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miércoles, 5 de mayo de 2021

EL POZO DEL ALTOZANO

  Hemos tratado en otras ocasiones sobre el Pozo del Altozano. En primer lugar  la palabra  altozano alude, según la DRAE  alude a un Cerro o monte de poca altura en terreno llano. Si nos  adentráramos por  estas escalinatas principales, al lado derecho del actual camino de entrada, de  las Entre puertas, se sube al pozo del altozano. Podríamos comprobar el esqueleto de un barrio con que  ha desapare cido.

Se sabe que hubo un revellín o coracha  por la zona del Alcázar de la Mota , con el nombre de barbacana que protegía el denominado pozo del Altozano o de la Conquista. El revellín hace referencia, según el diccionario arquitectónico militar a “ un avance triangular exento de una muralla para defender mejor algunos puntos estratégicos de la fortaleza”.Y “. Por su configuración triangular semejante a la del baluarte , en contextos faltos de precisión revellín 


Cerca de las cuevas, pasando por la Puerta del Arrabal, una `puerta de hierro con un arco apuntado, introducía a un bosquecillo de pinos, que ocultaba todo  el Arrabal Viejo. un arco apuntado de sillería y abierto a la muralla que desciende desde el Albaicín hacia el oriente. Austero y sencillo, encamina por
un nuevo sendero al Jardín de la Mota, que linda con los cimientos de la Mota, y donde pueden contemplarse las cuevas horadadas en la misma roca, reutilizadas por diversas civilizaciones desde bodegas en el siglo XVI hasta gallineros en el siglo pasado, antes de que fuera recuperadas mediante una gran labor de limpieza que se realizó por los años noventa del siglo XX. Algunas cuevas se encaraman en la roca hasta acceder a la parte alta de las Entrepuertas; otras se transforman en minas que alcanzan el barrio superior, como la contramina de la casa del zapatero Rosado que prolonga su pasadizo hasta el pozo de la conquista. Hasta muy avanzado el siglo XVI, no fue sino un lugar reservado para solares entre peñas y no urbanizado, que fue conquistado por la ciudad mediante el levantamiento de muros y adarve de entrada a la ciudad desde el piso alto del Pósito .
En tiempos del Mioceno, donde el mar de Tetis campaba por todos estos rincones, a los diversos movimientos sísmicos y elevaciones de terrenos por estas tierras, los sinclinales y anticlinales, así como las huellas de las oquedades del mar que coadyuvaron a formar alojamientos de cámars y viviendas y pasadizos gracias a la mano humana. Parándose ante de un olivo que circundaba una cruz de la estación de la primera caída, en la boca de la cueva,   el final de un pasadizo, se constata con un pozo ciego que aparece a las primeras de cambio.  Debe remontarse   a  tiempos de conquista, seguro, y con algunas reformas importantes. Tenemos datadas las que hicieron al pozo del altozano por el maestro de obras de Jaén Eufrasio López de Rojas, por los años cuarenta del siglo XVIII.






Esta calle oculta predomina en otros castillos y fortalezas. Era la forma de comunicarse los del alcázar y ciudad fortificada con los otros barrios para pasar por ellos los  mantenimientos, también para - comunicación de misivas y, sobre todo, en nuestra localidad para abastecimiento de agua. Esta mina de acceso y pasadizo que baja de la torre de la torre del Homenaje, está envuelta en la leyenda y la historia. Jugó un papel fundamental en la conquista de Alcalá la Real. En el mes de diciembre de 1340, las tropas de Alfonso XI.
llevaron a cabo la toma,según los  cronistas y el poema del Alfonso XI: 
Castellanos con plazer
combaten a la redonda; 
el buen rey mando fazer 
una cava grande e fonda,
 Pero siga, siga.
Habían   ocupado el Arrabal Viejo y se disponían a conquistar la ciudad fortificada. Para ello cavaron en la propia roca esta mina de acceso al pasadizo natural que comunicaba la torre principal, con el pozo y la salida de la última muralla del recinto amurallado. Son muchas las leyendas por estos arrabales, pero la principal, transmitida a los vecinos de generación en generación con múltiples variantes, es la de la Mora Cava, que ya le he comentado.

