucho tiempo por alquimista y sombrereros locos, a
los que provocó muchos problemas de toxicidad.
Fue descubierto en concreto, ya con este nombre en 1. 490 por un
fabricante de tinas de madera esloveno, por una cosa que brillaba en el agua,
era el mercurio, el azogue. Junto con la mina de mercurio de Almadén aquella
mina de Idrija (Eslovenia) compartieron
la primacía en la explotación de este mineral.
Como algunos destacan de la azogue “
Su interés radica no sólo porque es el único metal que se encuentra en estado
líquido a temperatura ambiente sino porque durante siglos los alquimistas
creían que era un ingrediente básico para conseguir la piedra filosofal, la
sustancia capaz de transformar cualquier metal en oro, curar enfermedades y
conceder la inmortalidad”. Frente a su carácter curativo, se encuentra el
lado nocivo, por su toxicidad, ya que como solimán, al integrar parte de este
nuevo producto servía para curtir las pieles que empleaban los sombrereros que
fabricaban sombreros de fieltro y recurrían a este producto que, sin darse
cuenta, lo inhalaban y dañaban sus neuronas, No es de extrañar que surgieran
personajes de este órfico como el Sombrerero Loco del Alicia en el País de las Maravillas de Lewis
Carroll. La patología a la que daba lugar era una dolencia caracterizada por
temblores, cambios de personalidad, irritabilidad, nerviosismo y depresión.
Este arabismo que se refiere al mercurio y que los alquimistas y médicos utilizaban para preparados medicinales y como
motivo ornamental, tenía como derivados
el bermellón, y el solimán ( Este se producía a partir del azogue y se
utilizaba para el curtido de cueros). A partir del siglo XVI, el mercurio se
convierte en un bien con gran valor por su utilidad en la amalgamación del oro
y la plata que provenían de América. Almadén se desarrolla como un importante
centro minero-industrial, que contribuyó a la explotación de las riquezas
traídas del Nuevo Continente y que, aunque fuera indirectamente, favoreció la
extensión de la presencia española en América. Se sabe que durante los siglos XVI y XVII la mina se
arrendó a los banqueros alemanes Függer (Fúcares, en el lenguaje popular
español) para pagar los préstamos concedidos a Carlos I para los gastos de su
coronación y que esta familia de banqueros introdujo en Almadén numerosas
innovaciones tanto técnicas como organizativas, que dieron por fruto el
incremento de la producción y la obtención de buenos beneficios tanto del
azogue como del solimán. La mayor parte del azogue producido, se enviaba a
Sevilla, desde donde se embarcaba a América. Ni qué decir de la importancia
de esta mina y el mercurio hasta la actualidad.
Pero volviendo al solímán es otro arabismo sulayman, proveniente
de un latinismo adaptado sublimatum , sublimado corrosivo, cosmético hecho a
base de preparados de los polvos del mercurio. Jayme Boy en su Diccionario lo
define como "Preparación
química, cuya base el mercurio ó
azogue; es de dos clases, el sublimado corrosivo, y el sublimado dulce. El
primero es uno de los más violentos venenos y, por consiguiente, los
Mercaderes, Drogueros ó Especieros deben procurar tomar todas las precauciones,
para no venderlo ni entregarlo sino á personas conocidas, y según las leyes
vigentes en la materia. Se compone de azogue, cinabrio, espíritu de nitro, de
vitriolo, y de sal marina decrepitada, reducido todo a una masa blanca, y
brillante por la calcinación en los vasos sublimatorios. Es preciso escogerlo,
muy blanco, y brillante, ligero y poco compacto. A mas del sublimado, que se
hace en España, viene bastante de Holanda, Venecia y Smyrna; este último es el
peor, y se sospecha que lo hacen con arsénico, así es, que es más pesado que
los otros, y presenta muchos espejos, esto puede servir para reconocerlo; para
cerciorarse más, es preciso echarle algunas gotas de tártaro destilado ó
frotarlo con sal de tártaro; si se vuelve amarillo es bueno; si ennegrece es
preciso desecharlo.
El sublimado dulce, es lo mismo que el corrosivo, pero
se corrige por medio del mercurio dulce y reducido a masa blanca, cristalizada
en agujas duras y brillantes, a fuerza de pasarlo por el fuego repetidas veces
y por diversos matraces de vidrio. Para quitarle toda su malignidad, es preciso
dulcificarlo tres veces a lo menos. Viene también de Venecia y Holanda; para
ser bueno debe ser blanco, brillante, formando pequeñas agujas duras, que
probado en la lengua sea insípido, y reducido á polvo, tire á un color
amarillento".
El solimán cayó en desuso y ya los
recogía la Real Academia en su DRAE como
cosmético. Del solimán no hemos encontrado algún
dicho que perdure actualmente. Pero del azogue abundan “ Este
muchacho no se puede estar quieto ni un
segundo, parece que tiene azogue”. Su etimología árabe es evidente al-zawq (mercurio). Y está claro que la persona intoxicada por
este metal sufre ataques de pánico, palpitaciones, o alucinaciones, de modo
que la expresión "ser un azogue" con
un significado similar sea recogida por la DRAE. No es de
extrañar que estos elementos se elevaran al terreno literario con obras de novelas de intriga, como de e China
Miéville, «El Azogue». 0 la homónima de Neal Stephenson, «Azogue». E incluso hubo el disco de Marea:
"El azogue".
Creo que relacionado con el bullicio y
hormigueo de los recintos comerciales , antiguamente se conocía como azogue el mercadeo.
Resultado de ello es la
multitud de calles y plazas que reciben el nombre de "del Azogue".
No
creíamos nunca que el azogue fuera de
sangre azul, pero la Corona ni sus súbditos la emplearon como privilegio. Al menos, mi madre no comprendía este valor y
significado . Niño, tienes azogue, Sorpresas que da la vida.
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