Con la divulgación del origen alcalaíno de Pablo de
Rojas, se ilustró por aquellos tiempos sobre la familia de este ilustre
imaginero. Su madre Catalina González,
engendró una numerosa prole, que encabezaba Gaspar nacido en 1529 y bautizado
el 31 de marzo del mismo año, Curiosamente, en su testamento, aparece como
Gaspar Sardo mientras algunas de sus hermanas ya se denominaban Rojas, y no era
el caso de Pablo Sardo. Se supo posteriormente que el primer
hermano no se ejercitó en las artes de la pintura ni de la escultura,
sino que se entroncó en el arte de la
música. Pues se hizo sacerdote y fue sochantre de la iglesia parroquial de Priego. Por lo
tanto, no llegó a casarse. Al desplazarse a la ciudad cordobesa, no abundaron
los documentos referidos sobre su persona, pero se comprendía que la presencia
artística de los Raxis y de su hermano Pablo de Rojas proliferara en las iglesias de esta villa Subbética. Sin
olvidar que algunas hermanas y sobrinas
se afinaran en esta tierra.
Este sochantre destacó en el canto de los diversos cultos de la liturgia católica de la parroquia prieguense. Ante Alonso Gutiérrez, en primero de octubre de 1561, aparece como sochantre contratando un préstamo o censo 8.000 maravedíes (la cuota anual 570 maravedíes), y siendo fiado por el mercader Alonso López de Antequera, relacionado con el mundo de estos artistas. Y ya sabíamos algunas de sus propiedades: una cas principales en la cerca de la villa de Priego, lindera con las casas de Hernán Martínez del Moral y las de Francisco del Olmo, criado del prior, un huerto que encontraba dentro de los callejones de Priego, Lindero con el de Domingo Hernández Cobo y huerta de Alonso García el Rubio, una aranzada de olivar con catorce olivos grandes y el resto pequeños, linderos con viñas de la memoria de Gregorio Moreno y de Bernabé Ortiz en el pago de los Prados y por la hondonada por el camino real. En el documento aparece como testigos su hermano Miguel Raxis, Alonso Castillo y Juan Cano[1]. En 18 de septiembre de 1578 compraba por 42 ducados unas casas en el Bahondillo, linderas con casas de Simón Pérez y propias de Alonso de Padilla y doña Luisa, siendo testigo su padre ante el escribano Francisco Jiménez.
Decíamos que en 1580 compró una casa en el Arrabal de Priego y adquirió algunas
propiedades a lo largo de su vida con la herencia paterna y los peculios de las
prebendas sacerdotales. Y consistían en un huerto, u n olivar y un
cortijo en la Nava de Priego, con el valor de 200 ducados.
Legó todos ellos a su sobrina María de Rojas, hija de su
hermana Ana de Rojas.
Sabemos la fecha de su muerte el 21 de octubre de 1593 y fue
sepultado en la Iglesia Mayor de la Asunción de Priego, donde dejó una memoria
en la que destacaba que se le dijeran por su alma 32 misas, se le extinguiera
de los estipendios eclesiales, y reserva de
5.593 maravedíes para las obras de Santa María, de la San Francisco, San
Pedro, San Antón y Virgen de la Cabeza[2].
El nombre de sochantre proviene del chantre, que como se
define en el diccionario era “, dentro de
la Iglesia católica, es el nombre de una dignidad
eclesiástica dada dentro de algunos cabildos de colegiatas.
Es un cargo que designaba al maestro cantor o del coro en los templos
principales, especialmente en las catedrales.
En algunos lugares, este término hacía igualmente referencia al sochantre que regía el coro gobernando
el canto llano. Este cargo también existía dentro de algunos monasterios,
encargándose además de organizar las procesiones de
los clérigos y conservar los libros en ausencia de bibliotecario. Debía vestir con capa e indumentaria especial y portar la batuta o bastón
cantoral de maestro durante el cumplimiento de sus funciones. Su equivalente en
las sinagogas sería
el Hazzán. Etimológicamente, procede del francés
chanteur», y este del latín cantorem, acusativo de cantor.
La primera aparición del término en castellano está
recogida en la Primera de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio:
Chantre tanto quiere decir como cantor, et pertenesce á su oficio de
comenzar los responsos, et los himnos et los otros cantos que hobieren á cantar
también en las procesiones que fecieren como en el coro».
De ahí la palabra Sochantre que (proviene de "So´sub " debajo y "Chantre") era a el siguiente cargo por debajo del Chantre que debía elegirle, nombrarle y remunerarle. En ocasiones también es nombrado como Chochantre. En tiempos antiguos, además de como auxiliar del Chantre, solía encargarse de la enseñanza del canto a niños y capellanes. Como es lógico, al desaparecer el coro abacial y solamente usarse en momentos solemnes por fiestas importantes. El sochantre se mantuvo en algunos lugares, entre ellos en Alcalá la Real, y como dice este documento, en Priego. Su presencia se mantuvo hasta los años sesenta del siglo XX. Uno como monaguillo de Santo Domingo de Silos recuerda la figura luenga y erguida (que se fue encorvando con los años), lo vimos incluso vestido de sotana y roquete ampulosos hasta la rodilla, tocando el armonio de las iglesias con sus sarmentoos dedos. y entre una voz ronca y , carrasposa y de un bajo profundo sonaban los responsos de todas las misas y exequias funerales, con un latín macarónico de pronuciación ecesiastica.
Con la cruz de guía parroquial aquella escena del féretro en la puerta de la iglesia, las campanas tocando a entierro, y el sochantre con el Dies Irae dies ille me causaba un temblor en mis piernas que me aliviaba y me disipaba mi compañero de diaconado tomando a guasa el canto con esta versión “Cinco, duros, cinco duros, eso sí que son seguros…” No comp`redíamos aquel responso del himbo de las tinieblas. Ni el mismo sacristán... que socarronamente me susurraba por debajo cuerda dirigiéndo la vista a la comitiva funeraria "APORTA INFELIZ". Aquel personaje fue miembro de una saga artística, se llamaba Juan de Dios Gámez. Y yo pude descubrir con misaños de latines en los seminarios de Baeza y Jaén, y luego en la Universidad de Gran ada. Aquel engendro de mi sacristán: AD PORTAS INFERI. Ante las puertas del infierno, ¿Quién no iba a pagar los estipendios?
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