Estaba claro que el problema de la ciudad fortificada era el del abastecimiento de agua, tanto público como para los hogares. Varios pozos se encuentran en el recinto comprendido entre los alrededores de la segunda muralla y la torre del Homenaje. En el subsuelo, una extensa mina soterrada se prolonga desde la actual plataforma de recibimiento, hasta un pozo por debajo de la última muralla. Se encuentra sin excavar y debió ser muy socorrido porque hay referencias de su caudal hasta el siglo XIX para abastecer el barrio de San Juan y el entorno del convento de las madres trinitarias, donde bajaba a la fuente de las ablucines que vinos hace poco. Este abasteció a través de una canalización de la calle de la Zubia el pilarejo de la placeta de San Juan a partir del siglo XVI, y en el siglo XVII, el propio monasterio trinitario.
El segundo pozo se descubrió recientemente a la entrada de la contramina, tallado a la roca, del que se tienen noticias que abastecía a todo el barrio de Santo Domingo de Silos.
Por un document FINALES DE SIGLO y otras escrituras este pozo estuvo relacionado con el Pozo del Altozano. Curiosamente se hippotecó en favor de Miguel Raxis, el artista hermano de Pablo de Rojas, por parte  de Bernardino García de Mazuela que le había comprado un asno , y  puso como fianza  de los ocho ducados del importe del trato el propio asno y su casa, que situaba en el Pozo del Altozano, lindera a la casa de Luis de la Peña y Aparicio López de Moya, del que sabemos que tenía sus casas en el barrio de Santo domingo de Silos Legajo 4782  folio 231, 10 de marzo de 1590) . 
Bajo tierra, se avanza sujetándose en las maromas que sirven de barandilla de esta contramina y se dirige a un rellano, donde contemplan varios soldados cristianos y musulmanes y algunas máquinas de guerra de asalto de las ciudades. En otro, se recoge los versos del poema del rey aludiendo a la conquista tras envenenar los pozos con perros muertos y quemar los cimientos de la torre albarrana. Y lo leen:
Los crisitanos la cegaron,
de tierra la inchían,
bestias muertas echaron 
e perros que mal fedían.
 En todo este pasadizo, se muestra que la piedra ha sido tallada, y se  han teñido de la negritud las marcas de las lucernas y candiles. De pronto, saludan a la mora Cava, de cartón rodeada de cántaros simulando la leyenda. Y, tras un cambio morfológico del pasadizo, como si se encontraran en una cueva submarina, sin el agua, se adentran con la ayuda de una escalera metálica, en un nuevo tramo del pasadizo. Se llega al tercer pozo, llamado de la Conquista.
    Hay quien dice que ambién es conocido por Pozo del Altozano  y , que han rebautizado por el de la de la Conquista. 
Se recoge claramente que estaba situado en el Arrabal Viejo en muchos documentos. Su origen se remontaba a tiempos anteriores a la Conquista de Alcalá la Real, pero era objeto de su mantenimiento por el cabildo municipal, quien lo protegía con medidas y reformas constantes. Como hemos dicho, ugó un papel estratégico este sistema de abastecimiento fundamental.
So la torre fue ardida
la leña con el sarmiento;
la torre fue cayda
biuen acerca del  cimiento.
Si nos remontamos a época árabe, está claro que los súbditos de Banu Saidl acampaban en un arrabal semipúblico de alquerías y con numerosos huertos plantados por las laboriosas manos musulmanas. Pero sus vecinos, tras la conquista cristiana de este barrio, se habían refugiado en el recinto de la fortaleza de la Mota. Resistían al duro cerco impuesto por las tropas castellanas, pero los víveres se iban agotando y sobre todo el agua, que escaseaba en sus aljibes. En un consejo de sus vecinos con el alcaide musulmán, acordaron bajar de forma secreta y durante en la oscuridad de la noche a través los pasadizos secretos a los pozos de las afueras del recinto amurallado. La más osada fue una joven, de nombre Cava, porque estaba acuciada por la enfermedad de su madre, que necesitaba urgentemente el agua para calmar la sed de su elevada fiebre. Bajó varias veces, burlando a centinelas y puestos de guardias. Cierta noche, los guardias la confundieron con un fantasma envuelto entre sus túnicas y a la siguiente le lanzaron una saeta que clavó el turbante con su velo en el tronco del árbol
Debió  surgir aquella leyenda.
La cava llegó un día
a una buena cisgerna
que la villa mantenía,
de agua llena yazía llena.
Esta  galería, en realidad, es un conjunto de pasajes subterráneos utilizados con el triple objetivo de comunicarse con el exterior, de abastecer la ciudad en tiempos de asedio y de defender la zona del Castillo de la fortaleza de la Mota a lo largo de la Edad Media, momento crucial para proteger cualquier manantial, fuente, pozo o alumbramiento.
Se pueden distinguir varias partes del
recorrido y trayecto. En primer lugar, se observa el trayecto inferior, que fue la contramina que realizó el rey Alfonso XI. Se adentra por la vivienda anclada en la roca del zapatero Rosado y, bajo el antemural, se llega al subsuelo del barrio del Albaicín; este trazado presenta, a su vez, varias partes del pasadizo interior bien diferenciados. Pues, al principio, transcurre desde el arrabal Viejo  de Santo Domingo y atraviesa la actual muralla; continua por la parte de trayecto de mayor extensión abovedada naturalmente y donde comienzan a surgir algunos antros y recovecos hasta alcanzar la zona de Entrepuertas, junto a la Puerta de las Lanzas en la casa de un antiguo alhorí abacial, denominado la Casa de las Décimas Abaciales. A continuación, el recorrido se orienta hacia el pozo de la Conquista, sin apenas pendiente; ilustrado con paneles de la mora Cava. Aquí acaba la contramina.
Se pasa  de   un pasadizo natural, de acceso algo áspero, al  tramo  que se dirige hacia la parte alta del cerro,  desde la torre del pozo, de ahí el nombre de Pozo del Altozano.
Se camina un poco más por unos peldaños hechos sobre la roca, con unos escalones para polifemos y al pasar, por una cueva ambientada en forma de cámara. Y se sube  al tercer trayecto, se encuentra en la parte superior, que se adentra en la roca debajo de la Torre del Homenaje y asciende de forma vertiginosa hasta alcanzar la base de la misma por medio de una estrecha escalera
iluminada de pequeños ventanales que sirven de mirador de la nueva ciudad de Alcalá la Real .
A través del recorrido de la mina y Pasadizo,  podía  contemplarse el sedimento geológico de la roca y efectos de los movimientos sísmicos producidos en su interior, formado por oquedades, escondrijos, grietas y el contraste entre la labor tallada de los primeros tramos frente a los más naturales de acceso al barrio del Albaicín, donde hay un estratégico mirador de la ciudad y su entorno comarcal.
Se salen un momento del pasadizo, cerca del brocal del pozo  y contemplan desde esta excelente atalaya todo el  término municipal. Otean desde el camino de Jaén hasta el de Granada, la singular orografía de la Martina (1558 m.) el pico más alto del partido judicial y las sierras de Noalejo y Valdepeñas, así como el contraste entre el mundo del olivar y los campos de cereal, la ciudad nueva de Alcalá con sus monumentos, su trazado a lo romano, las almenaras de su contorno, la aldea de Santa Ana y el paraje de los Tajos, Llanos y cerro de San Marcos.
Siguiendo por el último tramo del pasadizo a través de unas escaleras talladas en el interior de la roca, se accede a la salida de una antigua torre anterior a la majestuosa Torre del Homenaje. A través de su recorrido, pueden ver la ciudad de Alcalá la Real. 
Se relaciona esta Ciudad Oculta con los conquistadores cristianos, que fueron avisados de este pozo por un pastor musulmán prendido por el adalid Pascual Sánchez. Buena obra poliorcética bajo tierra. A este lugar había que acceder utilizando la técnica de orientación de alidadas, ya que había que cegar el trayecto al pozo para sabotear a los moradores del recinto fortificado. Los musulmanes, valiéndose de la naturaleza de sus oquedades, lograron llegar a este pozo.
Pero parece nuevo. Pues fue posteriormente profundizado y reconstruido, como se denota.



Con una altura de 30 metros, como elemento fundamental para el abastecimiento de su población. Por eso, este Pozo de la Conquista se consideraba esencial para la toma de la Mota y era protegido por una torre albarrana.   Los conquistadores cristianos lo consiguieron en 1341, porque este pozo se destruyó con el relleno de animales muertos, al mismo tiempo que se derrumbaron los cimientos de la torre de modo que su acción resultó esencial para la rendición musulmana.

Se llegan a último peldaño y  por el adarve, se contempla el Albaicín bajo sus pies, una serie de cimientos de un damero de un barrio de servicios, tiendas artesanales, hospital y alhoríes. 
Cuytado fue el alcayde
e dixo con gran pesar:
"¡Ay, Alcalá de Aben Zaye,
ya no puedes escapar!" 

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